6-Infierno y boda
Los cuatro corrían por los pasillos para llegar a tiempo pues ninguno de ellos quería que el asesino de Jeremy se quedase con la vida de Astrid y regresase como si nada al mundo de los vivos. Richard los guiaba y gracias a eso podrían llegar a tiempo, o al menos eso esperaban porque el tiempo se agotaba.
—Por aquí—iba señalando el hombre mientras por dentro maldecía que fuese el camino tan largo por los malditos pasillos.
—¡Allí están!—escucharon una voz hablar cerca de ellos.
Unos guardias estaban a pocos metros listos para capturarlos. Richard se colocó enfrente de su familia para protegerlos. Ellos poco a poco se fueron acercando.
—Aún necesito guiaros—dijo él.
—¿Qué camino tomamos?—le preguntó su hija a su padre en un susurro.
—Os perderíais...—respondió el hombre, no encontraba una solución a ese problema.
Los tres estaban ya cerca de los cuatro cuando Tn pasó como un rayo por el lado de Richard y embistió a uno de ellos mientras con sus piernas arrastró a los guardias. El cuarto fue agarrado del brazo siendo arrastrado al suelo. El chico se puso a golpearlos para evitar que se levantasen pues no podría contenerlos demasiado tiempo.
—¡Marchaos!—exclamó el chico mientras evitaba que se pusieran en pie—¡no podré retenerlos eternamente!.
—¡Vamos!—Richard tomó de las manos a su familia y echaron a correr.
—¡Espera, no podemos abandonar a Tn a su suerte!—Astrid corría por el pasillo.
Antes de cruzar la puerta, volteó unos pocos segundos atrás suyo. Vio al chico forcejear con ellos ganando así un valioso tiempo que necesitaban.
Por su lado, al ser un vivo no podían matarlo ni nada, pero Tn fue arrestado. O eso pensaba pues al cabo de unos pocos segundos se vio suelto y a los guardias en el suelo inconscientes. No podía creer la suerte que tenía, había hecho eso en un momento para salvar a Astrid de un destino horrible como era entregar su vida por la de un asesino.
Al mirar al culpable de que estuviera sano y salvo, vio a Beetlejuice.
—¿Me has salvado la vida?—preguntó Tn sorprendido por la actitud de éste.
—Eh, a veces yo puedo ser buena persona—respondió con una sonrisa.
—¡Astrid!—exclamó—¡tenemos que ir a evitar que Jeremy obtenga lo que quiere!.
—¡Vamos por aquí, conozco un atajo!—abrió un agujero en la pared.
Los dos entraron por él y continuaron avanzando hacia la zona de oficinas. El chico pensaba en todo lo ocurrido hasta el momento y el maravilloso reencuentro que había tenido Astrid con su padre. Había cosas que no había podido decirle a Astrid, y no, no era que estaba enamorado de ella y que deseaba ser su pareja. Sino algo mucho más profundo.
—Oye, me gustaría preguntarte acerca de algo...¿sería posible...?—cuando el ser escuchó la petición del muchacho esbozó una sonrisa.
—Oh, el amor...yo conozco ese sentimiento...¿sabes no?—preguntó arrancándose el corazón y haciendo que el chico por poco vomite—bueno, no eres la primera persona que lo rechaza.
—¿Es posible o no es posible?
—Si, ¿pero estás seguro de ello?, es decir...no te ofendas pero...llegar a ese punto...
—Hazlo—el ser de cabello verde se detuvo y le hizo firmar en un momento con unas gotas de sangre. Beetlejuice le dio la mano y le dijo que seguramente no se arrepentiría por ese negocio.
—Muy bien, pero primero salvar a tu muchachita.
Mientras tanto, Lydia junto a su ex marido e hija corrieron y tras unos cuantos minutos más, llegaron hasta las oficinas donde vieron a Jeremy saludarlos con una sonrisa pues su pasaporte había sido sellado por completo.
—Hemos llegado demasiado tarde—Richard se maldecía a sí mismo por haberles fallado.
—No puede ser—Lydia abría los ojos y Astrid sintió una punzada de dolor en su corazón.
—No lo hemos conseguido—la joven miró a su madre.
—Yo no diría eso—escucharon cerca.
Cerca de ellos vieron a Tn apoyado en la pared con una sonrisa y comiendo una manzana.
—¿Qué quieres decir?—preguntó ella. El chico les hizo mirar.
Jeremy abrió el pasaporte sellado que le abría las puertas al mundo de los vivos de nuevo cuando descubrieron que el oficinista era nada menos que Beetlejuice. El sello le mandaba a la mierda y entonces el ser tiró de una palanca.
Bajo los pies del chico se abrió una trampilla por la cual cayó fue directamente al infierno. Al caer se vio como poco a poco se consumía por las llamas del lugar haciendo que cumpliera con la condena que se merecía por ser un vulgar asesino que había acabado con la vida de sus padres de una manera tan espantosa.
—Se terminó—decía el chico antes de ser abrazado por Astrid.
—¡Tenéis que iros!—exclamó Richard—¡ahora, antes de que lleguen de nuevo los guardias!.
El hombre los fue guiando por los pasillos que tenían extrañas formas, éste conocía una escalera que llevaba al cementerio cercano de la iglesia donde Lydia tenía la boda con Rory. No muy lejos se escuchaban el sonido de los pasos de la policía por los cascos y botas que portaban.
—¡Ahí está!—señaló el hombre a una puerta.
Tras abrirla, se encontraron con las escaleras. Richard se abrazó fuertemente con su hija y su ex mujer con cariño por última vez.
—Permaneced unidas, por favor, yo os estaré viendo—dijo con una sonrisa.
—Richard...—Lydia tenía los ojos vidriosos.
—Os quiero mucho...y a ti muchacho, gracias por ayudar a mi hija—le dio la mano a Tn.
—No ha sido nada—respondió él.
Luego, subieron las escaleras y cerraron la tumba de la cual salieron. Nada más salir de esa cripta, sentir el aire fresco y ahora ya a salvo...se dejaron caer de rodillas pues a pesar de no haber estado mucho tiempo allí abajo, la realidad se sentía como una eternidad.
Astrid volteó a ver a su madre pues todo el miedo que había pasado salió a flote mediante lágrimas.
—Mamá...—susurró ella emotiva.
Madre e hija se abrazaron con fuerza mientras lloraban de emoción y se miraban la una a la otra ante la cara feliz de Tn de ver que todo había salido bien. Él ahora se sentía más cansado, no había parado de correr en todo momento.
—Ni Indiana Jones ha tenido una aventura así—pensó colocándose mejor su sombrero.
—La boda...tengo que llegar a tiempo—comentó Lydia.
—Genial—dijo Astrid quien recordó que había aceptado casarse esa noche—Tn...—le miró—gracias...—la voz suave no hizo otra cosa que enamorar todavía más al chico.
Pudieron llegar a la puerta de la iglesia donde en la entrada se pararon un momento a hablar con Rory ya que estaba muy nervioso y dijo que había visto a unos seres con cabezas reducidas salir corriendo.
—Necesito unos minutos para...acicalarme—dijo ella nerviosa y con una sonrisa forzada.
—Claro, lo siento...han sido unos días muy duros—el hombre le señaló el cuarto de baño donde podría lavarse un poco la cara y quitarse el sudor. Él fue al altar a esperar el momento.
Astrid y Tn se quedaron allí parados un momento.
—Menuda aventura eh—comentó el chico.
—Si...una aventura que no olvidaré...y todavía no puedo creer que haya besado a un asesino—el chico se sorprendió un poco por esa confesión, pero no le molestó.
—¿Qué se siente besar a un muerto?—preguntó él en tono burlón ganándose unas risas por parte de ella.
—Eres un idiota
—Un idiota vivo—hizo el ruido de tambor ganándose unas carcajadas.
Aunque el chiste fuese malo, la realidad era que toda la tensión iba desapareciendo poco a poco haciendo que ella necesitase reírse por ello.
Lydia miró por el espejo a su hija reír...hacia tanto tiempo que no la veía de esa manera que sintió una calidez en su corazón. Los miraba y le recordó a ella cuando se enamoró de Richard...ahora sabía que había muerto, pero que todavía las cuidaba y observaba...viendo como avanzaban en la vida.
Tras suspirar, se miró al espejo.
—Supongo que es hora de que yo también pase página...—susurró con una sonrisa forzada antes de salir y caminando hacia al altar. Astrid y Tn iban detrás de ella, mirándose con una sonrisa enternecedora.
En ese momento se escuchó un sonido cerca del altar.
Continuará...
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