Capítulo 28: Todo es real
TAYLOR
No tengo ni idea de si habré hecho bien en estar aquí. Era evidente que Emma quería estar sola, pero me preocupé por ella y aquí estoy desde hace un rato. Escondido fuera de su casa.
Agradezco que aún no me hayan descubierto sus padres o algún vecino, porque sería extraño explicar por qué estoy aquí escondido si solo quiero saber cómo se encuentra.
Debí haber esperado a que responda uno de los mensajes que le envíe. Además no soy muy amigo de los gatos, pero al parecer uno de ellos no lo entiende. Le he dicho en varias ocasiones que me deje solo y sigue aquí.
–Por favor, ¿no tienes una familia que alimentar? No sé, quizás algún ¿gatito? –le hablo al gato que sólo me observa
–Estás mal si crees que ese gato te responderá. Que yo sepa los animales sólo hablan en películas, quizás también en algún libro
Me da algo de vergüenza que Emma me haya pillado hablándole a un gato, aun así intento que no se note.
–Ya lo sé, si el gato me respondiera saldría corriendo de aquí y no volvería por nada del mundo
– ¿Ni siquiera si yo te lo pidiera? –pregunta divertida
–Lo pensaría... sé que tal vez no querías que viniera aquí, pero sólo quiero saber cómo estás. Aunque si no quieres decírmelo, está bien. Me puedo ir
–A veces puedes ser muy tierno
Emma se acerca a mí y me abraza. Así que supongo que no fue una pérdida de tiempo venir hasta su casa y esperarla en el patio.
Nos quedamos abrazados un momento hasta que ella me suelta y me da la mano, entrelazando nuestros dedos. Ese gesto ya es tan normal para nosotros que es como si lleváramos años haciéndolo y no solo unos meses atrás.
– ¿Adónde iremos?
–A mi habitación Taylor. Tienes suerte de que mis padres hayan salido con Jo. Y por Connor no te preocupes, tampoco está en casa. Aunque puede llegar en cualquier momento, así que es mejor que nos apuremos.
Caminamos hasta llegar a la puerta y en silencio entramos a su casa hasta llegar a su habitación. En cuanto llegamos lo primero que hace es ponerle pestillo a la puerta.
–Ahora sí, estamos solos
–No ha cambiado nada desde la última vez que estuve aquí –digo observando las paredes de nuevo -¿enserio Emma? ¿Tienes un poster de ellos? –digo mientras señalo un poster de esa banda llamada The Heartbreakers a la que fuimos a ver
–No es cualquier poster, está firmada por cada uno de ellos –se defiende ella –además hay que admitir, que sí están guapos
–Como sea
–Oh, vamos. No creo que esos sean celos, ¿verdad Tay?
–Para nada. Yo jamás he sido celoso, ni siquiera cuando llegó Jesse a mi vida. Bueno, tal vez mienta... Me puse celoso de él en más de una ocasión y tal vez lo hice llorar en más de una oportunidad. Ahora que lo pienso tal vez no fui el mejor hermano mayor con él. Aunque en mi defensa, era un niño
–Vaya, así que tú también tienes un pasado oscuro, ¿no? En los libros que lee Diane, el protagonista casi siempre tiene un pasado oscuro y por eso se comporta pésimo con la protagonista
–No diría que tener celos de mi hermano sea un pasado oscuro, además nosotros nos conocemos desde niños Emma. Y no he tenido grandes problemas
–Eso es verdad, sólo que no eras de tener muchos amigos ni salir a fiestas
–No me siento muy cómodo en las fiestas. Prefiero jugar videojuegos o ver maratones de películas
–Agradezco que hayas venido a verme, no lo esperaba pero estoy feliz de que vinieras –dice luego de un momento de silencio
–Bueno, no respondías a mis mensajes y quería asegurarme de que estuvieras bien –puedo bromear con ella todo lo que quiera, pero a la hora de expresar mis sentimientos apesto
–Hoy me enteré que Zack sí me engañaba, pero con Ashley... Ella dijo que fue a una fiesta, se emborrachó y que al día siguiente despertó a su lado, pero no sé si creerle... por eso no quise ir enseguida contigo, se lo conté a Diane y estuvimos en su casa. Aun lo estoy procesando todo
–Lamento mucho que te hayas enterado de eso, imagino lo difícil que debe ser para ti –me acerco a ella y me siento en su cama, junto a ella. Quiero que sepa que estoy ahí para lo que necesite
–La verdad es que me siento fatal, no sabía nada de esto y Zack armó todo un numerito en el que la besaba porque sabía que yo los miraría y luego Ashley se dio cuenta y caminó enfurecida hacia mí. Y lo que es peor es que ya no le creo nada, no quiero nada que tenga que ver con ella. Los quiero lejos a ambos de mí
–Me gustaría poder hacer algo para que estés mejor
– ¿Sabes? Tengo la idea perfecta –dice ella un poco más animada
(...)
No creí que su idea consistiría en hacerme otro retrato, aunque ya me había mencionado que estaba practicando unas técnicas y que quería que yo fuese su modelo.
Así que estoy sentado en su cama, mientras ella me dibuja sentada frente a su escritorio. Debo admitir que me halaga que quiera dibujarme, no me considero un chico feo, pero tampoco soy un modelo o alguien especialmente atractivo como para que alguien insista tanto en querer hacer un dibujo de mí.
–No te muevas
–No me moví
–Sí lo hiciste, por favor mantente lo más quieto que puedas. Quiero que salga bien
Vuelvo a intentar estar lo más quieto posible y observo de reojo como continua dibujando
(...)
– ¿Te gusta? Creo que ha quedado mucho mejor que el primer intento –dice ella orgullosa de su trabajo
–Es casi como si me estuviera mirando en un reflejo. ¡Es impresionante! No entiendo cómo lo haces –observo el resultado final alucinado. La verdad es que tiene muchos detalles que a veces incluso yo paso por alto, como aquellos lunares que a simple vista no se notan, pero que forman parte de mí
–Es uno de mis muchos talentos. Me alegra que te haya gustado
–Quiero tomarle una foto
–Puedes hacerlo, porque está claro que el dibujo me lo quedaré yo
Saco mi celular y le hago unas cuantas fotos al dibujo para tenerlas guardadas. Emma es realmente talentosa y aun me cuesta creer que me haya escogido a mí para su muso de alguna forma.
Una vez que guardo mi celular en el bolsillo del pantalón, vuelvo mi vista a Emma. Aun no estamos saliendo de manera oficial y aun me estoy acostumbrando a la idea de lo que ella me hace sentir.
En algún momento uno de nosotros se debe haber acercado al otro, porque cada vez estamos más cerca. Hasta que ya no aguanto esta distancia y la beso.
Intento que el beso sea lo más lento posible, quiero deleitarme con cada segundo de él, como si fuera la primera vez que nos besamos. Llevo una de mis manos a su mejilla y la acaricio.
Cada movimiento de su boca contra la mía hace que vaya perdiendo el razonamiento de a poco. Lo único que sé es que quiero besarla hasta agotarme.
–Creo que no te haces una idea de cuánto me gustas –dice ella observándome con nuestras respiraciones entrecortadas de fondo
–Créeme, me hago una idea. Después de todo, yo estuve esperando fuera de tu casa un poco más de media hora sin saber si podría verte –respondo divertido
–Es cierto, puede que tú estés más loco
–Puede ser, pero valió totalmente la pena –respondo antes de darle otro beso
–Taylor, ¿qué se supone que somos ahora?
Su pregunta no me toma por sorpresa, de hecho yo también lo he pensado mucho estos días y ya tengo mi respuesta.
–Bueno, creo que ambos ya hemos dejado en claro que nos gustamos. Así que la idea de ser amigos o amigos con beneficios queda descartada. Tengo el presentimiento de que lo que siento por ti va mucho más allá de un simple me gustas. Estoy enamorado de ti, Emma. No quiero seguir negándolo, es ridículo. No tengo ni idea de cuando empecé a hacerlo, pero se siente tan bien que quiero seguir haciéndolo. Así que mi plan es que sigamos conociéndonos y saliendo a más citas. Así que, ¿quieres salir conmigo, princesa?
Emma me observa unos segundos en silencio, seguramente procesando aun todo mi discurso. Ni siquiera tenía pensado en hablarlo ahora con ella, pero como surgió el momento tuve que improvisar. Me siento algo nervioso mientras espero alguna reacción por su parte.
– ¿Enserio acabas de decirme todo eso o estoy soñando?
–Emma...
–Porque si es cierto, acabas de hacer la mejor declaración que alguien me haya hecho en la historia de las declaraciones. Y por supuesto que me encantaría salir contigo, finalmente podré mirar mal a cualquier chica que intente coquetearte
–No creo que eso pase muy a menudo –respondo divertido
–Eso es lo que crees, lo que pasa es que no te das cuenta. Entonces... ¿estamos oficialmente saliendo?
–Sí, estamos saliendo. De ahora en adelante eres mi novia –digo sintiendo una emoción difícil de explicar en el pecho
–Y tú eres mi novio. Debemos celebrar este momento tan importante, ¿no crees?
Y antes de que pueda responderle, siento sus labios sobre los míos y sé que debo de tener una inmensa sonrisa justo ahora. Emma es mi novia y jamás imaginé lo feliz que estaría de que esto esté pasando realmente.
Ya no debemos fingir nada, porque todo es real.
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