Capítulo 26: La primera cita
EMMA
No sé bien que esperar sobre nuestra cita. Porque por una parte estoy muy emocionada y por otra estoy algo nerviosa.
¿Quién pensaría que yo estaría nerviosa por salir con Taylor? Así es, nadie que me conozca.
Además es absurdo, puesto que estuvimos fingiendo salir frente a los demás y bueno... hemos hecho otras cosas. Cómo todo lo ocurrido en la fiesta sorpresa de Ben.
Aun así creo que esto por alguna razón es diferente.
Tal vez sea el estrés universitario y puede haber influido en que ahora tengo una amiga menos a quien contarle mis cosas. Detesto pensarlo, pero extraño a Ashley.
Sé que no se comportó como una amiga lo haría, pero la extraño y seguro que si ella estuviera aquí me molestaría por estar nerviosa por esta salida con Taylor.
–Bueno Emma, sólo somos nosotras –digo mirándome al espejo
Intento pensar a donde me llevara Taylor, porque así sería más fácil buscar un conjunto que combine, pero él ha decidido hacerse el misterioso y no decirme nada.
La última vez que lo vi fue cuando su madre me invitó a quedarme a comer a su casa y nos sumimos en un silencio incómodo. O al menos lo fue para mí, porque la señora Layla no dejaba de hacerme preguntas, mientras que su esposo me observaba de vez en cuando y dijo que esperaba que no lo hiciéramos abuelo tan pronto.
No sé qué tienen los padres con hacer el mismo comentario siempre. Desde esa vez, no pienso volver a la casa de Taylor.
A medida que se aproxima la hora en que la que él vendrá a buscarme, termino escogiendo un vestido sencillo. Y encima me pongo una chaqueta para el frío.
–Estoy lista –digo con una sonrisa mirando el reflejo
En cuanto escucho golpes en mi puerta y luego la voz de mamá, doy gracias por estar lista a tiempo, lo último que necesito es que Taylor diga que me hago de rogar y cosas así. Seguro en cuanto me vea, lo haré cerrar la boca. Luzco genial
–Emma, tu novio vino a buscarte –dice mamá divertida
–En primer lugar, Taylor no es mi novio...
–Aun, ¿no es así? Pero seguro pronto saldrán. Layla me dijo que lo vio salir muy arreglado. Así que te acompaño hasta la puerta.
Dios, que nuestras madres se lleven tan bien me pone algo nerviosa. Seguro ahora mamá le dirá que vino a buscarme y parecerán como las típicas señoras chismosas de las películas.
Yo tomo mi bolso y enseguida me dirijo a las escaleras y escucho los pasos de mamá tras de mí.
–Mamá, por favor... compórtate –pido antes de abrir la puerta y ver a Taylor
Vaya, debo admitir que se ve muy bien. Mejor que bien, en realidad.
Aun así lo primero que digo al verlo es:
–Te ves bien cuando te bañas
– ¡Emma! ¿Dónde dejaste tus modales? –dice mamá horrorizada ante mi comentario
Taylor nos observa unos segundos divertido, y luego responde con tono más serio:
–Vaya... yo también me alegro de verte Emma. Buenas tardes, señora Smith
– ¿Puedo tomarles una foto? Seguro se verán muy bien –dice mamá sacando su celular
–No, ya vamos muy atrasados –intervengo yo, pero cuando volteo a verla, ya está sacando las dichosas fotos, que seguro luego le enviará a la madre de Taylor
–Lucen encantadores. Ya pueden irse. Taylor cuida a mi hija, ¿sí? Me cuentas si se porta mal...
–Muy bien, hasta luego mamá –digo tomando del brazo a Taylor para sacarlo de ahí cuanto antes
Lo suelto una vez que estamos fuera de su auto y lo primero que me dice es:
– ¿Enserio acabas de decirme que me veo bien cuando me baño? Creí que serías más espontánea para tus cumplidos, princesa. Así no me vas a lograr conquistar
–Y si mal no recuerdo tú dijiste que yo te gustaba. Así que no tengo que conquistarte, ya lo hice... Me alegra ver que los rasguños son menos visibles y que tu ojo esté mejor –digo en cuanto lo observo con más detenimiento
–Sí, bueno. Es lo que hay. Creo que mejor ya nos subimos al auto, me da la sensación de que tu madre nos está observando por la ventana
Conociéndola seguro eso es lo que hace.
–Tienes razón
(...)
Durante todo el trayecto en auto soy la encargada de escoger música. Taylor no está especialmente hablador y yo me encuentro algo nerviosa. Así que agradezco tener algo que hacer.
–Hemos llegado –anuncia Taylor
Su voz me hace levantar la cabeza y fijarme en donde estamos. Es uno de los restaurantes más caros y exclusivos de la ciudad.
– ¿Será aquí? Porque no es necesario...
–He escuchado que tiene buena comida y me gustaría comprobarlo, ¿o quieres ir a otro lugar?
–Es un buen lugar –aseguro
–Genial, entonces vamos
Me bajo del auto y llevo mi bolso conmigo para poder ayudarlo a pagar luego la cuenta. Lo cierto es que ya he venido antes aquí, con mi familia y es un buen sitio. Aunque estar aquí con Taylor se siente muy diferente.
Cuando entramos al restaurant, enseguida nos guían a una mesa que ofrece una buena vista a las calles que por la hora no es tan concurrida.
Nos entregan el menú, pedimos nuestros platos y luego nos quedamos en silencio.
–Aún no me dejas dibujarte –digo para romper el silencio
Taylor ahora me observa con más atención y estoy casi segura de que le ha hecho gracia mi comentario
–Supongo que ese dibujo no es para una tarea, de lo contrario hubieras sido más insistente
–Tienes razón, no es para una tarea. Pero quiero mejorar mi técnica dibujando rostros. Es un poco difícil y no me sirve una fotografía, a veces no son capaces de captar todos los detalles... necesarios
–Te puedo ayudar a que mejores tu técnica, pero dudo que quieras volver a mi casa. Al menos que quieras volver a ver a mi madre y sus folletos –termina diciendo divertido
–Aprecio que nos esté... orientando. Pero creo que ya tuve suficiente. Y si aceptas ayudarme, podrías venir a mi casa. Claro que tendrías que esconderte bajo la cama –digo recordando la vez que lo hizo
–Sí, porque sigo manteniendo mi postura sobre que no arriesgaré mi vida saliendo por tu ventana
–Sí que eres aburrido
–Y aun así has dicho que te gusto, ¿o me equivoco?
Sus palabras aunque son ciertas, me dejan sorprendida y creo que a él le pasa lo mismo. Estamos sentados frente a frente y no hay manera en la que pueda esquivar su mirada, así que lo acepto. Nadie me envío a abrir mi boca, yo lo dije porque quise.
–Sí, eso es cierto. Seguro la Emma de hace unos meses preferiría vestirse con ropa de temporadas pasadas antes que admitirlo.
–Eso es todo un logro viniendo de ti, me siento orgulloso
–Ahora dilo
– ¿Qué diga el qué? –pregunta confundido
–Admite que yo te gusto
–Me gustas Emma, ¿feliz?
–Muy feliz, ¿sabes? Creo que empezamos todo muy mal. Recién ahora estamos teniendo nuestra primera cita luego de todo lo que hemos... hecho –aún tengo muy reciente lo ocurrido en la cabaña.
–En un inicio sólo te ayudaba, ¿o ya lo olvidaste? Y según tus propias palabras sólo nos dejamos llevar
En eso le doy la razón, fue idea mía y no estoy para nada arrepentida. De hecho me armo de valor y dejo mi mano posarse casualmente en la suya.
En ese momento llegan nuestros platos y para mi sorpresa Taylor empieza a comer con la única mano que tiene libre para no soltar la mía. Así que yo también pongo de mi parte e intento hacer lo mismo.
–Debemos de parecer dos idiotas –dice él divertido
–Yo jamás parezco idiota. Me veo bien haciendo lo que sea –replico de inmediato
–Cómo digas, princesa
Entonces en el restaurant ponen una canción que me gusta y enseguida me levanto
– ¿Qué estás haciendo? –pregunta Taylor luciendo incomodo
–Es una de mis canciones favoritas, vamos Tay baila conmigo
–Esto no es una fiesta, es un restaurant. Están todos sentados a nuestro alrededor
–Por favor, sólo serán unos minutos y los demás están tan ensimismados en sus conversaciones que ni siquiera notarán que dos jóvenes están bailando
Veo que Taylor pareciera luchar con esta difícil decisión, pero consigo que se levante. Y cómo es una canción lenta no le queda de otra acercarse a mí y juntos empezamos a movernos al ritmo de una bonita canción que habla sobre el amor.
–No me puedo creer que enserio estemos haciendo este ridículo –dice en voz baja
Sé que hay unas cuantas personas observándonos, pero no creo que nos echen por esto, así que no me preocupo tanto.
–Eso es porque en el fondo te pareció una gran idea
Taylor no replica y con el pasar de los segundos lo noto mucho menos tenso que antes. Y una vez que acaba la canción, lo beso.
Es un beso muy corto en los labios, pero me pareció apropiado para agradecerle que haya aceptado pasar este momento de vergüenza conmigo.
Y luego de eso, vuelvo a mi asiento y empiezo a comer lo que queda en mi plato. Se acabó la función para las personas que nos observaban.
–En definitiva terminarás volviéndome loco, eso si es que ya no lo estoy –dice entre divertido y sorprendido
Yo le doy una pequeña sonrisa antes de seguir comiendo.
(...)
–Muy bien, ¿qué te ha parecido la cita hasta ahora? –pregunta Taylor apenas salimos del restaurant
Parece algo nervioso por mi respuesta y me parece tierno que se vea tan preocupado.
–Es la mejor cita que he tenido –respondo sin ninguna duda
–No necesito que me mientas, sólo que...
Me acerco un poco hasta él para besarlo y hacerle saber de algún modo que todo me ha gustado. En este mismo instante no quiero hacer otra cosa que no sea besarlo.
Taylor se encarga de profundizar el beso y olvido por completo que estamos en plena calle y a la vista de cualquier persona. Ni siquiera creo sentir frío cuando sólo llevo puesto un vestido y una chaqueta que no hacen mucho por aportarme calor.
–Bien, entiendo. De verdad te ha gustado, ¿qué sugieres que hagamos ahora? –pregunta luego de unos segundos
Y verlo así de despeinado y con la respiración entrecortada me gusta más de lo que estoy dispuesta a admitir.
–Ahora mismo se me ocurren muchas ideas, pero ninguna es apta para hacerla en público
Taylor se ríe y me lleva de la mano hasta su auto. Esta vez tiene el detalle de abrir para mí la puerta.
Una vez que ambos estamos dentro, enciende el motor y luego se gira a verme:
–Está también es la mejor cita que he tenido y eso es porque estoy contigo. Jamás imaginé que podría sentirme así de feliz en compañía de alguien, gracias Emma.
Estoy segura de que debo de tener las mejillas un poco rojas por sus palabras, aunque también estoy muy feliz, nadie me había dicho algo así antes. Incluso Taylor luce avergonzado. Veo que sus mejillas están algo sonrojadas y está mirando al frente porque se puso a conducir.
No tengo ni idea de cómo acabara la noche, pero sin duda no lograré olvidar nunca nuestra primera cita.
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