Capítulo 24: Despejando dudas


EMMA


Cuando despierto y recuerdo lo que ocurrió anoche, estoy sin palabras. A mi lado se encuentra Taylor durmiendo.

En verdad sucedió.

Ahora mismo me encuentro sin palabras y muy desnuda, todo sea dicho. Aun me cuesta creer que enserio le haya dicho a Taylor que me gustaba. No tengo ni idea de porque lo hice y lo que es aún más sorprendente es que él me haya dicho que yo le gustaba.

Me levanto sin hacer tanto ruido de la cama y me pongo su polera. No dejaré que me vea recién levantada, al menos me iré a lavar los dientes. Imagino que debo estar hecha un desastre, al igual que él.

Me demoro al menos unos cinco minutos en estar más o menos decente y cuando vuelvo a la habitación, Taylor aún sigue dormido. Prácticamente no se ha movido nada desde que me levante. Así que sonriendo tomo una almohada y se la lanzo a la cara.

–Despierta, bella durmiente –digo divertida mientras tomo otro cojín para lanzárselo

–Déjame en paz

–Oh, vamos. No seas gruñón Tay. ¡Despierta! Un bello día está por empezar

Su única respuesta es darme la espalda y seguir durmiendo. Así que no me queda de otra que observar la vista que me ofrece. Estoy a punto de ir a buscar mi cuaderno y hacer un boceto. Aunque sería demasiado raro dibujar una espalda.

Como aún es temprano, vuelvo a la cama e intento dormir y cuando me doy cuenta de que será difícil dormirme de nuevo, se me ocurre otra forma de despertarlo.

Paso mis dedos por su espalda desnuda en una lenta caricia y vuelvo a repetir el gesto unas veces más hasta que por fin se da la vuelta y me observa.

–Buenos días –digo con una pequeña sonrisa

–Veo que escogiste ponerte mi polera –es lo único que dice con sus ojos aun entrecerrados

–Fue lo primero que encontré, mi vestido quedó tirado por ahí. Sobre lo de ayer...

– ¿Qué ocurre con lo de ayer?

–Yo hablaba enserio cuando te dije que me gustas. Supongo que debo de haberme pegado en la cabeza o algo así, pero es verdad.

Taylor sonríe divertido

–Vaya manera de subir mi autoestima, princesa. Y para que lo sepas yo igual hablaba enserio. Me gustas. Así que no creo tener tan buenos gustos después de todo

–Ey... Soy una chica bastante encantadora, amable, divertida e inteligente. Deberías de estar contento de que alguien como yo se haya fijado en ti

–Te falta agregar la modestia a tu lista de cualidades

Sonrío ante su comentario irónico y él también termina haciéndolo. No recuerdo en que momento me empezó a gustar, pero en realidad mis gustos han mejorado si pasé de Zack a Taylor. Estoy orgullosa de mi misma.

Esto no se lo diré ni en broma a Taylor, estoy segura de que no pararía de molestarme.

Observo como Taylor se levanta de manera en que puedo apreciar mucho mejor su cuerpo semidesnudo, porque durmió con un pantalón de pijama, pero de la cintura hacia arriba está desnudo.

Algo que me gusta de él, es que a pesar de no tener un cuerpo marcado o tonificado como otros chicos, Taylor no parece avergonzarse por ello, de hecho luce muy seguro de sí mismo y eso no hace otra cosa que aumentar su atractivo.

–Iré al baño un momento y luego puedes seguir observándome si quieres –comenta antes de cerrar la puerta.

Me molesto conmigo misma cuando me doy cuenta de que no se me ocurrió ninguna respuesta ingeniosa. Casi siempre suelen ocurrírseme más tarde, cuando ya no vale la pena, pero eso se debe a que estaba mirándolo sin disimulo alguno y se aprovechó de eso.

Sin duda tengo varias ideas para hacer otro dibujo de Taylor.


(...)


– ¿Saben? Esto es completamente incómodo. Ustedes dos no dejan de lanzarse miraditas nada inocentes y a ustedes dos les falta poco para tener sexo telequinésico. Yo sólo quiero desayunar en paz –dice Caleb sonando frustrado

– ¿Sexo telequinésico? –pregunto yo

–Estoy seguro de que ambos piensan en arrancarse la ropa mutuamente apenas estén solos en alguna habitación. No tengo ni idea de si está bien dicho, pero es lo que hay a esta hora tan temprana –responde Caleb cabreado

–Es casi mediodía –responde Diane

–Bueno, el mediodía en mi horario es equivalente a las ocho de la mañana. Y Dylan aun no despierta. Además debo ordenar toda la casa antes de que lleguen mis padres.

–Nosotros te podemos ayudar –propongo

–Por supuesto que lo harán. Dylan incluido, así que iré a despertarlo y espero que al volver estén todos con la ropa puesta

Caleb se levanta y se lleva su sándwich con él y todos en la mesa quedamos en silencio.

–Eso fue bastante incómodo –dice Diane –Aunque por cómo se miran evidentemente sucedió algo entre ustedes. ¿Al fin admitieron que no están fingiendo su relación y que se aman locamente?

Ante su pregunta, no puedo evitar reírme con muchas ganas. Porque una cosa fue admitir ante Taylor que me gusta y otra es afirmar que lo amo locamente. Se nota que Diane lee muchos libros.

–Por supuesto, en un mes nos casamos –dice Taylor sonando igual de divertido que yo

–Y ustedes serán los padrinos –le sigo la broma

– ¡Lo sabía! Sabía que terminarían casándose. Es sólo cosa de observarlos. Yo debería de ser la nueva cupido...

–Aunque yo te ayudé con lo que sea que tengas con Ben, así que podría ser tu ayudante. Porque no creas que no me he dado cuenta que entre ustedes también ha pasado algo. Además, según Caleb se estaban lanzando miradas nada inocentes Di

Diane se pone roja casi al instante y por su bien y el de Ben desvío el tema de conversación. Pronto estamos repartiéndonos las tareas para ayudar a Caleb a ordenar su casa y marcharnos en unas horas más.

Ya nos toca volver a nuestra realidad.


(...)


Me sobresalto cuando escucho el ruido que hace la puerta al cerrarse.

– ¿Necesitas ayuda? –pregunta Taylor acercándose a mí

– ¿Crees que necesito ayuda para cambiar las sabanas? –intento que no se note lo feliz que estoy de que me haya venido a acompañar

–La verdad sí. Veo que necesitas mucha ayuda...

Taylor se encarga de acortar toda la distancia que había entre nosotros y luego me besa de tal manera que creo que olvido hasta mi propio nombre.

Tampoco me quedo atrás e intento devolverle el beso con la misma necesidad que él. Una de mis manos se cuela bajo su polera y no tarda nada en captar la indirecta, quitándosela y lanzándola al piso.

–No creo que de esta forma logremos cambiar las sabanas –digo antes de empujarlo para que caiga de espaldas sobre el colchón

–Seguramente no, pero de todas formas Caleb sabía que terminaríamos haciendo algo así, ¿no? Luego te ayudo yo. Ahora ven

No me demoro nada en posicionarme encima de él y mentiría si dijera que no estoy algo nerviosa. Ya he tenido novios antes y me he visto en situaciones parecidas, aun así este tipo de intimidad es algo que me gusta y con Taylor aún más.

Y jamás creí que pensaría algo así, mucho menos con Taylor.

Me agrada que podamos seguir molestándonos como lo hacíamos al inicio, pero si a eso le agregamos este tipo de momentos y la complicidad que estamos teniendo, eso lo convierte en algo que jamás había experimentado. Se siente muy bien y creo que podría acostumbrarme a vivir más momentos como estos.

Si antes tenía alguna duda, ahora ya está todo claro. Me gusta Taylor y me encantaría seguir explorando lo que tenemos. 


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