capitulo 59

Elegidos los nombres y habiendo fijado fecha y local para la ceremonia, enviaron invitaciones a los más allegados e imprescindibles: los padres de Shinichi, a quien Shiho conocería en la boda; el doctor Agasa, que la llevaría del brazo hasta el altar; Ran y Eisuke, que iban de bien a mejor en su relación; Sonoko y Makoto, que se reencontraron para la ocasión; Heiji y Kazuha, que tras recibir la invitación de matrimonio se habían animado a confesarse lo que sentían el uno por el otro y estaban en sus primeros días de noviazgo; Ayumi, Genta y Mitsuhiko, que aunque apenas conocían a los novios, los novios sí les conocían a ellos y les apreciaban profundamente; el inspector Megure, los detectives Takagi, Sato, Shiratori y Chiba, y la agente de tráfico Yumi; la profesora Kobayashi, que fue invitada bajo la excusa de "controlar" a los niños y terminó haciendo buenas migas con el detective Shiratori (¿Quizás porque como iba sin gafas se parecía a Sato?); Eri y Kogoro, que al verse juntos en el enlace matrimonial se ruborizaron y recordaron el suyo; y algunos invitados más que no quisieron perderse el evento nupcial.
    La ceremonía transcurría con normalidad. Shiho iba avanzando a pasos lentos pero firmes hacia el altar, del brazo de Agasa. Cuanto más se acercaba, más sentía la felicidad. La mirada placentera y dulce de Shinichi que la esperaba de pie la llenaba de felicidad. Finalmente, llegó al altar y cambió el brazo de Agasa por el de Shinichi, el que iba a ser su esposo para el resto de la vida en unos pocos minutos.

  Yukiko, que en un principio se había sorprendido demasiado al saber que iba a ser abuela, después se lo tomó de maravilla al ver que sería una de las abuelas más jóvenes del planeta. Yusaku, por su parte, habló seriamente con su hijo antes de la boda y le aconsejó bastante. Le dijo que terminara sus estudios a la vez que trabajara para mantener a la que iba a ser su familia, que iba a ser duro pero no imposible, y que en la vida hay sacrificios y riesgos que merecen la pena. Shinichi le prometió a su padre que saldría adelante por muy duro que fuera, y se quedó más tranquilo al saber que él y su madre siempre le apoyarían y le darían su aprobación en todo.
    Mientras el cura recitaba sus conocidas palabras, Shinichi y Shiho no dejaban de mirarse, y Ran recordaba cuántas veces había imaginado ese momento, con ella misma vestida con el traje blanco de novia. Sin embargo, desde que tenía a Eisuke, no había vuelto a entristecerse por pensar en Shinichi. Por otro lado, mientras observaban a los protagonistas del día, tanto Kazuha como Heiji se imaginaban ruborizados cómo sería su boda.
-En nombre de Dios y del Estado yo les declaro marido y mujer. -sentenció el cura- Puede besar a la...

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