capitulo 22 ( erotico bueno un poco :P )
Shinichi no sabía qué hacer o decir. Se acababa de enterar que la mujer que amaba había hecho el amor infinidad de veces con el hombre que más odiaba en el mundo, con el hombre que le había causado la mayor tristeza del mundo al convertirlo en niño y ahora le estaba causando todavía más tristeza.
-¡Gin! -expresó con rabia Shinichi.
-Sí... -afirmó la joven, mientras se tapaba la cara con sus manos y empezaba a llorar- ¡Perdóname, Shinichi! ¡Yo nunca quise estar con él, pero hay cosas sobre las que una no puede decidir ni oponerse!
La chica seguía llorando bajo la intensa mirada del joven detective. Él, que lo menos que quería era ver sufrir a la persona que amaba, la abrazó y la estrechó fuertemente contra su pecho desnudo.
-Tranquila, ya pasó... Ahora me tienes a mí, contigo...
Al oír las palabras de Shinichi, Shiho se calmó y pareció animarse un poco, de modo que Shinichi la tumbó sobre la cama rápidamente y le dijo muy seriamente:
-Quédate quieta. Voy a "desinfectar" tu cuerpo para que no quede rastro de ese mal nacido.
Seguidamente, el chico empezó a besarle todo el cuerpo. Lo recorrió de arriba a bajo, sin olvidarse ningún rincón de su piel.
-¿Te sientes mejor ahora? -preguntó el chico cuando hubo terminado.
Ella sonrió levemente y respondió:
- Sí, creo que sí... '////'
Siguieron haciendo el amor durante un largo rato más, hasta que sus cuerpos les pidieron un descanso largo. Shinichi y Shiho se durmieron, uno abrazado al otro. Había sido el momento más feliz y placentero de sus vidas.
A la mañana siguiente, Shinichi y Shiho amanecían abrazados, juntos, felices. Ninguno de los dos se atrevía a levantarse de la cama por miedo a romper el mágico momento que ambos habían formado y que se seguía percibiendo en el ambiente. Finalmente ella se levantó, envolviéndose en una sábana. Recogió la ropa que le quedaba más cerca y luego quiso salir de la habitación.
-¿A dónde vas? -preguntó Shinichi, que la había estado observando con atención.
-A buscar la ropa que dejamos caer ayer... ¬////¬
Ambos se sonrojaron al recordar su comportamiento.
Se vistieron y bajaron a la cocina a preparar el desayuno. Mientras ella se ocupaba de hacer las tostadas, el café y el zumo de naranja; Shinichi se dirigió al buzón a buscar el periódico. Mientras se ponía la mano derecha delante de la boca para esconder un bostezo, se fijó en un porche 356 A de color negro con los cristales entintados que había aparcado allí cerca. Un escalofrío desagradable le recorrió el cuerpo. Cuando quiso acercarse para poder divisar bien la matrícula, el vehículo se puso en marcha y desapareció sin que pudiera ver el número. Sabiendo que Shiho se preocuparía si le decía algo, el chico se lo ocultó.
De camino al instituto, Shinichi y Shiho iban caminando y hablando tranquilamente. De pronto el rostro de ella pareció preocupado al pararse en una intersección.
-¿Qué ocurre, Shiho? -preguntó extrañado Shinichi.
-Nada, no es nada... -mintió ella.
Shiho había visto a través del espejo que había en la intersección a un porshe 356 A de color negro con los cristales entintados. Cuando se dio la vuelta no vio al coche, así que no le dijo nada a Shinichi para no angustiarlo. Sin embargo, ella tuvo un mal presagio que le acompañó durante toda la mañana de aquel día. Al llegar al instituto, Shinichi y Shiho no supieron cómo reaccionar ante la presencia de dos personas que les estaban esperando y que no parecían querer irse de allí sin antes, por lo menos, haber hablado con ellos.
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