Shinichi y Shiho regresaban finalmente a casa después del duro día de instituto. Ella estaba inmensamente feliz por la manera en que él había demostrado su amor hacia ella. Iban caminando abrazados y dándose piquitos en los labios de vez en cuando. A medida que se iban acercando a la casa de Shinichi, los besos eran cada vez más sensuales y apasionados. Entre besos y más besos, llegaron hasta delante de la barrera de la casa de Shinichi, pero ninguno de los dos quería separarse.
-¿En serio... tienes que... irte a casa... del profesor? -preguntó Shinichi durante las pausas que hacía entre beso y beso para tomar aire.
-Bueno, quiero ir a buscar un disquette... Pero no te preocupes, entraré por detrás para que nadie me vea... -respondió ella.
-Entiendo... -afirmó Shinichi, comprendiendo que Shiho tenía tantas ganas de estar con él, como él con ella.
Acto seguido, Shinichi besó con más ganas a Shiho. Abrió lo más rápido que pudo la barrera y entraron al jardín de los Kudo, sin despegar sus labios ni un segundo. Luego pasaron hacia el interior de la casa. Ambos dejaron caer al mismo tiempo las maletas al suelo. A continuación, se quitaron las chaquetas del uniforme y las dejaron también en el suelo, a unos pocos metros de donde habían dejado las maletas. Después siguieron desabrochándose las corbatas y aflojándose los puños y cuellos de las camisas. Todo esto mientras avanzaban hacia el dormitorio de Shinichi. Iban subiendo la escalera cuando Shinichi se deshizo de su camisa, lanzándola lo más lejos que pudo. Después ayudó a Shiho a que se deshiciera de la suya. Llegaron a la puerta del dormitorio. La abrieron de un empujón con sus cuerpos ya que no estaba cerrada del todo. Se dejaron caer sobre la cama mientras se liberaban del resto de ropa que llevaban encima. El sujetador de ella quedó en el suelo junto a la ventana. La falda y todo lo demás sobre la alfombra. Shinichi y Shiho sudaban bajo las sábanas blancas. Algún que otro gemido se escapaba de vez en cuando por la boca de ambos, mientras sus caras no dejaban de esbozar rubor y placer al mismo tiempo.
-¿Te parece bien gastar el tiempo que tenemos en cuerpo de adulto para hacer cosas como ésta? 0////0 -preguntó ella.
-No se me ocurre nada mejor que podamos hacer- ^_^ respondió él.
Siguieron besándose y moviéndose bajo las sábanas, que cada vez se veían más arrugadas. Haciendo un pequeño descanso para recuperar energía, Shinichi y Shiho permanecían apoyados con la espalda en una parte de la cama. La respiración de ambos se notaba agitada.
-¿No ha estado mal, no? -preguntó Shinichi, casi sin aliento.
-No, para nada... o////o -respondió ella ruborizándose.
-No podía haber tenido mejor estreno ^_^ -se alegró Shinichi.
Al decir esto, Shiho puso cara seria y no habló; pero a Shinichi no le pasó por alto este cambio de actitud.
-¿Qué pasa, Shiho? ¿Te ha molestado mi comentario?
- No, no es eso... -musitó ella, evitando mirarle a los ojos- Es sólo que me entristece no poder decir lo mismo...
Shinichi la miró entristeciendo el rostro y dijo:
-Siento que no te haya gustado...
No quise decir eso... La verdad es que me ha encantado... Ojalá mi primera vez hubiera podido ser contigo...
Al oír las últimas palabras de Shiho, Shinichi lo comprendió todo. Ella había estado con otro hombre antes de conocerlo a él. Sintiéndose celoso, el chico preguntó:
-Y... ¿Con quién fue? ¬////¬
-No creo que te guste saberlo... -respondió ella en un tono triste.
-No voy a disgustarme, Shiho. Aunque es cierto que siento unos celos terribles por no haber sido el primer hombre en tu vida, sé que contra el destino y la voluntad de Diós nadie puede luchar ^_^U -fingió Shinichi estar muy tranquilo.
Ella le miró a los ojos y casi llorando le dijo:
-¿Prometes seguir queriéndome si te digo quién fue ese hombre?
-Claro, tonta... ¿Por qué iba a dejar de quererte? Es más... ¿Cómo crees que podría dejar de quererte con lo mucho que te quiero? ^_^ -le dijo él, intentando tranquilizarla.
-Porque ese hombre al que me entregué una y otra vez casi por obligación es tu peor enemigo... El principal causante de la mayor desgracia de tu vida...