1.

  -¿Por qué tengo que ir? - dije indiferente; a la chica parada frente a mí, sin despegar la vista de mi libro. 

-¡Por qué no puedes estar todo el día metida en tu cuarto leyendo ese estúpido libro! - dijo alzando la voz para que le prestara atención; lo cual no logró. -Tienes que salir, vivir y conocer muchachos; como toda adolescente normal- volvió a abrir su boca con esa voz chillona que resuena en todo el cuarto; pero esta vez puso sus manos frente a mis ojos tomando mi libro y arrancándolo de mis manos, ganándose mi atención y una mirada asesina. 

-Devuélveme mi libro, ahora- dije con voz tranquila pero a la vez firme. Ella negó con la cabeza, caminó hasta mi cama, puso el libro sobre esta y se sentó encima de él con las piernas cruzadas. 

-No pienso hacerlo señorita- dijo fingiendo una voz elegante y autoritaria- Yo soy tu hermana mayor y tienes que obedecer me, quieras o no- dijo con una sonrisa socarrona en sus labios. Alce una ceja por su comentario y actitud infantil. 

-Hermanastra- aclaré. Pude ver una mirada dolida en su rostro que claro borró al instante para que yo no me diera cuenta; obviamente fallo. 

-Megan, eso no importa- dijo con una risilla sin gracia- sigues siendo menor que yo, y así no te guste me tendrás que hacer caso. 

-Hmp- fue lo único que logró salir de mis labios, para después desviar mi vista hacia otro lado- No quiero ir, Laura-. Ella solo cerró los ojos y sonrió divertida tal parece por lo que dije. 

-Levántate de esa cosa y cámbiate- dijo con algo de emoción en su voz. 

-Es un "puff"- aclaré- te dije que no quiero ir. 

-Eso no me importa- dijo con una sonrisa enorme en su bronceado rostro- oye es mejor que te apures-. Yo me limite a dedicarle una mirada confundida, ella se percató de esta- por qué o sino yo elegiré tu ropa y pienso esmerarme con el color rosa- aclaró. Yo solo rodé los ojos y me levanté con pereza de mi singular asiento. 

-Esta bien- dije con evidente molestia en mi voz- solo lo hago para que me dejes en paz- aclaré. Ella aplaudió emocionada, y empezó a dar saltitos, todavía sentada sobre mi libro. 

-Oye idiota, mi libro sigue debajo de ti- dije, aguantándome las ganas de ahorcarla. 

-Oh, disculpa- dijo nerviosa; pero sin perder la emoción, yo solo rodé los ojos. 

-Devuélvemelo-me limite a decir. 

-Las palabras mágicas hermanita-dijo fingiendo indignación por mi actitud. Eso obviamente fue la gota que rebalsó el vaso de mi paciencia. 

Joder, la mataría si no fuera mi hermanastra. 

-¡Carajo, dame mi maldito libro! -dije ya con un tic en mi ojo por el enojo acumulado en mí. Ella solo me miro divertida y luego se echa a reír. 

-Esas no son las palabras mágicas - dijo abrazándose el estómago por reír tan fuerte.
Que molesta es. 

-Esta bien te lo voy a dar- dijo más calmada pero todavía con la respiración algo agitada. espere a que se levantara y me lo entregara pero no movió ni un músculo. 

-Joder, si serás imbécil-dije intentando controlar mis instintos asesinos- tienes que levantar tu trasero para poder darme el libro. 

-¿Ah?- dijo confundida, pero a los segundos parece que su neurona funcionó y entendió- perdón- dijo con una risilla nerviosa mientras se levantaba de mi cama y tomaba mi libro entre sus manos extendiéndolo hacia mí-espera un momento- dijo alejando el libro de mi alcance-no te lo daré hasta que bajes al primer piso - dijo con una sonrisa socarrona en sus labios. 

-Me estás tomando el pelo- dije molesta por su condición e indignada por su desconfianza. 

No es tan estúpida después de todo 

-Ya te dije que si lo haré- dije firme- no seas ridícula y dámelo. 

-No soy ridícula- dijo poniendo su mano en el pecho fingiendo indignación- es ser precavida- dijo con orgullo es su voz. Yo solté un suspiro rendida por qué sabia que no cambiaría de parecer. 

-Esta bien- dije rendida- solo sal de mi cuarto y dame unos minutos para poder arreglarme. 

-Okay- dijo, saliendo de mi cuarto emocionada con mi libro en su mano. 

Al final esa idiota se salió con la suya. 

Solté un suspiro y me dirigí al cuarto de baño para empezar a arreglarme.  

Termine de arreglarme, salí del baño, cogí mi celular con mis audífonos y bajé al primer piso para encontrarme a una impaciente y emocionada hermanastra saltando de emoción por aceptar salir con ella.

-¿Ya estas lista?-dijo al notar mi presencia a su costado. 

-Sino no hubiera bajado, ¿no crees?-dije seria y sin expresión alguna en mi rostro. 

-Hay- dijo al parecer algo disgustada por mi actitud- siempre tan malhumorada-dijo cambiando su semblante a uno más "juguetón"- sonríe hermanita, vamos sonríe - dijo mientras pellizcaba mis mejillas, lo cual me hizo fruncir el ceño. 

-Ya acabaste- dije con evidente molestia e instantáneamente ella dejó de pellizcarme. 

-Sí- dijo con una gran sonrisa en sus labios.

Rodé los ojos por su actitud tan infantil, sin poderme creer que sea mayor que yo.
Tal parece que esa frase: "la madurez llega con los años" no aplica con ella.

-Bueno, basta de plática- dijo con una actitud demasiado entusiasta- salgamos de esta casa- dijo con una sonrisa que luego cambió por una pequeña y nerviosa- recuérdeme que debemos regresar antes de las nueve- dijo casi rogándome; reconociendo lo olvidadiza que era para recordar algo tan simple como eso, sin embargo no entendía por qué debemos regresar a esa hora. 

-¿Porque?- dije alzando mí ceja. 

- porque mamá llega temprano hoy- dijo con una pequeña risilla nerviosa- así que recuérdamelo, por favor- dijo haciendo un pequeño puchero. Yo solo rodé los ojos y asentí. 

-Entonces, larguémonos de aquí- dijo recuperando su actitud entusiasta 

Yo solo dejé escapar un suspiro y la seguí. 

Fuimos en a su auto; un Chevrolet Spark verde limón, que a mi parecer es algo exagerado y llamativo.

-¿Por qué esa cara hermanita?- habló Laura con un tono divertido mientras abría la puerta del auto. 

-Porque sigo esperando que me regreses mi libro- dije algo irritada por su actitud mientras me subía a la parte trasera del auto. 

-¿Libro?-dijo algo confundida por lo que le dije, mientras ella también subió a su asiento respectivo. 

-Sí, mi libro- dije poniendo fuerza en el "mi"- él que tienes secuestrado- dije señalando mi libro, el cual estaba en el asiento delantero junto a ella. 

-Ah, cierto- dijo fingiendo inocencia- puedes agarrarlo con toda confianza - dijo con una sonrisa socarrona. 

Esta tonta siempre está sacándome de mis casillas. 

Solté un bufido y cogí mi libro del asiento. 

- Igual lo iba a coger, no necesitaba tu permiso - dije con molestia. 

- Sí, sí como digas hermanita- dijo en un tono burlón. 

Decidí ignorarlo, después de todo no ganaba nada respondiéndole.

Me acomode en mi asiento, recostándome en el respaldar, apoyando mis rodillas en el respaldar del asiento de enfrente y bajando un poco la ventana del auto; me puse mis audífonos y abrí mi libro en la página en la cual me había quedado, al mismo tiempo que disfrutaba de una de mis canciones favoritas
Ojala Laura se demore en llegar al centro comercial, así podré disfrutar mas de estos momentos de tranquilidad.

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