Prólogo.
Recién se estrenó Obi Wan Kenobi y me surgió esta idea.
Tendremos situaciones en donde Anakin tratará de acabar con su vida, su faceta más oscura y sanguinaria.
Mucho puede salir bien y mal.
Los invitó a leer nuestra nueva aventura.
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Diez años desde el final de la guerra...
Se levantó del suelo que usa como cama para dormir, se le notaba pálido, más delgado, incluso débil.
No comía porque carecía de un empleo, ninguna persona lo quería en ningún lado.
Cuándo salía de caería para buscar alimento lo atacaban, lo humillaban y se reían de el.
Lo poco que tenía se lo quitaban sin que el pudiera hacer algo.
Ya no era el mismo de antes, perdió todo y quedó solo en este mundo lleno de maldad y hostilidad.
Nuevamente trato de conciliar el sueño, se acomodo como pudo y cerro sus ojos.
En sus sueños revivia una y otra vez todos aquellos hermosos momentos que compartió con sus allegados.
Las risas, las sonrisas, el cariño que le tenían.
Cómo era su vida hace años, él, un caballero Jedi, miembro del concejo de la orden de los Jedi y un general del ejército.
Una persona amada y respetada...
Todo eso terminó por irse al infierno, siempre se arrepentira de haber aceptado la oferta de su mayor enemigo.
Creyó que asesinando a Palpatine tendría el perdón absoluto, que sus pecados serían olvidados.
Lástima que no fue así...
Una risa diabólica se escuchó dentro de su mente, rápidamente se levantó y corrió afuera de su "hogar".
-No importa lo que hagas Skywalker, nunca podrás cambiar lo que eres-
Se arrodillo en el suelo, sentía su poder descontrolarse otra vez.
Nego varias veces, tenía que controlarse o "él" saldrá y causará un caos.
Tomó una roca que estaba en el suelo y se golpeó la cabeza varias veces para noquearse.
Ese era uno de los pocos remedios que tenía para aliviar su falta de sueño, más aparte para mentenerlo a raya.
-¡Déjame en paz!. -gritó Anakin sangrando de la cabeza.
Seguía golpeandose con la roca para terminar desmayado como en otras ocasiones.
-¡Jamás!. -dijo otro ser que está ligado al Elegido.
Nuevamente, aquella risa demoníaca se escuchó.
Al no ver efecto alguno se dejo azotar la cabeza en el piso.
Afortunadamente tuvo el efecto esperado, sus ojos amarillos regresaban a su azul original.
-Ya no quiero seguir...-dijo Anakin con lágrimas en los ojos antes de caer rendido por el dolor y la perdida de sangre.
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Cierta mujer estaba sentada en su escritorio trabajando, los años no parecieron afectar su belleza.
-Ya no quiero seguir-
Ella escuchó un susurro en el viento, pudo notar como la tristeza era palpable en el habla de esa voz.
-Cariño, los niños quieren verte. -dijo un hombre entrando a la oficina de su esposa.
-Enseguida voy. -dijo la mujer dejando el trabajo para salir a ver a sus hijos.
Inesperadamente el hombre frente a ella la sujeto y unió sus labios con los suyos.
-Eres muy posesivo. -dijo ella riendo un poco.
-No me culpes, tengo a la mujer más bella de la galaxia como mi esposa, no desperdiciare esta oportunidad. -dijo el sujeto besando de nuevo a su esposa.
-Vamos, nuestros hijos nos esperan. -dijo la mujer saliendo con su esposo.
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-Skywalker está perdido, nuestra ayuda necesita. -habló Yoda mientras meditaba.
-No, el escogió su camino al traicionarnos. -dijo una mujer seriamente.
-Coincido, estamos al borde la extinción y todo por su culpa. -dijo otra persona presente.
-Me sorprende que lograrán un puesto en el consejo, considerando su falta de visión. -dijo un hombre a lado del maestro Yoda.
-Habla cuanto quieras, solo piensa, estamos siendo cazados por los Inquisidores y el Imperio. -dijo otro presente.
-Asesino a Palpatine, eso ya es un peso menos, algo que ni siquiera todos ustedes juntos hubieran logrado. -reprochó el hombre.
-Ver más allá de lo que sus ojos ven deben, la verdad oculta ante nosotros esta. -dijo Yoda siguiendo con su meditación.
-De nada sirvió que matará a Sidious, alguien peor que el ocupa su lugar. -dijo un maestro alejándose.
-Pena das padawan, alejarte de quién te cuido correcto no fue. -dijo Yoda con una expresión triste.
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Un día más en este infierno, le dolía la cabeza y mucho, la sangre se secó en su frente.
No podía levantarse, no tenía las fuerzas para hacerlo.
-Eres débil, me das asco-
-Ahora no es buen momento. -dijo Anakin en voz baja.
-Siempre te escondes de quién eres, no podrás tenerme encerrado para siempre-
-¡Hay esta!. -gritó una persona con un palo en sus manos.
De la nada, una turba de gente entró a la cueva donde el habita.
-Por favor... ya no. -dijo Anakin encogiendose.
Tenía miedo del contacto físico con otras personas.
Nuevamente era aquel niño de nueve años, solo y desprotegido.
Muchas noches gritó a su madre con la esperanza de que ella llegará en su rescate.
-Es momento de tu castigo, asesino de niños. -dijo el lider del grupo.
Lo rodearon y golpearon con palos, rocas, puños, objetos punzo cortantes.
Estuvieron una hora seguida acribillando al Elegido.
Suplicaba que se detuvieran, pero nunca lo hicieron.
-Eso te servirá como recordatorio de nunca más salir al mundo exterior. -río uno de los tantos agresores de Anakin.
-Miren lo que encontré. -dijo uno de la multitud mostrando el sable de luz.
-El arma de un asesino, damela, me la quedaré como trofeo y esto. -dijo el lider mostrando la protesis que le arrancó al Jedi.
Todos se irían del lugar satisfechos de este resultado.
Aquella alma perdida estaba en el suelo, con su rostro desfigurado debido a los golpes que recibió.
Su unica mano estaba rota y con muchas quemaduras que fueron causadas con metal hirviendo.
Su espalda descubierta toda arañada por los latigazos que recibió.
Sus piernas clavadas al piso con enormes clavos.
Lo peor de todo es que seguía consciente, sintiendo el dolor.
Ya no podía llorar, sus ojos estaban hinchados y cerrados por lo morado que estaban.
Su nariz rota y sangrante.
Le habían roto la quijada por las fuertes patadas.
Sus pequeños pero perfectamente audibles gemidos de dolor se escharon.
Ya tenía planeado suicidarse.
Solo tenía una última cosa que hacer antes de hacerlo.
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Y eso era poder ver al menos una vez a sus hijos para poder irse en paz.
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-Preparen a los ejércitos, tenemos que buscar a los últimos Jedi y exterminarlos de la fas de la galaxia. -dijo un hombre de aspecto temerario.
-Como ordene... Darth Malak. -dijo el Gran Inquisidor.
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Saludos mis seguidores, como pueden ver, esta historia será un tanto oscura y muy cruel.
Espero que les guste.
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