► Capítulo 03; Buenas y malas noticias.

— ¡Vamos Yugyeom! ¡Ese es mi amigo!— El grito de Mingyu se escuchó en todo el gimnasio, alentándole a seguir con las pesas durante una sesión más, sin embargo, al alfa mencionado le dio igual, las dejó caer en el suelo, seguidamente cayéndose él, respirando irregular mientras se daba aire con su camisa.

— Me rindo en la vida, odio hacer ejercicio.— Gruñó el pelinegro, fijándose en el techo abatido, rojo de las mejillas y sudoroso, definitivamente lo odiaba, incluido el gimnasio, esa cosa no debía ni de existir. Su vista fue obstruida rápidamente por el castaño parado frente suyo, riéndose divertido en lo que miraba la hora en su reloj y le mostraba a Yugyeom orgulloso, tendiéndole la mano para ayudarlo a levantarse del suelo.

Menos debilucho cada vez, muy bien, me agradas.

Rodó los ojos como única respuesta a su lobo.

— Ve el lado positivo hermano, hiciste dos sesiones más que la semana pasada, has mejorado mucho en este mes.— Palmeó su hombro, animándolo a seguir esa tortura por las mañanas junto a él y de cierta forma le estaba funcionando, había tardado más tiempo haciéndolas y en el contador las levantó unas cuantas veces más.– Claro, jamás me superarás a mí, mira este músculo contra esta gelatina.— Tomó su brazo, tocando la poca grasa cerca de su axila, comparándolo con el suyo marcado, Yugyeom empujó al otro alfa riéndose.

— Al menos yo puedo hacer dos minutos más de planchas, no como alguien que conozco.— Le sacó la lengua, a lo que Mingyu se la presionó, corriendo lejos cuando supuso que le seguiría, pero no, Yugyeom estaba tan cansado en esos minutos como para perseguir a un alfita de cinco años, tendiéndole sus bromas absurdas.

¿Podemos pegarle? Quiero pegarle.

— Con todo gusto.— Murmuró, entrecerrando los ojos al mayor por meses, quien le sonrió pasando su brazo encima de sus hombros.

— Sabes que es broma Yugyeomie bobo.— Habló de pronto, Mingyu le pellizcó la mejilla, dirigiéndose a donde estaban sus mochilas y sacar botellas de agua para ambos.– Si no fuera por mí, tu pancita seguiría igual. Mira estos bíceps de bebé, tan adorables y en formación.— Alzó su camisa, mostrándolos sin querer a otras personas pasando por ahí fuera en el ventanal y Yugyeom se la bajó cuando varias niñas de secundaria se quedaron observando, pegándole un codazo en el pecho sonrojado.

— Eres un idiota, debería dejar de acompañarte y volver a mi pancita, es mejor que estar avergonzándome.— Se cruzó de brazos. Yugyeom nunca fue un alfa de ejercicio, ni músculos fuertes o aspecto duro como Mingyu, le gustaba más bien mantenerse en un peso ideal, ni demasiado pasado, ni muy delgado, el punto medio entre ambos, a como estaba antes, sin embargo, el moreno un día llegó decidido a su casa, después de llevar a Minhee a la guardería y alistarse, lo obligó a vestirse con ropa deportiva e ir al gimnasio para bajar esas grasas alojadas en su cuerpo. Es que ¿Acaso nadie pensaba en el bien de una persona que trabajaba largas horas en un restaurante y lo único que quiere al llegar a su departamento es comer? Puede ser una pregunta muy larga pero necesaria.

La pancita era fea, deja de decir lo contrario.

— Luego me lo agradecerás, cuando cada beta y omega esté a tus pies pidiéndote que andes con ellos, que los cortejes porque no se resisten a tus encantos. Kim Yugyeom, el hombre más perfecto del mundo.— Su lobo se removió de acuerdo a la idea, él, se tapó el rostro sin poder creerlo, evitando mirar a Mingyu mover sus manos como si hubiera un cartel frente a ellos describiéndolo todo.– Tan sólo imaginalo, seré tu representante si quieres, que sea parte de una empresa no significa nada.

— Deberías dejar de soñar tanto en la vida de los demás y concentrarte en la tuya.— Contestó de vuelta, dando por hecho que ese día de ejercicio había acabado al fin y sacó una toalla pequeña del cierre detrás de su mochila, cerrándola por completo y miró a Mingyu colgar la suya en su hombro.— Como no sé ¿Hoy debes ir a tu empresa?

— Sin entrevistas que hacer hoy.— Suspiró felizmente, pasándose las manos detrás de la cabeza, juntas sobre su nuca.

— ¿Hacer compras de la semana?

— Todo hecho desde ayer.

— ¿Cocinarle a Minhee para su clase de natación?

— Se la cancelaron porque la profesora debía ir a una consulta medica.

Mentiras, tú me enamoraste a base de mentiras, mentiras...

— ¿Pasar tiempo con Minhee?

— Está en su guardería, duh.

— ¿Hacer algo por tu maldita vida aparte de existir?— Jadeó al final, harto de todas las respuestas, cada una fue excusa por parte del castaño a su lado, probablemente era cierto, no obstante, le cansaba. Salieron del lugar con una despedida corta al administrador detrás de un escritorio y caminaron al auto de Yugyeom estacionado a unas cuadras.– De verdad me sorprende que ni siendo padre, no estás ocupado, quiero tu vida.

Yo también la quiero ¿Y si le dices que me adopte como su lobo?

Mingyu logró oír como Yugyeom gruñía voluntariamente en contra de su lobo luego de tantos comentarios absurdos, seguramente peleando en su mente.— Con el tiempo se aprende a vivir así Yugyeom, tengo las mañanas libres porque me cambiaron los horarios y agradecelo, iría a tu departamento después de que salgas para fastidiarte con Minhee, cuando estás cansado, sudado, quemado de las manos y ah, molesto.— Sonrió inocente, dándole igual el puchero de Yugyeom en su labio inferior.– "Ya te dije que cocinar y dirigir no es fácil."— Imitó el moreno, moviendo las manos absurdo a la vista de cualquiera y aunque lo quiso, el pelinegro no lo pudo negar.

Kim Yugyeom era un chico de 24 años común y corriente como los demás de su edad o un poquito diferente a ellos, tal vez, debido a su trabajo estable en una cadena de restaurantes de cuatro —subiendo a cinco— estrellas como chef principal, desde casi ocho años atrás después de llegar a Seúl. No había nada en especial en él, aparte de su trabajo, era alguien simple, tuvo una bonita infancia junto a su familia en Namyangju, luego creció pasando lo típico de la adolescencia y a los quince años se presentó como un fuerte pero adorable alfa de aspecto alto, porque sí, su altura no se comparaba como el de una persona promedio, había llegado a los 182 cm a tan sólo su edad presente. Pero al caso; pasó el tiempo necesario para terminar sus estudios y de ahí, como ya se mencionó, se mudó él solo a una nueva vida, siguiendo su sueño de ser un chef profesional y tomar su carrera como uno en serio, comenzando sus aprendizajes en una importante escuela de cocina gourmet al mismo tiempo que trabajaba en ese restaurante desde su comienzo.

Su complexión era ancha, principalmente del pecho, no como sus piernas que parecían dos tiras de ramen literalmente. En su rostro se le marcaban las facciones en demasía, tenía una considerable nariz respingada, unos labios voluptuosos, ojos pequeños y un lunar debajo de su ojo izquierdo sobresaliendo, aparte de una mirada que hacía babear a cualquiera, aunque no lo notara nunca, al ser tan distraído según comenta algunas veces, Mingyu.

— Esta vez no me aproveché, tú me dejaste conducir hoy, deberías tomarme como un chófer.— Sonrió Mingyu, guiñándole un ojo. Yugyeom rió sin poder creerlo.

— Me lo pides todas las mañanas para llevar a Minhee a la guardería.— Yugyeom se rió a la respuesta continúa de su lobo.

Me pregunto porqué lo seguimos considerando "amigo".

— Y tiene una buena explicación, mi niño no debe ir en metros ni taxis, mucho menos en autobuses ¿Quién me dice que no lo enferman de algo? Ay no, no, no, jamás me lo perdonaría, jamás lo volveré a imaginar, pobre de mi bebé.— Negó de un lado a otro como si estuviera a punto de entrar en pánico ante la imagen mental.– Pero ajá, cambiando de tema ¿Todo bien en el restaurante? Escuché algo de Bambam el miércoles, no le di mucha importancia porque estaba ocupado con la ropa de Minhee, ya sabes.

Uh... Eso.

— La verdad no lo sé.— Soltó un suspiro.– Creo que quieren meter más personal y despedir a unos cuantos, Bam, Namjoon y yo tenemos un puesto seguro, claro, sin embargo me da un poco de pena por los demás, son buenos en lo que hacen, aunque no demasiado como lo exigen ahí, espero que les vaya bien.— Una línea fine se adhirió a los labios del alfa pelinegro, pensativo.– Ojalá no sean muchos, tal vez despidan a unos tres o cinco, quizá, no tengo idea con Jaebum hyung.— Murmuró dudoso.

— Tienes un corazón generoso Yugyeom, a mí me hubiera dado igual si despedían a unos compañeros, soy todo lo contrario a ti.

— No, es que tú eres un hijo de puta.

Esa fue buena djaksjakjs.

— ¡Oye! No es que sea un hijo de puta, soy alguien que se preocupa por su trabajo y además si despiden a otra persona con mejor sueldo me lo dan a mí, debes entender ese punto, Minhee ya lo entendió, incluso me dice "¡Appa, ojalá despidan a alguien hoy!" cuando me voy a trabajar.— Yugyeom dejó ir una gran carcajada en su lugar, seguidamente de Mingyu a favor de sus propias enseñanzas a su pequeño. De repente todo se puso oscuro para el alto, que dejó de reír, dándose cuenta que al fin llegaron al edificio después de ese tiempo transcurrido.

— ¿De verdad le enseñaste eso?

Cuando tengamos un cachorro hay que ser como él.

— Preguntale cuando vayamos a recogerlo a las dos, antes de irte al restaurante.— Asintió con total sinceridad, Yugyeom abrió la boca sin poder creerlo y el moreno estacionó entregándole otra vez las llaves al Kim.

— Que mal padre eres por Dios.— Apagó las luces del auto y cerró las puertas cuando salieron, Mingyu sonrió alejándose de reversa mientras hacía una seña de amor y paz.– Le enseñaré a decir "appa es un estúpido", seguro le vendrá bien.

— ¡Me he pasado tres años diciéndole recorcholis Kim Yugyeom, no lo arruines!

— ¡Appa Mingyu babo!— Respondió siguiendo su camino con total tranquilidad y se rió de la cara de su amigo apenas entró al elevador, despidiéndose con un besito en la mano en su dirección.

¿Quién dice que dos alfas no pueden ser gays entre ellos?

— No somos gays entre nosotros, sólo somos diferentes.— Se defendió abriendo la puerta del departamento y entró, cerrándola detrás suyo callado, se quitó la sudadera sintiéndose pegajoso mientras rascaba su barbilla. Se daría una buena ducha, por supuesto.

Todos dicen eso.

— Lobo tonto.

[...]

— Roja.

Negra.

— Roja.

Negra.

— Que roja y no está a discusión.

Tú le pediste ayuda a tu instinto y tu instinto te está diciendo que la negra.

Lo dije en broma alfa idiota.— Rodó los ojos, colocándose la chaqueta roja frente al espejo y acomodó sus mangas conforme a como se veía esa tarde, presentable y casual, para nadie, pero le gustaba su aspecto.– Mañana llevaré la negra, ahora deja de intentar que gruña.— Bufó guardando su billetera en la bolsa de su pantalón, seguido de tomar las llaves, una botella de agua y la mochila donde llevaba sus cosas para el día en el restaurante. Su alfa sólo se removió dándose la vuelta, tan en su contra como siempre.

Ya da igual, aunque literalmente te llamaste a ti mismo idiota.

Prefirió tragarse toda clase de comentario, pasó una mano en su cara evitando ese pelea tan típica entre su lobo y él. Iba a pasar el día entero sin pelear con su amigo, estaba dispuesto a dejarlo ir por una vez en su vida y volverse un compañero más tolerable, debían tener una buena conexión de lobo y humano, así como los demás. Salió de su departamento tranquilo, cerró sin prisa, para luego caminar al elevador a unos metros y saludar en una reverencia a la señora que vivía en el otro pasillo, no era mucho de su agrado, siempre que Mingyu iba con Minhee o Bambam ella estaba allí observando todo, totalmente chismosa si se podría decir. Ella no perdió tiempo en preguntarle cosas que contestó sin mucha gana, volviéndola más curiosa de lo normal, y agradeció cuando las puertas de abrieron, liberándolo de tan sofocante espacio con esa señora por varios minutos.

Por algo no tiene marido.

— Estoy de acuerdo.— Sonrió quitándole el seguro a las puertas y encontrarse a Mingyu vestido casualmente, ya que como dijo, no debía ir a su empresa ese día. Alzó la mano llamando su atención y el moreno sonrió apartándose de la cajuela mientras tomaba la silla de bebé para Minhee, depositándola en los asientos traseros.– ¿Quieres conducir otra vez para llamar la atención de las o los omegas de la guardería? Diciendo cosas como "mira, el alfa soltero millonario que viene por su hijo todos los días".— Se burló, Mingyu le arrebató las llaves pegándole en la nuca.

— No tengo el propósito, gracias. Por ahora prefiero hacerla de chófer para el chef más famoso de Corea.— Siguió el castaño, arrancando el motor y esperar unos segundos a que calentara, dio reversa una vez ningún carro pasó y terminó por dar el giro a la salida de nuevo, del estacionamiento.– Me habló Nayeon hoy justo cuando llegué al departamento.— Comentó de repente. Nayeon era una joven chica alfa, pero con una personalidad adorable y agradable hacia los niños. Era profesora en la guardería de Minhee, una de las mejores, por ella es que el cachorro sabía contar hasta el veinte y ya hablar casi bien a sus tan sólo cuatro años, sin mencionar que de por sí era muy listo.

— ¿Qué pasó?

— Me dijo que Minhee dibujó algo, peculiar. No me quiso dar explicaciones, pero quiere que me quede mañana un rato para hablar conmigo, debió irse temprano hoy porque tenía una comida familiar importante o algo así me dijo. Sin embargo, Minhee parecía feliz al dibujarlo.— Su nerviosismo se notaba a kilómetros y ese aroma a menta fresco en él comenzaba a hacerse pesado, una menta muy fuerte, incluso debió abrir la ventana para respirar bien sin ser exagerado.– ¿Y si me descubrió viendo... Eso, una de estas noches pero no me dijo nada? Ay Dios mío.— Se tapó la boca impaciente.

Si dibujó un pene me voy a reír.

— No te preocupes mucho, Minhee es listo, no creo que haya dibujado algo malo... Como un pene.— Siguió el juego a su lobo, aclarándose la garganta en contra de su sonrisa divertida y quedarse serio, no obstante, fue casi imposible no sonreír y que Mingyu no lo notara. Escuchó su gruñido vibrante desde su pecho, pero ni se inmutó a ellos.– Deberían enseñarles sexualidad desde esta edad ¿No lo crees?

Me agrada esa idea.

— Te voy a enseñar lo que es un puñetazo en la cara, eso te voy a enseñar.— Yugyeom se carcajeó sin poder evitarlo, era tan divertido molestar a Mingyu y ponerlo de esa forma al hablar de Minhee, le encantaba como protegía tanto a su cachorro de todo y todos.

Mingyu se había vuelto un gran amigo suyo con el tiempo además de Bambam, su forma de conocerlo fue curiosa, apenas mudándose a su departamento, literalmente. Fue el día en que llevaba sus cosas desde su auto al piso de arriba donde vivía, cuando este se apareció por primera vez en su vida, tendiéndole una mano para llevar las cosas entre los dos y comenzar a conocerse como buenos vecinos de diferentes pisos y lados del edificio, porque el departamento de Mingyu estaba en la parte derecha del lugar, ya que habían izquierda y derecha. En ese entonces el moreno todavía no tenía en su vida a Minhee, eso sucedió hasta cinco años después y estuvo en todo momento a su lado apoyándolo, cosa que los unió más aparte de bromear juntos y ser excelentes compañeros de copa.

[De Bambie sabrán un poquito más abajo <3]

A su lobo de por sí le agradó desde el primer segundo, siempre se movía felizmente en comparación a otras personas —sin mencionar a Bambam— y aunque fingiera desagrado muchas veces para coincidir con el otro alfa, lo quería como un buen casi hermano de sangre. Si hablaba de su lobo, este era muy quisquilloso con todo, extrovertido y muy negativo con las cosas, todo lo contrario a su propia personalidad positiva, sin embargo eso los complementaba de una buena manera a lobo y humano. De las cosas más que más coincidían ellos dos era no ser dominantes, mucho menos intentar faltarle el respeto a alguien, más que si se lo merecía de verdad y evitar a toda costa usar la voz de mando con cualquier persona, la odió cuando una vez por incidente recién tomando los dotes de alfa la utilizó con una compañera por un enfado y la hizo llorar.

Jamás utilizaría la voz, nunca, en la vida, primero se mataba a hacerlo.

— Señor me quedo en las nubes Yugyeom.— Mingyu agitó la mano frente al rostro ido de su amigo y el pelinegro parpadeó sonriendo apenado al mayor.– Al fin, pensé que te habías quedado paralizado.— Rió empujándole amistoso.– Ya llegamos, ¿vas conmigo o me esperas aquí?

— Te espero aquí, voy a salir para darme aire, de verdad apestas a preocupación.— Abrió al mismo tiempo que el otro alfa casi asqueado y le miró rodar los ojos como si le diera igual. Mingyu se alejó en dirección a la entrada de la guardería, donde varios y varias omegas salían cargando a sus bebés e incluso betas seguidos de alfas porque esa era la hora límite para ir por ellos. Unos niños más pequeños que otros, algunos apenas siendo unas bolitas en su manta y otros gritando felices a sus appas. Un cosquilleo se alojó en su pecho imaginándolo, viéndose en un futuro tal vez muy lejano, allí, en espera de su propio cachorro. Su lobo tuvo un sentimiento agradable sin darse cuenta que se quedó mirando a cada uno pasar como si estuviera enamorado, recargado sobre el auto, y con una increíble sonrisa ilusionada.

Quiero un cachorro, hay que hacer un cachorro, debemos crear un cachorro.

— Es muy pronto para tener uno, todavía nos queda mucho.— Aclaró, esparciendo sin querer sus feromonas en el aire y algunos omegas lograron olerlo, disfrutando de su esencia llamativa y rica al gusto. Agachó la cabeza avergonzado, decidido a ignorar esa situación. Tras esperar unos minutos, creó una canción con sus dedos en el metal de la parte frontera de su auto, parpadeando apenas vio a Mingyu regresar apenado con Minhee frente a él, sosteniendo dos dibujos en sus manitos feliz y sonrió tiernamente al verlo correr en pequeños pasos.– ¡Minhee!

Ugh, deberías aprender de Mingyu.

— ¡Tito Yeom!— Gritó alzando instintivamente sus brazos al mayor, quien se agachó para recogerlo y cargarlo, mientras besaba una de sus mejillas de la forma más dulce posible, sonrosando estas a los segundos.– ¡Appa no me dijo que ibas a venir con él!— Puchereó mirándolo y luego volteándose al traidor llamado Mingyu.– Te hubiera hecho un dibujo también...

— Oh, no te preocupes Hee, puedes hacerme uno mañana ¿No suena bien?— Los ojitos del pequeño brillaron, asintiendo efusivamente en lo que se abrazaba a su cuerpo. Mingyu bufó celoso, entrando al auto antes que los otros dos teniendo su pequeño momento de "familia" y Yugyeom se rió dándole la espalda a Mingyu para comentarle algo al cachorro.– ¿Te parece que antes de que te ponga en tu asiento le des una sesión de besos a tu appa? Miralo, tan gruñón y necesitado de besitos de su cachorro, deberías sacarle una sonrisa. Luego podremos conversar mejor tú y yo.

— ¡Sí, sí! Voy a darle muchos besos a appa.

Pero que adorable, ¿seguro que no quieres uno ya? Fácilmente puedo controlarte e ir a buscar un...

— No.— Afirmó con el ceño fruncido a su lobo y seguido le sonrió al bebé.– Vamos a completar tu misión de hoy.

Yugyeom siempre había querido a ese niño como si fuera su propio hijo, Minhee desde recién nacido lo aceptó con un enorme cariño, principalmente mostrándole esa adorable sonrisa, unos ojitos pequeñitos y un cabello castaño claro colándose en su carita, además de ser muy amoroso con cualquier persona que se le pusiera enfrente, aunque, también era muy penoso en conocer a gentes nueva. Su primera palabra no combinada entre balbuceos había sido "tito", justo cuando estaba sentado enfrente de él, cosa que le hizo soltar una gran risa llena de ternura y asombro, sacarle un gruñido desde el pecho a Mingyu y a Bambam burlarse del moreno toda esa tarde. Los siguientes años de su crecimiento se basaron en ver a sus tíos y a su appa pelear por cosas absurdas, reírse de tonterías y hacer cosas aburridas para adultos como llevarlo a fiestas de cumpleaños sólo para tenerlo feliz, porque sí, cada uno de ellos hacía lo que fuera por ese cachorro sin importar qué. Minhee lo merecía todo.

— ¡Appa!— Volvió de nuevo al auto, regalándole una sonrisa sincera a su amigo y el pequeño en sus brazos se levantó para ir hasta el alfa sentado como el conductor.– Ven.— Soltó una risita chillona además de cómplice, en lo que Mingyu alzaba una ceja curioso y se acercaba a su hijo, el cachorro no tardó en tomar entre sus manitos las mejillas de su appa, dando varios besitos por todo el rostro del moreno y logró ver una sonrisa llena de amor hacia el niño todavía sujeto por él.– Appa no debe estar molesto, debe sonreír así.— Con sus deditos pasó dos en la curva firme sobre los labios de Mingyu, entregándole un beso en la nariz.

— Ah, mi cachorro, eres tan adorable.— Contestó Mingyu, atrapándolo entre sus brazos y decidió que por sólo ese día iría sentado en sus piernas, normalmente Minhee era tranquilo y no le daba muchos problemas, así que no se preocupaba del todo.– No estoy molesto, mirame, tengo la sonrisa más grande del mundo.— El moreno mostró sus dientes al bebé feliz.

Insisto, le debes dar mis papeles de adopción a Mingyu, yo soy feliz si me lo permites.

Rodó los ojos sin poder creer el comentario reciente de su lobo.

— Ya te dije que es imposible y deja de estar de ideas.— Nuevamente un gruñido fue para él y negó observando como Minhee se concentraba en mirar sus dibujos por unos segundos.– ¿No le preguntarás?— Susurró a su amigo y este le calló, haciéndole entender que esperara un poco más.

— Tito Yeom, appa ¿Puedo preguntarles algo?

— Soy todo oídos lobito.— Respondió, revolviéndole el cabello a Minhee, quien puchereó pero asintió, su padre le dio caricias en un brazito dándole a entender que lo oía claramente y se preparó para hacer la pregunta, jugando con sus propias manitos avergonzado.

— ¿Por qué appa y tú hyung no andan con nadie?— El auto se quedó en silencio por la pregunta tan repentina y Minhee parpadeó aún más curioso.

Sí ¿Por qué no andas con alguien?

Ambos se dieron una mirada nerviosa, Mingyu pidiéndole que le dijera algo a su hijo, casi entrando en pánico y Yugyeom contestándole de la misma forma que no sabía decir nada coherente para el niño. La razón por la cual Mingyu no andaba con nadie era muy obvia, o sea, una sola palabra: Minhee. Por el contrario de Yugyeom, él jamás se planteó conseguir un omega o beta en su actualidad, no le daba mucho interés a los temas amorosos a pesar de su edad y le gustaría cortejar a alguien en algún momento, pero todavía no lo encontraba a un largo futuro si se emparejaba con un omega o beta, quizá para pasar los celos y ya.

— Ahm ¿Por qué preguntas eso bebé?— Cuestionó intranquilo el alfa castaño y Minhee se encogió de hombros.

— Noona hoy nos enseñó lo que son las parejas destinadas en la hora antes de dormir, dijo que cuando crescamos...— Empezó, sin embargo, Mingyu le interrumpió riéndose.

— Cuando sean grandes.— Corrigió besándole la coronilla.

— Cuando seamos grandes.— Asintió felizmente.– Encontraremos a nuestra pareja destinada en algún omega, beta o alfa dependiendo nuestro rango y una vez la encontremos nunca nos fijaremos en nadie más que no sea él o ella, pero hyung y tú appa ¿Aún no las encuentran? Siempre veo a tito Yeom ir solo a su casa, no como tito Bam que tiene a hyung.— El alfa pelinegro suspiró, atrayendo al cachorro a su pierna izquierda y sentarlo ahí para contarle mejor, cosa que Mingyu agradeció.– Yo quiero ver también a los dos con alguien, más appa...— Susurró apenado por la idea y recuerdos.

Deberías complacer los deseos del niño.

— Tu noona Nayeon tiene razón, Minhee.— Contó acariciándole el cabello relajado.– Las parejas destinadas como te dijo, son las que cuando la ves por primera vez, sientes algo único, si tocas su mano un cosquilleo atravesará todo tu cuerpo y te parecerá el alfa, omega, beta, más hermoso o hermosa del mundo.— Picó su moflete y rió al encontrarse las pupilas brillantes del niño.– Tampoco importa si tú eres un alfa y lo encuentras en un alfa, o si eres omega y lo encuentras en un omega, lo importante es lo que nos manda nuestro corazón además de naturaleza.— Terminó de explicar por completo.– Tu appa ahora mismo no está con su pareja destinada porque no la encuentra y tardará mucho tiempo en ser así.— Le dio una mirada de reojo a Mingyu, que tragó ignorando ese hecho.– Luego estoy yo, tu tito Yeom no lo ha buscado en todo este tiempo, pero algún día cualquiera aparecerá frente a él y lo olerás fácilmente en su ropa o piel, así suele suceder para todos y serás de los primeros en enterarte.— Mintió sonriendo convincente.

Cómo puedes ser tan maldito en mentirle a un cachorro, humano idiota.

— ¿De verdad?— Mostró su pulgar al mayor y Yugyeom levantó el suyo juntándolos, como una típica promesa del cachorro y el alfa, aunque entrelazó sus dedos de la mano derecha debajo de su camisa.

— Ahora ¿Por qué mejor no nos dices lo que dibujaste en la escuela?— Cambió de tema, señalando los dibujos en las manitos de Minhee.– Deben ser bonitos.

Al menos él pinta bien desde pequeño.

— El primero es nuestro animal favorito del mundo.— Sonrió enseñándole el dibujo entendible de lo que parecía ser un armadillo y debajo su nombre escrito por una crayola de color verde.– Noona me puso una estrella en la frente pero como se me caía mejor la puso en el dibujo.— Colocó un dedito por encima de la mencionada y los alfas no comprendieron entonces a lo que se refería Nayeon.

— Mira que armadillo tan bonito, seguramente tu appa lo pegará en su refrigerador.— Besó su mejilla haciéndole cariñitos en el estómago.– ¿Y el segundo de qué es?

— Es la cosa que mi appa más odia en el mundo, pero mi noona me dijo que estaba mal.— Se quejó escondiéndolo en sus piernas avergonzado y sonrosado de las mejillas.– Y que nunca debía llamarle así a algo, jamás.— Tragó pensativo.– Es mejor que no lo vean...

Pene, pene, pene...

— Minhee... ¿Podrías enseñarme lo que dibujaste, por favor? No te regañaré ni nada cachorro, sólo quiero verlo.— Sonrió Mingyu tomando la manito de su bebé. El pequeño escondió la cara en el costado del alfa pelinegro, entregándole el dibujo a su appa y al fin los dos pudieron ver el dibujo; era el aspecto de una mujer con cabello castaño, un vestido y algo parecido a tacones rojos, y para empezar eso no era lo importante en la hoja, sino la palabra escrita, cual era con simpleza y mal escrita "sorra". Yugyeom se cubrió la boca aguantándose las ganas de reír y Mingyu se quedó casi shockeado en su lugar.– ¿D-dónde aprendiste que eso es lo que más odio?

— El día que te fui a buscar a tu estudio appa, porque no podía dormir. Quería abrir la puerta y apenas pude vi la foto de una señora vestida así y la llamaste "zorra", y parecías enojado, entonces pensé que eso era lo que más o-odiabas, por eso lo puse ¿Está mal?— Contó quedito y Mingyu asintió de a poco.

— Sí pequeño, yo... Lo dije porque estaba enojado, pero nunca vuelvas a decir esa palabra y mucho menos referido a una persona ¿Sí? No es correcto llamarles así, yo soy un bobo.— Yugyeom sonrió cruzándose de brazos.

— Le voy a decir.

— Ni se te ocurra.— Gruñó en alto espantando al cachorro por su tono y de inmediato volteó asustado para mirarlo. Minhee parpadeó varias veces, mientras sus ojitos se volvían llorosos y un puchero tembloroso se aisló en su labio inferior, listo para llorar del espanto.

— ¡A-appa!— Chilló soltándose a llorar con fuerza, sus dibujo terminaron tirados en el suelo y se empezó a pasar sus manitos por su carita.

— ¡Mal padre!— Le siguió el pelinegro.

¡Horrible alfa!

— ¡Lo s-siento bebé!— Y lo único que pudo hacer en esos segundos el tercero allí, fue abrazar a Minhee en su pecho, calmándolo para que no llorara muy fuerte del susto dado por su padre y negar malhumorado al moreno.– Fue sin intensión mi vida, a-ay...— Yugyeom se dio la vuelta mostrándole la espalda como signo de indignación por parte del bebé en sus brazos. El resto del viaje fue así, sólo que al final Mingyu encontentó a su bebé con un chocolate y unas gomitas sin demasiado azúcar.

Con padres como esos para qué quieres enemigos.

La hora de ir al restaurante no tardó en llegar en ese día y después de devolverse al edificio donde dejó a Mingyu junto a su cachorro, Yugyeom fue camino a su trabajo en menos de viente minutos, en el mismo que Bambam le saludó desde la puerta trasera y ambos entraron juntos para comenzar a soportar ese largo día de cocina además del calor infernal. Y vaya que había sido como lo pensaba el Kim desde un principio, salió empapado de sudor, sin mencionar que todo su traje estaba húmedo y sucio, así que para ahorrarle un poco de trabajo a la persona del lavado en el restaurante, antes de salir lo guardó en una bolsa, lo lavaría él mismo.

¡Brooo!— El típico llamado de Bambam a su amigo no tardó en aparecerse cuando cruzó el umbral de la puerta y el alfa volteando a mirarle se lo encontró con un atuendo totalmente diferente al de su llegada, cosa que le extrañaría en el pasado, ahora le parecía normal ver esos tan repentinos cambios de ropa en el omega. Yugyeom sonrió extendiendo su mano en un puño y el tailandés los chocó en un golpe suave.– ¿Por qué tardaste más en salir?

— Guardaba mi traje, lo lavaré yo mismo.— Comentó como si nada metiendo las manos en sus bolsillos y Bambam asintió sin tomarle mucha importancia.– Al parecer tú te apuraste en salir hoy.— Yugyeom le empujó amistoso al más bajo de altura, que tomó un rápido tono rojizo en sus mejillas.

Es omega y tiene una mejor vida amorosa que tú.

— Cállate lobo tonto.

— Deja eso idiota, te estaba esperando porque tenía que comentarte algo, como no contestas mis mensajes ni una sola vez y me da flojera llamarte, preferí posponer unos cinco minutos mi cita.— Sonrió sarcástico y el pelinegro se rió picándole la nariz al otro.– Ash, de verdad, las cosas que tengo que hacer por ti imbécil irresponsable.

— Yah, no es como que se vaya a volver loco por cinco minutos de atraso.— Rodó los ojos sonriendo a los segundos. Sacó una botella de agua de su mochila, cual le arrebató Bambam para tomarle un gran trago y dársela otra vez como si nada.– ¿Qué sucede? ¿Malas o buenas noticias?

Tiene sus babas, tiene sus babas, que asco, que asco.

— Más o menos, es sobre el restaurante.— Contestó rascándose la nuca un tanto nervioso por pensar de más.– Mañana no trabajaremos, no nos quisieron dar explicaciones y el sábado debemos ir al restaurante de la parte sur por la mañana, a las ocho, creo que irá el jefe de jefes, ya sabes.— Se mordió el labio y el alfa frente suyo abrió los ojos sorprendido, apunto de preguntar algo pero Bambam ya sabía, lo conocía bien.– Todavía no tengo idea del porqué, pero la mayoría supone, que es porque van a cerrar el de esta zona.— Yugyeom casi se atraganta con el agua por estar bebiéndola en medio de la explicación del mayor, eso había sido totalmente inesperado.– Puede ser una suposición, algunos dicen que por eso nos están citando allá, para hacernos el cambio o definitivamente despedirnos.

¡¿Qué?!

— ¡¿Qué?!— Exclamó entrando en alguna clase de pánico y su amigo desprendió un poco de su aroma a mermelada para tranquilizarlo, cosa que funcionó sin problemas.– ¿¡Cómo cerrarlo!? Es imposible, el restaurante va bien y las ganancias igual, mucha gente de alta gama viene de visita y no tiene sentido, además...— Bambam le detuvo pegándole en la frente por su pasada exageración de alfa.– Ugh.

— ¿Acaso no pusiste atención a nuestra conversación del miércoles? Van a abrir un nuevo restaurante a unos kilómetros de aquí, más en el centro y agregarán nuevo personal incluso un poco más capacitado, será del mismo dueño, no obstante, tendrá nueva imagen y nuevo nombre, un cambio total.— Continuó moviendo las manos como si diera a entender la zona y desenvolverse mejor.– Aquí les va bien Yugyeom, pero no tanto como en los restaurantes al sur de Seúl y el que está cerca de la frontera.— Suspiró un tanto desganado, para los dos su comienzo en la cocina fue en ese restaurante, llegaba a ser doloroso.– No es necesario entrar en pánico amigo, ten por seguro algo, nos cambiarán, incluso tu paga puede ser mejor, tan sólo piensalo.

Está mintiendo, te despedirán, te quedarás sin trabajo, en la calle, irás de restaurante a restaurante de quinta para sobreviviiir, moriráaas.

— ¿Y qué sucederá con mi puesto? Tardé mucho para llegar aquí Bam, no me lo pueden quitar así como si nada.— Desconcertado bajó la cabeza y el omega al verlo, sonrió, despeinándole el cabello divertido, aunque duró poco pues el aroma del menor se sentía podrido y se apartó quejándose.– No quiero quedarme en un puesto bajo otra vez...— Miró a Bambam a los ojos y notó su felicidad escondida detrás de esas pupilas decaídas y mueca asqueada.– Tú lo dices porque podrás estar con tu durazno cada hora del día.

— ¡No metas a Jinyoung en esto!— Exclamó pegándole en la nuca avergonzado y se aclaró la garganta.– Aquí lo importante es que bueno, ya mencionado, me comentó hace unos días una cosa.— Sonrió dando un saltito alegre.– A él lo ascenderán de puesto al administrativo, es uno nuevo en el restaurante y si nosotros llegamos, te pondrán como chef principal a ti, una total coincidencia sin querer ¿No crees?

— ¿Estás diciendo la verdad?

Pareces sordo ¿No lo estás oyendo?

— Le puedo llamar ahora mismo a Jinyoung para preguntarle si no me crees.— Bambam se sintió conforme cuando una sonrisa tranquila y el aroma de Yugyeom volvió a ser el mismo de siempre.– No tienes nada de qué preocuparte amigo, todo saldrá maravilloso. Ahora si me disculpas, debo asistir a mi cita con mi alfa y tú vete a morir al departamento ese apestoso.— Le palmeó el hombro dirigiéndose a su propio auto, sin embargo el gruñido molesto del alto le hizo quedarse quieto mientras se reía.– What's up, bro?

— Idiota, antes de que te vayas ¿Cómo te enteraste de todo esto y yo no?— Preguntó extrañado y el omega a unos metros levantó un dedo para que esperara, luego sacó sus lentes, colocándoselos de la forma más graciosa posible.

— Soy el chismoso de nuestro grupo, obviamente iba a saber eso Gyeom, por favor.— Fingió quitarse el polvo del hombro y al minuto comenzar a reírse junto al pelinegro.– Escuché hablar a Namjoon con Taehyung hoy, mientras me cambiaba ya sabes, lo estuvieron comentando y me pidieron de favor si te podía decir a ti porque ambos ya se debían ir, siempre me dejan la carga para todo.

Me agrada tanto.

— Ya, ya, tiene sentido.— Asintió picando el botón de las puertas y abrir todas.– Hasta mañana bobo, gracias por decirme. Suerte en tu cita con Jinyoung y ese chupetón.— Le guiñó un ojo, metiéndose de prisa en su auto y desde ahí puedo encontrar el sonrojo de las mejillas en el omega.

— ¡Gracias y vete al carajo!— Contestó, sacándole el dedo de en medio. Yugyeom se carcajeó prendiendo el motor y fue hacia el frente para salir del estacionamiento de los trabajadores, no sin antes sonar el claxon a Bambam, quien apenas metiéndose en el suyo se lo devolvió en una tipo de canción.

Bambam a pesar de ser un omega, era hasta más fuerte de carácter que Mingyu y el pelinegro juntos, por eso y más se volvió en un amigo tan cercano para ambos alfas en un tiempo determinado, hace más de seis años. Yugyeom fue el primero en conocerlo una tarde al llegar a su trabajo, encontrándose con que contrataron nuevo personal y despidieron a unos de los más antiguos en el mismo. El primero en acercarse a él fue Bambam, comentando que escuchó una pequeña coincidencia de los dos y es que ambos eran del mismo año de nacimiento, entonces Yugyeom se lo terminó de confirmar. Los dos comenzaron a contarse varias cosas de su infancia, como las caricaturas y los juguetes debido a esa misma ya mencionada coincidencia, luego pasaron a sus gustos más de mayores, sus preferencias por música, su forma de vestir —en la cual no coincidieron ni un poco— y entre más, volviéndose de los mejores amigos más caóticos.

Unos meses más tarde Mingyu terminó por unirse a ellos pues Bambam también lo encontró gracioso y burlón en su primer encuentro, más burlón que gracioso en realidad, convirtiéndose en un trio inseparable de amigos en menos de un mes y durando demasiado tiempo. Muchos creían que con Bambam, por ser omega, sentirían alguna clase de atracción por él o viceversa, sin embargo, después de escuchar cosas así de la boca de otras personas, cada uno casi se vomita de tan sólo imaginarlo, era como si les dijeran que estaban saliendo con su hermanito, o sea, algo asqueroso de pensar.

¿De verdad te cambiarán?

— Eso supongo, aunque igual será como comenzar de cero, trabajaremos entre nuevas personas y debo aprender a dirigirles a ellos, tal vez no les agraden mis métodos o les agrade yo... Ah, que fastidio todo esto.— Su lobo se sentó relajando por primera vez esa noche.– ¿Tú qué piensas?

A pesar de como te trato siempre y te desánimo a hacer las cosas, creo que te convendría hacer un nuevo cambio, comenzaba a hacerse rutina cada día de la semana, es bueno para ti tomar nuevos aires.

— Gracias lobo tonto.— Sonrió para sí mismo y lo sintió ahora terminar por recostarse, quedando calmado a su propia merced de emociones.– Es bueno oír algo positivo de ti.

Sí, sí, ahora hay que llegar a casa, ¿no hace hambre? Porque uno de esos ricos filetes en el refrigerador no vendría mal, pueden ser todos si quieres.

— Mejor dos.— Contestó, recibiendo un ladrido de su lobo. Finalmente dio por terminado ese día tan largo, todo se acabó para él, llegaría, cenaría, se daría un buen baño, luego vería algo de televisión y quitaría su alarma pues al otro día no trabajaba, una muy buena velada.

Antes de la tragedia.

— ¿Qué?

Nada, es que siempre dicen eso en las películas después de un suceso tranquilo o los pensamientos del personaje, es fácil de recordar.

— Ah, jamás me quitaré mis palabras clave de la boca.

Lobo tonto, lo sé.

Amo escribir los comentarios de los lobos. 😔💖

Como verán, aquí me faltaron de explicar muchos sucesos sobre los personas y la historia en sí, como por ejemplo de qué fue de la madre/padre de Minhee 👀 y la relación de Bambam con Jinyoung, quienes tienen mucho que ver en este fanfic tanto como Mingyu y Wonwoo. 🥺❤

Espero no estar aburriéndoles, pero al menos para mí que soy la escritora •^•, me parecía necesario hacer estos capítulos contando la vida de los personas principales y cómo tiene que ver el cambio en sus vidas la llegada del otro, sin mencionar a personajes secundarios. uwu

Aún queda mucho que avanzar y hacer, entonces me seguiré esforzando para traer lo mejor. ˎ₍•ʚ•₎ˏ

Lamento si mi redacción no es acá la maravilla, sigo intentando mejorar, y si encuentran algunas faltas de ortografía, avisenme por favor. (҂⌣̀_⌣́)❤

Los tkm, gracias por tanto. ❤

(Recién tengo internet :( )

¡Nos leemos luego!

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