Capítulo 5
Narra el Omega de Ta:
Durante años he deseado hablar con Ta, decirle que está bien que seamos Omega, eso no es un delito, pero él se ha sentido tan culpable, así como nuestra madre, he sentido a su alfa aullar de dolor cada noche, después de que sentenciaron a nuestra familia a venderme. Además, jamás dejaban que el celo golpeara a mi humano en su totalidad, siempre nos daban supresores.
No me sorprende, porque vivíamos en una casa llena de alfas, y lo irónico es la calidez que siente Ta al lado de Bible, es más, me encantaría gritarle que su alfa muere por meternos en su cama. La realidad a la que Bible siempre se aferró para no hacerme nada, fue que Ta solamente lo veía como un hermano mayor y así es.
Aquella noche en que fui vendido, pude sentir el olor de mi alfa cerca, pero habían tantos olores en aquel lugar, que no podía determinar de qué alfa exactamente emanaba aquel aroma. Ni siquiera estando en la mansión de Jeff, porque el miedo de Ta no me dejaba oler con claridad, hasta hoy, cuando me tomó entre sus brazos y me limpió el cuello.
- ¡Alfa, duele! - Gemí en el auto cuando él me llevaba de regreso a la mansión.
- Lo sé, la beta nos está esperando.
- No quiero supresores.
- No, no puedo marcarte... - Siento su dolor y me duele a mí también, así que subí mi mano, pasándola por su pecho, sus hombros y finalmente su mejilla para hacer que me mirara.
- No me marques, solo hazme tuyo...
Caí sobre su hombro en ese momento, él era quien conducía el vehículo en el que íbamos a toda prisa hacia nuestra casa, y para cuando llegamos, yo no podía sostener mi propio peso. Meg nos vio, sus ojos se abrieron en sobre manera cuando vio que no éramos realmente Jeff y Ta delante de ella, pero no hizo nada por detenernos.
- ¡Trae supresores! - Le dijo mi alfa y con la poca fuerza que me quedaba dije.
- Si lo haces, haré que Ta, ya no te quiera cerca nunca más. ¡No quiero los malditos supresores!
Los caninos de mi alfa estaban muy expuestos, lo que indicaba su deseo de aparearse conmigo y marcarme, reclamarme y que nadie más pueda poner sus ojos en mí. Me agarró de la cintura y empezó a besarme, en poco tiempo me veo caminando hacia atrás, pero mis pies apenas y tocaban el piso, así que mejor me colgué de él.
Me agarré con brazos y piernas de su cuerpo, él sin dejar de besarme, me llevó hasta su habitación, donde seguía besándome, antes de abrir la puerta y dejarme caer sobre su cama. Todo aquel lugar tenía el olor bien impregnado de mi alfa, pero yo estaba más concentrado en ver cómo se estaba quitando la ropa frente a mí.
- No debemos. - Dice volviendo a colocar los botones de su camisa y liberé más feromonas para que no pueda resistir. - Por favor, no me hagas esto.
- Déjame buscar otro alfa de los que están afuera de la casa entonces. - Me levanté de la cama con intención de irme, pero él me detuvo, agarrando mi brazo.
- Sobre mi putrefacto cadáver.
Rompiendo mi ropa, una prenda a la vez, salía volando en diferentes direcciones en el dormitorio, mi alfa no estaba siendo para nada amigable, incluso rasguñó mi piel, pero que bien se sentía. Unió nuestros labios en un beso que me extrajo todo el aire de mis pulmones cuando caímos de nuevo en la cama, su lengua no dejaba de dar vueltas, enredándose con la mía y llegando casi hasta mi garganta.
Sus inmensas manos se paseaban con libertad por cualquier parte de mi cuerpo, haciendo lo que parecían pequeñas presiones para él, pero que me dejarían marcas de dedos en la piel. Con manos presurosas intentaba quitarle la ropa, lo más rápido que podía, mis feromonas estaban a todo lo que daban con la agitación de mi corazón.
Mi alfa se inclina a succionar mi cuello, hombros, mis clavículas y trato de encogerme un poco, porque sé que no quiere que su humano me odie aún más, si él llega a marcarme. Aún así, su comportamiento errático y rudo conmigo me estaba gustando y mucho, sobretodo cuando lamió mis pezones antes de morderlos, ganándose mi mirada de sorpresa.
- ¿Me darás cachorros? - Cuestiona antes de meter sus dedos en mi empapado culo e insertar dos de ellos.
- Uhg... Sí alfa... ¿Cuántos quieres? - Gemí con fuerza.
Pronto mi cuerpo vuelve a debilitarse por la necesidad de pertenecerle a mi alfa, lo que provoca que este ponga su pene sobre mi mejilla y lo pase por mi rostro, con una sonrisa maquiavélica. Abrí un poco mis labios y mi alfa sin piedad por mi garganta, empieza a follarme la boca, penetrando hasta causarme unas leves náuseas contra las que luché.
- Haré que me des muchos hijos, mi Omega...
Mi cerebro estaba nublado, mi vista borrosa, mi excitación superaba mis espectativas de mi primer celo cerca de mi alfa; mi cuerpo estaba temblando y apenas era consciente de que mi alfa estaba a punto de follarme. Sentí algo viscoso en mi culo y pronto supe que era él quien me estaba penetrando con su lengua muy lentamente.
- ¡Alfa! ¡¡Duele!!
Mi aullido de desesperación lo hizo apartarse de mis nalgas, antes de tomar un poco de mi lubricación natural y mojar levemente su inmenso pene. Sé que lo hace porque su humano me violó y no quiere lastimarme más, aún estando en celo, las heridas pueden reabrirse si no es cuidadoso con lo que ya una vez tomó.
- Perdóname porque no pude evitar que te lastimara. - Una lágrima proveniente de su ojo derecho cayó en mi mejilla y me dolió verlo llorar.
- Solo, hazme olvidar lo que me hizo. - Le supliqué con genuino amor.
Mi alfa sonrió aún con lágrimas, antes de besarme y de repente, sentí como su polla erecta se abría espacio en un lugar donde estoy seguro que no entraría con facilidad si estuviera seco. Mi espalda se arqueó por el leve dolor que sentí, pero la excitación superaba ese dolor; mi alfa solo se metió en mi cuello para dejar marcas de sus labios y tratar de calmarme.
Sus penetraciones empezaron lentas, con un ritmo constante que me instaba a acostumbrarme a aquella cosa extrañamente fenomenal que se adentraba en mi cuerpo y me hacía ver la galaxia entera. Mis manos rápidamente se afianzaron en su espalda, dejando varios rasguños que hicieran notar lo mucho que me estaba encantando tenerlo adentro.
- Es... Está muy grande... A... Alfa... - Trataba de articular mis palabras, pero salían con muchos jadeos.
- No amor, tú estás muy estrecho...
Dijo eso, con una sonrisa ladina que aceleró el ritmo de mi corazón aún más, y él también aceleró pero sus penetraciones, llegando tan adentro que me hacía delirar de placer. Aquel dolor que sentí al inicio, era como un sueño lejano ahora, todo lo que quedaba, era el placer de ser profundamente penetrado por mi alfa, y de estar siendo tomado por él.
Sus manos se fueron directamente a mis caderas, abrió más mis piernas, salió por completo de mí y se volvió a incertar con fuerza, lo que no me provocó dolor, pero es como si quisiera dejar su aroma bien impregnado. Me abracé a su cuello y mordí su hombro, con nuestros cuerpos cubiertos con una fina capa de sudor por el esfuerzo de amarnos sin importar nada.
- ¡Aaahhh... Alfa!... Muy rico, alfa...
- Mi... Omega... UHHG...
Sus gruñidos eran como música para mis oídos, sabía que estaba disfrutando de penetrarme de esta manera, también me lo dijeron sus labios en mis pezones y sus dientes de mi abdomen. Mi pene estaba muy duro, rozándose con su precioso six pack y provocando que estuviera muy cerca de correrme.
Empecé a masturbarme al ritmo de sus rudas embestidas, sus manos tocaban puntos estratégicos que hacían que todo fuera aún más erótico, y nuestro aroma se mezclaba a la perfección. De pronto, sale de mi interior, me agarra del tobillo y me voltea con rapidez, antes de decirme que así no habrá tentación de mordida.
- AAHHHG...
Un chillido salió de mi garganta cuando se insertó en mí descuidadamente, yo solo me agarré de las sábanas y bajé un poco mi pecho para estar en una posición más cómoda y excitante. Las manos de mi alfa se clavaron en mi culo con fuerza, luego fueron a mis caderas para acelerar los empujes con esa polla que estaba destrozando mi interior.
Mis emociones estaban a flor de piel, porque todo lo que me ha hecho mi alfa, es mucho más de lo que yo esperaba de nuestra primera vez, llevándome a un extremo entre el dolor y el placer. Pude sentir a mi alfa inclinándose hacia mi cuello, sus caninos estaban muy expuestos, me rodeó con su brazo en el cuello y me levantó, acercándome a él.
- ¡No! Por favor... Uff... Tu humano se enojará.
Apretó aún más su agarre y sentí que casi no me dejaba respirar, me corrí sobre las sábanas de la cama de mi alfa, mientras él nudo de hinchaba en mi interior, dejándonos unidos. Caímos de lado, con el pecho de mi alfa pegado a mi espalda, abrazándome fuerte y dejándome ver claramente la mordida abierta que tenía en su antebrazo.
- ¡Alfa, tú...! - Cubre mi boca.
- No debía marcarte, aunque moría por hacerlo. Tu aroma quiero monopolizarlo, debe ser solo mío. - Solo sonreí con su loca respuesta.
- Alfa, debemos hablar sobre un asunto importante.
- No quiero, sigues en celo y déjame aprovecharlo antes de que mi humano venga y vuelva a tratarte mal. - Me reclama con un puchero y siento como el nudo empezaba a bajar.
- Es un asunto serio. - Dije con voz doliente.
- Más que serio, parece muy malo. - Siento su respiración acelerarse, pero él debe saberlo.
- Mi humano piensa escapar, muy pronto nos iremos y no sé si volveremos a vernos. ¡Tengo miedo de no volver a estar así contigo! - Lloré mientras estas palabras salían de mi boca.
- Con esas cosas no se bromea, Omega. - Me quedé en silencio y limpié mis lágrimas. - ¡Eso es un chiste muy cruel!... ¿Omega? ¡¿Es un chiste?! - El nudo terminó de bajar y yo me giré para buscar refugio en sus brazos.
- Por favor, no te enojes con Ta, solo está asustado de la forma en que lo trata tu humano, además, ya lo detuve de suicidarse varias veces y he borrado su memoria. Ya no puede más con Jeff y no pienso detenerlo de alejarme de ti. - Confesé y él se separó impactado.
- ¡¿Por qué?! ¡¿Qué te hice yo para que quieras dejarme?! - Negué con mi cabeza, me subí a horcajadas en su regazo y le di un suave beso.
- Nada mi amor, tú no has hecho nada. Pero entiéndeme, mira mi cuerpo, todos esos moretones no llegaron allí por sí solos. Alfa, si yo me quedo, tu humano me va a matar... Te lo suplico, déjame ir. - Mi alfa acarició cada uno de mis moretones y dejo suaves besos mientras me pedía perdón.
- ¿En verdad, no puedo hacer nada para que te quedes? - Volví a negar con mi cabeza.
- Esta vez, estoy de acuerdo con mi humano, creo que un tiempo lejos de Jeff, podría hacerle ver qué realmente me ama y me quiere cerca. Si eso llega a pasar, mi hermano Bible te dirá cómo encontrarme. - Le di otro beso y varios más para calmarlo.
- ¿Y si no te recupero? - Solo sonreí y lo abracé.
- Júrame que me traerás de nuevo a tus brazos, porque es aquí donde yo pertenezco. - El correspondió mi abrazo y besó mi hombro.
- Lo juro... - Siento como en mi pecho recorren sus lágrimas y apreté aún más mis brazos. - Por favor, dime, ¿cuánto tiempo nos queda juntos?
- Dos semanas, tal vez menos. - Acaricié su cabello y él me hizo una petición.
- No lo dejes salir, quédate... Te pido solo una semana para estar contigo y no le diré nada a mi humano sobre que te voy a perder. - Me alejé y lo besé.
- Una semana, luego les devolvemos el control y por favor, por ningún motivo le digas que me voy.
- Lo prometo mi Omega, pero tú debes recordar todos los días que te voy a encontrar mi amor, y que te voy a traer de vuelta a mí. - Con esa promesa, nos fuimos a la ducha y luego al sofá y fue una semana llena de mucho amor, donde solo existimos nosotros.
- Te amo, Alfa. - Suspiré con lágrimas en mis mejillas cuando él me llevó a mi habitación. - Quédate hasta que me duerma.
- Mi Omega, por favor cuídate mucho cuando estemos separados y siempre recuerda que yo te amo mucho más.
Pude sentir a mi alfa llorando conmigo, lo que fue una semana llena de amor, dulzura y aromas mezclados, terminó esta noche, en la que el ambiente se siente depresivo y no quiero irme, pero sé que mi humano tiene razón en querer alejarse...
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