Capítulo 17




Narra Ta:




Jeff es un completo lunático, a penas pude probar el pastel que preparó mi madre para nuestra boda, antes de que esté loco, me sacara corriendo de la recepción para la limusina. Llegamos al aeropuerto, donde nos estaba esperando su jet privado, pero, ¿cómo es que llevo dos años viviendo con Jeff, tenemos un hijo, nos acabamos de casar y yo no sabía que él tenía un jet privado?

- ¿Por qué jamás me has sacado del país? - Le reclamé, dándole un leve golpe en el hombro izquierdo. - Cuando te fuiste de viaje de trabajo, creí que había sido muy caro el boleto de avión.

- Porque no me lo habías pedido... Además, ¿de verdad me estás diciendo que no se te ocurrió que el dueño de un centro comercial tendría un jet privado? - Me pregunta entre risas mientras abordábamos.

- No me hables... Es más, no dejaré que me toques en toda la luna de miel. - Me quejé cruzándome de brazos, al mismo tiempo que me sentaba.

- Atrévete a dejarme en abstinencia, porque te prometo que no te gustarán las consecuencias.

Me giré para hacerme el indignado y miré por la ventana toda la pista de aterrizaje; en cambio Jeff, se inclinó para abrochar mi cinturón de seguridad y me robó un beso que me calentó todo el cuerpo. Y hablando de calor, lo he sentido todo el día; creí que tal vez era por la emoción de la boda, pero a cada segundo se hace más intenso y empiezo a sentirme débil.

Comienzo a sentir mi ropa interior mojada y cuando mi Omega lucha por tomar el control, gritando que me dejara ir con su alfa, volví a ver a Jeff, quien comprendió la situación en la que me encontraba. Se queja rápidamente que el piloto es un Alfa y que yo no llevo su marca, así que me movió de lugar, llevándome a una habitación dentro del avión.

- Alfa... Hace calor... - Suspira mi Omega con dolor por el temblor en mi cuerpo.

- Lo sé amor. - Cierra la puerta y la bloquea con una cómoda pesada. - Vamos a la cama y yo te ayudo.

A diferencia de cada vez que me folla, hoy está siendo bastante romántico, sus labios están disfrutando de los míos, en una danza lenta y exótica, mientras empieza a quitar mi ropa. Su alfa apareció frente a mí con esos ojos color rojo carmesí bastante imponentes, que siempre veo cuando estoy en celo y me hizo sonreír.

- Mi Omega... Ahora sí voy a marcarte, bebé...

- ¿Bebé? - Mi Omega salió por completo en ese momento, pude notar los ojos de mi alfa emocionarse cuando vio el color de mis ojos. - Hazme otro. Yo quiero otro cachorro...

- Oh mierda... ¡Estoy jodido!

Termina de desnudarme, me carga en sus brazos y me lleva a la cama, donde me acostó con suavidad, pero yo cambié sus planes, al girar y quedar a horcajadas sobre mi alfa. Él me miró como si yo estuviera demente, sin embargo, quise recordar viejos tiempos, acercándome a su rostro para pasear mi pene sobre su cara, así como él lo hizo en mi primer celo a su lado.

Jeff me agarró de las caderas, en un principio solo me ayudaba a moverme más suave, su lengua estaba de fuera, me mojaba lentamente todo mi falo, hasta que me empujó hacia arriba y me giró, quedando mi culo muy cerca de su rostro y con mis manos tuve que sostenerme de su abdomen, cuando me hizo tocar el cielo al sentir su lengua empezar a lamer.

- Hmmm...

Caí con mi pecho sobre su estómago, es de las cosas más increíbles que me hace Jeff cada vez que estoy en celo y se pone a follarme como un demente, que me quiere partir en dos. Con mi cara cerca de su polla, la punta roja pulsante y con unas venas saltadas a lo largo que me hacían babear, además de mi juicio nublado, tuve que chuparlo sin paciencia alguna.

Mi alfa se contrajo en repetidas ocasiones mientras su pene llegaba tan profundo en mi garganta que tenía que luchar fuertemente con el reflejo de las náuseas, así que me tocaba masturbar la mitad y tragarme la otra. De repente, Jeff mete dos dedos en mi interior, la sorpresa me hizo soltar un gemido y me obligó a dejar lo que estaba haciendo.

- ¡Jeff, métemelo! ¡Por favor, ya! - Gemí cuando ya no podía soportarlo más, estoy demasiado caliente.

- Suplica por mi polla y tal vez la tengas... AAAAHH. ¡MIERDA TA, ESO DUELE!

Se quejó cuando le mordí la pelvis, dejando una buena marca de mis dientes y me quitó de encima para poder sobarse y reducir un poco el dolor que sintió cuando le encajé los dientes. Quise reírme ante esa escena, pero estaba tan desesperado por el pene grueso y largo de mi alfa, que me desesperé y volví a subirme para besarlo, mientras me sentaba en su erección.

Me afiancé a sus hombros, en el instante que sentí que su grosor me ensanchaba, mi culo se enganchó con fuerza a esa deliciosa expansión, mis manos despeinaban y tiraban de su cabello. Las manos de Jeff apretaban mi cuerpo con fuerza, dejando marcas por todas partes y con sus labios hacía succiones en mi cuello y pecho.

- ¡Uff... Cómo amo esto! - Jadea mi alfa.

- Alfa... ¡Duro!

Me movía y saltaba sobre él, pero necesitaba más, quería que me doblegara hasta el punto de perderme en un inmenso placer y que me someta a su lujuria como siempre. Me quita de encima y se baja de la cama, antes de agarrar mi tobillo y ponerme en cuatro, llevándome a la orilla de la cama, donde me penetró con fuerza y aunque dolió un poco, me gustó.

Mi lubricación escurría, podía sentirla deslizándose por mis muslos y mi cuerpo a penas resistía los impactos profundos y fuertes de mi alfa. Me agarré de las sábanas y las apretaba en mis manos, al mismo tiempo que bajé mi pecho hasta la cama, levantando mi trasero y dándole más acceso para que hiciera lo que quisiera.

Un par de nalgadas provocan ardor y escozor me hace delirar de placer, estábamos llegando a un momento casi culminante, cuando Jeff decide cambiar de posición y me acuesta con mi espalda sobre la cama. Se mete entre mis piernas y hace contacto visual conmigo al momento de volver a entrar, y entonces me mordió los labios.

- ¡Alfa...! ¡Más...!

Mi llamado y petición salieron con un hilo de voz entre jadeos; Jeff seguía golpeando mi culo con fuerza y el impacto hacía eco en todo el lugar. Era asombrosa la sensación de estar follando duro con mi alfa en un avión, mientras estábamos en pleno vuelo; todo en esa habitación era malditamente erótico.

Los gemidos y sonidos de nuestros cuerpos chocando que llenaban el dormitorio; sentir el peso de su cuerpo, mientras está sobre mí, follándome el culo como si es lo mejor que haya hecho, su cuerpo y el mío cubiertos con una pequeña y fina capa de sudor, por la actividad que estábamos ejerciendo y sobre todo, sus labios aplastando los míos como siempre que se pone salvaje.

- ¡Alfa... Márcame! - Mordí su hombro para que sepa que ya no quiero esperar.

- ¡Mío... Todo mío!

Un gemido gutural salió de la boca de Jeff, mientras me penetraba y luego se inclinó a morderme, sus caninos atravesaron mi piel y me generó un dolor horrible en mi hombro y cuello. Él detuvo sus embestidas cuando sentí el nudo hincharse, su lengua limpió los rastros de sangre en mi marca y me sentía tan abierto que me causaba una leve punzada de dolor.

- Ughh... - Me quejé porque en lugar de disminuir, se hinchaba más. - ¡Me duele! ¡Por favor, apresúrate!

- Yo... No entiendo, a mí también me duele...

Tal vez el dolor se deba a que en mi último celo, Jeff no estuvo en casa; él estaba de viaje y como Nick estaba enfermo, decidí quedarme con Meg para cuidar de mi bebé. Mi alfa no pudo regresar hasta una semana más tarde, para ese entonces, mi celo había terminado y por su trabajo de la expansión del centro comercial que finalmente se dio, gracias a mi familia, casi no había tenido tiempo para mí.

Creo que hace poco más de dos semanas pasaron hasta hoy, sin que él me tocara, y también está el hecho de que me escapé con Apo y Build, así que fue una semana extra. Jeff me besa, tratando de calmarme, además de liberar feromonas que me trajeron calma y luego me besó pacíficamente, no un beso obseno, solo éramos dos amantes demostrando amor.

- ¡Qué lindo tatuaje! - Abrí mis ojos en sorpresa, porque él no sabía del tatuaje. - Dime qué significa.

- Las rosas somos nosotros, las espinas simbolizan a los cachorros que queremos tener y el reloj indica el destino... - Él me miró extrañado.

- ¿El destino?... ¡Ufff! - Primero preguntó y después exhaló, porque el nudo al fin empezó a disminuir y con eso, también el dolor.

- Bueno, se supone que yo era un Alfa, destinado a casarme con otro alfa. Mis abuelos rechazaron a quien debía ser mi esposo y se casó con otro; luego se divorció y me encontró, aunque se desquitaba conmigo por un error que no cometí, él cambió y decidió tratar de ser feliz conmigo. Tenemos un cachorro, estamos casados y ahora hasta su marca llevo. Si eso no indica que con el tiempo, el destino de nosotros era estar juntos, no sé lo que significa. - Me expliqué y él sonrió, mientras salía de mi interior.

- Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, mi Ta... Me diste todo, una razón para vivir, para amar, para ser diferente, para volver a ser el Jeff enamorado y dispuesto a darle una marca a mi Omega. Me diste una familia nueva, que me ama; por eso y más, yo te amo y moriré amándote.

Unas lágrimas se filtraron en mis ojos debido al celo que me pone sensible, así que Jeff me abrazó, besó, mimó y se quedó allí arrullándome, hasta que anunciaron que estábamos cerca de nuestro destino. Jeff me llevó de nuevo al asiento luego de vestirme, me dieron un par se supresores y finalmente aterrizamos en Madrid.

Jeff hizo de nuestra luna de miel, el mes más hermoso, romántico y erótico de nuestra vida juntos, sobre todo por los primeros tres días, en los que aprovechó mi celo y destrozó mi culo a su antojo. Y después, se volvió loco de celos, por cualquier motivo reforzaba la marca, incluso una vez que un Alfa me pasó de lado y me dejó su aroma por accidente.

- ¡Estás verdaderamente enfermo, ¿lo sabías?! - Le reclamé. - Ni siquiera te doy motivos para que me celes de esa forma. Además, si me voy con otro alfa, dime qué piensas hacer... - No terminé de hablar cuando:

- Te mataría... Porque si yo no puedo tenerte, nadie puede. - Me quedé congelado con esa información.

- ¡Lunático obsesionado! - Le recriminé.

- Sí, lo admito; soy Un Alfa Obsesionado contigo amorcito, solo con mi pequeño y hermoso Omega, porque no puedo darme el lujo de perderte, no ahora que somos uno solo.

Sus palabras solo me hicieron reír, de todas formas, ya me acostumbré a estar en discusión constante con este idiota obsesionado por esos celos enfermizos, ya me da igual. Además, lo resuelvo fácilmente, mientras dejo que me dé un buen revolcón en nuestra cama, para que ambos recordemos que aunque existan miles de personas en el mundo, el amor solo vive entre nosotros.

- ¡NICK! - Grité cuando llegamos a casa y vi a mi cachorro primogénito.

- ¡Papá! - Hice un inmenso puchero cuando le extendió sus brazos a Jeff.

- No quiero hablar con ustedes. Me voy a estar solo en mi cama...

- Amor, no te enojes. Te ve todo el día y a mí solo cuando vengo del trabajo.

Aún con la explicación de Jeff, me sentí muy irritado, y las siguientes semanas, mi actitud solo se puso más sensible y rápido lloraba cuando Nick me rechazaba por ir con mi alfa. Hasta que las cosas se pusieron aún más extrañas cuando mi esposo parecía insaciable de mi cuerpo, follándome sin razón alguna, solo porque el sol salía y se ponía.

- ¿Qué mierda te pasa? - Le pregunté un día riéndome, estando desnudo en sus brazos.

- No lo sé, tu aroma ha cambiado. Siento como si me estuvieras seduciendo con un gran descaro y mi alfa se vuelve loco.

Una semana más tarde, me di cuenta que mi ropa ya no me quedaba, entonces fui a una farmacia y compré una prueba de embarazo casera que dio positivo, esa misma noche se lo dije a Jeff, quien saltó de felicidad al saber que tendríamos otro bebé. Unos meses más tarde, nació nuestro segundo cachorro de nombre Pete, es tan tierno y hermoso que me dan ganas de comérmelo a besos todo el tiempo.

Con el paso de los años, mi segundo cachorro, Pete, se volvió más unido a mí y con el tiempo descubrimos que mi primer cachorro es un Alfa y el segundo un Omega, razones por las cuales, buscaron su apego en personas que fueran como ellos. Jeff luchó contra mis abuelos, levantando un imperio junto a mi padre y mis hermanos, dejándolos al borde de la ruina.

Ellos le pidieron ayuda a Jeff, quien aceptó bajo la condición de que se pusieran de rodillas y me pidieran perdón, porque por ellos empezó mi sufrimiento, según mi esposo. Mis abuelos se sometieron, Jeff solo les ayudó, permitiéndoles negociar con los propietarios dentro del centro comercial, nada más que eso.

- Al fin soy feliz, muy feliz.

Jeff siempre dice eso, cuando amanece, cuando juega con nuestros cachorros o después de follarme y yo solo puedo apoyar esa opinión, en verdad durante 12 largos años, hemos podido ser felices.




Fin.






N/A: Aclaro que el tatuaje de la imagen es edición, Ta no tiene ese tatuaje en la vida real, gracias 🤭.

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