Capítulo 1






Narra Ta:




Mi nombre es Ta Nannakun, nacido en una familia de alfas dominantes y se esperaba de mí, que yo también fuera un Alfa fuerte y que tuviera el control de una parte del negocio familiar. Grande fue la decepción de mis abuelos al descubrir que yo soy solo un Omega, el primero después de varias generaciones llenas de alfas.

Fue una deshonra para toda la familia, me vi atacado por todos, menos por mis padres y hermanos, es más, mis hermanos mayores Mile y Bible, eran los que siempre me andaban protegiendo. Fue duro lidiar con la verdad, mis padres, ambos son alfas natos, nacidos de una pareja de alfas y mis hermanos también, pero me contaron una historia...

- Entonces. ¿No eres mi papá? - Pregunté con lágrimas en mis mejillas.

- Lo siento, teníamos la esperanza... Tu madre y yo pasamos por un traspié en nuestro matrimonio hace poco más de 18 años y fue cuando quedó embarazada de ti. Pero no llevas mi sangre.

Mis padres lloraron conmigo, me abrazaron y me dijeron que no importaba lo que pasara a partir de hoy, que siempre tenga presente, lo mucho que ellos me aman y supe que algo malo sucedería. Mi vida con ellos, no fue mala; me trataron bien, mis hermanos no veían diferencia entre nosotros, igual me querían sobre todas las cosas.

Me enseñaron a defenderme, y generalmente, siempre estaban allí para ayudarme con cualquier alfa que quería sobrepasarse conmigo, aunque como todo lo bueno, hubo algo en lo que no pudieron intervenir. A pesar de que Bible fue quien más despotricó, mi familia ya no me quería cerca, porque soy el primer Omega después de una larga línea de alfas.

- ¡Mamá, no puedes permitirlo! - Se alteró Mile.

- ¡Entiendan que estamos sometidos a lo que digan sus abuelos! - Contestó mi papá, con un gran dolor en su corazón. Mi mamá por otra parte, se levantó del sofá y vino a abrazarme.

- ¡Perdóname! ¡Todo esto es mi culpa!

Podría considerar que ese fue el momento más emotivo de mi familia, ese momento en el que se me informó que mi futuro ya estaba marcado, y que ser un Omega, jamás sería aceptado. Mis hermanos se pelearon incluso con mi abuelo, a mí ni siquiera quisieron recibirme, no hay peor dolor que el hecho de que mi propia familia me repudie.

Pronto, mis padres empezaron a llevarme a convenciones de omegas y alfas, donde estos últimos, podían comprar al Omega que ellos quisieran y darles el uso que quisieran, como si de objetos se tratara. No podía ver ni hablar con nadie en aquellos lugares, y tampoco podía llorar, ya era bastante malo estar rodeado de omegas que jamás soltaban sus dolorosas lágrimas.

- ¿Qué tenemos aquí? - Pregunta un alfa, cuyo olor me pareció muy fuerte, pero bastante agradable.

- Este es mi hijo... - Levanté mi rostro y ojos se toparon con los suyos, que se veían muy fríos, como su tono de voz. - ... Su precio es de 2 millones.

- Dime, ¿qué tan bueno es lo que me ofreces en esta puta para que cueste tanto? - Se queja y tuve que bajar mi mirada, sintiéndome completamente humillado.

- No importa la labor doméstica que necesites, él podrá hacerlo todo. Por eso su precio.

¡Mentiras! Mi padre me lo dijo antes de venir aquí, ningún alfa está dispuesto a pagar más de 1 millón por Omega, así que él me puso un precio elevado para que nadie me comprara. Así cuando volviéramos a casa, no podían decir que no lo intentó, pero lo que no vio venir, es que este alfa estaría en una de esas horribles convenciones.

- Si no hace todo lo que yo diga, me devolverás mis 2 millones, más 1 millón por hacerme perder el tiempo, eso claro, si quieres vivir.

Mi padre y yo casi nos fuimos de espalda cuando aquel alfa sacó una maleta llena de dinero, para entregársela a mi papá y entonces sí, ya no había escapatoria, habían logrado venderme. Mi papá pidió que me llevaran a casa al menos para despedirme de mi madre y mis hermanos; creí que jamás volvería a verlos, pero este alfa accedió.

- Si te hace algo, llámame y le partiré los huesos. - Me dice Bible.

- ¡Oye! ¡No nos olvides! - Habla Mile, antes de abrazarme. - ¡Cuídate mucho!

- ¡Perdóname! - Es la palabra que no he dejado de escuchar de la boca de mi madre.

- No hay nada que perdonar, yo no te guardo rencor... Te amo mamá.

Nos abrazamos con fuerza y todos vinieron a hacerme bolita, llorando conmigo, hasta que el alfa se aclaró la garganta e inmediatamente, supe que ya era hora de irme con él. Bible no quería soltarme, fue el que más se quejó con mis abuelos por la dura decisión que habían tomado con mi vida, mi futuro cambió, solo porque soy un Omega y eso es cruel.

Me subí a la limusina de aquel alfa, sabiendo que posiblemente, jamás volveré a ver a mis padres, que ese es la cruda despedida que tuve y que ni siquiera podré ver a Mile y Bible. Mi mente se negaba a mirar hacia atrás, pero mi corazón insistió, hasta que sin poder resistirlo, me giré solo para ver a todos los hombres consolando a mi madre, la imagen más desgarradora que jamás vi.

- ¡Qué sea la última vez que miras hacia atrás cuando estés conmigo! - Habla con fría autoridad el alfa que me compró.

- Sí... Eh... - No sabía cómo debía decirle, así que titubeé por un momento.

- Mi nombre, es Jeff Satur pequeño mocoso. - Me duelen tanto esas palabras. - Apréndete eso y también que no me dirás ese nombre. Soy tu dueño, y me dirás simplemente "Alfa". ¿Queda claro?

- Sí... Alfa.

Nadie me había hablado de la forma tan despectiva en que él lo hace, me duele tanto que quiera verme de menos y humillarme todo el tiempo, es muy feo, nadie merece este trato. Agarró mi barbilla, limpió de forma grosera mis lágrimas y me dolió mucho, me quejé y quise separarme, pero él apretó con más fuerza.

- Por favor, duele... - Desvié mi mirada al ver que sus ojos que parecían despectivos.

- Hasta me provocas ganas de golpearte muy fuerte para que sigas llorando... Si no quieres eso, seca tus lágrimas y no llores delante de mí, o te mostraré cómo se siente el verdadero dolor.

Empujó mi rostro y me golpeé en la frente con la ventana, lo que me provocó un chichón y un dolor de cabeza inmediato, por lo cuales no pude quejarme y tuve que callarme para no enojar más a este Alfa. Antes, mi feromonas estaban llenas de felicidad, podía sentirla irradiando de mí; pero ahora, ya no puedo sentir más que dolor y tristeza por ser tratado de forma tan horrible.

Cerré mis ojos con fuerza y traté de concentrarme en todas las buenas cosas que me pasaron antes de descubrir que era un Omega, e incluso, luego de descubrirlo. Mis padres siempre me dejaron al cuidado de mis hermanos y estos dos me enseñaron a cuidarme y protegerme de todo lo que podría llegar a lastimarme.

Mi vida era bastante buena, aún para cuando descubrimos que soy un Omega, mis padres no me repudiaron, me cuidaron y prometieron que tratarían de encontrar un buen alfa para mí. Sin embargo, mis abuelos creyeron que estaban locos, me consideraron la deshonra de la familia, una basura que debían eliminar lo más pronto posible.

- "¡En cuanto cumpla los 19, lo venderás! ¡De lo contrario, toda la familia los repudiará! ¡Somos alfas natos, no permitiré una asquerosidad como esta!"

En ese momento, me sentí morir, mi madre se negó en repetidas ocasiones y mi padre también se opuso, todo porque ellos querían hacerme un bien y que yo no sufriera, apesar de ser Omega. Pero cuando mis abuelos acortaron nuestros ingresos, limitaron los estudios de mis hermanos y recortaron las raciones de comida que recibíamos, fui yo quien tomó la decisión.

No quería alejarme de mis padres, deseaba seguir a su lado para siempre, pero mis abuelos y el repudio de mi familia era insoportable para mí, ya que sabía que el problema era yo. Sé que mis padres me aman con todo su ser, exactamente así como los amo yo, y no podía permitir que siguieran siendo rechazados por todos solo por mí, y fue hasta mis 21 años que fui vendido.

- Mmmm... - Suspira de pronto el alfa. - Te pones sentimental y tus feromonas son capaces de atraerme...

- ¡NO! ¡POR FAVOR, NO!... ¡TENGO MIEDO! - Grité alterado cuando me agarró del tobillo para acostarme sobre el asiento trasero y tocar algunas partes de mi cuerpo.

- ¡CÁLLATE! - Girta furioso y me da una fuerte bofetada.

Creí que iba a violarme, pero mis feromonas cambiaron, se volvieron en un olor que se percibía el terrible miedo que me provocaba, hasta que se separó de mí y dijo que le daba asco. Me senté, haciéndome una bolita al final del asiento trasero, justo al lado de la ventana y allí me quedé, sin hacer otro movimiento o volver pensar en mis padres.

Finalmente, nos detenemos frente a una gran mansión, varios alfas vestidos con trajes oscuros salieron a recibirnos; al entrar, solo habían betas trabajando en el interior de la casa. Además, no se percibía otro aroma más que el del alfa en aquel espacioso lugar; luego, fui llevado a empujones hacia la que se convertirá en mi nueva habitación.

- No salgas sin mi permiso, no hables sin mi permiso... Es más, pídeme permiso hasta para respirar. - Me dice con voz autoritaria en la habitación.

- ¿Puedo...? ¡AAHH! - Una nueva bofetada ardió en mi rostro, me sacó las lágrimas y sentí un sabor metálico en mi boca, incluso me tiró al piso, así que solo me levanté, bajé mi cabeza y ya no dije nada.

- ¡Te acabo de decir, que no hables sin mi permiso! - Se altera y ya no contesté, solo asentí. - Mañana te quiero en la cocina a las 6 de la mañana, tendrás una hora para preparar mi desayuno y si no está en mi oficina a las 7, juro que te dolerá mucho lo que pasará contigo.

- Sí, alfa. - Contesté al notar que me miró por un tiempo.

- Instálate y vete a dormir...

Terminando de hablar, el alfa me dejó solo en aquella habitación, la cuál se sentía lúgubre, fría y sombría, a diferencia de mi habitación en casa de mis padres. Quería preparar mi ropa para el siguiente día, pero no tuve que escoger nada, el alfa ya había mandado a preparar la ropa según los días de la semana y yo solo tomé una ducha y finalmente me acosté.

Pasé gran parte de la noche llorando, ni siquiera han pasado 24 horas y yo extraño mi casa, a mis padres a Mile y Bible, quisiera estar con ellos, que me abracen y que me digan que todo estará bien. En la mañana, fui abruptamente despertado porque me lanzaron un balde de agua fría con hielo que mojó toda la cama.

- ¡¿Qué mierda crees que haces?! ¡¿ACASO QUIERES SABER DE LO QUE SOY CAPAZ?! - Me levanta el alfa y me zarandea. - ¡VEN AQUÍ ESTÚPIDO MOCOSO! ¡HAZ MI DESAYUNO!

Me llevó a empujones, escalera abajo para aventarme con fuerza dentro de la cocina y caí al piso en una posición, que fue imposible no lastimar algunas partes de mi cuerpo. Al alfa no le importó, así que tuve que levantarme rápido y aún estando en shock por la forma en que me trata, me dispuse a hacerle su desayuno.

Desde que salí de casa de mis padres, ni una sola sonrisa ha cruzado por mis labios, todo es tristeza, dolor y lágrimas; lo peor es que como veo las cosas, así será mi vida ahora. Sobre la mesa, puse fruta, leche tibia, huevos fritos, tocino, pan tostado, café y un jugo de naranja, porque no estoy seguro de lo que le guste desayunar al alfa.

- La próxima vez que pida que hagas algo, hazlo a la hora que lo quiero... Ahora sube a tu habitación y no vas a desayunar, hasta que termines de limpiar y secar el colchón. - Me dijo con voz tranquila, pero con autoridad.

- Sí, Alfa.

Pude sentir su mirada sobre mí, mientras salía de la cocina, yo solo limpié mis lágrimas nuevamente y subí para limpiar la habitación lo más rápido posible, y solo puedo pensar en: ¿por qué mis abuelos tuvieron que repudiarme?...

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