xxxiv. viejos amigos
EL WALRIDER OSCURO,
capitulo treinta y cuatro: viejos amigos!
Diez años después.
CHARLES XAVIER NO PODÍA CREER LO TANTO QUE HABÍAN CRECIDO DAVID Y MADISON, teniendo en cuenta que su diferencia de edad era de dos años. Pero veía la similitud de Dawn en David y la de él en Madison, ya ni siquiera podía admitirlo. Ambos habían crecido, junto con Jean. Sin embargo, algo había cambiado la historia y si Charles o Dawn debían admitirlo, no lo harían. Ellos no lo sabían.
No sabían que sus hijos estaban en peligro y Dawn sabía exactamente quién les acechaba: William Stryker.
Todo había ocurrido en un segundo perdido en el tiempo. Varios militares les perseguían y con solo eso Dawn decidió gritar. Sin embargo, eso no hizo que las cosas se calmasen, empeoró todo. Charles y Dawn decidieron que por el bien de los chicos, era mejor llevarlos lejos de Nueva York. Solo por un tiempo indefinido. Madison y David aceptaron, de la manera más pacífica, hacerlo, sin embargo no fue tan fácil para ellos.
Lo más seguro era bloquear ciertas partes de la memoria de ambos e implantar nuevas. Era lo mejor...para todos. Su partida fue la más dolorosa de todas, pero Charles y Dawn sabían que era lo correcto. Ahora debían enfocarse en los estudiantes de la escuela para Jóvenes Talentos y en que Stryker no encuentre a los hermanos Xavier.
Era lo mejor para ellos. Crear pensamientos falsos era algo seguro, hacerles creer que ellos nacieron y fueron dejados en un orfanato era algo doloroso, pero seguro. Y hoy se cumplían seis meses de que ambos habían dejado Westecher. Dawn lo sabía.
La rubia fresa dejó caer una lágrima de dolor por su mejilla mientras miraba hacia el horizonte, como si fuera una utopía perdida en el olvido. Ella reconocía el peligro, sin embargo, no conocía este lado de la historia. Madison o Logan nunca lo habían mencionado. Ella supuso que era el destino y estaba harta. Harta de esconderse y harta de perder a personas que amaba.
—Madison no querría verte así, cielo—escuchó a Charles detrás de ella—. Hicimos esto por su bien.
Dawn presionó sus labios rosados en una fina línea, sin embargo, no dejaría a su marido sin una respuesta—¿A qué precio, Charles? Porque a veces dudo haber hecho lo correcto.
—Yo también lo dudo—dijo Charles acercándose con su silla de ruedas, Dawn le miró afligida—. Pero hicimos esto para protegerlos. Ellos son el futuro.
—Si les pasara algo...yo no estaría lista para afrontarlo—replicó la rubia fresa soltando otra lágrima—. Es la ley de la vida, una madre no está preparada para ver morir a su hijo antes de ellos. Me duele, Charles, me duele muchísimo.
—Lo sé—murmuró él y Dawn le abrazó—. A mi también me duele. Y me duele verte así.
Dawn se separó de él y lo miró a los ojos. Los años también habían pasado para Charles, él se encontraba con el cabello más largo y ya no tenía su barba, se veía más joven sin ella y eso le hizo recordar a cuando lo había conocido. El tiempo pasaba y ellos envejecían cada vez más, pero lo hacían juntos y eso era algo que tranquilizaba a Dawn.
—Debes dar clase—murmuró ella y sonrió un poco—. Yo debo ir con Jean, me ha pedido ayuda con álgebra.
—De acuerdo—dijo él y besó los labios de Grey—. Te amo.
—Yo igual—dijo ella poniéndose derecha.
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La rubia fresa caminaba entre los estudiantes, buscando a una muchacha de tez pálida y cabello un par de tonos más rojizos que el de ella. En estos diez años, el vínculo que había entre Jean y Dawn Grey era algo fascinante, o con otras palabras, poderoso. Y eso, de alguna manera, no le preocupaba a Grey. Lo veía como algo afectuoso e incluso cercano.
Al dirigirse hacia el vestíbulo principal, se encontró con Jean caminando hacia un par de jóvenes que bajaban por la escalera. Uno con sus ojos vendados y otro ayudándolo. Jean se chocó contra el muchacho vendado y sus libros cayeron pero, cosa que realmente no sorprendió a la rubia fresa, con un movimiento siempre con su mano derecha, ella logró hacer levitar todos los libros y papeles que estaban a punto de caerse. Los acomodó como estaban en cuestión de segundos.
Dawn se encaminó hacia ellos y observó que Jean miraba al muchacho con molestia: 'Fíjate por donde vas'
—No puedo—respondió el muchacho.
La rubia fresa reconoció que el chico con melena larga que ayudaba a su amigo era Alex Summers, sin embargo, al reconocerlo, supo que el joven con la venda en sus ojos no era un amigo, sino su hermano.
Alex miró confundido a su hermano—¿Con quién hablas?
—Conmigo—respondió Jean aún molesta, agarrando sus libros con más fuerza.
—Te oí dentro de mi cabeza.
Jean sonrió de lado—Soy telépata. Leo la mente.
—No entres a la mía—dijo el muchacho vendado—. No quiero que una chica rara husmee por ahí.
—Tranquilo, Scott—Dawn se sorprendió al ver que su sobrina había descubierto su nombre y se acercó más—. No hay mucho que ver.
Dawn hizo presencia frente a los invitados y codeó a su sobrina—¡Jean! No seas grosera con los invitados, por el amor de dios.
'Él se lo buscó' Escuchó la voz de Jean en su mente.
—Deja las excusas para después y ve a clase—ordenó Dawn y Jean asintió antes de retirarse—. Alex, es increíble verte aquí. Bienvenidos.
—Es bueno estar aquí—dijo Alex abrazando a Dawn.
—¿Quién está hablando?—preguntó Scott.
La rubia fresa sonrió al separarse del rubio—Hola, Scott. Mi nombre es Dawn Grey y soy una de las fundadoras de esta escuela.
—¿Alex Summers?—todos escucharon la voz de Hank McCoy en las escaleras.
—¡Hank McCoy!—respondió Alex esbozando una sonrisa y le estrechó la mano—. ¡Oye!¿Qué pasó con el Hank enorme, azul y peludo?
—Uh, lo mantengo bajo control—dijo él mirando hacia todos lados.
Alex asintió y posó una mano en el hombro de Scott—Hank, él es mi hermano Scott.
—Hola, Scott. Soy Hank McCoy, doy clases aquí—McCoy se presentó y miró a Dawn—. ¿Puedes llevarlos con Charles? Mi clase comienza en dos minutos.
Dawn asintió y observó cómo Hank se alejaba, luego sus ojos se posaron en los hermanos Summers—Los llevaré con mi esposo, le encantará verlos.
Alex frunció el ceño—¿Esposo?¿Ustedes...?¿Ustedes están casados?
—Hace quince años—replicó Dawn sonriente—. Y con dos hermosos hijos que están de...intercambio.
—Vaya, no tenía idea—dijo Alex y volvió a abrazarle—. Felicidades a ambos, lo merecen.
—Lo sé y gracias—murmuró Dawn—. Vamos, Charles está dando clase ahora y no le molestará terminar antes.
Grey los condujo por los pasillos de la mansión, observando las diferentes salas y clases que se presentaban, Alex vio eso algo impresionante y ver a una vieja compañera era algo que le alegraba. Dawn no debía leer su mente para saberlo, pero algo le producía curiosidad. Scott Summers. ¿Quién era él? No lo sabía. Cuando giraron en el pasillo, Dawn escuchó la voz de Charles, leyendo en voz alta.
—"Para avanzar con firmeza, el pasado debe destruirse para construir un nuevo comienzo"—leyó él desde su silla de ruedas—. "Comencemos de cero...sin ninguna memoria...en vez de caminar hacia delante y dar un paso atrás al mismo tiempo." Bien, ¿qué piensan que quiso decir el autor cuando escribió todo eso?—Charles giró y se encontró con los hermanos Summers y su esposa en la puerta y todos sus alumnos levantaron su mano—. Ese es su trabajo para mañana.
Dawn le sonrió y todos comenzaron a levantarse, juntando sus cosas y algunos ya salían de la sala. La rubia fresa se acercó y besó sus labios de manera dulce antes de ponerse a su lado.
—Alex—dijo él y tendió su mano, la cual Alex estrechó con alegría entes de abrazarlo—. Qué gusto verte.
—Igualmente.
—Te ves bien. Ha pasado mucho tiempo—añadió Charles.
—Es cierto—declaró Alex separándose—. Tú tampoco estás tan mal—al decir eso, Dawn soltó una ligera carcajada—. Felicidades por su compromiso, mejor tarde que nunca.
—Gracias—dijo Charles tomando la mano de la rubia fresa.
Alex volvió a apoyar su mano en el hombro de Scott—Él es mi hermano, Scott.
Charles, aun sonriendo, miró al chico con los ojos vendados—Hola, Scott. Bienvenido a la escuela para dotados.
—Claro, huh, no siento que sea un don—respondió Scott.
—Nadie lo siente, al principio—replicó Xavier mostrándose más serio y miró a Dawn—. ¿No ibas a ayudar a tu sobrina?
—Digamos que la encontré husmeando en la mente de Scott—dijo ella—. No fue nada, solo un malentendido. Iré a ver qué hace.
Dawn Grey salió por el pasillo, dejando a los hombres solos.
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editado ✓
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