xxiv. los acuerdos en parís


OLVIDO,
capitulo veinticuatro: los acuerdos en parís!



          EL GRUPO HABÍA CONSEGUIDO SALIR DEL PENTÁGONO SIN PROBLEMAS Y TODOS SE HALLABAN SORPRENDIDOS POR LAS HABILIDADES QUE MADISON PRESENTABA. Ahora, todos se encontraban en un jet privado de Charles, preparándose para despegar. Madison, por su parte, se encontraba fuera despidiéndose de Peter Maximoff junto a Hank y Charles.

         —Peter, muchas gracias—le dijo Charles estrechándole la mano—. Cuídate.

         —Vi el plan de vuelo. ¿Por qué van a Paris?—preguntó el cleptómano.

         Charles y Hank se miraron entre ellos, sin saber que decir. Madison se echó a reír y abrazó a Peter, su padre—en ese momento—alzó una ceja ante aquella acción.

         —Te voy a extrañar, Pete—dijo Madison esbozando una sonrisa.

         —Yo también, aunque te conocí hace una hora.

         Charles rodó los ojos—Mads, sube al jet, por favor.

         Ella sonrió y besó la mejilla de Peter con ternura, provocando que el chico se sonrojara. La muchacha subió al jet por las escaleras y se despidió del chico con la mano. Charles Xavier le lanzó las llaves al muchacho y le apuntó con un dedo:

         —¿Podrías devolverlo por mí?—preguntó este y empezó a subir pero se detuvo—. Y Peter...Tómalo con calma.

         El jet, luego de varias horas, se encontraba volando en el aire entre las nubes. Madison se encontraba sentada junto a Logan, Erik se encontraba sentado en el sillón y Dawn estaba frente a él. Charles se encontraba en un asiento cerca del piloto. Dawn miraba a Charles, quien ya en si miraba a Erik. La telepata pudo ver la tensión que había en la sala, pero prefirió no hacer comentarios al respecto.

         —¿Cómo los perdiste?—preguntó Erik de repente.

         —El tratamiento de mi columna afecta mi ADN—respondió Charles de manera seca.

         'Debes parar esto, Dawn, antes de que vaya a mayores' se dijo a si misma.

         'Deja de pensar en voz alta, mamá' dijo Madison en su mente.

         Erik miró a Charles con el ceño fruncido—¿Sacrificaste tus poderes para poder caminar?

         Charles, tras un silencio breve, dijo—Sacrifiqué mis poderes para poder dormir—su voz, por un momento, se quebró—. ¿Qué sabes tú de esto?

         —He perdido bastante.

         El ojiazul soltó una carcajada entre dientes—Ni te quejes, Erik. No justifica lo que has hecho.

         —No tienes idea de que he hecho.

         Dawn abrió la boca para decir algo—Chicos, no creo...

         —Me quitaste las cosas que más quería.

         —Quizá debiste luchar más por ellas—Erik alzó la voz.

         —¡Si quieres pelear, Erik...!—dijo Charles levantándose.

         —Charles, basta—dijo Dawn alzando la voz.

         —¡Peleemos!

         Madison iba a levantarse pero Erik se lo impidió y enfrentó a un Charles enojado—¡Tú me abandonaste!—gritó Charles agarrando a Erik—. ¡Me la quitaste y me abandonaste!

         —¡DETENGANSE LOS DOS!—gritó Madison, mostrando sus ojos negros, dejando a los demás paralizados.

         Logan miró a la muchacha con cautela—Madison, cálmate.

         Repentinamente, Madison sintió voces en todos lados y eso le altero. Todo comenzó a moverse y el avión se descomponía. La mutante se llevó sus dos manos a la cabeza, intentando desviar esas voces. Sus ojos continuaron negros. De su nariz, comenzó a brotar sangre. Charles y Erik se tambalearon hasta quedar sentados en los sillones.

         —¡Madison!—Dawn le gritó y fue hasta ella.

         Charles se alarmó—¡Quédate quieta, Dawn!

         Madison sabía que debía tener pensamientos pacíficos en los viajes en el tiempo, pero esta vez no era el caso. La joven sollozó y sintió un sonido muy agudo en sus orejas. Dawn se arrodilló frente a ella y sintió el alboroto de su mente.

         'Pensamientos pacíficos, solo piensa en cosas lindas' se repetía la joven Xavier repetidas veces.

         —¡No está reaccionando!—replicó Dawn—. ¡Mads, cielo, cálmate!

         Logan, en un movimiento rápido, agarró la cabeza de Madison y provocó un golpe que la dejó inconsciente. Dawn y Charles se quedaron boquiabiertos ante tal acción, pero luego todo volvió a la normalidad. La rubia fresa y el hombre de cabellos largos le miraron enfadados:

         —¿Cómo se te ocurre dejarla inconsciente?—preguntó Dawn.

         —Es sencillo, solo agarras su cabeza y le das un golpe seco—replicó él encogiéndose de hombros.

         Charles observó a Dawn—Ayúdame a ponerla en el sillón.

         Varias horas después, Charles observó como la luna iluminaba el cielo. Había pocas luces que iluminaran el jet, pero en donde él se encontraba sentado la luz yacía encendida. Erik se le acercó con un tablero de ajedrez y lo posó en la mesa. Charles observaba como Dawn dormía junto a su hija que, gracias a dios, había despertado minutos después del golpe.

         —¿Quieres jugar? Ha pasado mucho tiempo—dijo Erik.

         —No estoy de humor para juegos, gracias.

         Erik suspiró y tomó un vaso para servirse Whiskey—Hace diez años que no bebía alcohol—Charles no lo miraba, solo permanecía en silencio—. Yo no maté al Presidente.

         —La bala se desvió, Erik. Dawn me lo dijo.

         —Porque yo intentaba salvarlo y ella lo impidió. Me capturaron en cuanto Dawn me detuvo.

         Charles frunció el ceño y miró a Erik—¿Por qué querrías salvarlo?

         —Porque era uno de nosotros.

         El telepata se quedó en silencio y mirando a Erik. Luego, con un chasquido de lengua, suspiró y negó con la cabeza—De seguro piensas que soy un tonto—negó repetidas veces—. Sabíamos que vendrían tras nosotros.

         —Jamás imaginé que usarían el ADN de Raven para lograrlo.

         —¿Cuándo la viste por última vez?

         Erik se sentó frente a Charles, con expresión seria—El día que mataron al presidente, estaba con Dawn. A ella no la capturaron, pero Dawn no tuvo suerte.

         —¿Y cómo estaba?

         —Fuerte. Decidida. Leal.

         —No, Erik—Charles parpadeó negando—. ¿Cómo estaba?

         Erik le miró seriamente—Estaba...Estábamos...Entendí por qué era tan importante para ti—observó que Charles se llevaba el vaso a los labios y dijo—. Deberías estar orgulloso de ella, Charles. Ella lucha por nuestra causa.

         —Tú causa—Charles le interrumpió—. La chica que yo crie era incapaz de matar.

         —No la criaste, creciste con ella—replicó Erik y miró a las dos chicas que dormían juntas—. Y ahora creo que debes criar a alguien más—dijo refiriéndose a Madison.

         —Y no dejaré que le metas cosas en la cabeza.

         —Ese no es mi poder. Ella tomó una decisión—dijo Erik.

         —Pero ahora sabemos a dónde la lleva, ¿no?—preguntó Charles mirando a Erik seriamente—. Va a asesinar a Trask, la van a capturar y nos van a exterminar.

         —No si nosotros la hallamos antes. No si mañana cambiamos la historia—añadió Erik—. Lo lamento, Charles. Por lo que sucedió...de verdad.

         Charles le dio un trago largo a su bebida y dijo—Hace mucho que no juego. Tú empiezas.

         Y Erik movió una pieza.




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Hotel Royale, Francia.

         El grupo de mutantes se movió en un auto por las calles de París, cruzando el arco del triunfo en el camino. Dawn permanecía al frente, junto a Logan, mientras que Charles, Erik, Hank y Madison se encontraban detrás.

         —París, que pena es visitarte en estas circunstancias—dijo Dawn Grey soltando un suspiro.

         —Considéralo un punto más para nuestra luna de miel, cielo—respondió Charles esbozando una sonrisa.

         Erik y Madison hicieron una mueca al mirarse entre ellos—Ustedes dos me dan asco—murmuró Madison.

         Dawn se volteó a mirar a su hija—Recuerda que tú eres el producto de nuestro amor, así que retráctate.

         Madison rodó los ojos y asintió. Dawn volvió a su posición esbozando una sonrisa de satisfacción. Logan giró y ambos entraron a un pasillo para estacionar. Erik se encargó de sacar a los guardias del camino y todos se bajaron.

         Caminaron por el vestíbulo sin detenerse y se dirigieron hacia la sala donde estaría la reunión haciéndose. Madison por un momento se detuvo y sintió a su tía Raven atacando a todos. Miró a Dawn y comenzó a caminar más rápido. Algunos hombres salieron de la sala y eso paralizó al equipo, pero después de todo, decidieron seguir. Madison fue la primera en llegar y observó a la mutante azul apuntándole a Trask.

         —¡Raven, no!

         Raven Darkhölme miró en dirección hacia esa voz y se encontró con Madison, quien se encontraba junto a Charles y Dawn. Repentinamente, uno de los soldados soltó una pistola electrificada, que le dio un electrochoque a Mystique. Dawn observó que el coronel William Stryker estaba allí.

         —¡Dios mío!—gritó y se echó hacia atrás.

         Stryker se levantó y miró a Dawn—Vaya, vaya. Qué bueno es verla otra vez, señorita Grey—y extendió otra pistola que electrocutó a la rubia fresa.

         La mutante de ojos verdes soltó un chillido antes de caer al suelo, dando convulsiones por el electrochoque.

         —¡Mamá!—Madison se acercó a ella.

         —¿Raven?—preguntó Charles preocupado.

         —¿C-Charles...?—Raven tartamudeó.

         —Vinimos por ti, Erik, Dawn y yo. Juntos—dijo Charles.

         —Creí que jamas los volvería a ver—replicó ella.

         Madison le quitó los cables a su madre y ella se despabiló por un momento. Dawn se levantó lentamente, sintiendo una gran jaqueca en la cabeza. Mientras que Logan miraba atentamente a Stryker. La mutante llevó a su madre hasta la mesa donde se encontraba Raven, Dawn sonrió y acarició su cabello.

         —Dawn...estás viva—dijo Raven.

         —Siempre lo he estado.

         —Lo siento, muchísimo.

         El arma que estaba a su lado desapareció en cuestión de segundos. Dawn se giró para ver a Erik apuntándoles—Erik, suelta el arma—dijo Dawn alzando una mano.

         —¿Pero qué diablos haces?—preguntó Madison intentando no acercarse más a Erik.

         —Asegurando nuestro futuro. Perdóname, Mystique—dijo Erik—. Mientras tú sigas libre, jamás estaremos a salvo.

         —¡ERIK BAJA EL ARMA!—gritó la rubia fresa presa del pánico.

         —Detenlo, Charles.

         Erik negó—No puede.

         Repentinamente, Raven salió corriendo en dirección hacia la ventana. Hank y Madison corrieron para derribar a Erik. Dawn soltó un grito ensordecedor que provocó que las ventanas se hicieran pedazos. Lehnsherr, luego de disparar, golpeó a Hank con un codazo y alejó a Madison de una patada. Eso dejó que Madison se quedara aturdida.

         '¡Mads, tranquila!' escuchó a Kitty Pryde '¡Los voy a perder!'

         Madison observó que Dawn se acercaba a Charles, quien también había sido golpeado. Pero luego observó que Erik Lehnsherr salía por la ventana y se perdía entre la multitud. Habían perdido.

         Erik y Raven ya no estaban.




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