EL WALRIDER OSCURO,
capitulo cuarenta y dos: ella no volverá!

          LA RUBIA FRESA SINTIÓ FRÍO POR UN MOMENTO. A pesar de que llevaba la misma ropa antes de que Stryker ordenara que pusieran a todos a dormir. El leve dolor de cabeza le hizo recordar los pocos fragmentos de memoria que poseía luego de que la oscuridad corrompiera su mente en Cerebro. La joven telepata parpadeó un par de veces, intentando de aclimatarse a su entorno que era iluminado por luces rojas. Sus paredes parecían más de concreto y metal, cubiertas con paneles que de vez en cuando lanzaban choques eléctricos.

          No sabía cómo había terminado allí. En realidad, no sabía por qué había terminado allí. Pero lo que más le sorprendía, era el hecho de estar viva. Sin embargo, deseaba estar muerta para evitar que Stryker le torturara—o le quitara información, o algo mucho peor.

          La rubia fresa miró su reflejo en el suelo, mostrándose diferente esta vez. Sus ojos brillaban en un color morado claro, casi lila. Su cabello mostraba algunos reflejos color blanco en su alrededor y en los costados de su cara, encontraba a aquel mismo dibujo que Walrider tenía cuando ella se comunicó con su paralela.

          Ahora ella era Walrider y Dawn Grey ya no existía.

          Pero, ¿ahora qué debía pasar? Ahora ella se encontraba encarcelada en un hexágono protegido con máxima seguridad y lo peor de todo es que se encontraba sola. Pero volvió a sentir la misma presencia no deseada. Walrider apretó los labios y miró hacia arriba, encontrándose con un ventanal que mantenía a la otra persona protegida de ella. William Stryker miraba a la rubia fresa con atención y ella, claro, tenía ganas de freírle la cabeza.

          —Me sorprende verte despierta después de un gran golpe en tu cabeza—comentó Stryker esbozando una sonrisa arrogante—. Quisimos ser más suaves, pero la situación no salió como lo esperado. ¿Cómo te sientes?

          —Asqueada de ver tu estúpida cara, si soy honesta—dijo ella en voz alta, sintiendo que el enojo hervía sus venas—. Preferiría estar muerta antes que darte información.

          —Sabes que las cosas no funcionan así aquí, Dawn Grey.

          —No te atrevas a llamarme así.

          —Tú me darás lo que necesito y, capaz, te deje vivir—anunció él apoyando ambas manos en el borde de la ventana.

          —¿Por qué no me matas ya, Stryker?—dijo Walrider mirándolo fijamente con sus ojos lila—. Ya me he cansado de tus juegos. Ve y molesta a otro mutante.

          —No tengo planeado matarte, Grey.

          —¡Te he dicho que ese no es mi nombre!—gritó la rubia fresa con furia—. ¡Dawn Grey está muerta!¿Entiendes?¡MUERTA!

          —¿Y tú quién eres si ya no eres Dawn Grey?

          Walrider sonrió de lado, esta vez mostrando más arrogancia—Oh, espera, todavía no me he presentado—y se inclinó—. Mi nombre es Walrider y seré tu peor pesadilla.

          —Será muy complicado sacarte información—murmuró él rodando los ojos—. Tenemos muchos métodos para hacerte hablar.

          Walrider no dejó de sonreír—¿De verdad? Pues ven por mí, imbécil.

          La rubia fresa observó que Stryker cortaba la comunicación y miraba a un par de soldados, luego vio que él señalaba a la mutante. Walrider supo que lo había provocado y por eso no borró la sonrisa que se encontraba en sus labios.

          'Quiero saber toda información que ella sepa. ¡AHORA!'

          Dentro de muy poco vendrían por ella y ella ya tenía un plan.

          Como si fuese algo inmediato, sintió las alarmas de una puerta que se abría. La de ella. Walrider se giró y miró hacia la misma, con completa atención y alzó una mano, luego la otra y sus palmas comenzaron a iluminarse de color violeta. La puerta finalmente se abrió, dejando entrar a varios soldados que apuntaban sus armas hacia ella. Pero con un solo grito, Walrider juntó sus manos para separarlas de manera violenta, haciendo que los soldados terminasen contra las paredes electrocutadas.

          Nunca había sentido aquel tipo de poder en su cuerpo, pero se sentía tan bien, que a Walrider no le importó. La rubia fresa salió de allí y observó los pasillos vacíos. Pronto la buscarían y ella debía buscar a sus compañeros.

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          Walrider caminó rápidamente por los pasillos de una base que ni ella conocía, se mantenía alerta a todo momento, cruzándose con un par de guardias en el camino—cosa que realmente le molestó, y sabía que a la larga, Stryker terminaría por saber que ella había escapado de su celda. La rubia fresa puso dos dedos en su sien y se encontró con dos guardias que no vieron a la mutante y continuaron caminando con tranquilidad. Al final del pasillo, ella observó que había una joven de cabello rojizo mirando a los mismos guardias y luego volvió hacia una puerta con otros dos mutantes. Walrider los reconoció en cuestión de segundos: Jean Grey, su sobrina, Scott Summers y alguien azul a quien no conocía en absoluto.

          —¿Por qué tardas tanto?—preguntó Scott.

          La rubia no dudó en acercarse—¿Jean?

          Los tres mutantes soltaron un respingo y se dieron vuelta al escuchar una voz que los delataba. Jean se ablandó al ver a su tía frente a ella, sana y salva, que no dudó en ir a abrazarla. Walrider, de alguna manera, poseía los recuerdos anteriores de Dawn Grey y sabía que no olvidaría a su propia sobrina.

          —Es bueno verte a salvo—dijo Walrider y Jean le miró con confusión—. Pensé que Stryker los había dejado en la mansión.

          —Digamos que Kurt nos ayudó—dijo ella señalando al chico azul—. ¿Qué le ocurrió a tu cabello? Y tus ojos...ya no son verdes. ¿Qué está sucediendo, tía Dawn?

          —Yo no soy Dawn, Jean—respondió ella—. Ya no más. Dawn Grey está muerta gracias a la oscuridad que Apocalipsis introdujo en su mente. Ahora solo queda su otra mitad: Walrider.

          —No lo comprendo—murmuró la pelirroja—. ¿Cómo es que aún puedo sentir a la actual Dawn?

          —Ella ya no tiene salida, sus recuerdos son intactos, pero aquella parte de ella se esfumó y no volverá.

          —¿Podemos dejar la charla emotiva para después?—preguntó Scott y miró a Kurt—. ¿Cómo es que no puedes entrar?

          —Hay un campo alrededor, como en el helicóptero—dijo Kurt.

          —Debe haber una forma de cortar la electricidad—dijo Jean.

          Walrider miró a los tres jóvenes—Pues vamos a buscar.

          Los cuatro mutantes caminaron lentamente entre los pasillos, siendo cautelosos de no encontrar a ningún soldado. Fueron hacia una puerta, donde se encontraba un hangar y repentinamente vieron pasar a dos soldados y todos se pusieron contra una pared. La puerta del mismo se cerró. Scott miró al resto del grupo—Chicos, esa podría ser nuestra salida.

          'Escúchenme, habitantes de este mundo.'

          Esa era la voz de la persona que Dawn más amaba en el mundo. La voz de Charles Xavier.

          —¿Qué es eso?—preguntó Kurt.

          'Esto es un mensaje.'

          —Creo que es el Profesor—anunció Jean.

          —Es Charles.

          'Un mensaje para todos los hombres, mujeres y mutantes.' Dijo otra vez. 'Han perdido su camino. Pero yo he regresado. El día del juicio ha llegado' Walrider supo que Charles estaba bajo la influencia de Apocalipsis y se veía intrigada por el mensaje. 'Todos sus edificios, todas sus torres y templos, caerán y el amanecer de una nueva era surgirá. Pues no hay nada que puedan hacer.'

          'Dawn...'

          Escuchó aquel nombre como un eco tan lejano. Y Walrider supo que Charles estaba buscándola. Tocó su cabeza y se concentró.

          'Para evitar lo que se avecina.'

          'Dawn, si es que todavía sigue tu mente ahí, concéntrate en mi voz.' Escuchó a Charles. 'El Cairo. Búscanos, Dawn, por favor. Búscanos. Búscanos.'

          'Este mensaje es por una razón. Para decirles que los más fuertes de entre ustedes, aquellos que tienen el mayor poder...protejan a los que no lo tienen.'

          Walrider, no volvió a sentir a Charles en su cabeza.

          'Búscanos, Dawn. Búscanos. El Cairo, búscanos, por favor.' 

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