Epílogo

Tenía una teoría, Wilson siempre creyó que podía arreglar el mundo, creyó que podría salvar a su mamá, creyó que podía salvarme a mí, y sí lo hizo, murió como un héroe, pero, ¿a qué costo? ¿A qué costo la maldad de este mundo puede hacerte ir contra tu propio hijo para callarlo? Al menos se supo todo lo que hizo Warner Walter, el hombre más corrupto e influente que había existido, andole una multa de 70 años por todos los cargos.

Wilson hizo justicia por todas esas personas que fueron extorsionadas o violentadas por su padre, ahora se pudriría en la carcel, desgraciadamente la puñalada que le dio Wilson solo lo dejó herido, pero logró sobrevivir para recibir su condena.

Esperé un poco mientras él se acercaba del otro lado del vidrio, tomé el teléfono al igual que él, ese rostro serio, rudo, el de un asesino.

—¿Entonces tu eras la puta de Wilson? —soltó con la evidente intensión de molestarme.

—Su esposa, era su esposa —dije con la mirada fija en él—, y quiero que sepa que a pesar de que él tuvo una escoria como padre, él fue lo contrario a ti, él fue la mejor persona que ha pisado este planeta y debíste morir tú, no él.

Él relamió sus labios y murmuró:

—Pero no fue así.

—De igual forma se pudrirá aquí —continué diciendo—, y recordarás cada día que estás solo, porque lo perdió todo quedando miserable.

No le di la oportunidad de hablar, eso era todo lo que quería decirle, me retiré de ahí aún sintiendo que dolía, sin embargo estaba curando, al igual que mi enfermedad; cada día me acostumbraba al dolor hasta que se volvía parte de mí.

***

Unos meses después...

Fui a la tumba de Wilson, tocando la lápida, leyendo lo que decía como si aún no pudiera acostumbrarme a grabado que su mamá le mandó a hacer.

WILSON WALTER

2007- 2024

El mejor amigo, mejor hijo, mejor pintor.

Le cambié las flores a unas más frescas, y coloqué su música favorita de rock por un rato, llevaba una de sus camisetas de star wars, me quedaba un poco grande pero me agradaba sentir que seguía conmigo de alguna forma, a pesar de que había aceptado que él no volvería. Paulatinamente, fue menos doloroso venir a ver su lápida, antes era insoportable y no dejaba de llorar, ahora empezaba a aceptarlo.

Luego la música se cambió a la de Stephen Sanchez con Be More, y sonreí.

—¿La recuerdas? Es nuestra canción, esa que bailamos en la habitación...

Empecé a tararearla recordando ese momento que parecía eterno, que parecía vivo... que podía recordarlo miles de veces sin cansarme.

Lástima que los recuerdos no pueden abrazarse ni sentirse, solo se quedaban encasillados en nuestras mentes para siempre.

—Gracias por hacer que viera la vida desde otra perspectiva —susurré—, gracias por haber existido y llenarme de felicidad.

Me recosté mientras el sol me iluminaba la cara y empecé a leer en voz alta los libros que me prestó como si él realmente pudiera estar junto a mí, o al menos así lo sentía en el viento, en mi sonrisa, en todo lugar. Estos pequeños detalles me hacían recordar que aunque la vida podía ser gris, habían pequeños toques de colores que podían llenarnos de felicidad.

FIN.

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Gracias por haberme acompañado hasta acá y decirme en el grupo que actualizara jajajaja! es una historia muy fresa, suave, tal vez triste, algo un poco diferente a lo que estan acostumbradas a leer de mí, pero en realidad no soy de encasillarme en un solo género... esta historia la guardé en mi corazón y tal vez no quería terminarla porque sabía desde un principio el final... pero nos enseña a que la vida hay que disfrutarla a cada segundo, así pensemos que es desabrida, en pequeños espacios encontraremos nuestra felicidad...

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