Capítulo 41: Mi esposo secreto

Capítulo 41: Mi esposo secreto

BORSUN

—Wilson, no puedo empujarte a hacer esto —dije incrédula luego de unos segundos de ver el anillo en mi mano, aún no podía creer que esto de verdad estuviera pasando.

—No me estás empujando —dijo—, yo lo estoy haciendo porque te amo.

Yo también lo hacía, pero... era mucho.

—Eres muy joven como para casarte y mucho menos conmigo ¡es absurdo!

Aún así las lágrimas escaparon de mi rostro, él tomó el anillo y tomó mi mano, yo tapé mi boca.

—Borsun Young —dijo mirándome a los ojos—, personas como tú solo se encuentran una vez en la vida, no me importa que seamos apenas unos niños, yo te amo y quiero casarme contigo ¿y tú?

Afirmé con la cabeza en respuesta, él me colocó el anillo y lo abracé.

Mis padres salieron de la casa lanzando serpentinas y grabando todo, al parecer todos eran cómplices de esto.

Me mantuve abrazada a Wilson sintiendo que era una locura, sin embargo, no me arrepentía de seguirlo, ambos éramos unos locos juntos y eso era lo que me encantaba.

Esa tarde salimos, Wilson manejaba a comprar unos medicamentos para mi y para su madre que tomaba vitaminas, y me llevó a que me distrajera, este día me sentía mucho mejor dentro lo que cabía en mi cansancio y la gripe. Pasamos por el registro civil y murmuré en broma:

—¿Qué tal si nos casamos de una vez?

Después de que lo dije, me sentí algo estúpido.

—¿Qué? —preguntó.

—Perdón —negué con la cabeza— a veces digo cosas sin sentido...

Detuvo el auto estacionándose abruptamente a un lado.

—Le dije a tus padres que podríamos casarnos en unas semanas —dijo Wilson y fijó sus ojos claros en mí—, pero... Podemos casarnos ahora, ¿los llamamos?

Oh, no creí que le parecía buena la idea, pero al ver ese brillo en su mirada, me animé aún más.

—No le digamos a nadie —prepuse sabiendo que se iban a negar— que sea un momento íntimo, luego tendremos la boda en la iglesia con todos...

—Necesitaríamos un permiso —lo pensó por un momento, somos... Menores de papá. Creo que puedo conseguir un permiso falso, ¿estás segura?

Me miró por última vez a ver si me arrepentía, pero obviamente no me arrepentía de esto.

—Sí, solo si tú también los estás. —dije.

Sonrió y respondió:

—Tus deseo son órdenes para mí.

Esa misma tarde Wilson y yo subimos al registro civil, y con el permiso falso, Wilson y yo nos casamos ese mismo día, sin decirle a nadie, sin hacer escándalo, solo nosotros siendo cómplices de nuestra unión legal en secreto, comprando unos anillos de imitación baratos que se encontraban en las máquinas de juegos pero que valían muchísimo para nosotros.

Ahora era la señora Wilson.

Wilson se quedó conmigo en la sala de mi casa viendo buscando a nemo, era de mis películas favoritas, yo en sus brazos a punto de quedarme dormida con nuestras manos agarradas, me sentía enormemente cansada cuando él me dio un beso en la frente y dijo:

—Aún queda una sorpresa más.

Lo miré con los ojos entrecerrados.

—¿De qué me hablas? —pregunté.

—¿Vamos a tu habitación?

Algo dudosa afirmé con la cabeza.

—Vale.

Subimos lentamente, paso a paso para que yo no me desmayara, me sentía cada vez más débil pero por él me hacía la fuerte. Cuando Wilson abrió la puerta, mis ojos se enfocaron en la pequeña pecera con un pez payaso nadando ahí, al lado donde había enmarcado el dibujo de flor que Wilson en nuestro viaje.

—Wilson, ¿qué hace un pez en mi habitación? —Me reí acercándome para mirarlo más de cerca, era muy pequeño.

—Es nuestro hijo. —dijo Wilson acercándose también a la pecera. Lo miré incrédula.

—¿Qué?

—Pues —dudó un poco—, la última cosa de tu lista de deseos era casarte y tener un hijo, entonces decidí que deberíamos adoptar un bebé pez.

—¿Entonces este pequeño pez payaso es nuestro hijo? —dije maravillada mirando otra vez al pecesito naranja de franjas blancas.

—Así it. —dijo Wilson.

—¿Y cómo lo vamos a llamar? —dije tocando el vidrio— ¿Nemo?

—Se me ocurría algo como... Uhm, más bonito.

Lo pensé por un momento y dije:

—Cupido.

—¿Cupido?

—Sí, es el fruto de nuestro amor —alcé la vista hacia él—, así que llamémoslo Amor.

Wilson sonrió, esa hermosa sonrisa que ahuecaba sus hoyuelos y respondió:

—A partir de hoy, el pequeño pez payaso se llamará; Cupido Walter Young.

Se acercó a mí y entonces me besó, a pesar de que estaba cansada y cada vez más débil, mis hormonas no pensaban igual.

—Deberíamos consumir el matrimonio. —propuse analizando su mirada, él alzó ambas cejas.

—Señora Walter qué atrevida.

Le abrí la camisa botón por botón y entonces con suavidad me llevó a la cama.

Mi esposo secreto se llamaba Wilson Walter y esa noche consumimos nuestro matrimonio.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top