Capítulo 16: Sociedad de almas
Byakuya Kuchiki
No podía creerme que fuera mi propio Teniente el que estaba robándome la misión, debía haberlo supuesto pero no creí que fuera a ser él precisamente. Estaba enfadado en este momento y aún así, porque él había herido mi gran orgullo, sentía que no podía enfadarme con él, le quería demasiado y sé que lo hizo por mí, para demostrarme que debía haber contado con su ayuda.
Sabía perfectamente cómo debía sentirse cuando decidió hacer una locura como esta que se le había ocurrido. Cuando le había visto en aquel club la primera vez me quedé demasiado sorprendido y estaba tan necesitado de sentir afecto de alguien que lo pagué con él, hasta en el trabajo estábamos teniendo sexo y supongo que eso le dio a malinterpretar que lo quería como a mi puta personal y no como a alguien más del trabajo. Le había prometido que no interferiría su trabajo en el club y lo había hecho desde el primer día en su trabajo de Shinigami, eso era todo culpa mía.
Para ser sincero... tampoco me había enfadado con él, estaba un poco dolido pero no enfadado, le quería demasiado para hacer algo así, pero sí notaba que necesitaba un pequeño castigo por haber hecho esto, quería que pensase bien las cosas para la próxima vez sin que me lo tuviera que ocultar. No quería hacerle muchas cosas, simplemente lo había mandado a su habitación a descansar y su castigo era que pensase que estaba enfadado al menos esta noche para que recapacitase lo que hacía, más que nada, porque yo mismo sabía lo peligroso que podía llegar a ser meterse en estos problemas y Renji ahora mismo estaría hasta el cuello de líos que él mismo se había buscado, como lo de los hollows.
Llegué a la Sociedad de Almas y mi escuadrón ya estaba desierto a excepción de algunos vigilantes. Miré hacia la habitación de Renji, porque estaba su ventana aún abierta y era extraño, debería haber llegado ya ¿Era capaz de haberse ido a cazar más hollow en vez de hacerme caso? Era muy extraño todo esto y empecé a preocuparme un poco, quizá debería volver a buscarle.
Iba a salir ya en su búsqueda, cuando me sorprendió que viniera Ichigo con Rukia corriendo por mitad del patio de mi escuadrón. Desde luego me estaban buscando a mí, porque no había nadie más en el escuadrón y menos que ellos conocieran tan bien como para venir a hablar sobre temas de trabajo o lo que fuera. O buscaban a Renji o a mí y Renji no parecía estar aquí.
Dejé que se acercasen hasta donde yo estaba y ambos venían casi sin respiración, creo que habían estado corriendo bastante rato para encontrarme. Me asustó que llegasen de estas formas, porque eso quería decir que seguramente había pasado algo muy malo y empecé a pensar si podía ser algo de mi Teniente. No dije nada, sólo me quedé quieto esperando a que llegasen y comentasen lo que tuvieran que decirme.
- Byakuya – me llamó mi hermana – menos mal que te encontramos, tienes que venir enseguida, es Renji, está muy grave.
Aquellas palabras me hicieron salir corriendo, porque ni esperé a que me dijeran algo más, directamente imaginé que se lo llevarían al escuadrón cuarto, así que utilizando el shunpo desaparecí ante su vista de inmediato. A mí no me alcanzarían, pero ya llegarían cuando quisieran, no por nada era el más rápido utilizando esta habilidad, exceptuando Yoruichi y eso que había entrenado con ella cuando era niño.
Llegué a las puertas del cuarto escuadrón y como pasaba en el mío, a estas horas no había nadie por los patios de armas aunque sí había una luz encendida en el primer piso, supuse que el de la enfermería, porque ellos siempre la mantenían abierta veinticuatros horas por si sucedía algo, como en el caso de Renji y es que no podía dejar de pensar, que últimamente Renji casi no salía de allí y me sentía en la obligación de hacer algo, de ayudarle aunque fuera un mínimo aunque aún no sabía cómo ayudarle.
Entré corriendo por el pasillo y me dio igual no aparentar el capitán serio y orgulloso de siempre, el que iba a paso tranquilo a todos los sitios, el que parecía tener todo bajo control pasase lo que pasase, no... hoy entré corriendo y es que la salud de Renji me preocupaba demasiado, me hacía perder la compostura que mi familia me hacía tener siempre para no quedar nunca en ridículo, nuestro apellido tenía que dar ejemplo al resto de nobles, teníamos que ser perfectos.
Supongo que si me viera ahora mismo mi abuelo, me caería una buena reprimenda, pero a mí me daba igual en este momento, sólo quería ir a ver a Renji. Entré por el cuarto corriendo y con cara de preocupación encontrándome a los médicos allí junto a mi Teniente con Grimmjow allí presente y el Quincy.
- ¿Qué haces tú aquí? – le pregunté a Grimmjow de mal humor.
- Sólo he venido a traerlo, ya me iba – me dijo – no me gusta estar aquí con tanto... shinigami.
Grimmjow se marchó sin pronunciar ninguna palabra más y me dejó allí con el Quincy, a quien aunque no le caíamos nada bien los shinigamis, no tuvo más remedio que contarme lo que había ocurrido, porque nadie resistía mi mirada inquisitoria, me tenían miedo y acababan soltándome todo y este Quincy no era una excepción.
Me enteré de todo lo sucedido cuando le había dejado en aquel parque y me sentí un poco culpable, es cierto que no sabía lo que le iba a suceder, yo no era adivino, pero aún así me dolía, porque no debí dejarle solo, pero él también me habría dicho de todo si no lo hiciera, porque me habría criticado si me parecía débil para ponerle escolta o tener que acompañarle a todos los lados como si fuera su niñero. Él siempre intentaba demostrarme que era fuerte y aunque yo ya lo sabía, él se empeñaba en tener que demostrarlo en todo, en cualquier momento, así que no me habría perdonado si le hubiera tratado como alguien débil, pero quedaba claro que necesitaba a alguien tras él, al menos hasta que las cosas se calmasen un poco.
El Quincy acabó marchándose también, supongo que no soportaba mi presencia, me veía como alguien arrogante o eso es lo que le habría contado Ichigo de mí. Todo el mundo me veía de igual forma, no había nada que hacer con eso. Supongo que la reputación que mi familia se había ganado hacía que todos me vieran así, porque recuerdo que yo de niño... hasta sonreía, ahora ni eso, me había convertido en alguien digno del apellido Kuchiki, serio, fuerte, noble, orgulloso, frío, nadie podía ver cómo era yo realmente por dentro, excepto Renji, él si había conseguido ver mi parte tierna, mi parte sentimental.
Me senté al lado de la cama de Renji y sé que ahora estaba estable por lo menos que ya era un paso, porque habían estado muy preocupados por su vida cuando lo trajeron. Le habían destrozado el pulmón derecho y ahora mismo tenía puesta la respiración asistida ya que tenían miedo de que el pulmón no respirase con normalidad. Suponía que a medida que pasasen las horas se la quitarían y comprobaría si su pulmón estaba en perfectas condiciones para volver a funcionar como antes.
La verdad es que el cuarto escuadrón era de lo mejor que teníamos en el Gotei en cuanto a temas de sanación y médicos. Su capitana era sin lugar a dudas... la mejor médico que disponíamos en la Sociedad de Almas y de eso estaba completamente de acuerdo. Algunos pensaban que podría haber algún médico mejor por ahí, pero yo lo dudaba. Agradecía también los esfuerzos que habían hecho con Renji para que mejorase, para salvarle la vida pero no estuve de acuerdo cuando me pidieron salir para dejarle descansar.
No tuve más remedio que hacerles caso aunque a regañadientes. Decidí durante esa noche, buscar información sobre Renji, todo lo que hubiera de él me importaba, quería descubrir hasta qué punto estaba metido y engañado en ese maldito club. Acabé en el Rukongai buscando información sobre su origen pero nadie sabía nada ¡o me engañaban! No estaba muy seguro, quizá querían ocultar su información, pero no tenía muy claro por qué, al menos hasta que la administradora del orfanato me hizo una señal para que entrase y fui hacia ella.
Cerró todo en cuanto entré como si no quisiera que nadie escuchase o nos viera hablar y yo no entendía por qué aquí en el Rukongai tenían tanto miedo a lo que pudiera pasar, pero supuse que no era un buen barrio, de hecho se sabía que era el peor barrio de todo, pero no entendía que es lo que pasaba dentro que los nobles no conseguíamos ver.
La administradora al ver que buscaba información sobre todo lo de Renji, me hizo sentarme en una de las sillas de la mesa de la cocina y me sacó una caja con las cosas de cuando Renji era pequeño y estaba a su cargo. Me sorprendió que aún conservase todo aquello, pero tampoco quise comentarle nada y mucho menos cuando por fin alguien estaba dispuesta a hablarme.
- Esos eran sus padres – dijo la administradora mostrándome una fotografía de la vieja caja de zapatos – murieron hace muchos años – me comentó – los asesinaron, no muy lejos de aquí y yo no quise contárselo a Renji, no quería que quisiera buscar venganza por el suceso, simplemente le conté que lo habían dejado a mi cargo. He visto muchos niños lanzarse a venganzas en este barrio y todos acaban muy mal, no quería que a él le pasase lo mismo, pero un día vinieron aquellos tipos y prácticamente se lo llevaron, intenté convencerle de que no fuera con ellos, pero había tanta necesidad en el orfanato, que decidió hacer ese tipo de cosas con tal de conseguir comida – me comentó – siempre nos traía algunas cosas para el orfanato.
- ¿Y lo de la deuda de sus padres? – le pregunté.
- Yo no sé nada sobre una deuda, ya se lo dije a Renji, pero no lo sé, no conocí a sus padres, le encontré llorando en la calle al lado de los cuerpos sin vida de sus padres. No pude dejarle allí solo, así que lo traje a este refugio.
- No tiene deudas – le dije muy convencido – he visto los documentos del club ¿Por qué se lo llevarían?
- Porque es un doncel – me dijo muy segura – suelen venir en ocasiones esos tipos por el Rukongai y se llevan niños, cuanto más jóvenes mejor para que sean más fáciles de manejar en el futuro. Les ponen a trabajar en ese horrible lugar a cambio de algo que necesiten y te aseguro que aquí en el Rukongai, hay mucha necesidad. Muchas veces ni yo misma puedo evitar que se los lleven, como ocurrió con Renji. ¿Vas a sacarle de allí? – me preguntó.
- Sí – le dije muy convencido y ella sonrió – voy a sacarle de allí, te lo prometo. No voy a dejar que sigan destrozándole la vida como lo hacen.
La conversación con la administradora me ayudó mucho, porque empezaba a entender cómo funcionaban esos tipos en el club, engañando a niños para que trabajasen para ellos sirviéndose de sus necesidades, porque recordaba que hasta Renji me dijo que empezó a hacerlo para poder comer y eso me dolía, porque estaban aprovechándose de unos pobres niños, porque Renji estaba perdido si no le ayudaba alguien a salir de ese agujero en el que estaba y yo sería ese alguien, porque no dejaría que le hicieran más cosas, ya había tenido suficiente.
Cuando volví al hospital por la mañana tras no haber pegado ojo en toda la noche, Renji se había despertado aunque aún estaba convaleciente. Me comentaron que estaría varios días hospitalizado por la paliza, pero en este momento me daba igual, sólo quería que estuviera bien y mejor si estaba en el hospital, porque así no tendría que ir al club y me daría tiempo a mí a investigar cómo sacarle de allí.
Aquel día, me quedé con Renji y antes incluso de que pudiera disculparse por su comportamiento, yo ya le estaba besando y es que le había echado demasiado de menos, había sufrido por él, creía que se podía morir allí mismo y ahora me daba igual cualquier cosa que pudiera decirme o los enfados, quería estar con él, besarle, disfrutar y saber que estaba completamente bien, que seguía allí conmigo, ninguna estúpida bronca nos separaría en este momento, si quería quitarme la misión, que se la quedase.
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