Capítulo 14: Pillado

Byakuya Kuchiki

Por primera vez en mi vida, me quedé con Renji toda la noche en su habitación y eso para mí ya era todo un record, porque jamás me había quedado en el edificio del escuadrón, siempre me iba a mi mansión, pero supongo que por hoy podía hacer una excepción. Renji no se encontraba muy bien, había cerrado los ojos por el mareo y se había abrazado con fuerza a mí en la cama.

Le abracé por hacerle sentir mejor, por demostrarle que estaba allí junto a él. A veces su cuerpo temblaba y en esas ocasiones, me gustaba abrazarle más fuerte para que estuviera bien, para que se sintiera protegido a mi lado, porque yo no dejaría que nadie le hiciera daño de ninguna forma. No podía imaginarme aún todo lo que debía haber sufrido con aquellos hollows, pero si se atrevían a volver por allí yo mismo los mataría. Sé que no tenía autoridad para prohibirles la entrada, pero no volverían a tocar a Renji, de eso me encargaría yo y si tenía que hablar con el propio jefe del club para que no se acercasen a mi chico y poner la cantidad de dinero que fuera necesaria, lo haría, pero ningún hollow se acercaría a él de nuevo.

Por la noche aún mientras dormía mi chico, le escuché llorar y sé que era por todo lo que llevaba dentro, pero no podía hacer nada para mitigar su dolor y eso me dolía más a mí, me sentía impotente sin poder ayudarle, quería hacer algo para poder mitigar su dolor, para arrancarle todo ese sufrimiento que Renji llevaba por dentro desde hacía demasiado tiempo y él jamás se dignó a contarme, porque sé que ocultaba cosas, tenía problemas desde hacía demasiado tiempo y yo como capitán debía haberlo notado, pero no lo hice, siempre fue mi torpe Teniente y no me di cuenta hasta que empecé a enamorarme de él, de lo que sufría.

Se despertó sobresaltado y tras tener que intentar calmarle diciéndole que yo estaba aquí con él, pareció tranquilizarse mientras se agarraba a mí. Temblaba como un niño pequeño lleno de miedo y eso sí me extrañaba mucho. Le besé la frente mientras escondía su rostro en mi pecho y le acaricié el cabello.

- ¿Una pesadilla? - le pregunté notando como cerraba sus dedos agarrando mi camiseta con fuerza.

- No - me dijo

- ¿Puedo ayudarte en algo Renji? - le pregunté.

- No - volvió a responderme.

- ¿Qué te pasa Renji? Llevas unos días algo extraño.

- Lo siento - me dijo - lo siento de verdad pero son problemas personales.

- Renji, me gustaría ser algo más de ti que tú capitán y lo sabes, me gustaría ser tu pareja, que pudieras contar conmigo para lo que necesitases, que tus problemas fueran de los dos, ayudarte en todo.

- Te lo agradezco Byakuya, pero estos problemas son demasiado personales y no estoy listo para contarte todo.

- Vale - le comenté dándole tiempo - puedes contar conmigo cuando lo necesites, aquí estaré para ti.

Le besé con calma y suavidad intentando que volviera a calmarse, que se relajase un poco y dejara de pensar en todas esas preocupaciones que le pasaban por la cabeza y que no deseaba contarme en estos momentos. Para mi sorpresa, Renji siguió mi beso e incluso puso mayor pasión que yo, cogiéndome del rostro con sus manos y profundizando el beso.

Bajé mis manos a su cintura acariciándola con suavidad, metiendo mis manos bajo su camiseta para hacer más contacto, para tener más tacto con él. Estaba ardiendo, supongo que por todas las mantas que teníamos encima y con las que yo me estaba muriendo de calor, pero es que Renji siempre fue algo friolero.

Me sorprendió cuando su pierna se puso en mi cintura y me giró colocándose encima con fuerza sin parar de besarme ni una sola vez, sin parar de jugar su lengua con la mía. Creo que intentaba tener sexo conmigo por el simple hecho de no seguir pensando en sus preocupaciones.

- Renji... ¿Seguro que quieres hacer esto?

- Sí - me dijo - por favor, lo necesito.

- De acuerdo - le dije haciendo fuerza esta vez yo para ponerle bajo mi cuerpo, porque a mí me gustaba arriba.

Le besé con mucha más pasión que antes, casi con desenfreno y es que todo de él me volvía loco, lo deseaba como a ninguno, su cuerpo me excitaba y ver sus ojos suplicantes me hacían querer morirme al verle tan dulce, era el chico perfecto y no entendía como pude haber estado tan ciego al no haberle visto antes. Siempre le tuve delante de mis narices y no sé cómo no pude percatarme de él.

Intenté no hacerle mucho daño, porque sé que había tenido unos días muy difíciles y no estaría totalmente recuperado. Le acaricié entero con calma y mucha paciencia, centrándome en que disfrutase. Le besé entero, lamí cada centímetro de su piel, besé sus pezones, los pellizqué con suavidad para no hacerle daño y los rocé con la punta de la lengua haciendo que hasta encorvase la espalda del placer mientras se agarraba con fuerza a mi cabello gimiendo.

Renji disfrutaba y me encantaba escucharle gemir y susurrar mi nombre mientras le veía disfrutar con mis caricias, con mis besos, con todo el sentimiento que fluía entre nosotros, porque sabía perfectamente... que Renji también se estaba enamorando de mí, sólo me hacía falta mirarle a los ojos, probar sus labios para darme cuenta, de que me quería tanto o más como yo a él.

Por suerte, a estas horas estaba todo el escuadrón durmiendo pero aún así, yo creo que algunos de los compañeros que dormían en las habitaciones contiguas debían estar escuchando algo, aunque Renji trataba de morderse el labio intentando no gemir alto y que nadie se enterase de lo que hacíamos. Supongo que no estaría bien visto que yo como capitán, estuviera en la habitación de mi Teniente dándole placer.

Casi me pidió a gritos que se la metiera de una vez y antes de hacerle caso, empecé a preparar su entrada. Se quejó un poco al principio por la intrusión, pero eso lo suponía, no debía estar recuperado de todo lo que le habían hecho estos días. Pensé que quizá era mejor dejarlo estar por hoy hasta que se hubiera recuperado por completo, pero él no quiso, me pidió que lo hiciera, que estaba demasiado excitado y acabé entrando en él con mucho cuidado hasta que llegué al fondo para empezar a moverme.

Al principio se quejaba un poco pero enseguida empezó a disfrutar y es que nunca en mi vida lo había hecho con tanto cuidado como hoy, pero por Renji yo era capaz de hacer lo que fuera, no quería verle herido ni viéndole sufrir como hacía estas noches, en las que prácticamente tenía que dormir agarrado a mí, como el día que estuvo en mi mansión.

Tardé un poco más que las últimas veces en correrme, pero es que aunque estaba muy excitado, quería aguantar un poco más hasta que Renji llegase conmigo y lo conseguí, al menos una de esas extrañas veces en que conseguimos acabar juntos, aunque claro... creo que cuando salí de él, yo esperaba quedarme un rato abrazado, estar con él en la cama, pero no, Renji me miró con cara de asustado cuando me vio salir y lo único que le cruzó por la cabeza, es que no tenía puesto el preservativo. Aquello me extrañó un poco.

Lo siento Renji, se me olvidó - me disculpé sin darle mucha importancia tampoco, yo no tenía enfermedades ni nada parecido y él tampoco.

- ¿Estás loco? - me preguntó - ¿Por qué no lo has puesto?

- Se me ha olvidado, nada más - le dije - ¿Qué pasa?

- ¿Qué pasa? ¿Cuántas veces lo has hecho sin preservativo conmigo? - me preguntó intentando recordar ahora si las otras veces yo me lo había puesto o no, porque realmente él no se había fijado.

- No lo sé, me lo he puesto en el club, el resto de veces no - le dije.

- Madre mía - exclamó alarmado - joder Byakuya que me puedes dejar embarazado.

- ¿Qué? Venga ya, eres un chico - le dije incrédulo.

- Soy un doncel - me dijo y yo no sabía muy bien que era eso - Dios Byakuya, ¿Por qué crees que en el club os obligan a poneros los preservativos? No es por las enfermedades, es para que no nos quedemos embarazados, sólo tienen donceles, chicos que podemos quedarnos.

- ¿Por qué sólo os contratan a donceles? - pregunté.

- No lo sé, quizá porque creen que somos más seductores no tengo ni idea...

- No lo sabía Renji, lo siento enserio.

- Oh joder... van a matarme como me haya quedado.

Lo tomé metafóricamente, porque tener un niño yo no lo consideraba como algo malo, debía ser lo más bonito de la vida. Yo no podía tenerlos, pero supongo que si Renji alguna vez tuviera alguno, querría ver con mis propios ojos la cara de felicidad que debía de tener por ver a su hijo, a alguien a quien has llevado tanto tiempo en tu vientre, dentro de ti, un ser que te hace despertar una sonrisa por las mañanas, no podía ser que les sentase tan mal al club. Perderían algo de dinero, eso estaba claro, no creo que quisieran hacerlo con un embarazado, pero era un niño, un ser inocente.

- Renji... - intenté hablarle para disculparme de nuevo al verme tan afligido.

- Lárgate - me gritó - quiero estar solo un rato, necesito pensar.

No tuve más remedio que irme y me dirigí a mi casa aún preocupado por todo esto. Tuve que buscar información sobre los donceles y me registré toda la biblioteca familiar hasta que lo hallé. De verdad que Renji era una caja de sorpresas cuando quería.

Aquella noche fui al club a tener unas palabritas con el jefe de Renji y le prohibí que viera a más espadas a cambio de pagar más dinero. El jefe aceptó encantando, porque todo lo que fuera dinero para él, lo aceptaba sin poner pega alguna. Cuando se marchó a ocuparse de un asunto con otro de aquellos donceles, aproveché para buscar la ficha de Renji y cuando la encontré, no me gustó nada lo que vi y es que... ni siquiera Renji tenía una deuda que pagar, para ser exacto, él me había dicho que lo habían vendido a este club, pero no salía nada. Creo que el jefe mentía bastante más de lo que me esperaba.

Dejé los documentos de nuevo en su sitio y pensé en salir a buscar a Renji y contarle todo esto, porque no era normal que trabajase aquí obligado por una deuda que ni siquiera existía. Seguramente ni le habían enseñado nunca los archivos y le obligaban a trabajar aquí y a hacer estas cosas... no podía permitirlo más.

Cuando salí, me quedé en blanco viendo como Renji estaba cerca de una barra hablando muy animadamente con algunos clientes y me acerqué un poco sentándome en uno de los sofás tras él para poder escuchar de qué iba aquella conversación donde hasta tocaba a los clientes. Me sorprendió escuchar que hablaban sobre algunos hollow, historias de ellos, los asesinatos que habían realizado en el mundo humano y dónde los habían visto aparecer.

No podía creerme que era él, porque ahora empezaba a pensar, que era Renji quien estaba quitándome la misión. Era un shinigami de alto rango y podía asesinar a todos ellos, además saliendo desde el club nadie sospecharía de él, ya estaba en el mundo humano y no tenía que venir adrede.

Mis sospechas se marcharon por completo cuando le seguí al terminar su trabajo y pude comprobar por mí mismo que Renji estaba matando hollows al acabar su jornada en el club. No podía creérmelo, mi propio teniente creándome una humillación así, robándome la misión y no entendía como podía haber hecho algo así. Cuando se giró tras acabar con el hollow y me vio allí de pie mirándole, se sorprendió demasiado.

- Byakuya... - dijo casi en susurro.

- No puedo creerlo - le dije - ¿Tú? ¿Robándome a mí la misión? ¿Por qué Renji? ¿Qué te he hecho yo para que me humilles así? ¿Crees que necesitaba tu ayuda para matarlos? Soy tú capitán, no necesito que hagan mi trabajo Renji, no entiendo cómo has podido hacerme esto.


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