Uno

Seis Meses

[STILES]

No puedo creerlo, faltar a clases y tener que volver a este maldito lugar por las mismas razones que años atrás: La muerte. No había entrado a esa parte del hospital desde la muerte de mi madre y si fuera por mí no estaría allí, pero iban a regresarme unos análisis anuales que mi padre me obligaba a hacerme.

- Joven Stilinski -Escuche la voz de la enfermera.- Acompáñeme por favor.

La mujer me miraba de forma extraña, con evidente lastima reflejada en la mirada. De seguro al ver lo joven que era y saber lo que iba a pasarme y yo por ese momento aun no sabía se había sentido mal por mi pobre existencia. La mujer me llevó hasta la oficina de un doctor con nombre raro, aunque bueno, no soy quien para juzgar. Entramos y el mismo hombre que me realizó los análisis estaba sentado detrás de un escritorio con unos papeles en la mano.

- Oh, señor Gen...

- Stiles -Lo interrumpí.- Llámeme Stiles, por favor.

El hombre de canas asintió y me ofreció sentarme con una seña de su mano, lo hice y la enfermera se retiró de la oficina. Cuando la mujer cerró la puerta el doctor me miro con el seño fruncido, yo lo interprete como que algo iba mal con mis estudios médicos.

- Voy a serle sincero, no he visto resultados así en su familia desde...

- ¿Mi madre? -El hombre asintió.

- Si, desde el fallecimiento de su madre... me apena decirle que usted parece haber heredado la enfermedad -Me quede petrificado.- Lo siento mucho.

No sabía que decir, estaba a punto de sufrir un ataque de pánico por la noticia, pero me obligue a mantener la calma, no era el momento para entrar en pánico. Trague saliva porque sentía la garganta seca y reprimí las ganas de llorar.

- ¿Cuanto me queda? -Pregunte sin rodeos.

- La verdad es que no considero ético decirle...

- ¿Cuanto? -Volví a preguntar, esta vez mi voz sonó realmente seria.

- Seis meses, la enfermedad está muy avanzada como para que cualquier tratamiento ayude.

- ¿P-pero como? -Mi voz se comenzaba a quebrar.- Debería tener algún síntoma.

- Esta enfermedad se desarrolla dependiendo del huésped, usted es uno de los pocos casos en los que no le ocurre nada.

- ¿Qué va a pasar... al final?

- Padecerá de dolores musculares y migrañas muy fuertes, quizás incluso le sangre la nariz en esos días, al final perderá el conocimiento, pero luego de eso no sentirá nada.

Luego de la explicación me levante de la silla y cogí los papeles, me despedí del doctor con un apretón de manos y salí del hospital camino a mi Jeep para volver a casa. Mientras conducía miraba los papeles con el sello del hospital, por poco y choco contra otro auto a causa de no estar prestando atención, aunque de todas formas iba a morir pronto, así que ¿Qué importaba?. Llegue a casa y mi padre, como siempre, no estaba, subí a mi cuarto y allí me derrumbe sobre el escritorio. Desesperado cogí mi móvil y marque el número de Deaton, necesitaba respuestas.

- ¿Hola? -Escuche su voz del otro lado de la línea.

- Hola Alan, necesito que me respondas una pregunta.

- Vale, dime.

- ¿Si un Hombre lobo mordiera a una persona con cáncer terminal esta se salvaría?

- Hmm... -Lo escuché dudar.- Interesante pregunta ¿Puedo preguntar a qué se debe?

- S-simple curiosidad -Mentí, últimamente se me daba muy bien hacerlo.- ¿Sabes la respuesta?

- Pues creo que si fuera un cáncer apenas empezado o que está siendo tratado podría sobrevivir, pero en el caso de uno terminal la mordida mataría al humano.

- Está bien, gracias de todas formas -Colgué la llamada y arroje el teléfono sobre mi cama.

Perdí toda esperanza, iba a morir y ni siquiera mi manada podía ayudarme ¿Cómo voy a decírselos? Sobre todo a mi padre, a Scott y a Erika, con la cual había comenzado a entablar una gran amistad. Me deje caer en mi cama y me quede viendo el techo, sentí como las lagrimas comenzaban a caer por mis mejillas empapandolas, estaba frustrado, había muchas cosas que quería hacer antes de morir, joder que ni siquiera había ido a una buena discoteca en la ciudad por ser menor de edad, y lo peor de todo ¡IBA A MORIR SIN HABER TENIDO SEXO EN MAS DE UN AÑO! La cosa mas patética que puede pasarle a un ser humano, que digo humano, a cualquier ser vivo. Escuche como alguien abría la puerta de la casa, de seguro mi padre había llegado, me levante de la cama y me quite las lagrimas del rostro, era el momento, iba a decírselo.

Salí de la habitación y me dirigí escaleras abajo, llevaba un sobre de papel madera en la mano izquierda mientras que con la otra sostenía los análisis médicos. Mierda, había dejado los papeles en el auto, acabo de ganarme el tiempo a la persona mas idiota que alguna vez piso la Tierra. Mi padre caminó hacia mí y me abrazó, nuevamente comencé a llorar, Dios que me duele saber que cuando yo no este él se quedara solo.

- Lo siento, lo siento mucho... -Dije mientras lloraba en su hombro.

Él se aferró a mi y me presionó contra su pecho, escondí la cabeza en su hombro como cuando era niño y le tenía miedo a algo, aunque la mayoría de las veces era él quien me asustaba. Cuando finalmente recuperamos la compostura nos quedamos casi toda la noche viendo viejos álbumes de fotos e intentando no mencionar nada acerca de los malditos papeles, yo los cogí y me los lleve a mi cuarto, los escondí en uno de los cajones de mi escritorio para no tener que volver a verlos, supongo que la ignorancia me hacía feliz. Desearía no haber preguntado cuanto tiempo me quedaba, hubiera sido mucho mejor no saberlo. Cuando regrese al primer piso observe el calendario que teníamos en la cocina, era 22 de Junio, el Verano apenas comenzaba y pronto habría un baile en la escuela, aunque no planeaba ir. Hice una cruz sobre este día, tachándolo.

- Me quedan 191 días -Dije en un susurro mientras regresaba a la sala y me sentaba junto a mi padre.

(...)

Desperté a la mañana siguiente porque el Sol me alumbraba la cara de forma realmente molesta, maldito seas Sol, eso es algo que no voy a extrañar.

- Buenos días hijo -Mi padre apareció en el umbral de la puerta y me tendió un café.

Acepte la taza y me lo bebí lentamente porque estaba caliente, me sorprendía que mi padre me dejara tomar café, él siempre me decía que con mi hiperactividad era suficiente para toda una vida. Pero bueno, supongo que es porque voy a morir, de seguro es por eso, sino él no me hubiera traído el café a la cama.

- Estaba pensando que quizás querrías quedarte en casa hoy.

- No, gracias... sonara raro pero quiero ir a la escuela -Le dije con una media sonrisa.- Debo aclarar muchas cosas con mis amigos.

- Está bien, no te voy a retener -Mi padre suspiró.- Pero ten cuidado.

- Lo tendré, papá -Le di un abrazo mientras me levantaba.

- ¿Sabes que te quiero?

- Lo se, me lo dices muy seguido.

- Me alegro de hacerlo, eres lo mejor que me paso en la vida hijo, te amo.

- Y yo a ti papá -Estaba a punto de llorar otra vez.- Sera mejor que me vista o llegare tarde y Harris me enviara a la tumba aun mas rápido -Mi padre me alejó y frunció el seño.- Lo siento, mala broma.

Cuando finalmente estuve solo me vestí como todos los días, unos pantalones simples, una camiseta a cuadros y mi siempre fiel sudadera roja. Al ponérmela me mire al espejo, tantos buenos recuerdos en los que he llevado puesta esta cosa vieja, desde que mi madre me la compró y me quedaba grande hasta cuando Scott fue mordido por Peter. Maldita sea, me estoy poniendo nostálgico por una simple sudadera, no quiero ni pensar en como me pondré cuando vea a la manada.

Salí de mi casa con las llaves del Jeep en mi mano, salude a la vecina que regaba las plantas y esta me devolvió el saludo. Me subí a mi amado vehículo y partí en dirección a la secundaria de Beacon Hills, espero que hoy sea un buen día y no uno aburrido como otros.

[NARRADOR]

Stiles llegó al estacionamiento de la escuela, allí se encontraba Scott apoyado en su motocicleta, se había podido comprar una después de tantos años ahorrando para hacerlo. Él nunca había querido subirse a la moto porque la simple idea de que podían chocar y morir le aterraba, o por lo menos él podía morir, Scott tenía la curación de un Hombre lobo y lo mas probable era que sobreviviera a cualquier choque. Stiles lo pensó por unos segundos, les quedaba tiempo antes de que comenzaran las clases y de todas formas iba a morir en unos meses.

- Hey Scott -Stiles corrió hacia su amigo.- ¿Me llevas a dar una vuelta antes de la clase?

El de rasgos latinos lo miro extrañado, había intentado convencer a su amigo de llevarlo miles de veces y él siempre se negaba. Pero ahora era él quien le pedía que lo llevara y el joven alfa no iba a desaprovechar esa oportunidad. Scott asintió repetidas veces y ambos se subieron a la motocicleta, salieron del estacionamiento a gran velocidad y comenzaron a dar vueltas alrededor del terreno de la escuela. Daban curvas cerradas y hacían que las llantas derraparan al punto de que sacaban humo, Stiles fue golpeado por un shock de adrenalina, se sentía como un balde de agua fría siendo arrojado sobre sus hombros. Cuando Scott, gracias a su oído de Hombre lobo, escuchó el timbre de la escuela que indicaba el comienzo de clases regresaron al estacionamiento y se bajaron de la motocicleta para entrar en el edificio.

Llegaron a la clase de Harris riendo y charlando animadamente, el profesor los mandó a sus asientos pero ellos siguieron hablando durante toda la clase. Hacía tiempo que no tenían tiempo para una de sus clásicas conversaciones sobre películas, series o simplemente algo que querían hacer, no habían tenido una de sus interminables charlas desde que Scott se convirtió en Hombre lobo. Pero Stiles estaba feliz, había recuperado a su amigo de antes, aquel que siempre lo apoyaba y, de igual manera, era apoyado por el ojimiel.

(...)

Las primeras horas de clase acabaron mas rápido de lo que Stiles esperaba, todos salieron para ir a almorzar y el ojimiel debía poner en marcha el plan que había pensado esa mañana antes de salir de su casa:

Paso 1: Hablar con Erika.

Paso 2: Hablar con Scott una vez que Erika entienda todo.

Paso 3: Hablar con el resto de la manada una vez que Scott entienda todo.

Ese ultimo paso iba a ser el mas difícil, no solo porque debía hablar con TODA la manada, sino porque Scott era algo lento y nunca entendía nada a menos que se lo dijeran de forma fría y directa, cosa que no podía hacer tratándose de que iba a morir y podía dejarlo en shock. Decidió no preocuparse por lo que pasaría en el paso tres, se concentró en buscar a Erika con la mirada. La rubia estaba sentada en la cafetería junto con Isaac, Lydia, Allison, los gemelos, Scott y Boyd.

- ¡Hey, Batman! -La chica le gritó con una sonrisa.- ¿Cómo va todo?

- Bien ¿Podemos hablar, Eri? A solas.

La rubia miró a sus amigos y luego miro de nuevo a Stiles, asintió y se levantaron para caminar hacia afuera. Escucharon como Lydia y Allison reían mientras la pelirroja le decía algo a los demás.

- De seguro le pedirá para salir -Había dicho la Banshee, ganándose un gruñido de Boyd.

Una vez llegaron afuera ambos se sentaron en el suelo debajo de un árbol, la rubia estaba recostada en una de las piernas de Stiles mientras que este jugaba con los rizos de su cabello, estaba pensando cuales serían las palabras correctas para explicarle todo lo que pasaba. Erika abrió los ojos que hasta ahora tenía cerrados y miro fijamente al ojimiel, de seguro había olido la tristeza que desprendía el chico, maldecía el olfato de los Hombres lobo.

- ¿Qué ocurre? -Preguntó la rubia mientras se levantaba para poder ver mejor a su amigo, ya que el Sol le molestaba en los ojos.

- Necesito contarte algo, pero debes prometerme que no le dirás a nadie, ni siquiera Scott lo sabe.

- No diré nada, lo juro -La chica se puso la mano en el corazón.

- Acaban de diagnosticarme un cáncer terminal, es lo que mi madre tenía... -Hizo una pausa y suspiró - Y no hay cura para esto.

A la rubia se le cayó la mandíbula, no podía creer que Stiles, aquel chico alegre y payaso que conocía desde hace años, le estaba diciendo que iba a morir. Lo único que atinó a hacer fue acercarsele y abrazarlo de forma brusca, aferrándose a él mientras inconscientemente comenzaba a llorar en su hombro. El de ojos color miel le devolvió el abrazo, palmeandole la espalda y pidiéndole que no llorara, que él no merecía sus lagrimas.

- ¿Erika? -La voz de Derek los sacó de su emotivo momento ¿Qué hacía Derek ahí?

La rubia comenzó a frotarse los ojos para poder ver bien, ya que las lagrimas le obstaculizaban la vista. Juntó todo el aire que pudo en sus pulmones y se separo del castaño para enfrentar a su alfa.

- ¿Qué ocurre? -Preguntó Derek con su clásico seño fruncido.

Stiles miro a Erika suplicándole que no dijera nada, aun no era el momento ni el lugar para hacerlo, primero debía hablar con Scott. La rubia comprendió el mensaje y recuperó la compostura.

- Nada, solo estábamos hablando -Dijo la rubia levantándose con ayuda de Stiles, quien le tendió una mano.- ¿Necesitas algo?

- Venía a buscar a Boyd para que me ayudaran a rastrear un olor extraño, pero ya que tú estás aquí puedes venir conmigo.

La rubia no respondió, en cambio se volteó hacia Stiles y lo miro evidentemente preocupada por su querido Batman.

- Ve Eri, luego hablamos.

La chica asintió y se despidió con un abrazo, al de cabello castaño le sorprendió la acción de la rubia. Ella no era una persona muy expresiva acerca de sus sentimientos, pero en minutos ya lo había abrazado dos veces y la había visto llorar, eso le dejaba en claro que cuando el ya no estuviera Erika sería una de las personas que lloraría. Ella era una verdadera amiga. Cuando los dos lobos se fueron Stiles regresó a la escuela con una pequeña sonrisa dibujada en su rostro, llegó a la cafetería y toda la manada se quedó viéndolo extrañado.

- ¿Y Erika? -Lydia fue la primera en hablar.

- Derek vino a buscarla, la necesitaba para rastrear algo -Respondió Stiles mientras se sentaba junto a Scott, quien le tendió una bandeja con comida.

Luego del almuerzo regresaron a clase, ahora les tocaba biología con la profesora Jennifer. Esa mujer le caía mal a la mitad del curso, ya que era muy exigente y molesta cuando alguien hablaba o utilizaba se distraía con algo durante sus dos tortuosas horas de clase. El teléfono de Stiles vibró y disimuladamente revisó el mensaje que le había llegado.

"Ven a las gradas, aun tenemos que hablar.
- Erika"

- Señor Stilinski -La profesora lo nombró.- ¿Algo interesante en ese mensaje?

Stiles se quedó de piedra ¿Cómo lo había visto si ni siquiera había terminado de sacar el teléfono de su bolsillo? Tragó grueso y miro a la profesora, esta tenía los brazos cruzados sobre el pecho y lo miraba mientras tamborileaba en su brazo con los dedos.

- Es un mensaje de mi padre, señorita Jennifer, debo salir a hablar con él.

- ¿Me puede informar de qué necesita hablar justo ahora con el Sheriff?

- No frente a todos, profesora.

- Pues entonces no saldrá.

El de cabello castaño soltó un largo y sonoro bufido, iba a tener que decirle a la profesora lo que le pasaba y por alguna razón tenía un mal presentimiento acerca de decirle. Escribió algo en una hoja de papel, evitando que Scott o los demás lo vieran y se levantó en dirección a la profesora, no era un mensaje muy largo o sentimental, tampoco daba muchos detalles. Pero esas cuatro simples palabras iban a permitir que Jennifer lo dejara irse.

"Tengo una enfermedad grave"

Eso era todo, se lo había dicho sin rodeos de mas. La mujer leyó el papel y luego lo miro con el seño fruncido, seguramente creyendo que se trataba de una broma o mentira que hacía el chico para poder salirse de clase, pero al ver en su expresión que no estaba intentando engañarla relajó sus facciones y suspiró.

- Puede salir, señor Stilinski.

El ojimiel sintió un enorme alivio, la mujer no había dicho nada y lo había dejado irse, agradecía eso. Salió de la escuela en dirección al campo de Lacrosse, allí estaba Erika sentada en una de las gradas mirándolo fijamente, aunque en sus ojos se reflejaba una evidente preocupación. El castaño apresuró el paso hacia la rubia, esta palmeó el espacio junto a ella incitándolo a sentarse.

- ¿Le has dicho a alguien mas? -Preguntó la chica, Stiles solo negó.- Entiendo... Imagino que te vas a tratar.

- No serviría de nada, ya está muy avanzado-Dijo el chico resignado.- Me quedan seis meses.

- ¿¡Seis meses!? -Gritó la rubia atónita.

- 190 días para ser exactos.

Erika se quedó callada mirando hacia adelante, no podía asimilar lo que le estaba diciendo su amigo. Ella nunca había sido una chica muy sociable, no era buena creando amistades con la gente, pero ahora había conocido a Stiles y gracias a él a Scott y a toda la manada, pero siempre había sentido una especial un ion al ojimiel, él se había vuelto su Batman, su mejor amigo, casi un hermano podría decirse. Ahora el destino amenazaba con quitarle a Stiles y eso era algo que la enfurecía.

- ¿Qué tal si te muerden? Serías un Hombre lobo.

- Erika, yo...

- Estarías con nosotros mas tiempo y ademas podríamos salir en las noches y...

- ¡ERIKA! -Stiles agarró a la chica por los hombros, esta no lo estaba escuchando.- Ya hablé con Deaton, no servicia.

A la rubia, al igual que a Stiles, se le llenaron los ojos de agua. No podía creerlo, no quería hacerlo, si ella hubiera sabido que esto iba a pasar hubiera obligado a Derek a morder al castaño, no importaba que este no quisiera o el alfa se negara a tenerlo como beta, ella iba a sujetarlo de la mandíbula y forzarlo a morder a su amigo.

- Se supone que CatWoman no llora -Le dijo Stiles mientras ella escondía la cabeza en su cuello.

- Batman tampoco lo hace, pero aquí estamos.

- Si... -El ojimiel abrazó aun mas fuerte a su amiga.- Sera mejor que volvamos a la clase.

- Está bien.

Ambos se levantaron y caminaron hacia la escuela limpiándose el río de lagrimas que les caía en partes iguales por las mejillas. Antes de entrar se aseguraron de que ya no estaban llorando y que no se les notaba, algo que tenían en común era que odiaban que los vieran sufrir, por lo que se guardaban el dolor hasta que este los obligaba a liberarlo. Y eso hicieron, se lo guardaron, pero en algún momento deberían liberarse.

NOTA DE LA AUTORA:

Jojojo ¡Feliz navidad para todos mis lobitos! Espero que la pasen bien con sus amigos y familiares y les deseo un gran nuevo año.

Dios ¿Que he hecho con esta historia? Lloro lloradamente. Espero que les guste porque por como trabaja mi imaginación sera muy triste esta historia.

En fin, déjenme sus opiniones en los comentarios, pueden hablarme por mensaje privado cuando quieran y yo prometo responder al ver el mensaje. Besos y abrazos para todos, adiós manada.

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