Cincuentaiuno

[NARRADOR]

La manada buscaba a Dylan prácticamente por cielo y tierra. Intentando encontrarlo a como diera lugar.

La lluvia caía sobre ellos como si el mundo se burlara de ellos, haciendo que el rastro que había quedado del chico se fuera perdiendo.

Cuando el aroma se hizo casi imperceptible, la manada perdió la esperanza.

Todos a excepción de Derek habían dejado de buscar. El Hale continuaba recorriendo las lluviosas calles sin detenerse ni para respirar.

Lo poco que quedaba del olor le había guiado hacia los límites de la ciudad, donde se estaba realizando una reparación a las alcantarillas.

Escuchó a un niño llorando desde el interior de uno de los tubos de alcantarilla.

Derek se asomó como pudo, puesto que era un espacio muy reducido, y allí vio a Dylan.

El niño estaba empapado, manchado con barro y abrazándose a sí mismo. Dylan miró a Derek y él vio como los ojos del chico brillaban de aquél ambar mezclado con azul que el infante.

— Dylan –Le llamó.— Ven acá, tenemos que irnos.

— No –Negó el niño.— Vete Derek.

Derek escuchó como los tubos que se encontraban encima del que estaba metido Dylan comenzando a deslizarse por culpa del agua.

— Dylan, no es seguro –Le dijo, estirando su brazo para intentar cogerle, pero no llegaba.— Tenemos que salir de aquí.

— ¡No quiero! –Le gritó, y el tubo se sacudió un poco.— Vete, dejenme solo y hagan otro bebé.

El ahora alfa se quedó sorprendido por aquello, pero entonces la idea le calzó en la mente como una pieza de rompecabezas.

— ¿De verdad crees que te vamos a reemplazar?

— Todos se aburrieron de mí y hacen otros bebés para reemplazarme –Refunfuñó el niño mientras lagrimeaba.

— ¿Estás loco? Todos te adoran –Le dijo.— Hacen otros bebés porque quieren tener uno igual a ti, porque yo y tu papá no vamos a prestarte.

— Mentira.

— No miento –Negó Derek.— Escucha mi corazón y lo sabrás.

Dylan la miró antes de esconder el rostro entre sus propios brazos.

— No sé hacerlo –Murmuró algo avergonzado.

— Yo puedo enseñarte –Le dijo quitádose el pelo mojado de la cara.— Pero tienes que venir conmigo, todos están muy preocupados.

Dylan le miró y sus ojos dejaron de brillar con el color de los betas, para volver a ser los ojos de un niño.

— Vamos, nadie se va a enojar –Le dijo intentando calmarlo.— Ven conmigo.

Derek volvió a estirar su mano hacia Dylan y el niño comenzó a estirar la suya para sujetarle. Pero los tubos que se encontraban encima del suyo sedieron a la lluvia y el peso impulso hizo que el tubo en el que se encontraba comenzara a deslizarse.

Dylan se asustó y prácticamente se lanzó contra Derek, el cual le cogió y le sacó del tubo antes de que este se fuera por el mismo camino que los demás.

Derek se puso de pie con Dylan en brazos y ambos observaron como los tubos rodaban por una pequeña colina y se rompían al chocar entre ellos.

— No le contemos a nadie que pasó esto ¿Okey?

— Okey –El niño asintió.— Quiero irme a casa.

Derek le abrazó y se apresuró a salir de allí antes de que algo más se viniera abajo.

(...)

Cuando Stiles vio a Derek entrar a su departamento con Dylan cubierto de barro en sus brazos, casi le da un paro cardíaco al notar que su hijo no se movía.

— Está dormido –Le dijo Derek en voz baja al verle casi llorando.— Está bien.

Stiles corrió hacia ellos y los abrazo a ambos, despertando a Dylan en el proceso.

— Papá... –Le llamó el niño mientras pasaba de abrazar el cuello de Derek a abrazar el de Stiles.

El Stilinski cogió a su hijo en brazos y le abrazó como si la vida se le fuera en ello. Derek tuvo que cogerle del antebrazo para que liberara un poco el agarre porque le estaba asfixiando sin querer.

La manada salió y todos fueron corriendo a abrazar a Dylan, casi suplicándole que no volviera a escapar.

— Dame a ese mocoso –Dijo Peter mientras se lo arrebataba a Stiles y le miraba fijamente.— Escúchame bien enano, casi nos provocas un infarto, como vuelvas a pensar en escapar te pondré una correa ¿Entendiste?

— ¡También te extrañé, tío Peter!

Peter no se resistía a la voz infantil y chillona cuando le llamaban tío Peter, por lo que todo el enojo que había sentido desapareció y enfrascó su fuerza en abrazar al niño con fuerza.

— Yo lo abrazaría –Dijo Lydia a pocos metros de ellos.— Pero necesita un baño urgente.

Peter compartió una mirada complice con Dylan y el niño sonrió.

— Cachorro –Le dijo mientras le dejaba en el suelo.— Ataca.

En cuanto sus pies tocaron el suelo, Dylan corrió hacia Lydia, colgándose de sus piernas y manchando la falda que ella llevaba con barro. La pelirroja hizo una mueca de asco mientras se quejaba y miró a Peter de forma asesina.

— ¡Eres de lo peor! –Le gritó mientras Dylan la soltaba.

— Ahora abrazalo –Le dijo el Hale mayor.— Ya estás sucia.

La Banshee bufó, pero se agachó para abrazar al menor y este acabó ensuciando también la blusa que ella llevaba. Esta vez, Lydia no se quejó.

— Creo que ya ha sido suficiente revuelo –Dijo Derek y todos le miraron.— Todos merecemos un descanso luego de la gran búsqueda.

— Sobre todo tú –Repuso Stiles, dándole un ligero golpe en el hombro.— Esas ojeras ya tienen vida propia, tienes que dormir.

Y Derek no se iba a oponer, toda la adrenalina que había sentido cuando buscaba a Dylan desapareció al instante en el que le entregó el niño a Stiles. Por lo que ahora parecía un muerto viviente.

— Todos necesitamos dormir –Propuso Scott.— Así que... Buenas noches a todos y nos vemos mañana.

— Si es que se me antoja levantarme de la cama –Siseó Peter.

Con la calma de la manada restaurada, todos se dispusieron a irse del departamenyo para poder descansar la mayor cantidad de tiempo que les fuera posible.

Cuando todos se fueron Stiles cogió en brazos a Dylan y le miró.

— Tú necesitas un baño –Le dijo mientras le quitaba los cabellos que tenía pegados a la frente.— Y tú, grandote –Señaló a Derek.— A dormir.

— Como diga mi capitán –Dijo el alfa con algo de burla.

Derek se encaminó al cuarto, pero regresó sobre sus pasos para besar a Stiles en los labios y a Dylan en la frente.

— Buenas noches –Les dijo para luego quitarse la camiseta e irse con esta en mano al cuarto que compartía con Stiles.

— Ahora que Derek no está tu y yo vamos a tener una charla –Le dijo a Dylan mientras caminaba hacia el baño.— Estás en problemas, jovencito.

Dylan hizo un puchero mientras Stiles le metía en la tina para niños y comenzaba a quitarle la ropa. Era obvio que se le venía encima un interrogatorio.

NOTA DE LA AUTORA:

Pobre Dylan, debe ser feo recibir un sermón de Stiles. Yo amo a Stiles, pero me imagino que si ya habla mucho normalmente, dando un sermón da ganas de pegarse un tiro.

#PiedadAlCachorro.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

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