Cincuentaiocho

[NARRADOR]

Stiles y Derek no perdieron el tiempo luego de aquellos besos que habían conseguido motivarles. El menor se le había subido encima y le había comenzado a desvestir lentamente mientras repartía besos por cada tramo de piel que alcanzaba desde la posición en la que se encontraba, lo cual era una buena parte del cuerpo de Derek, desde la cintura para arriba, aunque él quería algo que se encontraba más abajo.

Se deshizo de la camisa del mayor y lamió sus pectorales con vehemencia, deleitándose con los gruñidos y gemidos de placer que le arrancaba a Derek cada vez que marcaba su piel con chupones.

Besó a Derek en los labios para luego bajar hasta llegar al borde del pantalón y lo desabrochó con una sola mano mientras que con la otra apretaba el bulto que se formaba en la tela. Las manos del mayor se pusieron sobre las suyas mientras le bajaba los pantalones, deteniéndole por un momento.

— Stiles –Le llamó con algo de reprimenda.— No lo haremos sin lubricante.

Stiles chasqueó la lengua, por un momento casi se olvidaba de aquello. Nadie podía culpable, estaba demasiado concentrado en el cuerpo de Dios griego que tenía frente a sus ojos como para preocuparse por el lubricante. No razonaba bien, su sangre estaba en otro lugar donde se la necesitaba con más urgencia que en el cerebro.

Se levantó de encima de Derek bufando y gateó en la cama hasta llegar a los pies de esta, donde se encontraba la maleta en la que él había visto como Derek guardaba el pequeño bote de lubricante.

El problema fue que la botella estaba, pero faltaba algo más.

— Oh-oh... –Murmuró mientras se mordía el labio.

— ¿Qué ocurre? –Preguntó Derek incorporándose en la cama.

— No quedan condones.

Ambos se miraron y Derek apretó los labios. Sabían que, sin protección, había una gran posibilidad de que Stiles quedara en cinta, lo habían discutido muchas veces desde que descubrieron que existía aquella posibilidad, pero ahora se encontraban en un predicamento.

— Busca bien –Le pidió Derek, sonando nervioso.— Quizás estén en tu maleta.

— Yo creí que tú los habías guardado –Repuso Stiles, evitando el contacto visual.

Desde que había ocurrido el asunto de que Dylan escapara, no habían vuelto a hablar sobre formar una familia. Y desde que se sabía de la capacidad fértil del humano, evitaban el tema casi tanto como evitaban tocarse frente al hijo del Stilinski. Eso era mucho.

Rezando porque solo hubiera sido un despiste y si hubiera guardado los preservativos en su maleta, Stiles se levantó a revisar. Pero no había nada allí, solo ropa.

— Muy bien, tenemos dos opciones –Dijo Stiles volviendo a sentarse en la cama.— Nos manoseamos y ya está o tenemos sexo de todas formas.

— Podríamos manosearnos.

— ¿No puedes correrte fuera? –Stiles le miró suplicante.

— Incluso una gota puede producir un embarazo, Stiles –Le dijo como si fuera lo más obvio de mundo.— Eso te lo enseñan en la secundaria.

— Siempre me dormía en clase de educación sexual –Confesó encogiéndose de hombros.— Recién me entero de eso.

El lobo se llevó una mano al rostro mientras bufaba para luego frotarse las cienes. No podía creer que aquél fuera su compañero, vaya humor tenía el destino.

El alfa rodó los ojos y cogió al menor por la muñeca, atrayéndole para darle un beso mientras acariciaba su brazo con la yema de los dedos.

Cuando se separaron, fue Stiles quien habló.

— Hagámoslo de todas formas –Murmuró mientras juntaba sus frentes.

Derek le miró a los ojos y abrió la boca para hablar, pero Stiles ya se veía venir lo que iba a decirle el mayor.

— Podríamos... comenzar con el plan de iniciar una familia –Dijo, queriendo convencer al mayor.— ¿Cuánto dura un embarazo de un bebé lobo?

— Entre séis y ocho meses –Respondió aún sin poder creer lo que escuchaba.— ¿Hablas en serio?

El ojimiel asintió con la cabeza mientras se inclinaba hacia adelante y depositaba un casto beso en los labios del mayor.

— Ya perdimos cuatro años, no quiero esperar más –Murmuró al separarse.— ¿Qué dices?

Una respuesta verbal quedó descartado cuando las manos de Derek fueron hacia su cintura y le agarraron con firmeza para acercarle y subirle a su regazo, intensificando el beso una vez que tuvo al menor encima.

Stiles siguió el ritmo que el otro impartía, estaba tan ensimismado en ello que casi no notó cuando Derek le acostó en la cama hasta que el peso del lobo estuvo encima suya. La playera que llevaba puesta fue quitada con un rápido movimiento del mayor antes de que comenzara a dejar besos y mordidas en la nívea piel de su cuello y pecho, algo que hacia jadear al humano.

— ¿Estás seguro de esto? –Preguntó una última vez Derek.

— Más seguro de lo que nunca he estado en mi vida –Respondió Stiles.— Ahora bésame, grandote.

Y el Hale no necesito una segunda confirmación, se lanzó a por los labios del menor mientras que le desabrochaba los pantalones y se los bajaba junto con los calzoncillos. Se alejó por un momento para terminar de quitarse los vaqueros y bóxers, aprovechando para coger el bote de lubricante y embadurnarse los dedos con este.

Preparó a Stiles mientras le besaba y le murmuraba cosas sucias, lo cual tenía loco al menor, que igualmente le murmuraba cosas sucias. Derek nunca creyó que eso pudiera ponerle más duro, pero Stiles tenía un buen repertorio de frases sucias para decir en la cama que eran simplemente irresistibles.

Terminó de prepararle y se embadurnó el miembro de igual forma que lo había hecho con sus dedos. Posicionándose luego frente a la dilatada entrada y comenzando a empujar lentamente hacia adentro.

Stiles jadeó cuando la cabeza estuvo dentro, momento en el que Derek aumentó la velocidad para quedar del todo dentro más rápidamente. Ambos soltaron un gemido ronco cuando Derek estuvo del todo hundido en el menor. Las paredes del chico le aprisionaron con fuerza e hicieron que le temblaran las piernas, por lo que tuvo que aferrarse con fuerza al colchón en un intento por no caerle encima a Stiles.

Comenzó a moverse lentamente, aunque en un par de minutos, tiempo suficiente para que el cuerpo de Stiles se acostumbrara a su longitud, ya había aumentado la velocidad.

— Derek –El menor gimió su nombre mientras se aferraba a él.— Más rápido, joder.

Sintió las manos del menor aferrarse a sus nalgas en un intento por marcar un ritmo, encrespado sus dedos en su culo en el proceso. Aquello excitó tanto a Derek que, haciendo caso a lo que Stiles le pedía prácticamente a gritos, aceleró los movimientos de sus caderas.

Los choques entre piel y piel soltaban un sonido que para cualquier persona que lo escuchara sería obsceno, pero que para ellos era la cosa más malditamente erótica que pudieran estar haciendo.

En un intento por llegar más a fondo, el lobo subió una de las piernas del menor a su hombro y profundizó las estocadas. Haciendo que Stiles prácticamente gritara de placer cuando chocó de forma castigadora contra su próstata.

Como cereza del pastel, Derek cerró su mano en torno a la de Stiles, la cual estaba en si propia polla, y apretó con fuerza mientras comenzaba a masturbarle al mismo ritmo de las embestidas.

— ¡Dios, Derek! –Gritó Stiles mientras encorvaba la espalda.

La doble estimulación provocó que el humano no pudiera aguantar mucho más de veinte minutos y acabara corriéndose mientras el otro seguía con las embestidas.

Las paredes de Stiles se apretaron aún más en torno a su miembro y prácticamente le inmovilizaron. Aunque eso no impidió que Derek siguiera dando lo mejor de sí para poder correrse.

Cuando llegó a su clímax, soltó un aullido de puro placer y se corrió con tal intensidad que por un momento creyó que iba a perder el conocimiento. Sus ojos se tiñeron de rojo mientras sus garras de clavaban en las sábanas y su semilla salía de su pene para desparramarse dentro del culo del menor.

En cuanto el orgasmo acabó, Derek se salió de Stiles y se dejó caer a su lado. Ambos jadeaba mientras intentaban recuperar el aliento, cosa que les estaba costando más de lo normal.

— Eso fue... –Comenzó a decir Stiles, su voz ronca de tanto gemir y gritar.

— Asombroso –Completó Derek con la voz rasposa.

Ambos se pusieron de lado para mirarse, pero fue Stiles quien se acercó y se abrazó al cuerpo del mayor.

— Te amo –Le dijo mientras apoyaba la frente en su pecho.

— Y yo a tí –Murmuró Derek, besándole la cabeza y acariciando su espalda.

El humano estiró una mano hacia donde se encontraba su móvil y puso la alarma.

— Tenemos unas horas para dormir, luego nós duchamos y a viajar –Dijo mientras bostezaba, Derek solo asintió con la cabeza, sus ojos ya cerrados por el adormecimiento.

El cansancio provocado por el coito les ganó y ambos cayeron plácidamente dormidos.

NOTA DE LA AUTORA:

Ahí tienen su lemon, espero que les haya gustado. Ojito con donde tienen las manos, picarones. Los conozco.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

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