Nuevos amigos
¿No les pasa que no pueden contenerse a la comida? A pesar de que me fui de ese restaurante; fui a otro más adelante en la misma calle para probar la comida griega. La comida al igual que el porno, cuando comienzas a verla se te antoja. Y bueno, no iba a quedarme con hambre sólo por un mal rato con Vassilis; esa ya no era yo. Además, yo estaba consciente que sólo había sido el primero de muchos más; aunque no contaba en realidad con todo lo que vendría más adelante.
Jamás pude comprender a Vassilis y hasta aquel entonces no entendía por qué le era tan difícil comprender el alma de otra persona, aceptar sus deseos y sueños; las respuestas las fui encontrando poco a poco más adelante.
No sabía cómo volver a casa. Una vez que me dieron la comida, me di cuenta que estaba completamente sola. Recordaba por donde quedaba el metro según yo, pero al buscarlo no podía encontrarlo. Tal vez es porque todo se me hacía parecido. La gente se veía feliz a simple vista, pero tampoco eran tan amables al pedirles indicaciones. Recuerdo que varios de ellos me ignoraron, de cualquier forma una parejita de enamorados al final se ofreció a acompañarme hasta el metro una vez que se dieron cuenta que yo era de México.
Cuando la pareja me dejó en el metro, se alejó tomándose de la cintura. Ellos se veían muy diferentes a cómo usualmente me veo yo con Vassilis. Eso me hizo pensar "Tal vez lo que yo tengo con Vassilis, no es eso que las parejas tienen entre ellas"; pero cierto es que en realidad, ni yo era capaz de comprender que tipo de sentimiento o relación o emoción era la que yo tenía con Vassilis.
Recordaba la estación a mi casa y el metro que debía tomar. La verdad no era tan difícil llegando al metro porque todo estaba en inglés. Sólo me apenaba el no poder haber visto la ciudad y lo que podía ofrecer. Me gustaba imaginar qué tal vez llegar al hotel, él estaría ahí esperándome y así poder arreglar las cosas. Pero sabía que él no era así; y la verdad es que nuestra relación ya era demasiado enfermiza como para agregarle promesas que no se podrán cumplir y disculpas por cosas que volverán a pasar.
Llegué al hotel, comí mi pita; que por cierto; sabia indescriptiblemente sabroso. Y me quedé dormida. Desperté en la madrugada del siguiente día. No sé porque tenía el sueño tan atrasado; posiblemente mi cuerpo no comprendía que pasaba. Sólo recuerdo que en cuanto desperté mi estómago de nuevo gruñía. Intenté seguir durmiendo a pesar de eso para lograrme acostumbrar a el horario; pero al final, tomé mi bolso y salí a buscar más comida.
-Debo conseguir víveres sino todo mi dinero se irá en comida -dije entre dientes mientras caminaba rápidamente a recepción. Se escuchaban mis zapatos pues todo estaba en silencio.
Entonces en la esquina del vestíbulo y el pasillo, choqué con una muchacha que pasaba por ahí. Nuestros bolsos salieron volando pero el suyo se abrió. Tal vez mis zapatos y los suyos hicieron el mismo ruido al mismo tiempo; por eso no la oí venir.
-¡Lo siento mucho! -comenté en español intentando recoger sus cosas.
La chica se veía algo confundida con el choque, y recogía sus cosas con una velocidad media.
-No pasa nada, en realidad he sido yo quien no se fijo -respondió en español.
Ambas nos volteamos a ver. Ella no parecía mexicana, tenía un tono de piel pálido y su cabello casi rubio y largo. Ella sonrió y yo sonreí de vuelta.
-¿Eres nueva aquí? Claro por eso estás en este hotel como yo -comentó un poco enrojecida.
-Vengo de intercambio, pero no precisamente de estudiante -comenté apenada-. Soy maestra y vengo de Mexico a la escuela Frodita.
-Yo también soy nueva, inicio el lunes a trabajar ahí mismo. Soy de Paraguay, mi nombre es angelica, pero puedes decirme Angie ¿Qué te ha parecido la ciudad? ¿Quién fue tu guía?
Me quedé callada. Era de esas veces en las que quieres contar todo el chisme y hasta poner una película al respecto. Mapas mentales y gráficas, probando lo tonta que puedo ser y lo idiota que podía ser Vassilis. Tras momentos pensativa simplemente contesté...
-Mi guía es un imbécil que me dejo en un restaurante... -creo que los ojos se me pusieron algo vidriosos porque ella permaneció viéndome como si tuviera una araña en mi cara.
Recuerdo que mi cara se puso tiesa y algo me dice que también me puse pálida como para provocar esa expresión en la chica.
-¡Hey! La noche es joven y es sábado -Comentaba con cierto ímpetu intentando subirme el ánimo-. Extrañamente, desperté porque tengo hambre. Podemos ir juntas sino estás cansada o tienes planes. No soy de esta ciudad pero aprendí varias cosas con Kostas hoy y ...
-¿Kostas es tu guía?
-¡Si! Visitamos lugares muy interesantes hoy. Si tu guía no viene por ti mañana, puedes venir.
Me abalancé sobre ella y la abracé. Odio ser tan dramática pero creo que me aferro a todo aquello que me parece un salva vidas en este mar llamado vida.
-¡Gracias! ¡Gracias en verdad! -insistí.
-De nada -dice algo incomoda- pero..., vamos por comida ¿No?
-¡Si! Qué gusto en conocerte.
-¿Y cómo te llamas? -preguntó mientras comenzamos a caminar.
-Ah si, soy Maky.
-También es un gusto conocerte. Entonces vamos a conocer la ciudad. Vayamos a pie así podré enseñarte lo que recuerde.
-¿No crees que nos perdamos? -comenté preocupada.
-Si nos perdemos, pedimos ayuda.
Me gustaba su optimismo y el hecho de que parecía ser un torbellino andante. Se paraba erguida y no tuvo ningún problema en tomarme en cuenta para sus planes. De cierta forma, pienso que tal vez estábamos destinadas a ser amigas. Tal vez nos conocimos en otra vida.
Caminamos por las calles de Atenas pasando por algunos lugares turísticos. Todo estaba precioso. Se me hacía curioso ver que utilizaban la misma forma para muchas construcciones. Creo que estaban enamorados de los pedestales y la verdad es que después de conocer a un par de griegos; tenía sentido. No pasamos por los lugares más grandes sólo por los que quedan en el centro de Atenas.
Llegamos a un bar llamado "Kartinai". Era un lugar que parecía muy casual. Las personas se reunían en grupos y comían y bebían. Nada fuera del otro mundo así que entramos y pedimos algo de comer junto con un par de cervezas. Pero al final resultó ser un lugar extraño, pues la mayoría de los bares sólo eran para tomar; y los restaurantes sólo para comer. Más extraño aún, era la costumbre de la gente con respecto a eso.
En cuanto llegaron nuestras cervezas, ella me volteó a ver esperando a que yo le soltara toda la sopa de lo que había pasado con mi guía; y ciertamente, yo me moría de ganas por hacerlo. Necesitaba a alguien que comprendiera mi situación con el Señor V...
-¿Qué pasó realmente con tu guía? -finalmente preguntó.
-Lo qué pasa es que yo le conozco. Desde hace un par de años atrás nuestra historia nació. Lo conocí en una app de citas llamada Couple...
Comencé a darle detalles de la historia, mientras ella me miraba como si le estuviera contando un culebrón mexicano. Ella a veces ríe, a veces se molesta y niega con la cabeza; otras veces me toma de la mano mostrándome empatía. Continuamos así hasta que finalmente, llegó nuestra comida. Eran un par de hamburguesas dobles con aros de cebolla.
-Es un idiota -dice finalmente-. No tiene nada de malo que quieras tener un hijo o que quieras ser madre soltera.
-Me molesta que diga que tengo potencial ¿Potencial de qué? Y lo peor, es que al parecer no tengo potencial en realidad porque de entre todas las personas en el mundo; es él quien sigue rechazándome.
-¿Y no tuviste más novios después de que él se fue?
-Si, claro. Incluso antes de venir aquí, no recordaba muchas cosas de él. Creí que era parte del pasado pero en el fondo, ese sentimiento de enojo me desgarraba las viseras al pensar en él. No sólo por lo que acaba de pasar, si no por lo que ya había pasado.
-No vale la pena -ella me dijo-, espero en Dios que me de la oportunidad de ponerlo en su lugar.
-¡Brindemos! -dije levantando mi cerveza-. Porque mañana sea un día lluvioso, frío y nublado.
-¡Salud! -respondió ella.
Y fue ahí el comienzo de una bella amistad. Con Angie me sentía en confianza de poder contar mi vida sin ser juzgada. Y es que no soy la niña buena que Vassilis cree que soy. Más bien, soy la loca que él y el mundo a conocido y como tal tengo acciones y pensamientos locos a veces. Vivo feliz y orgullosa de ser una loca.
-Pensar que será mi maestro y mi compañero de trabajo me trae un estrés que no te imaginas -proseguí tras el brindis.
-Se nota que es una persona narcisista. Lo mejor que podrías hacer es ignorarlo ¿A caso no te has informado de eso?
-¿Qué más da? Yo igual soy medio narcisista.
Ella me volteó a ver con una cara extraña y da un sorbo a su cerveza sin retirarme su mirada.
-¿Qué pasa? -pregunté.
-No es nada -contestó más su cara seguía siendo la misma.
Por aquellos días entonces yo ignoraba muchas cosas; pero el tiempo y Angie me darían las respuestas más adelante. Tras un par de cervezas, pagamos la cuenta y salimos del bar. Era de madrugada y hacía frío. Pensé que Grecia era un lugar caluroso siempre, pero me había equivocado. Me costaba trabajo aceptar que Grecia era un lugar con variedad en muchos sentidos, tal como siempre me lo dijo el Vassilis.
Los bares que seguían abiertos, tenían un excelente ambiente y buena música. Pero no puedo decir que por ser europa el lugar era mejor, pero si puedo decir que era más seguro. Pero igual había gente mala copa, de esos que se ponen pesados y los corren de los bares. Angie y yo caminábamos rápido pero la verdad no coordinábamos del todo nuestros pasos así que abordamos un taxi a casa.
-Mañana saldré con Kostas a las 3 PM por si gustas unirte -me dijo camino a casa.
-Claro, espero estar despierta -respondí.
-Ya somos dos. Pero que buena estuvo la cena y la platica.
-¿Y Kostas es guapo?
-Es un niño de 20 años tal vez. La verdad es que no mucho.
-Ya veo. En ese caso, parece que esta vez no será una historia de amor para mí.
-O tal vez si... ya sabes lo que dicen, hay muchos tipos de amor.
No fue hasta que madure lo suficiente que pude diferenciar los diferentes tipos de amor que existen y rodean a cada ser humano. El amor a uno mismo, por ejemplo; era aquel que yo conocía pero que no había podido poner en práctica hasta entonces. Si lo pensaba a retrospectiva; si bien siempre fue fácil halagarme, también siempre fue difícil para mí salir de situaciones enfermizas para mi corazón y para mí persona.
Aquellos dos primeros días fueron algo confusos. tenia sueño por las tardes y en la noche no podía dormir. Tenia un hambre terrible que surgía de repente con un estruendo en mi estómago. Pensar que creí que sería como vacaciones, más me esperaba algo muy diferente.
Al día siguiente accedí a verme Angie. Me arreglé desde una hora antes y caminé al vestíbulo donde una sorpresa me esperaba.
Ella y Kostas estaban en el vestíbulo, acompañados de Vassilis. Desconocía si ellos habían platicado entre sí; porque en el ambiente aunque estaban sentados a corta distancia, parecía que se vieran distantes unos de otros.Me acerqué poco a poco, volteando a ver a todos con la mirada y encajándome las uñas en las palmas. Me aprieté la boca y Vassilis se levantó.
-¿Podemos hablar? -comentó nervioso mientras movía sus manos pegando las yemas de sus dedos unas con otras casi como un aplauso.
No me resistí, creo que mi mayor error como ser humano es no guardar rencor. Detesto no tener la habilidad de odiar a alguien aunque se porte de la manera más grosera que su ser le permita. En pocas palabras, aunque se comporte como Vassilis.
Angie me ve con los ojos abiertos. Me dijo "NO" meneando la cabeza, con la boca muda y con la palma de manos hacia abajo meneándola negativamente. Kostas la vió extraño y Vassilis volteó a verla también. Ella se apretaba la boca y lo mira con los ojos abiertos. Vassilis arqueó las cejas y me tomó del brazo suavemente pero también dominante. Me movió junto con él; caminando deprisa y veo la cara de decepción de Angie mientras nos alejamos del vestíbulo hacia mi habitación. Entramos y nos quedamos parados en la puerta.
-No esperes que entienda tu decisión -comenta agachando su cabeza-, pero la respeto. Me molesta mucho que no podemos hablar bien. O soy yo quien grita o eres tú quien se va -dice en español.
-¿Ahora hablas español?
-Aprendí a hacerlo, no me dejaste contarte todo sobre mí. Y ahora no sé si quieras saberlo.
-Tengo curiosidad, supongo que recuerdas que soy una persona muy curiosa.
-Recuerdo muchas cosas si. Nunca me gusto la forma en la que terminaron las cosas. Y tú y yo, no vamos a terminar juntos posiblemente nunca; pero no quiero que las cosas terminen mal entre nosotros.
-Vamos a caminar...
-¿No va a matarnos tu amiga? Es claro que ella no sabe lo suficiente de mí. Si lo hiciera, me amaría.
-No creo que ese tipo de cosas te importen -comenté arqueando las cejas.
-Tienes razón -dijo saliendo de la habitación-, además dudo que ella tenga mi amplio conocimiento en batalla cuerpo a cuerpo...
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