El destino

"¿Será este mi destino?", pensaba caminando de vuelta a casa. Mi cerebro no dejaba re reproducir música triste. En realidad, nadie me asegura que lo veré si voy allá. Tal vez me divierta; tal vez sean las vacaciones que tanto necesito.

¿Pero a quién engaño? Si lo veré...

Lo veré en el mar y en la arena. Cada que haya un cielo soleado y un día lluvioso. Lo veré en la comida, en las noches llenas de vida. Lo veré en cada monumento o estatua. Lo veré en cada letrero escrito con esas letras extrañas y en esa espuma de mar; efímera y bella. Él estará ahí ¿Yo estoy preparada para estar ahí? ¿No es eso de lo que tanto presumo; de poder vivir en paz tras haber superado a un griego en mi vida?

Podía tomarlo como mis vacaciones pero ciertamente no era del todo lo mismo. Por otro lado, no pagaría hotel y estaría allá por seis meses. Sonaba bastante tentador; pero aún así, pensaba que no era buena idea. Era de esos momentos en los que no sabes si seguir tu instinto o no. Si era una tentación o una señal. Y al final, llegue a la conclusión de arriesgarlo todo.

Mi amiga Brenda me dijo una vez "Maky, la vida es así. O arriesgas y ganas; o arriesgas y pierdes, pero siempre tienes que arriesgar". Creo que había llegado mi momento. Era el momento de arriesgar y apostarlo todo sin saber que vendría adelante.

Mis pies estaban matándome para cuando llegué a casa. Mi perrita Lizzie llegó corriendo a recibirme. Podía escuchar sus patitas correr rápidamente en cuanto metí la llave. Apenas llegué, aventé mi bolsa, saqué el celular y busqué a mi contacto de viajes.

-Pierre... me voy a Grecia -comenté en cuanto contestó el teléfono.

-¿De verdad? ¿Ya tienen maestro?

-No, justo por eso me voy. Creo que por alguna razón debo ir. Así que necesito tu ayuda, para reservar los vuelos. Necesito confirmar mañana a la directora pero, ya es un hecho.

-¿Adiós Finlandia?

-Adiós Finlandia -afirmé.

-¿Si sabes que posiblemente vas a ir a dar con Vassilis, cierto?

-Bueno, y si eso pasa ¿Qué tendría de malo?

-Que él se desapareció por gusto. Y no creo que merezca que le des otra oportunidad cuando no tiene las agallas para buscarte y aceptar su error. Él es quién presume de ser todo un hombre después de todo. No me gustaría que salgas herida por alguien que se le nota su complejo de narcisista a simple vista.

-No me va a pasar nada. Atenas seguramente es una ciudad enorme. Tampoco voy con esperanza de que nuestro romance vuelva a surgir.

No pude ver su expresión, pero del otro lado del teléfono escucho un largo silencio. Posteriormente una respiración preciada a una risa disimulada.

-¿En serio? -preguntó insolentemente.

-Pierre, voy a ir por trabajo. Fue el intercambio que ofrecieron y me parece bien.

-¡Es un pretexto! ¡Amiga date te cuenta! -dijo riendo.

-Escucha, creo que he madurado como mujer, más que como persona, y comprendo cuando alguien no me quiere.

-No si esa persona es Vassilis ¿Qué hay de Kieran?

-¿Qué tiene que ver él en esto?

-Salieron por un tiempo; era atento y detallista contigo y tú lo dejaste ir. Y ahora se va a Australia.

-Kieran también forma parte de mi pasado, y no quiero entrar en detalles con respecto a eso. El problema es que todos tienen algo ¿Te das cuenta? Yo pude ser feliz con Vassilis si no estuviera tan enfermo y se enojara a lo idiota.

-Pero ese Vassilis no existe; tampoco existe un Jonás sano. Tienes que tomar lo que sea bueno para ti, y parece que nadie te convence. Todos tenemos defectos...

-Tomaré a la persona que me corresponda tomar. Y si a esas vamos, creo que mi mayor problema con Vassilis fue enamorarme de sus defectos.

-Pero al menos estás consciente de que ese carbón no está sano.

-Aquí vamos, de nuevo con tu lenguaje de gangster mexicano.

-Antes de que te vayas, tienes que pensar en muchas cosas. Yo sé que aunque me dices que no, llevas a Vassilis en tu mente y corazón todos los días. Y este podría ser el final o el principio de algo que marcará tu vida. Espero que sea el final -murmuró al final.

-Yo también -musité- espero que sea el final.

De nuevo un silencio profundo invadió el teléfono y esta vez no se escuchó ni una respiración.

-¿Estás ahí? -preguntó extrañado- No sueles ser silenciosa.

-Claro. Me iré de intercambio, esa es la verdad. Hoy recibimos un correo. Y creo que es una buena oportunidad.

-Escucha, no es lo mismo irse vacaciones; que a trabajar. Vas a estar allá sola lidiando con problemas.

-Deja de meterme miedo Pierre.

-De acuerdo, ve y estámpate tu cara.

-¿Me ayudarás?

-¿Tengo opción? ¿Desde cuándo? -preguntó y rió.

Pierre estudió la forma en la que podía viajar a Grecia y luego con mucha paciencia me explico las cosas. Donde iría bajando, que aviones tomar; las horas en las que debía estar en el aeropuerto. A veces siento que me cierro cuando la gente me intenta explicar algo que no entiendo. Otras veces pienso que tengo trastorno de déficit de atención. De cualquier forma ninguna de las dos había podido ser comprobadas aún.

Al final, tuvo que venir a mi casa y explicarme con peras y manzanas; textualmente hablando. Me sentía un poco ignorante al escuchar tantas cosas sobre los viajes. A veces pienso que mi vida realmente es escrita por alguien; y que de alguna manera le gusta complicarme todo.

Pensé en comprar ropa para el viaje. Pero si sabía que tenía que trabajar entonces; no eran vacaciones. De cualquier forma había escogido mi mejor ropa para ir. Después de todo, uno nunca sabe que se puede encontrar en Grecia.

Una vez que tuve todo arreglado, me aventuré al mundo. Realice todos mis trámites pertinentes, algunos con ayuda de la escuela. Y cuando menos lo pensaba, todo estaba arreglado para irme; incluyendo mis maletas. Tomaba el aliento que me quedaba antes de irme. Y esperaba que algo bueno pasara de todo eso. En verdad, tenía esperanza de que todos nuestros problemas se solucionaran y no para tener una relación; sino para poder ser amigos.

Me molesta terminar mal con la gente, y no volver a saber de ellos. Porque siento que si un día mueren me arrepentiré de no haber enmendado lo que se haya roto por culpa del orgullo.

No me constaba que el Señor V viviera en Atenas, y ciertamente había comprado la idea de que no tendría que volver a verlo. Mire la foto de Yefuá, me despedí de él; y hablé con él en mi mente antes de irme.

"Tú mas que nadie, sabes lo que siento. Posiblemente pueda engañar a todos menos a ti. Incluso podría engañarme a mí misma. Sé que tú no eres omnipotente pero eres mi amigo. Así que si el Señor V no es para mí, hazme una señal".

Fueron las exactas palabras que dije antes de irme a dormir aquella noche. Aunque no creo que se le pueda llamar dormir. Al día siguiente me arreglé como si fuera a un desfile de modas y yo fuera parte de las modelos. Pierre pasó por mí, sin decir una palabra arrancó rumbo al aeropuerto. Parecía que se quería reír hasta que finalmente soltó...

-¿No crees que vas muy arreglada? -preguntó Pierre mientras manejaba entre el tráfico de mi pequeña ciudad.

-Todo tiene un por qué. No creo que quieras que visite Grecia en fachas.

-Vas a viajar. Hay una razón por la cual Vassilis y yo viajábamos en ropa deportiva. Viajar es muy cansado y más un viaje como el que tú harás. Irás haciendo paradas y esperando. Vas a llegar allá y sería de día pero vas a tener ganas de dormir. Deberías cambiarte.

-No me voy a cambiar, Pierre ¿Sabes cuánto tarde en arreglarme?

-No. Lo que si sé, es que vas a llegar sudada y cansada. Y sé cualquier forma llegarás a cambiarte porque no querrás usar esa ropa una vez que esté toda sudada.

-¡Ya bastá Pierre! Siempre tienes que ver lo negativo.

-¿Quieres que te acompañe o no?

-Está bien -me lamenté- pero, primero quiero ver a mamá.

Pierre me llevó a casa de mi madre. Me despedí de ella abrazándola como si fuera una niña. Pero sabía que volvería. Mi madre me dijo "Hierva mala, nunca muere". No sé si lo decía por mí, o por el Señor V. Lo que sí sé, es que todos pensaban y daban por hecho que me contraría con el Señor V; excepto yo.

Después de eso nos fuimos los tres al aeropuerto y estuvimos juntos platicando de lo misteriosa que es la vida y de cómo me fue a llevar a ese viaje. Pero una vez que fue anunciado mi vuelo, me llenaron de besos y lágrimas. Tomé mi maleta y me dirigí al avión.

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