Izuku Midoriya, aquel joven chico aspirante a Héroe, veía con dolor como es que la persona que amaba se había ido a brazos de otra persona.

Sus sentimientos habían sido rechazados, y debía lidiar con el dolor que eso conllevaba.

Estaba enamorado de Bakugō Katsuki, su amigo de infancia/rival. Sin embargo, cuando Izuku se le declaro, Katsuki simplemente había guardado silencio, se giró sobre sus talones y no dijo nada más. Como si Izuku nunca le hubiese dicho nada, como si nunca se hubiesen reunido en aquel pasillo solitario.

El chico de cabellos verdes lo recuerda. Recuerda cómo es que se quedó en medio del pasillo, mirando cómo es que Bakugō se alejaba de él, sin decirle algo. Esperaba que se burlara, que se negara, que se quejara sobre que quizá era asqueroso, que le aceptaría, esperaba muchas cosas que pudiera hacer Katsuki, pero la única que no imagino fue la que paso.

Poco tiempo después Deku se enteró por la red social que Bakugō estaba saliendo con alguien más. Lo vio etiquetado en esas fotografías con una chica de Shiketsu muy acaramelados. Y aquello había sido lo peor.

Recuerda que ni siquiera tenía la fuerza mental para regresar a clases esa vez. Huyo como cobarde a su habitación del dormitorio y lloro. Lloro tanto que se quedó dormido e incluso dormido seguía llorando. Tuvo pesadillas donde veía al cenizo riéndose de él con aquella chica, o donde aparecía Katsuki y él, donde él le entregaba un corazón pequeño, Katsuki lo tomaba y lo explotaba hasta hacerlo cenizas y dejarlas caer delante de él mientras se reía.

¿Por qué cuando se le declaro no dijo nada? ¿Por qué se largó? ¿Por qué espero a que viera lo feliz que era en brazos de otra persona para que entendiera?

Aunque se sentía en parte feliz por ver a su amigo "feliz", el dolor continuaba ahí, golpeando sin piedad su roto corazón que no paraba de sangrar en forma de lágrimas que él no podía detener cuando estaba solo.

Suelen decir que debes llorar o sacar todo ese dolor para que la herida del corazón pueda cerrar, e Izuku hacía justamente eso, llorar todas las noches, esperando a que surtiera ese efecto, aquello que todos decían. Pero simplemente no podía. Sentía que moriría entre sus lágrimas, que se ahogaría consigo mismo porque el dolor era tan terrible y asfixiante, que ni las lágrimas ni sollozos podían calmar. Hubiese preferido que Bakugō le dijera aquella vez que estaba en una relación, que no le quería, que le daba asco, ¡lo que fuera!

Cualquier cosa que le hubiese dicho habría sido mejor que se silenció que le dio una falsa esperanza. Una esperanza que siguió en su corazón hasta que estallo con aquella noticia que vio.

Quizá estaba yendo demasiado lejos, pero su corazón sufría mucho. Katsuki era su primer amor, su primer sueño inocente, sus primeros deseos de estar con alguien. Era el primer todo que sentía en su vida. Era aquel primer amor profundo que experimentaba, de esos que solo tienes una vez en tú vida y que el resto parece ser solamente una manera de llenar el vació que aquel dejo cuando se va.

Aquel primer todo lo había destrozado sin tenerle piedad.

Paso noches de insomnio entre lágrimas y sollozos, con la luna y sus figuritas de All Might, así como la gran colección de cosas del ex símbolo de la paz, eran testigos de su roto corazón que buscaba consuelo.

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En otra época, y en otro universo, estaba un hombre destrozado de igual modo por el rechazo de quien amaba. Un joven príncipe guerrero, el Heredero del clan de los Dragones de Kuuzen, caminaba como un muerto alejándose del Reino donde presencio como aquel hermoso y dulce ser se quedaría con una bruja. Literalmente, una bruja.

Se giro a mirar el imponente castillo donde la parejita compartiría su hogar, y las lágrimas se juntaron en sus ojos carmesís. Bakugō Katsuki, el guerrero más fuerte de su tribu de híbridos mitad dragón, caminaba por los bosques frondosos cercanos al reino.

Con su cabeza gacha, y el corazón roto.

Izuku Midoriya, aquel chico espadachín, rata de biblioteca, había elegido quedarse con Uraraka Ochaco, una bruja de las montañas.

A pesar de que este le dijo sus sentimientos y le ofreció casi el mundo y su vida para que lo amara, Izuku se negó con esa amabilidad tan suya que no hizo otra cosa que acrecentar más su dolor.

Katsuki, con el corazón partido y lágrimas que descendían sin que él las detuviera, camino hasta perderse por los bosques.

Debía regresar con su tribu, pero sin su querido Deku, no se sentía capaz de dirigir. En ese momento no sentía su cabeza capaz de razonar.

Sus Padres de cualquier modo seguían cuidando de su hogar, así como sus amigos, y en esos momentos después de vencer al mal, estaban los ansiados días de paz.

Se llevó una mano al pecho, sintiendo esos latidos dolorosos que daba su corazón. Casi preferiría no sentir como latía, porque no había dolor más grande que sentirlo vivo después de todo lo que ha sufrido.

Dejo que la lluvia se mezclara con sus lágrimas y que el agua fría pudiera hacer que el dolor menguara un poco.

Odiaba ser tan fuerte y sentirse tan débil.

Odiaba que lo hubiesen rechazado.

Odiaba mucho en ese momento.

Pero los pensamientos de ese momento, le hicieron recordar a un brujo muy poderoso que se ocultaba en las montañas.

Un brujo al que le pidieron ayuda cuando la pelea se ponía cada vez más grave. Un brujo que le debía un favor a él por perdonarle la vida y salvarlo.

Realmente no sabría a que iría con aquel brujo, sí a pedirle un método para hacer que Deku lo amara o algo para no sentirse tan mal.

Adopto su imponente y gigante forma de dragón, y salió volando hacia aquellas montañas, entre medio de nubes oscuras y rayos.

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Al llegar a dichas montañas, vio las dos antorchas de fuego azul que le recibían. Había unos lobos por ahí que apenas lo vieron y agacharon sus cabezas en señal de respeto.

Cuando entro a la cueva, dejando que la oscuridad lo tragara, avanzo siguiendo algunos cuarzos brillantes, hasta que de nuevo la luz lo recibió.

Ahí en el centro de la montaña, con sus cosas esparcidas por todos lados, por la luz de los rayos que se filtraba por encima y la luz del fuego, fue que vio a aquel brujo.

El brujo, llamado Ren, le dedico una sonrisa apenas lo vio.

Una vez que se acercó hasta donde el brujo preparaba sus pócimas, este interrumpió.

Ren le dijo que sabía a qué había ido a verlo, y haciendo que una nube azul saliera del caldero, le mostro a la feliz pareja de Midoriya y Uraraka.

Bakugō gruño y con la magia explosiva que creaba de sus manos, exploto aquella nube.

Ren sonríe. Y Katsuki gruñe de nuevo.

El chico de cabello azul, le ofrece regresarle el favor. Y Bakugō piensa que le dará alguna pócima para que Izuku se enamore de él o que le quitara el corazón y le dejara una piedra para no sentir más en esa vida. A Ren le interesa la idea de tener el corazón del guerrero más fuerte de los dragones de Kuuzen, pero el brujo niega ante sus ambiciosos deseos.

Le ofrece algo que considera mucho mejor, algo que no se rompería por nada del mundo. Ya que una pócima podría ser anulada, un conjuro roto y forzar las cosas nunca trae cosas buenas.

Con eso en mente, Ren le ofrece un Izuku nuevo. Un Izuku que no está en ese plano, un Izuku que lo amara sin pociones o conjuros de por medio.

La oferta es tentadora, y Katsuki decide seguir escuchándolo.

Ren le dice que puede enviarlo a una época distinta en otro universo, uno donde un pequeño Izuku llora por un amor que provenga de un Katsuki. El joven de cabello azul deja caer hojas de distintas tonalidades, desde aquellas que van de un tono verde y brillante, hasta las opacas en color naranja y rojo de otoño, y una nueva nube emerge de nuevo.

En ella se ve a un Izuku, idéntico al que Bakugō ama. Con su cabello rizado y verde, con sus pecas, con su mismo tono de piel, con esos encantadores ojos verde. Pero este tiene otra clase de ropa y está en un entorno completamente distinto. En la nube, le ve llorar mientras abraza lo que deduce es una almohada con fuerza, le escucha sollozar su nombre.

Le escucha pedir que lo ame.

Su corazón, que hasta hace rato estaba roto y muerto dentro de su pecho, revive y salta de emoción con escucharle. Esas eran las palabras que tanto buscaba escuchar de su amado.

Cuestiona a Ren de inmediato que desea a cambio de enviarlo allá, el joven no le pide nada. Le dice que aquello será un modo de regresarle el favor de salvarle la vida y ayudarlo cuando nadie más quiso hacerlo.

Todo aquello es tan perfecto que Bakugō no puede creerlo. Y es tanta su perfección que duda.

Ren le garantiza que todo estará bien. Solo le indica que necesita ciertos materiales para hacer que el hechizo funcione.

El joven brujo le da una prueba de que lo que le dice es verdad, y con todo el poder que junta en sus manos, envuelve a Katsuki de pies a cabeza en una burbuja junto con él.

La sensación se siente pesada en el cuerpo, duele incluso en los músculos, pero el brujo le menciona que es el peso de atravesar un universo y una época muy distintos. Los dos terminan por aparecer entre árboles, desde los cuales, Katsuki ve el enorme edificio que hay enfrente.

Tiene tantas cosas nuevas y extrañas rodeándole que no puede procesar tan rápido, pero por el momento no está interesado en nada de esas cosas nuevas. Él solo está buscando a su Deku.

Ren le indica donde está la habitación de su amado, y sin dudar suben ahí.

Bakugō ve a Izuku tan cerca, y lo escucha llorar. Escucha su suplica para que su corazón deje de doler, para que las cosas salga bien. Le escucha pedir que lo ame, o que por lo menos hablase con él. Que hiciera algo que ayudara a su corazón a dejar de doler tanto.

Ambos entran a la habitación, y Bakugō lleva su diestra hacia la mejilla empapada en lágrimas, más sin embargo sus dedos atraviesan la piel. Ren le menciona que su poder por el momento no es lo suficientemente fuerte para tenerlos ahí de manera tangible. Le dice que son lo más parecido a fantasmas, ya que cuando Katsuki insiste en tocar la mejilla de nuevo, ve a Deku llevarse una mano a dicha mejilla mientras sigue dando hipitos.

Izuku había sentido una sensación cálida en su mejilla. Aunque realmente no sabría como describirla.

Bakugō le pide que regresen y le dé la lista de las cosas que necesita para que pueda estar con él lo antes posible.

El brujo obedece y regresan a su lugar.

Ren le entrega la lista de cosas que necesita y que tiene hasta la siguiente luna llena para encontrarlos y llevárselos, ya que el brujo se vuelve más fuerte en la luna llena.

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Todos ven a Bakugō muy ausente, buscando y llevando cosas de un lado a otro. Cosas que son una mezcla entre lo difícil y lo fácil de conseguir.

Su tribu cree que se trata de una manera en la que lidia con el rechazo de quien amaba; otros creen que se volvió loco, pero los más cercanos a él y sus Padres, saben que algo extraño está pasando.

Pero nadie sabe qué.

Intentan interrumpirlo, y cuestionarlo, pero el hombre de cabellos cenizos elude las preguntas o simplemente se aleja y gruñe que no es su asunto. Mintió una vez a su Madre, diciendo que estaba construyéndose una cabaña lejos de todo, ya que quería un tiempo lejos para sanarse.

Mitsuki le cree y no le cree, su instinto de Madre le dice que su hijo no está siendo del todo sincero con ellos, pero Masaru interviene diciendo que es una idea buena, y que tiene permitido irse, pero que no olvide mantenerse en contacto a través de las águilas mensajeras.

Aquella respuesta por fin calma a todos, o al menos calma a la gran mayoría, ya que algunos más continúan con sus dudas. Sobre todo, el grupo que siempre rodeaba a Bakugō. E incluso sus Padres tienen dudas.

El sábado, un día antes del domingo de luna llena, Izuku, atraído por los rumores que llegaron por parte de sus amigos, quiere hablar con Bakugō. Sabe que es su culpa que el comportamiento del cenizo se así de irracional.

Tiene sentimientos por Katsuki, pero estaba indeciso e inseguro cuando ambas declaraciones le llegaron. Y sus indecisiones le llevaron a aceptar a Ochaco por ser lo más correcto y rechazar a Bakugō. No es que no existieran relaciones entre hombres, pero sabía que Bakugō, siendo el Futuro líder del Clan Dragón de las Montañas, debía de casarse con una mujer que pudiera darle hijos sanos. No con un hombre. Quería lo mejor para ambos...

Vio al cenizo en un prado donde distintas flores crecían, le recuerda al mismo prado donde se conocieron. Solo que sin las flores rojas y las rosas. Ve, a lo lejos como es que Katsuki arranca flores, y las va metiendo en una bolsita de cuero.

Bakugō siente que lo observan y no duda nada en buscar el origen de la mirada. Y ahí lo ve.

Sus miradas se encuentran, y los sentimientos estallan una vez más. Pero no estallan en ambos. Solo Izuku siente como todo su cuerpo se remueve feliz por verlo de nuevo, solo Izuku siente esa enrome sonrisa que se apodera de sus labios, solo Izuku siente como su corazón salta alegre de verlo.

Solo Izuku siente.

Katsuki frunce el ceño, y cuando Izuku detalla más su mirada, es cuando ve algo que le inquieto e hizo que su corazón se oprimiera. Los ojos rojos de Bakugō se veían tan inexpresivos y sin ese brillo inusual que aparecía cada que se veían. Se veían opacos. Vacíos. Como si él ya no sintiera nada al verlo...

Trato de correr hasta él, pero antes de que Deku llegara hacia donde estaba el guerrero, Katsuki adopto su forma de dragón y huyo de aquel lugar con una bolsita llena de pétalos de rosa roja.

Lo último que ve Izuku antes de desplomarse de rodillas sobre la hierba con el corazón herido, es la ráfaga de viento que se lleva distintos pétalos y hojas.

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El último ingrediente, era una lágrima de dragón mezclada con pétalos de una flor roja, específicamente una rosa por su simbólico significado y relación al amor. Ren la tomo la lagrima apenas vio a Katsuki llegar y como de sus ojos descendía una lagrima.

Con esa lagrima lista, y el resto de los ingredientes, Ren comenzó con su preparación, dejando a Katsuki meditar lo que estaba por hacer.

Se iría de su hogar, de su universo, para encontrar y amar a un Izuku.

¿Realmente estaba haciendo lo correcto? ¿O acaso su roto corazón lo estaba volviendo ciego ante las consecuencias?

Mientras meditaba y guardaba algunas cosas que tomo en una mochila de cuero, sus ojos se posaron sobre la mitad de su espada. Aquella arma poderosa y misteriosa que All Might dejo a cargo de él e Izuku.

La espada de quien alguna vez fue el Héroe más grande de sus tiempos. Partida y entregada a sus dos sucesores. Lo que fue un evento completamente único e impensable para el resto de los antecesores. De hecho, Katsuki casi podría recordar como fue que termino por partirse y como fue el momento en que tanto él como Izuku la tomaron y pelearon con ella contra uno de los Lideres de los Ejércitos del Norte.

Esa espada, era uno de los pocos recuerdos de All Might como Héroe, y lo que hacía de su vinculo con Izuku más fuerte que ningún otro.

—Tendré que dejarte la espada de All Might. —Habla Katsuki, mirando y tomando en sus manos dicha espada. Su comentario hace que Ren titube en las medidas de sus pociones, derramando algo de un liquido azul en su manga y que esta ardiera en fuego azul.

—¿Qué? — Alcanza a decir una vez ha apagado el fuego.

—No puedo llevarla conmigo.

—¡Pero no puedes dejármela!—alega el brujo.— Esa espada esta conectada con la otra parte de Midoriya... Sabes que sí algo pasa, usaran ese vinculo que une a ambas partes, y trataran de buscarte. Lo que los traerá aquí y me mataran sin poder explicar.

—Creía que no le tenías miedo a nada. —Bakugo termina de asegurar sus cosas y que la mochila este bien cerrada. Se ha asegurado de llevar algunas cosas para su viaje. Frutas, fotografías, pinturas, y libros. Cosas que espera le sirvan con su objetivo y estás sirvan para atraer a Izuku a su mundo.

—No le temo a nada, pero cuando sumas a tu tribu, tus amigos, el reino que te debe favores y en especial a tu Madre, hasta el Señor Oscuro tendría miedo.—Ren suspira, y no conforme con ese gesto, se frota las cienes demostrando más su estrés.— ¡Simplemente con tu Madre ya tengo miedo! Además, ¿Por qué no quieres llevártela?

—Me recuerda a Deku y a All Might. No puedo llevarla o no dejaré de pensar en él.

Ren guarda silencio ante la respuesta de Katsuki, se mordisquea los labios antes de volver a hablar.

—Escucha, sí hay algo en lo que todos los brujos y hechiceros estamos de acuerdo, es que esa espada oculta muchos misterios, demasiados para cualquier gusto. Quizá... quizá no te de recuerdos hermosos, pero es parte de ti y no puedes dejarla. All Might te dejo a cargo esa mitad y por obligación no puedes dejarla con cualquier idiota como yo.— Dice el brujo, dejando el caldero por unos momentos para llegar hasta donde está el otro. Aunque trata de ser amable con Katsuki, también lo dice para tratar de salvar su pellejo. —Debes llevarla y olvidar que te recuerda a Midoriya. Pero, sino puedes olvidar que te une a él, entonces piensa que te unirá al nuevo Midoriya. —Ren sonríe, esperando las reacciones del otro. Bakugō suspira, luciendo convencido. — Tomare parte de tu esencia y la esencia mágica de la espada. Las pondré en rocas y las dejare en algún sitio. Eso dará algo de tiempo.

—¿Tiempo?

—El tiempo de ambos universos es igual. Sí pasa un día acá, allá también lo pasa. Sí vas a querer hacer que ese Izuku te ame tanto como tú a él, necesitaras tiempo y...

—Ya lo entiendo. —Gruñe el otro en respuesta.

La mirada escarlata de Katsuki observa al brujo quien busca dedicarle una sonrisa comprensiva. Entiende que la situación por la que pasa Bakugō es difícil, pero sí las cosas salen mal, será él quien pague los problemas.

Bakugō se termina por convencer y decide llevar la espada. Ren toma la esencia de ambos y las coloca sobre dos piedras. Ordeno a uno de sus lobos que las llevara lejos, tan lejos como fuera posible.

Después de ese momento, el brujo le menciono que había una forma de volver si así lo deseaba. Si deseaba volver a su hogar en algún momento, solamente debería romper el pequeño cuarzo que le daría. Un cuarzo curiosamente de color verde.

De esa manera regresaría a casa, así como también le menciono que si mientras la nube le tomaba estaba con alguien más, ese alguien también regresaría con él.

Katsuki pensó que, si en algún momento aquel mundo al que iría dejaba de gustarle, se traería a ese Izuku con él.

Cuestiono sobre si habría problema en hacerlo, a lo que Ren negó. No había ningún problema en ello. O al menos no uno que fuera perjudicial.

El cenizo sonríe satisfecho y ansioso de ir a ver a su amado.

Una vez la pócima esta lista y el cuarzo le es entregado, Ren recita las palabras del conjuro y con la luna llena en su punto más alto, la nube de color azul y negro, envuelven el cuerpo del joven guerrero.

La nube envuelve totalmente el cuerpo de Bakugō, y tras su espalda, se abre un portal. Un negro torbellino con algunos rayos en verde que golpean la tierra alrededor de Katsuki.

Ren trata de ir juntando sus manos para completar la unión de ambos mundos en ese portal. Tras unos segundos de esfuerzo titánico, lo consigue. Sus palmas se juntan y desde el interior de portal, una flecha dorada sale, clavándose en la nube.

Un fino hilo plateado y brillante, esta unido a la flecha, el cual, es tirado para jalar a la nube dentro del portal. Apenas termina de ser absorbido, Ren suelta sus manos y cae al piso, jadeando y tosiendo.

Observa los restos que han quedado del portal.

—Cuida mucho de él, Rin, ahora estará en tú mundo. —Es lo único que dice antes de dejarse caer completamente al suelo y desmayarse. 

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Notas: 

¡Esto es un piloto para saber que opinan de esta nueva idea que viene después de SH! 

No solamente es una nueva historia, sino que también estoy intentado un nuevo estilo más ligero de lectura y escritura. 

Creo que se nota mucho que el estilo es más ligero. Agshshdh

Debido a que esto es un piloto, es muy posible que sufra de cambios antes de que el primer capítulo sea publicado. (El cual no tardará mucho)

Espero les guste esta nueva idea que tengo planeada. ^ ^
Me gustaría preguntar: ¿Suena más atractivo un Katsuki mayor con un Izuku del canon actual? ¿O es mejor que ambos sean de la misma edad?

He tenido esa duda desde que comencé a escribir esto agshshs

¡Gracias por leer!
¡Nos leemos!

Att:
D'Sae