Capítulo Mini Extra: Adios, Ren

Katsuki llevaba las flores; Izuku la antorcha con fuego; Kirishima las varas de incienso; Kaminari con un tazón y un pincel; y finalmente Todoroki quien, aunque fuera con ayuda de un bastón, llevaba en sus manos una guitarra de madera. El pequeño grupo subía por la montaña, justo hasta la mitad donde estaba completamente aplanado, dando el espacio suficiente para tener una especie de segundo campamento ahí.

Sin embargo, ese espacio era utilizado por la tribu de Katsuki para rituales, entre ellos estaba el ritual funerario que llevarían a cabo esa hermosa mañana fría. Era tan temprano que ni siquiera el cielo se había aclarado en anuncio del astro sol que se aproximaba al horizonte.

Otro grupo ya había subido el cuerpo de Ren. Ya había sido preparado, siendo la prioridad ordenada por el Dalfa, para velarlo lo antes posible y este pudiera tener al menos un digno ritual ceremonial, que, a diferencia de su muerte, esta fuera honorable.

—Todo está listo, mi señor—dijo una de las mujeres que estaba terminando de colocar la última roca en el montículo de rocas que habían colocado sobre Ren en forma de ataúd. Estas eran unas rocas especiales que se desharían junto al fuego una vez que este fuera encendido para calcinar el cadáver.

—Gracias—dijo en voz baja el cenizo antes de seguir caminando seguido del grupo de sus amigos.

Midoriya fue el primero en moverse, todo para ir encendiendo las antorchas que rodeaban la tumba.

El ritual funerario de los dragones era el siguiente: iluminar las cinco antorchas, colocar las flores entre  los huecos que dejan la unión de las rocas, el incienso simbolizaba una fragancia para alejar a los malos espíritus, la pintura que era lo más importante, ya que esta se ocupaba de llenar de palabras, runas o sellos que simbolizaran a la persona en vida y finalmente, estaba un ritual musical.

Una vez terminado, encendían fuego y este provocaba que las rocas especiales se derritieran mezclándose junto al cuerpo hasta que se volvía líquido. Mismo líquido que se deslizaba por el orificio que estaba debajo y caía hacia una vasija que una vez llena del resultante era tapada y llevada hacia el cementerio por los sacerdotes para enterrarla junto al resto.

Lo que lo hacía más especial, era la semilla que se depositaba antes, misma que era llevada por quien llevaba las flores. Solo que esta semilla fue donada por Izuku, y Katsuki quien la entrego. Puesto que las vasijas pasado el tiempo, se deshacían en la tierra y con el líquido alimentaban la semilla que era plantada junto a ellos para generar vida de nuevo en forma de una planta que normalmente era elegida al azar. La semilla que Izuku entrego se trataba de una de las plantas más hermosas y raras que ha visto en todos sus viajes, porque por más que este trato de cultivarla en su hogar o en un invernadero, simplemente la flor jamás sobrevivió, pero siempre es encontrada en la naturaleza, desafiando las leyes y las normas; una flor apodada el respiro de lo salvaje, como la llamaron los expertos, desconociendo el motivo del nombre. Esta se convertía un arbusto de flores que en su centro eran de un azul oscuro que a medida que llegaba a la punta de sus pétalos se hacía completamente blanca pasando por todos los tonos de azul que existen.

Se había considerado en peligro de extinción por su rara condición de crecimiento y lo raras que eran de encontrar.

Para ellos, todo este ritual era una forma de regresar a la tierra. De devolver lo que esta tanto les había dado. Al menos para la tribu de Bakugō esto era lo que se hacía con sus sagrados difuntos.

Izuku entonces encendió las cuatro antorchas.

—Deja que sea tu luz—dijo Izuku mientras caminaba hacia la antorcha superior izquierda—, aquella que guíe tu camino por el más allá. Que te oriente hacia la dirección correcta y no temas avanzar. Que espante a la oscuridad del inframundo que quiera arrastrarte a sus más profundos abismos.

Una vez que Midoriya termino, regreso hasta donde estaban los demás, dejando que fuera el turno de Bakugō.

—Deja que sea la eternidad—hablo, dejando flor tras flor entre los huecos—, entre crisantemos, que ofrecen nuestro respeto y eternidad a la muerte; de los lirios que simbolicen la inocencia de los difuntos; las rosas blancas como nuestras condolencias y la promesa de que encontraras la paz en el más allá.

Katsuki regresa, y es ahora Denki quien pasa los pinceles a sus compañeros. Mientras tanto, Kirishima coloca los inciensos, los enciende. Se detiene a mirar la tumba, recordando quizá los muy pocos momentos que pudo conocer de Ren. Y que, aunque no lo conocía mucho, de verdad no esperaba que su vida terminara así.

—Deja que sea tu guardián—dijo el pelirrojo—, que este incienso ahuyente a los malos espíritus. Que aleje a todo aquel que quiera hacerte daño en tu camino. Que te de protección...

Eijirō se aleja, y toma un pincel al igual que sus compañeros, y entre ellos cuatro logran llenar casi todas las rocas con runas y palabras.

—Deja que sea el último recuerdo de tu vida—dijo Kaminari—, que nuestras palabras puedan honrar tu memoria, y que sepas que no serás olvidado. Que tu vida importo y que estas runas simbolizan lo que significaste para cada uno de nosotros.

Quizás esas palabras sabían raras en la boca del rubio ya que este no había tenido el mismo honor de conocer a Ren un poco mejor a como lo había tenido tal vez Kirishima o en su defecto Todoroki. Sabia de él, lo había visto y solo pocas veces llego a interactuar amistosamente.

Cada uno de ellos escribió algo, coloco runas que simbolizaban la paz, la tranquilidad y la armonía que probablemente el brujo no pudo experimentar. Todoroki fue quien más coloco las runas de ese estilo, sobre todo porque fue él quien presencio no solamente su muerte, sino que en sus manos había existido la oportunidad de haberlo salvado de su hermano. Eso aumentaba enormemente la culpa que sentía. Y esperaba de corazón que su paso al más allá fuera mejor. Que gozara de lo que no pudo en vida.

Y finalmente, toco su turno para hacer homenaje.

—Deja que sea la música—dijo el príncipe. Que con todo y protestas de sus amigos por ayudarlo, este se mantuvo firme en hacerlo solo—, que esta balada te guie. Que calme tu alma y puedas dejarte llevar sin problemas y preocupaciones. Que tu alma vibre alto y sea libre de las cadenas de este mundo.

Fue así, que el príncipe comenzó a tocar un par de notas, mientras el resto se unía con sus voces.

Un par de minutos de canto pasaron, y después, Katsuki e Izuku tomaron la antorcha que tenía el chico de cabello verde antes, para acercarse y prender entre los dos el fuego a la tumba de rocas.

El ritual se había completado, y solo resto ver como el cuerpo se fundía con las rocas, como el líquido de su cuerpo se deslizaba y se perdía por aquel orificio que llevaría su cuerpo de regreso a la tierra. Que lo haría volver a ser uno con el mundo que lo vio nacer, crecer y finalmente morir. 

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Holi sjsjs 

Ya habia dicho que venia de regreso. Lamento mucho las demoras para haber actualizado, pero espero ya con esto ir saliendo del hiatus sjsjs 

Esto es un poco mas relleno para despedir a mi querido Ren :c Aparte de que me gusto mucho el ritual ceremonial. Recientemente tuve varios encuentros con la muerte y de alguna forma ya empece a verla de esta forma romantica ssjsjs NOPIENSENQUEESTOYENPELIGRO, es solo arte (?

En fin, ya para no alargar tanto: les agradezco muchisimo que sigan esta historia y que no la hayan dejado morir releyendo cada que tenian oportunidad, por seguir recomendando y dejar sus comentarios, que aunque no siempre alcanzo a responder, creanme que si trato de leerlos todos. Muchas gracias. 

¡Nos leemos! 

Att; 

D'Sae 

¡Claro que hay capitulo completo despues de este! jsjsjs Y ya estoy trabajando en el siguiente capitulo. 

◤──•~❉᯽❉~•──◥Les amo ◤──•~❉᯽❉~•──◥

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