Capítulo 5: Cómo entrenar con un dragón

Desde el primer momento en que su Profesor explico su plan, Bakugō más joven estaba en completo desacuerdo. Él jamás se dejaría atrapar, (de nuevo), y mucho menos por aquella versión suya tan detestable.

Bakugō dragón tampoco estaba completamente de acuerdo con esa idea y de igual forma, aunque fuera mayor en edad, seguía teniendo sus arranques normales de adolescente negándose y haciendo berrinche.

—Los dos lastimaron a Midoriya y dañaron material de la escuela... —dijo Shota, haciendo que la noticia de herir a Deku fuera mucho más grave que los daños— O deciden cooperar y llevarse lo suficiente para que no destruyan el edificio, o los esposare juntos hasta que sepamos como regresar a este otro Bakugō a su universo. ¿Quedo claro?

Con ello, una mirada asesina y unas cadenas en las manos de Aizawa bastante dispuesto a verdaderamente encadenarlos, los dos rubios a regañadientes aceptaron las condiciones del profesor.

Lo cual no sorprendía demasiado a Bakugō dragón, fuera en el universo que fuera, parecía ser que Aizawa siempre sabría como domarlo.

Dejando como resultado el que estaba ahora. El Dragon Katsuki, teniendo que proteger a su yo más joven de que el resto de sus compañeros lo salvaran.

La misión era "fácil" si lo pensaba mejor.

Bakugō mayor debería de proteger a su yo más joven del resto, a la vez que trataba de atacar a los jóvenes de la clase A.

Evidentemente Aizawa estaba casi al tanto del poder de un dragón, por lo cual, mandaron a hacerle brazaletes especiales para controlar lo mejor posible su fuerza, así como las limitaciones que le dio para evitar cualquier accidente.

Nada de usar sus alas; las corrientes que creara con ellas podrían provocar accidentes con los edificios, el aliento de fuego era lo suficientemente aceptable, siempre y cuando no atacara directamente.
Simplificándolo casi todo, la mayoría de sus ataques radicaban en que no podían ni debían ser de forma directa para el resto. Era un maldito dragón, cuyo poder de criatura tan mítica, debía de tener una fuerza devastador que acabaría con miles de vidas si así se lo proponía.

Katsuki dragón movió sus hombros, y trono su enorme cuello de reptil, mientras esos ojos intensos como el fuego naciendo de un abismo, observaba a todos los alumnos. Su vista se había enfocado en Deku por más segundos, sabiendo casi exactamente lo que pensaba.

Esos grandes ojos verdes, abiertos con el más puro asombro y una enorme preocupación, pero y para desgracia del mayor de los Katsuki, esas emociones dadas por Izuku, no eran para él.

Deku estaba preocupado por el menor de los Bakugō.

Esa deducción, que genero conflictos en el corazón del rubio ceniza mayor, que de no ser por sus enormes facciones que disimulaban bien sus emociones, todos notarían su desilusión y un enfado bastante notable.

—¿Por qué tan triste, lagartija? —se burló Katsuki joven, sabiendo exactamente porqué estaba mal—Deku no te prestara atención si yo estoy en el medio.

Bakugō medieval sacudió su cuello haciendo que el encadenado de su cuello se agitara y diera múltiples vueltas de modo veloz.

—¡¡MALDITA LAGARTIJA DESARROLLADA!!—grito después de pasarse las náuseas que le causo la sacudida.

El dragón se limitó en solamente soltar una especie de rugido que bien pudo hacerse pasar por un suspiro.

—¿Sigues creyendo que es una buena idea, Aizawa? —pregunto de nuevo Yagi, quien seguía con sus muchas dudas.

—Sí —fue la mentira que dio el hombre contrario, ya que, al ver cómo es que estaban comenzando las cosas, ya no lucia tan seguro de permitir que sus retoños practicaran con aquella cosa.

Pero había dado inicio a esa lección, y no iba a retractarse.

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Izuku estaba terminando de anotar en la hoja de papel, que iría de viaje con el príncipe Todoroki, Iida y Momo, a su querida novia Uraraka. Pese a que estaban lejos, debía de seguir notificándole lo que haría para no preocuparla.

Sin embargo, este Izuku era listo, y no menciono que su viaje tenía relación con Bakugō.

Una vez que termino de escribir, enrollo la nota y la coloco en el cilindro de la espalda del águila mensajera. Tras mostrarle una pequeña roca en color rosa pastel, el águila entendió a quien debería buscar y salió volando por la ventana.

Se quedo mirando el camino que siguió el águila, pensando en si estaba haciendo bien las cosas.

¿Y si Kacchan no estaba en verdadero peligro y sus sospechas solamente estaban relacionadas a sus nervios? Tal vez Kacchan no quería ni siquiera verlo después de haberle roto el corazón y por esa razón se alejó de ese modo.

Titubeo ante la idea, y deseo cancelar la misión.

Pero, ¿y si se equivocaba y de verdad algo malo le había pasado a Bakugō?

—¿Esta todo bien, Midoriya? — dijo Todoroki, llegando casi de la nada. Honestamente había estado observando a Izuku durante un rato, esperando a que terminara de escribir para poder hablar sobre los últimos detalles de su "misión".

—¡Ah! ¡Príncipe Todoroki! —dijo dando un salto—- S-Sí, todo está bien... solamente, pensaba en que quizá a Ura—a Ochaco, no le guste que me vaya de viaje de un día para otro. Ya sabes, he tenido mala suerte cuando salgo de viaje de este modo.

Y no mentía. Todoroki sabia de muchos casos donde Izuku había terminado enrollado en un asunto peligroso por salir casi a las trompadas del reino. Aunque, mejor dicho, casi siempre que salía del reino, terminaba metido en un problema.

Por ejemplo, aquella vez que una bruja del pantano, enamorada de Bakugō, lo maldijo por llamar la atención del cenizo; con un conjuro que haría que cada cosa que comiera, lo hiciera engordar el triple y así perdiera los "encantos" que poseía.

Recuerda que Izuku tuvo que usar un "corsé" mágico hecho por Uraraka para contrarrestar la maldición y no terminar convertido en una masa de grasa. Ya que, incluso comiendo verduras o fruta, aumentaba un par de libras de peso. Fue una aventura interesante si lo recordaba mejor, ya que fue el momento donde Izuku destaco con una belleza tan masculina y atractiva que no había ser humano en el reino que no deseara ser ese corsé.

O aquella vez que se convirtió en un conejo y estuvo a punto de ser comido por Kirishima al confundirlo con una presa que habían atrapado.

A Deku le pasaban muchas cosas malas, pero también le habían pasado muchas cosas buenas.

Era una extraña mezcla de fortuna y maldición.

—Ya verás que esta vez no sucederá nada—dijo Shōto, queriendo sonar positivo.

—Sí... ¡Esperemos que no! —Izuku respondió con un poco de sus ánimos recuperados, pero no todos a fin de cuentas.

Sin más que decir, Deku salió de la sala de mensajerías, alegando que tenía que ir por unas cosas más antes de partir. Shōto lo observa irse, y de inmediato piensa en lo que hará.

No era lo correcto involucrar a más personas, pero él no dejaba de tener un extraño presentimiento de que necesitarían ayuda, y de que necesitaba de la compañía de su prometido no oficial.

Shōto se acercó a las jaulas de las águilas reales. Aquellas que son entrenadas con el único propósito de obedecer a la Familia real Todoroki.

Él tomo a su querida Azumi, un águila de tonos cafés hermosos, y coloco sobre el cilindro de su espalda una nota enrollada con un listón rojo.

—Llévala con Eiji—le dijo al águila, para seguido mostrarle la pañoleta roja que guardaba en el bolsillo oculto dentro de sus ropas a la altura del pecho.

El animal lo entendió, y sin más, salió volando por la misma ventana.

—¿Sigues guardando esa cosa? —dijo Fuyumi, quien mirando a su hermano menor desde el marco de la puerta mantenía una sonrisa.

—Me da calma... —respondió Shōto, guardando de nuevo la prenda en sus ropas.

—Sabes que si Padre se entera que quieres casarte con un bárbaro mitad dragón de las montañas le dará un infarto—la princesa entonces se adentró completamente a la habitación. Notando como su hermano pequeño movía los hombros en señal de desinterés ante el infarto de su Padre.

­Fuyumi entendía una parte del porque su hermano se había enamorado de aquel hibrido, después de todo, ese tal Eijirō lo había protegido como nadie más lo había hecho cuando lo hirieron en la Guerra.

Aunque Shōto seguía sin querer contarle más detalles sobre cómo fue que se enamoró.

—Es mejor que me vaya, tenemos cosas que hacer antes de irnos—el Todoroki menor se despidió de su hermana y salió.

Dejando a Fuyumi con la misma intriga de todos los días que el tema de Kirishima.

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Fue así, que los aventureros salieron montados en los grifos rumbo al lugar que Hawks había encontrado con los rastros del guerrero dragón.

El viaje no debería de tomarles más que un par de días. Lo cual le estaba dando tiempo a Ren de planear las cosas.

Aquel joven brujo de cabello azul, había tomado prestado algunos de los conjuros y golems de roca que la abuela Chiyo tenía en su cabaña.

—Sabes que no deberías involucrarte más con esos dragones, pueden matarte—dijo la Abuela, mirando a Ren guardar las cosas en su mochila.

—Lo sé, abuela—respondió él—. Pero estoy en deuda con el Señor Dragón, sin él, yo no estaría aquí.

La Anciana en ese momento no evito suspirar y asentir de manera ligera, recordando que, gracias a esos dragones, su "nieto" estaba con vida. Y una deuda de ese tipo, era recompensada con lealtad por parte de los brujos.

Pero no dejaba de pensar en el mal que se podría avecinar si él seguía ayudando al dragón. Sobre todo a ese hijo de Mitsuki Bakugō.

El brujo termino de guardar las cosas y tras una bendición de su Abuela, partió hacia la pequeña cabaña donde había dejado la esencia de Bakugō.

Una vez en la zona, comenzó a marcar diferentes tipos de defensa.

Desde barreras hechas de magia pura en cada árbol hasta formar un pentágono, hasta las líneas de golems que serían el segundo frente. Y finalmente pero no menos importante, la última línea de defensa; la niebla de la memoria.

Dicha niebla era muy difícil de hacer, pero efectiva y poderosa contra casi cualquier enemigo. Era su conjuro favorito, pero también era el conjuro que mayor energía mental le quitaba.

Si algo salía mal, lo atraparían tan fácilmente, que el tiempo que trato de ganar se iría más fácil que hacer enojar a Bakugō.

Una vez que se aseguró de que todo estaba listo, todo preparado, prosiguió a realizar la pócima que le daría la apariencia de Katsuki. No estaba tan seguro de querer adoptar la apariencia del Señor Dragón, simplemente por dos razones; el cabello cenizo y el hecho de que la pócima le causaba una reacción alérgica,

Arrojo diferentes ingredientes; plantas secundarias, agua, raíces de árbol de sauce duplicadas, baba de dragón, un cabello de Bakugō, y finalmente una gota de su sangre.

Con la poción lista, prosiguió a beberla, sintiendo la garganta arderle y cerrarse por algunos segundos, la reacción alérgica había comenzado. Duro casi 5 segundos con la garganta cerrada, antes de que el efecto de la baba de dragón hiciera su trabajo.

Poco a poco, el azul se hizo rubio adoptando un peinado de pinchos. La piel se estiro, músculos se hicieron más grandes y sus huesos crujieron para darle más altura y soportar el nuevo peso.

Sus colmillos se afilaron.

En pocos minutos, que fueron agónicos ya que no recordó poner en la poción la sábila, el dolor estaba siendo casi insoportable, termino de convertirse en una versión de Bakugō.

Al verse sobre el espejo de la pequeña cabaña, el ahora falso Bakugō, se convenció de que su apariencia era perfecta.

—Con esto nadie sospechara nada—dijo con la voz ya distorsionada. Claramente no evito disfrutar un poco de ser Katsuki, sintiendo que no solamente había ganado mucha más altura, sino que tenía varios centímetros de más y un cuerpo ejercitado y atractivo.

Se gozo un poco, fingiendo caras y posturas; y cuando por fin se aburrió, continuo con sus planes.

Después de ello, realizo lo que consideraba necesario para la cabaña. Un estilo minimalista, digno del dragón heredo de Kuuzen que tenía el corazón roto.

Y ahí espero el tiempo suficiente para que el resto pudiera encontrarlo. Había estado recibiendo llamadas por parte del Bakugō original, pero no podía darse el lujo de contestar a ninguna teniendo en cuenta lo que su plan requerirá. Un solo descuido, y todo se vendría abajo.

Más pronto que tarde, el arribó del grupo del Príncipe Shōto apareció, y el falso Bakugō estaba fuera de la cabaña para recibirlos. Con un hacha sobre sus hombros, fingiendo que cortaba madera para su pequeña choza.

—¡Kacchan!—escucho casi de inmediato el llamado de Izuku. Lo observo, con esos fríos ojos de genuino dolor, falso, pero dolor, a fin de cuentas.

—¿Qué es lo que quieren? —dijo con molestia. Noto como es que Deku se mordía los labios, indeciso de hablar. Y no evito felicitarse internamente por su buena y brillante actuación de Bakugō.

Siguiendo con su papel, avanzo hasta una roca plana que tenía sobre la tierra, donde comenzó a poner pedazos de tronco que iba cortando. Otro más de los beneficios de la pócima, era el de brindarle parte de los poderes de a quien imitaba, porque Ren sabia que en su vida sería capaz de blandir un hacha y cortar un tronco a la mitad tan perfectamente como en ese momento.

Debió de disimular bien una sonrisa de plena alegría por todas las ventajas de ser Bakugō.

—Kacchan, yo... Yo necesito hablar contigo de algo—dijo Deku, más cerca esta vez.

—No hay nada de que hablar, Deku—responde el falso—. Dejaste muy en claro lo que querías.

Su intención era ser dañino. Y funciono al ver la reacción del jovencito de pecas, bajando la mirada.

Para ese momento, tanto Momo como Todoroki e Iida, mantuvieron su distancia. Hawks y el resto del grupo seguían un poco más lejos, instalando el campamento.

Sin embargo, había algo que no cuadraba a los ojos de la mujer de cabello largo.

—Entiendo que no quieras hablar conmigo después de lo que paso, pero esto es grave—insistió Deku—. Es sobre la espada de All Might.

—No entiendo de que hablas. La jodida espada esta bien—responde, mientras que su mente gritaba peligro y su corazón latía a un ritmo lento y helado que complicaba todo a su paso.

En ese momento, Ren no sabía si realmente fue buena idea dejar que Bakugō se llevara la espada. Quizás haberla dejado no habría hecho que lo buscaran tan pronto. Maldijo la suerte, y siguió cortando.

—¿Estas seguro? ¿No has sentido que este extraña?

—¿Extraña? —detuvo su cortar, y observo a Izuku—. Oh, ya entiendo...

Ren hizo una pausa semi dramática, suspirando antes de añadir:

— Has creado toda una paranoia para venir a verme, ¿verdad?

Ante la respuesta, Iida observo a Izuku, pensando en las probabilidades de que fuera verdad, pese a que conocía a Izuku, a veces no sabía que es lo que pasaba por esa cabeza de rulos verdes. Mientras que Todoroki y Momo se compartían una mirada. Todos pensaron en la posibilidad, ya ninguno de ellos entendía lo que Izuku trato de explicar de la espada. Nadie más que esos dos podían sostener poderosa arma y blandirla, más pronto que tarde, esa duda los invadió.

Podría ser una verdad.

—¡Claro que no! —negó el chico.

—Si la espada estuviera mal, ya te lo habría hecho saber. Pese a mis sentimientos, sé que esa arma es nuestra responsabilidad—dijo Bakugō— Si querías venir a verme, aquí estoy. Tal y como me dejaste. Con el corazón roto.

Deku volvió a encogerse de hombros, avergonzado y sumamente arrepentido de lo que estaba haciendo. Incluso sentía esa sensación helada en el pecho cuando el sentimiento se vuelve mucho más grande.

—Haznos un favor a los dos, y lárgate—dijo de nuevo Katsuki—. Tu novia te espera.

Izuku estuvo a punto de volver a hablar, de soltar lo que fuera. Hasta que una flecha surco los cielos, impactando justamente en el medio de él y Bakugō. La flecha género que los escudos de magia pura se activaran, y a su vez, desde el cielo y sus nubes, un dragón rojo bajara a toda velocidad.

Los escudos arrojaron a los dos en sentidos opuestos, haciendo que Izuku fuera atrapado por Iida y Todoroki, mientras que Katsuki caía cerca de la entrada de la cabaña.

—¡Midoriya! —dijo Mina, llegando corriendo junto a Kaminari y Sero.

—¡¿Qué jodidos hacen aquí ustedes?!—grito Bakugō.

—Kacchan, ¿por qué están estos escudos? —dijo Izuku, permitiendo que tanto el resto de sus compañeros, como él mismo, se prepararan con sus armas en mano. Si había algo que todos conocían, era que Bakugō jamás usaba esa clase de magia.

Siempre era él y su forma de dragón.

El dragón rojo en ese momento se fue convirtiendo en un humano a medida que llegaba al suelo, dejando ver la figura de Kirishima una vez toco la tierra.

—¡¡Tú no eres Bakugō!!—le grito el de dientes afilados— ¡Tu aroma es el de un brujo!

Mierda...­— pensó Ren. De todos los detalles que juro cuidar, el aroma fue el último que tomo.

El aroma como tal, era más difícil de falsificar. Ya que el aroma de los hibrido dragón tenía una relación directa con su contra parte de reptil, y tratar de fingirla, era un dolor de cabeza para cualquier brujo que se respetara.

Fue ahí que el plan de Ren termino por caer, y con ello, los ataques comenzaron.

En un solo momento fue capaz de responderle a Bakugō, y ni siquiera sabe porque acepto tomar ese llamado. Un descuido, quiso pensar.

Pero la poca charla que tuvieron, basto para que más amigos del chico de cabello verde aparecieran para derrumbar sus barreras y activaran a los golems. Lo único que Ren evito accionar, fue la niebla.

Todo el plan se estaba saliendo de control; aunque era un brujo poderoso, estaba plenamente consciente de que no podía enfrentarlos a todos.

Aprovecho una abertura en medio de la batalla de los golems y lo que quedaba de los escudos, y huyo corriendo a los árboles, sin darse cuenta de que era perseguido por Izuku, quien, al tenerlo dentro del rango, lo ataco con la espada de All Might.

Ren fue golpeado en el hombro, haciendo que cayera y rodara. E incluso con el dolor y el olor de la piel quemada por el ataque de energía, se escondió como pudo entre arbustos, llamando a su fiel lobo.

—¡¿Dónde esta Kacchan?!—grito Izuku, estando cerca de donde vio caer al brujo— ¡¿Qué es lo que has hecho?!

Deku estaba molesto, o quizá estaba más que eso, pero Ren no iba a averiguarlo.

—Créeme que no le hecho nada peor de lo que tu le hiciste—responde Ren, sin haberlo pensando. Su voz delato parte de su ubicación, e Izuku no se tentó el corazón para lanzar otro ataque, demasiado cerca, pero no exacto.

—¡¿Dónde está?!—grito Deku, acercándose de nuevo, pero el brujo ya se había movido de nuevo.

Ren se mordió los labios tanto por el dolor que sentía y porque era un maldito hablador, igual a su gemelo.

—¡DIME DONDE ESTA KACCHAN! — Deku ataco en diferentes direcciones, habiendo triangulado lo mejor posible los lugares donde estaría Ren.

Logro darle otro golpe en la espalda, haciendo que el brujo saliera un par de metros volando y golpeándose contra otro árbol. Solo que, al caer, un sonido de cristal rompiéndose se escuchó, y de ahí, una niebla comenzó a salir.

Izuku pensó que quizá era veneno, pero reconoció que no lo era por ese aroma dulce.

—La niebla de la memoria, es la mejor arma que podemos poseer, Izuku—dijo Ren, usando la niebla y las siluetas para ocultarse y moverse mientras sus manos conjuraban.

—¿Niebla de memoria?

En ese momento, Ren mostro los recuerdos de Midoriya, y la tierna infancia que logro sacar en esos segundos.

Le mostro a dos niños jugando: uno de cabello verde y rizado, y a otro de cenizo cabello y en picos.

—¿Recuerdas cuando eras feliz y no lo sabías? —susurro Ren a la niebla, creando eco y temblores en Deku.

—No es real... ­—murmuro el de cabello verde.

—¿Eso crees? —volvió a susurrar Ren a la neblina. Comenzó a crear nuevamente más imágenes del pasado de Izuku, de aquella tierna infancia que compartía con Bakugō. Debía confundirlo y darse más tiempo para que su lobo llegara por él y pudiera huir.

Los recuerdos comenzaban a funcionar, confundiendo cada vez más la mente de Izuku. O al menos Ren pensaba que realmente lo estaba confundiendo, cuando de un momento a otro, Midoriya blandió el arma de All Might en todas direcciones, creando aberturas que rompían poco a poco la niebla.

—¡¿Cómo es que puedes romperla?!—grito Ren, furioso por el poder contrario.

—¡Es la espada de All MIght! ¡Su poder no conoce límites! —finalizo el de cabello verde, siguiendo lanzando ataque tras ataque, hasta que la nube de niebla que rodeaba todo ese pedazo, se rompió.

Para ese momento, Kirishima había aparecido con su forma dragón de nuevo, empujando con sus alas la niebla.

Todo pudo verse perdido por unos minutos para el brujo, pero para su suerte, su lobo llego a tiempo y sin perder tiempo, lanzando su último ataque, huyo.

Su ultimo ataque fue un Bakugō que se acercaba hasta Izuku.

—Deku—dijo Katsuki.

—Kacchan... No, tu no eres Kacchan, él —y poco antes de que pudiera eliminarlo, la falsa imagen de Katsuki se puso de rodillas.

—Si algo aprendí la Guerra, Deku, es que nada es jodidamente seguro—dijo Katsuki— Perdimos muchas personas en esa ultima y todas las batallas, joder, es que es tan frustrante recordarlo... Pero el maldito punto de esto, es que quiero que te cases conmigo—continuo—. Quiero que nos casemos, que seas la Madre de mis hijos, que vivas a mi maldito lado todo lo que nos queda de vida. Te reconocí como mi contraparte, y si eso no es un cabron amor, no sé que lo sea. Se mío, Deku.

Midoriya no podía con ese ultimo recuerdo. Las palabras exactas de la declaración de Katsuki. Sus ojos se llenaron de lágrimas sin poder evitarlo y de inmediato comenzó a sollozar. Balbuceando disculpas.

—Kacchan... —dijo, pero cuando por fin iba a decir otra cosa, la ilusión de la niebla se rompió con otra ráfaga de aire. Dejando a Izuku mirar como ese Bakugō se deshacía como polvo. No entendía porque su corazón dolía tanto, porque se sentía tan miserable.

—¡Midoriya, ¿estas bien?!—llego Iida gritando, seguido de Kirishima.

Lo único que vieron al llegar con él, fue el escenario de una pelea y a un chico de pecas llorando terriblemente arrepentido.

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El Universo canónico, toda la clase A había acatado el casi magnifico plan que Midoriya había creado. Era bien sabido entre todos sus compañeros, que era el mejor estratega de su generación, e incluso si tenia sentimientos encontrados por aquellos dos Katsuki, su deber como Héroe no debía titubear.

Su plan era contener lo mejor que pudieran al dragón, para seguido de ello, lanzarse y salvar a Bakugō más joven. Sabia que enfrentar y tratar de vencer a Katsuki dragón no era el mejor plan teniendo en cuenta los edificios y el hecho de que los daños debían de quedarse al minio. Aquello continuaba siendo un ejercicio de Héroes, y no se tenían que olvidar de los detalles.

Iida, Sato, y Yaoyorozu se encargarían de las piernas de reptil, usando una cadena que Creati usaría y que Ingenium llevaría para atarlos, lo que dejaba a Sato para tirar de las cadenas como un soporte para hacer perder parte del equilibrio al dragón.

Sero, Uraraka y Tsuyu se encargarían de los brazos.

El resto como Todoroki, Mina, Aoyama, Kirishima y compañía, distraerían al Dragón para que el resto de sus compañeros pudieran actuar.

Lo que dejaba finalmente a Izuku y Tokoyami, quienes, escondidos en el techo de uno de los edificios, esperarían el momento justo para saltar y salvar a Bakugō.

Todo fue funcionando raramente bien durante los ataques de sus compañeros, las cadenas y las cintas. Incluso Shota y Yagi estaba sorprendidos de lo bien que estaban trabajando los chicos con el tema del dragón.

Y cuando el momento justo llego, él salto veloz y preciso con Tokoyami siendo su apoyo aerodinámico, pero el dragón sacudió su cuello para evitar a toda costa que la mano de Izuku tocara hacia donde estaba Bakugō joven.

En medio del aire, maniobraron para regresar y complicarle más las cosas al dragón que se creyó muy listo los primeros segundos.

Las cadenas cedieron, pero, aunque se rompieron, tuvieron su objetivo de desbalancear a la criatura gracias a la fuerza que Sato aplico yendo más allá de su PLUS ULTRA. Las cintas de Sero y los movimientos de Tsuyu y Uraraka, evitaron que el dragón pudiera sostenerse o que usara sus enormes garras para mantener el equilibrio.

Y aunque la criatura cayo, el polvo y algunos edificios con él debido a su peso y tamaño, eso no evito que tratara de volverse a poner de pie usando las alas como un soporte.

Era tiempo de planear otra estrategia. Pero aquella sería una estrategia que jamás seria planeada.

Gritos agónicos que provenían del Bakugō más joven llenaron el ambiente, y el peor de los escenarios no se hizo esperar para muchos, pensando en que quizá se había golpeado y eso generaba esos alaridos tan intensos que cualquiera que los escuchara sentiría su dolor.

Sin embargo, pronto los alaridos del más joven, se le unieron los de la criatura; el Bakugō mayor se retorció en su forma dragón, mientras poco a poco volvía a su estado humano, gritando y retorciéndose.

—¡Kacchan!

Como siempre, Izuku fue el primero en gritar y reaccionar, pidiéndole a Tokoyami que lo llevara hasta donde estaba el rubio. Debido a la caída y los restos de polvo que generaron una nube gris que evitaba ver la ubicación exacta de los dos Bakugō, el resto no pudo dar con ellos tan fácil.

Deku dio con el canon Katsuki casi de inmediato que se adentró a la nube, quien, aún atado por las cadenas, se retorcía mientras unos hipnóticos rayos aparecían alrededor de su cuerpo. Le recordaba al OFA cuando él lo activaba, pero estos no le hacían el mismo daño que parecía la causaba a Bakugō.

—Kacchan —dijo llamando la atención del otro, haciendo que Katsuki gruñera y tratara de enfocarlo. Deku se acercó, pero apenas sus manos estuvieron a centímetros cerca de él, los rayos lo apartaron de él, forzando a Izuku a utilizar el OFA para de alguna forma, "defenderse".

Midoriya no sabia que hacer. No podía tocarlo, y por el dolor que sentía Katsuki, no podía decirle nada tampoco. Solamente podían verse a los ojos, esperando poder traspasar algo de información.

Deku intento tocarlo de nuevo, de soportar el dolor que le era contagiado, pero no lograba hacer mucho. Apenas pudo romperle las cadenas, Katsuki se retorció mucho peor en dolor, llevando sus manos a la cabeza y gritando más.

—¡Por favor, alguien ayúdenme! —grito Deku, tratando de dar su posición más exacta con sus gritos.

Fueron agónicos segundos así, hasta que el dragón Katsuki apareció cojeando y rodeado de los mismos rayos, pero sin sentir tanto dolor como el contrario. Una vez estuvo cerca de sí mismo, se dejó caer con la fuerza suficiente para golpear cabeza con cabeza con su otro yo, noqueándose a los dos al mismo tiempo.

Izuku no lo entendió, y evidentemente el resto de la clase, tal cual como los Profesores que llegaron enseguida, tampoco.

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Horas mas tarde, los dos alumnos estaban en la enfermería. Aun descansaban y parecía que no despertarían pronto.

Midoriya, junto a All Might y algunos compañeros como Kirishima, Kaminari y Todoroki, estaban en la habitación de la enfermería con ellos.

—¿Han sabido algo de lo que sucedió? — pregunto Yagi al momento de ver entrar a Aizawa, quien simplemente negó con el movimiento de su cabeza.

—No. Recovery dijo que no tenían heridas graves, nada que no fueran hematomas y algún que otro desgarre en los músculos. Esos rayos que menciona Midoriya, no sabemos a qué se deban.

—Comenzaron a tenerlos al momento de que ambos cayeron—dijo Izuku.

—Creía que yo tenía la culpa por mi nuevo movimiento especial—hablo Denki— Pero mis ataques no quedan de esa manera afectando el cuerpo del otro por tanto tiempo...

—Entiendo—respondió Shota—. Por ahora, lo que nos queda es esperar a que ambos despierten, quizá Bakugō dragón sepa a que se debió. Ustedes vayan al dormitorio y terminen sus tareas.

Los alumnos afirmaron y tomaron sus cosas para irse; pero solamente Izuku se quedó ahí de pie un poco más, mirándolos.

—Estarán bien, Midoriya. Vete—dijo Aizawa.

—Los cuidaremos bien, joven Midoriya—respondió Yagi, siendo un poco menos brusco con su respuesta.

El chico de pecas lo observo, y con un suspiro simplemente se alejó de la habitación. Inseguro de tener que dejarlos solos.

—Esta situación se está saliéndose de control. Primero no se llevan bien, y ahora esto—decía Aizawa—. Debemos encontrar a ese enmascarado pronto o terminaran por matarse.

—Enji-, quiero decir, Endeavor dijo que se encargaría de la búsqueda personalmente. Al parecer ese tipo ha causado más estragos de los que parece—añadió Toshinori, queriendo eludir el tema de que había dicho el nombre de pila del Héroe numero 1.

Era un secreto, quizá de los mejores guardados, por esos dos Héroes, su relación. Y si bien a principio la petición de Yagi hacia Enji sobre encontrar al enmascarado fue personal, la verdad fue que después de investigarlo más a fondo, resulto ser que tenia un largo historial que le precedía al chico de cabello blanco.

Yagi finge que la platica no se ha vuelto extraña.

—Espero que sea lo que sea que les este pasando, no sea algo grave— añade el ex símbolo de la paz, mirando con preocupación hacia donde estaban esos dos.

—Yo también—finaliza Shota, deseando que de verdad no sea nada grave.

Sin saber, que aquel ataque tenía más relación de lo que parecía. 

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YA SÉ, ME TARDE OTRA VEZ :( 

Tengo la mala costumbre de hacer varias cosas y no terminar nada. Ha sido un capítulo quizá algo corto, pero no quería recortar cosas y darles un capítulo resumido. Quiero ir tomando parte por parte, y no darlo todo de golpe (?) 

Espero que les siga gustando esta historia y que de verdad me disculpen por no actualizar antes... Y también por actualizar tarde. Lo siento muchísimo. 

Gracias por la paciencia, por el apoyo y por seguir esperando una actualización mia. 

Gracias ;; <3

Att: 

D' Sae 

PD: Quisiera estar de cuarentena, pero sigo trabajando :( 

PD: Se viene otro fic Katsudeku, pero en omegavers, esperenlo -eyes- jsfklsdjf 


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