Capítulo 16: Sonata in G minor
Su mano derecha continuaba sintiéndose fría. Incluso con él te que le había preparado Izuku una vez que los tres, en compañía de Kirishima y Denki estaban en una carpa aparte. Aquella donde muchas otras veces se reunía para planear el siguiente movimiento durante la guerra.
Aun continuaban los mapas viejos totalmente manchados de tinta y de las figuras que ponían encima de él para planear una estrategia. Libros que narraban detalladamente los sitios de cada región; desde su fauna y flora, hasta de las costumbres de las civilizaciones que alguna vez han existido o continúan existiendo.
Shōto trataba de calentar su lado derecho con el té. Lo olfateaba constantemente sobre el pequeño tarro de barro, llenando sus pulmones a tope con ese aroma a té verde y la dulce miel.
Al beberlo, sentía el agradable calor descendiendo por su garganta, calentando poco a poco su cuerpo. Aunque igual no dejaba de sentir que temblaba; y como odiaba sentirse así. Porque realmente no sabía si se debía a la magia de hielo que uso en exceso para lo que había sucedido días antes, o si se traba de la situación que había vivido.
De todos sus acompañantes, solamente él regreso con la suficiente fuerza para caminar por su cuenta, y tristemente no es porque fuera el más fuerte, sino por el casi sacrificio que realizo uno de ellos para tratar de protegerlo mismo que ahora estaba luchando por su vida junto a las manos de los mejores curanderos de la tribu dragón. Lo que le dejaba a él simplemente con heridas que, aunque se mostraban dolorosas para cualquiera que las viera, podía seguir moviéndose.
Levanto la mirada del té, para toparse con aquella mirada carmesí y esmeralda, esperando ansiosos a que comenzara a narrar que fue lo que paso, porque todos habían llegado casi inconscientes y terriblemente heridos, y como es que había terminado en tan deplorables condiciones sabiendo que Shōto era uno de los mejores guerreros y que gracias a la guerra y su constante entrenamiento, su fuerza se había triplicado, volviéndolo increíblemente poderoso, mucho más de lo que su propio Padre ha sido.
El Todoroki dio otro sorbo, saboreando lo dulce y lo ligeramente amargo de la miel pura en sus labios antes de empezar a hablar. No sería nada fácil explicar que fue lo que sucedió y como, desgraciadamente fue que fallo...
"Todo había comenzado cuando salieron de la ciudadela del paso de Jisuberi. El grupo que para ese entonces conformaba Hawks, Mina, Sero, Inasa, Mirio, Tamaki, Nejire y él mismo, por fin habían llegado hasta la posición del pequeño grupo de villanos que, al parecer habían montado un muy pequeño campamento cercano a la grieta.
De no ser el agudo sentido de Mina, no los habrían logrado localizar completamente.
—Esa grieta no es donde...—se atrevió en hablar Sero, con el nudo de un muy seguro miedo que poco a poco subía por su garganta al reconocer el lugar. Incontables memorias que llegaban a su cabeza, envueltas en fuego y sangre que salpicaba hasta las copas de los árboles y creaba charcos aterradores en los pequeños huecos de la tierra. Como una lluvia que recién azoto.
—Fue donde se encerró a Gigantomachia—afirmo Togata. Aunque verdaderamente no era necesaria una afirmación. Las marcas que había sobre la tierra dejaban muy en claro que lo era y lo que alguna vez se vivió en ese sitio.
Las garras y el devastador paso que realizo la gigantesca bestia cuando se le confronto, aún estaba visible sobre la heredad, abarcando varios kilómetros de trayecto de donde se le fue empujando. Ni una sola planta había crecido en esos tramos oscurecidos. Tal y si se hubiera tratado de un fuego infernal el que los ocasiono, ni las raíces de los árboles se atrevían a expandirse por aquellas oscuras marcas. A donde quiera que alguna vez ataco, solamente dejaba muerte en su paso; tierras malditas que eran incapaces de volver a generar vida.
—¿Qué es lo que están planeando? —pregunto Nejire, mirando que el pequeño grupo montaba tranquilamente su campamento mediante el catalejo. Un poco difícil distinguirlos debido que estaban entre esos pequeños espacios donde la maldad no ataco y la espesa vegetación se aglomero justo ahí.
—Trataran de romper el sello y despertarlo—afirmo sin pruebas Hawks, creando un silencio sumamente inquietante para todos. Únicos saben lo difícil que fue encerrar a esa criatura, lo que fue llevarla hasta ahí y arrojarla, sellarla y esperar por sus dioses que nunca más alguien sea capaz de romper su maldición y traerla de regreso a la vida.
Fue una bestia creada de los más malignos y oscuros rincones de la tierra; hecha con miles de cadáveres incompletos y sus poderes, amasada para crear la abominación. Siendo un animal amaestrado, cuyo único propósito de vida era el de servir a sus maestros. Obedeciendo ciegamente cada comando y enfocando todo su inmenso y devastador, oscuro poder, en cumplir. Incluso si eso le guiaba a la muerte. Aunque muchos pensaban que aquella cosa nunca llegaría a morir después de todos los planes que usaron para destruirla.
La criatura entonces, fue guiada y golpeada por dragones fuertes, hechiceros, golemns, trols y gigantes, hasta que la arrojaron. Con la guía de la guerrera y hechicera Mirko, muchos brujos, brujas y hechiceros, se unieron para usar hasta la última de sus energías en ese momento, para crear el sello y encerrar de una buena vez y casi para siempre a aquella cosa.
—Eso es imposible. Mirko-san se aseguró de que el sello sea irrompible—dijo Nejire, quien había sido una de las brujas que estuvo involucrada en la realización del ritual—. Toda la magia que fue usada es imposible de romper, incluso si Himiko tuviera todas sus extremidades y su poder guiado por la luna sangrienta, ni ella sería capaz de romperlo.
—Himiko Toga es la última bruja de sangre que existe. No sería sorpresa que supiera como romper un conjuro de tal magnitud—añadió Tamaki— Si fue capaz de levantar a todo un ejército sin brazos ni con su poder completo, ¿qué podríamos esperar?
El silencio ha regresado, y un sutil intercambio de miradas entre todos comienza. De alguna manera, han sentido un peso sobre sus hombros. Y uno que se ha vuelto completamente horrible.
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Sero había insistido en que debían atacarlos de una vez, antes de que lograran asentarse. Sin embargo, Hawks propuso que era mejor esperar. Sabe cómo trabaja la Orden de las Sombras, él fue un doble agente poco antes del inicio de la guerra y aprendió bastante bien como es que deben moverse contra ellos. Sobre todo, ahora que Dabi era un inestable sujeto que no le importaría crear un remolino de fuego con tal de consumir todo a su paso.
Sin embargo, Shōto conocía a su "hermano".
Y era justamente esa única razón la que lo hacía pensar en que debía de enfrentarse de una vez a ellos antes de que fuera demasiado tarde. Antes de que las cosas se salieran de control a tal punto que debiera regresar casi en pedazos a pedir ayuda... Cosa que verdaderamente sucedió y de la que se arrepentiría.
Esperarían a atacar por la tarde, una vez que los últimos rayos del sol bañaran esas tierras para atacarlos, usando la oscuridad y a la madre naturaleza de su lado.
Idearon una estrategia casi perfecta para contraatacar. Cubriendo todos los puntos y posibles escenarios. Aunque tratándose de Himiko y Dabi, era difícil que fueran a seguir un solo camino, aunque peor, era que aquellos dos serían lo suficientemente dementes para atacar de modos que escapaban a veces a la compresión humana.
Ya no tenían nada que perder. Ambos habían perdido a su grupo, a sus amigos y familias. Eran rechazados y odiados; ¿qué importaba entonces sus vidas?
Ese era el factor que podría crear un caos de cualquiera de sus planes para derrotarlos.
Por lo que avanzaron con sumo cuidado entre la poca espesura que no fue afectada por el devastador poder de Gigantomachia.
—Vienen para acá—susurro Himiko hacia su compañero Dabi.
—Se habían demorado mucho—respondió, mirando hacia donde se encontraba Ren, quien aterrado seguía mirándolos desde su posición; sentado debajo del árbol cercano, atado de manos y piernas, con una venda sobre sus resecos y dolorosamente partidos labios.
Después de que Himiko lo usara para invocar al ejército que se encontraba debajo de las arenas oscuras de Jisuberi, le habían vendando los labios con fuerza; atado las manos y los tobillos y mientras trataba de recuperar poco a poco el poco control que tenía sobre su cuerpo, lo arrojaron bruscamente contra las raíces salidas.
Aun temblaba, aun sentía su cuerpo débil y febril. Había deseado vomitar hasta vaciar lo poco que había en su estómago, pero se le fue incluso negado aquel misericordioso favor.
—¿Estas listo para el espectáculo final, Ren? —hablo Dabi hacia el brujo que muy apenas estaba logrando centrar su atención en algo que no fuera el terrible dolor de cabeza que lo agobiaba o en la terrible sensación de debilidad de su cuerpo.
—Jin, dale algo de agua a este idiota—ordenó el azabache, para finalmente acercarse hasta donde estaba Himiko, quien a esa altura ha perdido ya una de las piernas que implanto en sí misma y la movilidad parcial de su brazo izquierdo— ¿Ya todo está listo?
—Lo está—añadió la rubia—Solo nos falta el ingrediente final y todo estará perfecto. Dejaremos que el amable Giga-chan salga de su supuesto sueño eterno...
En su gran mayoría, aquellos que usaban la sangre para basar su poder, eran mayormente mujeres cuyo poder era terriblemente poderoso. Capaz de romper hasta los sellos más complejos y difíciles que otros brujos crearan. Para ellas mayormente, romper la magia de otros era su parte favorita.
Porque no había nada que la magia con sangre fuera incapaz de deshacer. Ni siquiera aquella a la que llamaban magia blanca, la magia pura de las estrellas.
Sin embargo, toda magia que necesitara sangre siempre ha de requerir un sacrificio. Ya sea propio o ajeno a su vida. Y que mejor sacrificio que el que poseían en sus manos.
Ren bebió del agua que Jin le acerco torpemente a sus labios; bebiendo como si llevara días en el desierto. Lo cual no era completamente una mentira.
Su boca dolía y sus cuerdas vocales se sentían como si se hubiese pasado un alambre de púas de adentro hacia afuera con saña. Incluso después de los primeros tragos que tomo, comenzó a toser bruscamente escupiendo algo de sangre en el proceso. Consecuencia directa del poder de las brujas de sangre.
Había perdido toda la esperanza en escapar por su cuenta; y sus últimas, casi agónicas esperanzas, estaban únicamente aferradas a que los dragones y el príncipe Shōto junto a su guardia real lo salvaran del insaciable destino que no estaba dispuesto a solamente complacerse de su sufrimiento, sino que al parecer buscaba incluso su vida para pagar algo que no sabía que debía.
Prontamente, el lugar comenzó a llenarse de una niebla muy sutil; casi como si se trataran de los últimos rastros de humo. Cuyo aroma perfumando el aire, se volvió tóxico. Picando en la garganta entre más cerca parecían estar de la posición.
Nejire entro en acción empujando el humo con suavidad, como si se tratara de una brisa de la naturaleza; Tamaki de su parte fue limpiando el ambiente con su propio poder, gracias los rayos de la luna que se filtraban entre las nubes.
Resultado todo como algo completamente sutil, pese a que todos ya sabían de las intromisiones ajenas.
Era la hora.
Los arbustos lograron ayudarlos a moverse entre las sombras, y que a cada paso de las nubes que brindaban una oscuridad casi total, les dejaba moverse cada vez más y más cerca de su supuesto objetivo.
O al menos así fue hasta que cierta chista hizo estallar todo; haciendo que el fuego recorriera el humo picante para estallar una vez que lo absorbió todo y empujar a todos los que estaban involucrados.
Shōto había pensado que quizá solamente era una nube toxica para distraerlos, subestimando a su hermano y de lo que era capaz de hacer. Sobre que a este no le importara incluso lastimarse a sí mismo o sus compañeros, ya que durante el caos que ocasiono el fuego, escucho los claros gritos y gimoteos de los otros tres.
—¡AYUDA, DRAGONES, PRINCIPE, ¡POR FAVOR! —escucho el fuerte grito, salido de una garganta lastimada que no evito contraerse con fuerza en una fea toz que lo hizo escupir sangre y saliva.
—¿Crees que van a ayudarte después de todo lo que has hecho, Ren? —la tranquila y casi monótona voz de Dabi había respondido a la plegaria que grito el brujo. Los chicos trataron de recuperarse lo más pronto posible del inesperado ataque de fuego, hasta que de nuevo el grito de Ren surgió de nueva cuenta de la nada.
—¡EL AIRE ES VENENOSO, ES VENENOSO! —grito Ren, antes de escuchar cómo era atacado y que el grito que surgió del brujo ante el ataque les hacía saber lo doloroso que tuvo que ser para que este ya no pudiera gritar más.
—¿Venenoso? —fue lo que dijo Mina antes de empezar a toser como el resto. Como si fuera de una reacción lenta que poco a poco escalaba por su garganta.
—No es venenoso como tal, solo pica—dijo Tamaki, tranquilizando al resto— ¡Nejire, ayuda!
La bruja de los vientos entonces se alzó majestuosa sobre la oscuridad, moviendo sus manos de adelante hacia atrás, los vientos fueron convocados, soplando con enorme fuerza. El fuego que estaba consumiendo los árboles era empujado junto a las pequeñas partículas de ceniza que iba generando de la madera. La oscura noche y la luz lunar hacia parecer que se trataban de pequeñas estrellas que se movían, danzando con los vientos de Nejire.
Fue entonces que se escuchó un cantico que provenía de las sombras; dos ojos dorados brillaron como farolas, aunque para Shōto, quien era el más cercano a ellos, le asimilaron como si se trataran de los ojos de una bestia que estaba a punto de saltarle encima.
Quedo hipnotizado por aquellos orbes, escuchando como un lejano ruido la voz que no paraba de cantar un conjuro. Pronto a la voz se le unió otra, un poco más aguda y cantarina que la primera. La voz de una mujer.
Su cuerpo estaba y se sentía paralizado por más extraño que fuera, sin ser capaz de apartar su vista de las dos luces doradas. Sin embargo, una mano jalo de su cuello con fuerza, haciendo que se golpeara de espalda contra la tierra.
—¡Príncipe, atento! —grito Mirio, quien había salvado al joven albino y usando su escudo bloqueo el ataque de Dabi que venía envuelto en un puño ardiente y casi cegador de fuego azul, junto a una macabra mueca de una amplia sonrisa y ojos desorbitados por quizá la sensación de poder que poseía el albino mayor ante la presa fácil que resulto su hermanito pequeño.
—¿¡El mejor de los hijos del Rey Enji!? ¡No eres más que un triste chiste! —Acto seguido al grito de Dabi, aumento la enorme llamarada de fuego que lo envolvía, aun si eso provocaba que un humo oscuro saliera de las articulaciones de sus brazos y piernas. Tal y como si su propio cuerpo fuera incapaz de soportar su poder y se quemara desde adentro, ardiendo como los arboles que había a su alrededor.
—¡Necesito un poco de ayuda, príncipe! —Escucho la voz de Togata una vez más, quien se permitió valientemente en despegar los ojos de su enemigo para ver hacia donde Shōto estaba.
Para el Todoroki menor fue un respiro que lo hizo falta para salir completamente de su extraño hipnotismo. Lo que le permitió ver a su alrededor, como es que aquellos canticos estaban haciendo que múltiples cuerpos se levantaran de la tierra. Esqueletos que variaban con armaduras y pedazos de carne que todavía no se terminaban de descomponer. Con armas oxidadas y gritos extraños que hacían cada que se movían. Tales como si de cierta manera el ser "resucitados" fuera una completa agonía para ellos que trataban de descansar en en paz.
Vio a Hawks y Sero peleando junto a Mina que ya había sido herida, debido al humo reciente. Tamaki y Nejire estaban tratando de abrirse paso con su magia que de alguna manera buscaba contrarrestar a la otra magia que seguía levantando a los cuerpos. Y por último estaba Inasa, quien había estado protegiéndole todo el tiempo que él duro en ese estado.
Dabi no estaba con juegos como otras veces a la hora de pelear, no. El hombre envuelto en fuego por segunda vez en su vida estaba peleando en serio. Con las ganas de sangre y muerte muy bien reflejadas en sus ojos celestes que brillaban con aquel brillo sádico y desquiciado.
Todoroki entonces se levantó para pelear, hasta que su ataque fue bloqueado por Inasa quien dijo:
—¡Ve tras Himiko! ¡Nosotros nos ocuparemos de él! —advirtió el grandulón.
Shōto estuvo dispuesto a rehusarse, porque, ¿quién más que él conocía mejor las técnicas de pelea de su hermano? Pero Inasa tenía razón, con el elemento de su magia siendo Nejire y Tamaki bloqueados para acallar el cantico que seguía levantando y levantando cuerpos, él era el único capaz de hacerle frente a la bruja de sangre ahora. Mucho más que cualquiera de ellos que no habían estado nunca en una pelea con ella.
A regañadientes se apartó de ellos siguiendo los contados entre el infierno de árboles que continuaban siendo consumidos por el fuego, hasta dar a donde un débil y zombi Jin le esperaba. Toga para esas alturas ya solo se sostenía con un bastón improvisado de una rama de árbol. Todavía poseía una pierda pútrida y un brazo también en estado de putrefacción. Mientras que de un pequeño caldero salía un humo suave y gris.
—Debí usar esto en la guerra... la sangre de mi amado Jin—escucho decir a la mujer antes de verle beber un pequeño liquido rojo de un vial.
Todoroki corrió hacia ella, pero el zombi quien tenía sujeta la cabeza del brujo Ren, lo uso para amenazarlo. Apunto el rostro el brujo que estaba siendo controlado como la vez pasada en Jisuberi.
—¡Kuyitera! —ordeno Himiko, y Ren levanto los brazos; de sus palmas diferentes runas brillaron en forma de un círculo, y pronto las ramas de los árboles que había cerca comenzaron a hacerse más y más grandes, moviéndose en dirección del príncipe para atacarlo. Como los tentáculos de un pulpo.
Shōto desenfundo su espada y la recubrió con fuego que cortaba fácilmente las ramas de los árboles a la mitad. Durante un instante, las ramas bloquearon su camino, encegueciendo su visión hacia donde estaban los otros tres. No conforme, el humo de su alrededor comenzaba a hacer difícil la tarea de respirar y moverse sin que sus ojos ardieran por la picazón.
Y al momento en que logro cortar todas las ramas que pudo, múltiples zombis se abalanzaron sobre él. Era como si Jin, en su antigua gloria de vida, se multiplicara. La enrome masa de multitud de quien alguna vez fue Twice, logro meterlo en aprietos, incluso con su espada envuelta en fuego el hielo que uso para imponer una distancia con un muro, lo que logro ver al final, fue a dos Jin. Uno que se notaba más vivo que el otro y de inmediato unió las piezas en su cabeza.
Himiko Toga había guardado una porción pequeña de la sangre de su amado, y con esa simple porción logro replicar, no solo su apariencia, sino que su poder también. Y con la ayuda de la magia de Ren, fue un plus a lo que ahora mismo lo estaba arrojando sin querer a las cuerdas.
Es entonces cuando los ve escapar, y con la avalancha de gente sobre él, no puede seguirles el paso. Dese atacar con todo el poder de su fuego, pero eso solamente les traería problemas a todos, porque su propio poder lamentablemente haría segunda al fuego de su hermano, creando llamas que danzaran entre la madera hasta consumirla completamente. Y por más que trato de generar muros y muros enromes de hielo como siempre ha sabido hacerlo, no fue capaz. Como si el ambiente estuviera en complicidad para evitar que su magia alcanzara el máximo.
Fue entonces que recordó lo que Ren había gritado. Sobre que el humo era venenoso...
Era venenoso, no para su salud como tal o como para que necesitaran de atención medica urgente, sino, que era un veneno para su magia.
✥﹤┈┈┈┈┈┈┈┈﹥✥
Toga, Jin y Ren llegan junto al caldero hacia la orilla del abismo. El fuego ya esta alcanzando lo que puede de esos árboles, y a lo lejos se escuchan los estruendos de una batalla.
Himiko deja el caldero cerca del abismo, mirando hacia abajo sin sentir ese vuelco en el estomago señal de vértigo.
—Llego el momento—dijo la bruja de sangre, mirando a la oscura y enrome grieta de la tierra. Se acerco a Ren, y mientras aun poseía la sangre de Twice que replicaba los brazos débiles, que poco a poco comenzaban a deshacerse, dijo: — Una muestra de sangre, del brujo en cullas venas transita la más antigua y poderosa magia...
Ella no podía hacerlo, y una vez que soltó a Ren de su control mas no del dominio de su cuerpo, permitiendo que escuchara su orden a Jin. Porque ella sabía.
—Corta su brazo, hasta la altura del codo—ordeno la bruja, a lo que el zombi obedeció. Y con un cuchillo que no tenía el filo adecuado, comenzó a cortar a la altura del codo del brujo.
Los gritos de Ren comenzaron escucharse por todas partes del pequeño tramo donde estaban. Siendo Shōto quien lo escucho primero, y quien más fuertemente trato de quitarse al pequeño ejército de Twice para ayudarlo, pero que, con el peso de todos ellos, más el fuego a su alrededor y los demás muertos que seguían saliendo de las tierras, no era fácil zafarse.
Una vez que el brazo fue removido, Himiko lo tomo mientras Ren seguía agonizando de dolor hasta casi desmallarse, habiendo vomitado incluso por el profuso dolor. En medio de un mar de lágrimas y gimoteos, el pequeño brujo de cabello azul se aparto como pudo. Arrastrándose como un simple gusano, notando que el sello de Himiko o bien se debilito, o ella ya estaba soltándolo.
—¿Por... por qué? —pregunto con la voz ronca a su verdugo.
—Dabi y yo sabemos que no haríamos mucho si lograbas abrir el camino por los espejos. ¿Qué nos harían nuestras versiones alternativas? Burlarse de nosotros por haber fallado... —dijo Toga, lanzando el brazo de Ren hacia la grieta, no sin antes haber dejado caer un par de gotas del brazo sangrante dentro del agua del caldero—. Nosotros sabemos que no habría pasado nada... Y era mejor así. No planeamos esto adecuadamente, ¿sabes? Nunca fuimos de planes, esos siempre los hacía Shigaraki. Pero ahora que él no está, ni nos queda más, nuestra ultima jugada era esta. Revivir a Machia y que él se ocupe de masacrar todo lo que nosotros ya no podemos hacer.
Ren le observa, o al menos lo intenta. Sus ojos llorosos, su cuerpo adolorido, no dejaba de admirar a quien alguna vez fue su Maestra, misma que había dejado todo rastro de insana y alegre locura. En ella ya no había ni una sola pizca de lo que alguna vez fue.
—¿Planeaban ase—asesinarme?
—Sí. De lo que al menos puedo estar segura de este improvisado y mal elaborado plan, era eso. La muerte. Dabi morirá peleando hasta que su cuerpo de carbonice por su propia magia, Jin y yo serviremos de sacrificio para romper el sello de Machia... Y tú—al decirlo, le observa con esos ojos brillosos y felinos, tan dorados como el oro liquido que no hicieron otra cosa más que congelarlo en su lugar—. Morirás desangrado aquí, sin poderes, sin nada más que tu patética existencia, sabiendo que fue tu culpa que todo esto pasara por venir a nosotros. Tu nos has causado nuestra muerte, y lo menos que podemos hacer es llevarte con nosotros.
Acto seguido, Himiko volvió a mirar el abismo para continuar con su malvado ritual. Aquel ritual que solamente las brujas de sangre fueron capaces de crear.
—Una muestra de la magia de los antiguos... —volvió a decir—. Sujétalo, Jin.
El zombi obedeció de nuevo, y sujeto a Ren quien se retorcía en sus brazos por el dolor y la pérdida de sangre, queriendo atacarlos, pero sin ser capaz gracias al control que Himiko seguía teniendo sobre él. Entre ambos, le dieron a beber una porción grande del agua del caldero.
Ren se retorció más en los brazos del zombi, salpicando su sangre y ensordecedores gritos. Una masa brillante ascendió por su garganta desde su estómago, y esta fue vomitada como una pequeña y suave masita brillante.
—Con esto será suficiente... No tengo poder suficiente para arrebatarte más—y tal y como su brazo, Himiko lo arrojo al abismo. Pronto, escucharon los rugidos de un dragón que se acercaba a su ubicación.
Ella sabía que todo ha terminado para ellos. Para quienes fueron y terminaron siendo lo último de la Orden de las Sombras. Que sus muertes darían por fin el cierre a quienes más amenazaron el mundo. Esperaba que Dabi fuera a morir como prometió, o de otro modo dejaría al idiota quedarse completamente solo enfrentando a los dragones y peor, a su propia familia.
Fue entonces que Himiko se acerco hasta Jin. Ren había quedado acostado de lado, tratando inútilmente de seguir moviéndose. Su poder sobre el brujo ya estaba cerca de culminar, porque todo su nuevo esfuerzo se estaba yendo en sostener al ejercito de muertos para seguir distrayendo a la guardia real y a los dragones, apoyando a Dabi y finalmente, en guardar una pequeña parte para poder ser esa última roca que golpeara el sello y lo rompiera. Dejo ir a Ren sabiendo que este ya no sería una amenaza, y mirando directamente en los ojos sin brillo de Jin, ella le sujeto por el rostro.
Sus dedos, no tan suyos, acariciando las mejillas contrarias. Ya no era capaz de sentir la piel como tal, ni sentir ese tacto tan frío. Ya no había nada en su amado Jin que ella pudiera rescatar, y sabe que lo mantenía vivo como su ultimo deseo egoísta de tenerlo con ella por más tiempo. Ya no existe vida en esos ojos, ya no hay pulso, ya no hay calor debajo de su piel, ya no hay nada.
—Nos llegó la hora, mi amado—hablo de nuevo la bruja, mirando a su zombi Jin por lo que sería la última vez— Te amo mucho, Jin. Y siempre lo haré.
Lo beso, tan lento y pausado, deseando que esos labios pudieran saber y sentirse cálidos como alguna vez lo fueron, y no fríos y partidos como ahora que no hacían más que recordarle lo que alguna vez tuvo y perdió. Himiko pudo entristecer, por no tener sus brazos y poder abrazar por última vez a su amado como tanto anhelaba hacerlo. Grabo su rostro en su mente, y pidiendo que la cargara una vez más, le ordeno que saltara al vacío.
—Finalmente, un sacrificio de una bruja y el amor de su vida, para romper hasta al más poderoso sello—hablo Toga, quien, sin una sola pizca de miedo por la muerte, observo el oscuro abismo, dejándose tragar por su oscuridad.
Finalizo con esas últimas palabras, mientras se acurrucaba sobre el cuello y hombro del zombi, mientras ambos caían al vació. Una enrome luz fue lo que siguió tras su caída, y el cómo un sonido de cristal rompiéndose alerto a todos.
Como si para todo el mundo se hubiese detenido el tiempo en ese preciso instante.
—No es posible...—dijo Tamaki, sabiendo, tanto él como el resto, lo que eso había significado.
Y a continuación, un enrome rugido que provino de las profundidades, junto a temblores que sacudieron salvajemente la tierra.
El resurgimiento de Gigantomachia había comenzado."
Una vez que Todoroki había terminado de contar, los cinco ahora estaban en la carpa donde preparaban a los muertos de la tribu dragón. Y ahí sobre la mesa de piedra, estaba el cuerpo sin vida de Ren, totalmente pálido y frio. Presentaba quemaduras en el cuello con forma de manos que con saña se habían cernido sobre él con todo el odio posible para matarlo, y por las demás heridas que tenía, no era muy claro cuál fue la causa de muerte. Shōto había señalado que quizá fue la pérdida de sangre lo que finalmente lo mato, porque cuando el llego hasta donde encontró a su "hermano" con el cuerpo del brujo gracias a los últimos gritos de Ren pendiendo ayuda, este le estaba recién ahorcándolo cuando los separo. Habían capturado a Touya, pero al costo de perder la vida del brujo. Kaminari no era de tener mucho estomago para soportar ver a los muertos que presentaban tantos signos de tortura, por lo que termino por salir a buscar aire, sobre todo cuando vio el brazo mal cercenado y la piel quemada. Muchos malos recuerdos le venían era mejor para él salir antes de que los traumas postguerra lo fueran a atormentar. Kirishima decidió acompañarlo a fuera, pese a que deseara quedarse y ser un apoyo para Izuku y Katsuki quienes ya conocían al brujo, este tampoco quería seguir mirando su cuerpo. Era una escena difícil de digerir.
Katsuki entonces no pensó que sentiría una empatía tan grande por el brujo. No cuando lo vio tendido sobre la mesa, mirando cada herida que tenía, la pérdida de su brazo y las marcas de quemaduras tan feas que apaleaba, en las cuales ya no quedaba nada de piel, siendo solo musculo quemado.
Honestamente jamás espero que las cosas se desviaran de esa manera. Que su decisión de amar y buscar a otro Deku traería tantas enormes desgracias. Que todo fuera a salirse tan de control, que terminara por traer de los oscuros abismos a la criatura de Gigantomachia, quien, sin un amo al cual obedecer, se movería atacando y destruyendo todo a su paso.
Hasta donde finalmente le conto Todoroki, Tenya había llegado y junto a él, más compañeros de la guerra; entre ellos la hechicera Mirko, su Padre Enji, el brujo Jeanist, y Kendo e Ibara. Todos liderando una defensa para evitar que la criatura se siga moviendo.
Shōto había usado hasta lo último de su poder de hielo para congelarla y darse tiempo a escapar. La encerró en un glaciar tan duro, que el hielo a su alrededor se miraba negro, como un diamante. Esperaba que con eso les diera tiempo a retener a la criatura y evacuar a los pueblos cercanos. Pronto llegarían más refuerzos.
—Deberías irte a descansar, Shōto—hablo repentinamente Katsuki. Se acerco al cuerpo de Ren y lo cubrió con la manta blanca. Se quedo incluso quieto mirando la silueta bajo la manta—. Apenas salga el sol, iremos hacía donde esta aquella cosa y lo detendremos a como dé lugar.
—¿Tienes un plan? —pregunto Todoroki.
—Detener o asesinar a esa cosa, ese es el jodido plan.
Shōto por mero reflejo mira a Midoriya, esperando a ver si este le traducía. No era la primera vez que Katsuki hablaba de esa manera, y por lo general Izuku ya tenía un plan que traducía de las palabras dichas por el cenizo.
—Hasta donde sabemos no hemos podido averiguar como destruir a esa cosa. Lo único que pudimos hacer fue encadenarla y sellarla en el fondo—hablo Izuku—. Podríamos intentar sellara de nuevo.
—¡¿De nuevo?! Ya vimos que pudieron romper el sello. ¿Por qué funcionaria de nuevo? —debatió Katsuki.
—Himiko Toga es, o lo fue, la ultima de las brujas de sangre. Sin su conocimiento y sin más aprendices, no hay forma de alguien más sepa romper un sello como ese, y —el joven pecoso ve hacia donde está el cuerpo de Ren. Al menos para él, quien siempre fue un sin habilidades mágicas y sin poderes como transformaciones, aprender de todo fue su pasión. Incluso cuando Toshinori le cedió el poder, este continúo investigando y nutriéndose de conocimiento. Y entre lo que ha ido aprendiendo, sabe que el sello se rompió únicamente porque fue Toga quien lo hizo y porque uso lo ultimo que quedaba del poder de los ancestros, es decir, el poder de Ren que ahora estaba extinto. Conocimiento que adquirió gracias al dragón Kase—, entonces podríamos ir hacía las ruinas de la Orden y buscar todo lo que podamos sobre Machia.
—Eso tomara demasiado tiempo—volvió a gruñir el cenizo.
—¿Y tu plan de ir y pelear tiene más sentido?
—¿Con qué puto tono estas diciendo eso, Deku? Esa cosa se mueve por voluntad propia, matara a medio continente antes de que podamos ir y hacer investigaciones. Necesitamos prepararnos y pelear para ponerle fin de una vez y para siempre a las raíces de la Orden de las Sombras.
El rubí contra el esmeralda salió a luchar como muchas otras veces diría Todoroki, donde ambos están en desacuerdo y uno de los dos tiene que ceder. A esta altura todavía puede apostar por uno o por otro, porque sabe ambos siempre han tenido buenos planes, aunque no siempre la razón, pero en ese momento, el plan más adecuado era el de Izuku. Shoto conoce como trabaja su Padre y el resto de los demás guerreros que ahora mismo están allá peleando
—Tu plan no suena mejor. ¿Qué esperas? ¿Ir y pelear contra algo que no sabemos si es posible de vencer?
—No lo será si no lo intentamos, rata de biblioteca.
—¿Intentar? ¿Piensas intentar vencerlo?
—¡¿Y tu piensas que habrá algo en esas estúpidas ruinas?!
—¡Al menos mi plan no involucra muertes!
—¡¿Estas insinuando—?!
—¡¿Quieres ir y pelear?! Bien, ve. Ya vimos que no te importa seguir derramando sangre de inocentes—Aquellas palabras dichas por un furioso Midoriya calaron hondo en Bakugō al recordar al brujo y sus ojos inevitablemente se desviaron hacia donde yacía el cuerpo. Fue sentir como si Izuku lo golpeara como pocas veces lo ha hecho para hacerle entrar en razón— Enji, Mirko y Jeanist pueden generar una barrera de defensa y mantener a Machia ocupado mientras nosotros buscamos información sobre él. Toda bestia que fue creada, tiene un punto débil. Sé qué quieres ir y pelear, pero piensa que peleando no será suficiente cuando se trata de esta criatura. Recuerda que ya lo hemos intentado.
Al decirlo, y notar lo duro que fue con Bakugō, Izuku procede a acercarse a él. No se atreve a tocarlo, solo a seguir sosteniendo la mirada rubí del cenizo.
Katsuki le observa. Estaba ahí esa enrome determinación, una que Katsuki amaba y odiaba a partes muy iguales, porque era esa mirada la que lo doblegaba, la que lo hacía entrar en razón cuando su mente esta completamente cegada por la ira. Por una insana rabia que recorría sus calientes venas. Lo que más quería Bakugō en ese momento era venganza por la muerte de un inocente que solamente lo ayudo cuando nadie más podía hacerlo, que le ofreció algo que nadie más hubiera hecho.
Él quería venganza y desquitar su propia frustración contra la bestia aparentemente invencible.
Se cruza de brazos, gruñe y simplemente baja un poco la cabeza, siendo su señal máxima de rendición ante Midoriya, quien suspira un poco más aliviado por hacerlo desistir de su idea de ir en busca de esa venganza ciega. A él también le duele la muerte de Ren, aunque este los engañará y solo fuera cuestión de tiempo unir las piezas para saber el porqué lo hizo, estimada al joven de cabello azulino.
Fue bueno con ellos, les ayudo mucho. Y saber que murió, que sufrió antes de morir, le causaba vuelcos en el pecho que buscaban llenarlo de la misma ira insana de Katsuki para ir a buscar venganza. Pero uno de los dos debe ser siempre el que piense con la cabeza fría, a veces era él la voz de la razón, y otras veces era Kacchan.
—Además, también tenemos que pensar en "ellos"—añadió Izuku, a lo que el mayor Katsuki reacciono. Había olvidado a ciertos individuos ajenos a su universo y sus guerras.
—Es por eso que Rin nos busca—murmuro, tal cual como si una cachetada le hiciera comprenderlo todo. Era por eso que el albino estaba tan iracundo, él primero que nadie debía saber lo que le paso a su gemelo y lo que debió sufrir.
—¿Su hermano? — dijo Izuku.
—¿Tenía un hermano? —pregunto Shōto.
—Rin es quien vivía en el otro universo donde fui enviado. Hasta donde sé, son gemelos. Por eso Rin nos ataco allá y nos trajo para acá, a mí y al resto—dijo Bakugō a verdades a medias— No sé que es lo que realmente planeaba hacer trayéndonos a todos aquí.
Izuku sabe miente. O que al menos no esta siendo del todo sincero con ellos. No por la manera en que estaba por raptar al otro Deku, como es que se preocupa tanto por él y sobre que sus dobles intenciones son demasiado visibles en esos ojos carmesí. Duele saberlo, pero incluso con la situación, sabe que no es momento para enfrentarlo. Y espera que no lo sea hasta que puedan resolver el asunto contra la bestia.
—¿Dónde está ahora? —pregunto el Todoroki.
—Espero que muerto— fue el pensamiento de Katsuki, porque de estar vivo, no sería más que otro problema del cual ocuparse. Y sin Rin es tan fuerte e importante como Ren, claramente Gigantomachia no sería el único de sus problemas— Huyo, no sabemos a dónde.
—Tenemos que encontrarlo también antes de que cometa otra locura—añadió Izuku.
—¿Otra más? — volvió a pensar Bakugō, de verdad deseando que el albino hubiera muerto por el sobreesfuerzo y el agotamiento.
Era malo por pensar eso, quizá sí. Y en un futuro, probablemente no se arrepentiría de haberle deseado la muerte.
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"Fue entonces, que soñó.
Soñó con un mundo feliz, con un prado enrome y hermoso, que rebosaba de flores y hierbas. De una flora sin comparación. Con un enrome árbol en el centro en donde veía a dos pequeños jugar.
Uno de cabello azul y brillante, el otro de cabello blanco y puro.
Dos pequeños que jugaban felices, que hacían coronas de flores el uno para el otro; y que, en medio de su inocencia, jugaban a los magos y los caballeros.
Ambos niños ríen y juegan, hasta que un fuego negro amenaza su tierno jugar. El niño de cabello azul se enfrenta a esas llamas para salvar a su hermanito, pero finalmente, el fuego negro consume al niño.
El pequeño de cabello blanco trata inútilmente de salvar a su gemelo, pero no puede hacer nada. La tierra se ha convertido en arena y lo traga lentamente hasta sumergirlo en la oscuridad más absoluta, fría y castigadora que nunca en su vida podrá escapar.
Entonces despierta gritando el nombre de su gemelo."
—¡REN! —y con el corazón a punto de estallar, se queda sentado sobre la cama. Hay sudor por cada parte de su entidad. Cubriendo como una muy ligera capa su piel. Hay vendas sobre todo su cuerpo también, parches y planas medicinales que recubren sus heridas. Un olor suave de canela llega a su nariz y el cálido calor de la choza es lo que lo acoge. Pronto el olor de las hierbas medicinales le llenan de una refrescante sensación que hace que desaparecer poco a poco la sudoración excesiva.
—Has despertado al fin, mi niño—hablo la anciana Chiyo, mirando con ternura al joven albino. Sentada desde su mecedora, balanceándose tranquilamente de enfrente hacia atrás. Rin de inmediato la reconoció, su adorable abuela quien con una sonrisa conciliadora buscaba hacerlo sentir más en casa. Pero los ojos y esa mirada de tiburón que le regreso el albino, debían de haber sido una fuerte señal para lo que estaba por avecinarse.
Quizá, las acciones de la anciana Chiyo eran buenas. Deseando ella más que nadie que los gemelos pudieran encontrarse y ser por fin felices...
Pero la anciana poco sabía, que lo que ahora habitaba en Rin, ya no eran los sentimientos puros e inocentes de encontrar a su gemelo. Sino una bestia insaciable de venganza, que más temprano que tarde, quizá terminaría por arrepentirse de haberlo salvado.
Porque lo que había ahí, ya no era más el recuerdo de su adorable nieto, nada más que el físico que compartían.
Solo era la manifestación de lo que el hechicero All for One siempre deseo que fuera Ren; un cumulo de odio y poder desmesurado que acabaría con todo a su paso.
Una bestia más peligrosa que Gigantomachia.
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⋘ Tʀᴀɴsᴍɪssɪᴏɴ ᴇʀʀᴏʀ. Pʟᴇᴀsᴇ ᴛʀʏ ᴀɢᴀɪɴ ʟᴀᴛᴇʀ. ⋙
Yo más que nadie sé lo mucho que tarde escribiendo esto. Y créanme que no es fácil tratar de llevar la vida de adulto semifuncional. Por lo que pido enromes disculpas, siempre he dicho que es mejor tarde que nunca. Y es mejor haberme tardado casi un año, a haber dejado la historia en el peor de sus hiatus.
Me prometí no abandonar este proyecto, y por el amor a mi Bakudeku, no dejaré morir este fic. Tendrá que arrastrarme algo peor que ser adulto
Lamento mucho las demoras, y agradezco a quienes siguen leyendo el fic, lo recomiendan y han esperado quizá pacientes o no, a que regrese a continuar.
Agradezco su atención.
¡Nos leemos!
Att:
🧡D'Sae💚
PD:
Dispensen los errores, estoy haciendo esto casi a las carreras :c
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