Capítulo 10: Desfile de pesadilla
Al menos no estaba en plena oscuridad. Fue el pensamiento que el brujo había tenido cuando un poco de los vientos nocturnos de Jisuberi soplo, y este se colaba por los huecos de la torre creando un sonido.
No estaría en las sombras mientras el sol del crepúsculo continuara un rato más, alumbrando con su brillo agonizante antes de ceder a la luna y sus sombras de la noche.
Ese era el único pensamiento que Ren tenia en ese momento. Las cadenas que lastimaban sus muñecas y su cuello, así como ese sello doloroso en su espalda hecho por Dabi para que sus poderes no pudieran activarse por voluntad propia si en dado caso la magia de Himiko se debilitaba lo suficiente para permitirle moverse, sino por el comando de quien se lo ha puesto. Un sello de castigo máximo para los brujos y brujas, hechiceros y todo aquel que use magia.
Quizá haber sido atrapado por los dragones no habría sido tan malo. Al menos ellos no lo habrían marcado. O eso cree... Nunca quiso saber que era de los prisioneros de guerra que caían en manos de los dragones.
Bakugō le dijo que no era necesario que lo supiera.
Aquella marca era tan deshonrosa para un brujo como él. No, para cualquier brujo aquella era una marca de vergüenza, porque un brujo jamás debía de ser privado de sus poderes. Era la burla máxima, la humillación. Ren se contuvo de llorar cuando Toga lo obligo a quedarse quieto mientras Dabi le quemaba con su fuego azul, aquella marca en la zona de la escapula alada de su espalda.
Ren pudo sentir como dibujaba sobre su piel, como la sangre baño su espalda y la quemadura lo marco con su asqueroso hedor de carne quemada. El dibujo del sello consistía de un círculo, en el cual, por dentro se dibujaba dos ramas o líneas que se entrelazarán de modo que estas crearán un trenzado.
Una vez hecho, se colocan cuatro runas que rodeen al círculo y líneas que unan a cada una de las runas. Al terminar de hacerlo, con una sola mano se debía de poder abarcar a las cuatro runas con los dedos pulgar, índice, medio y anular. Los dedos se entierran hasta que las uñas cortan la piel, y se gira como si se tratara de darle vuelta. De esa manera se sella y se cierra la magia por decirlo de ese modo.
Y si bien aquello no era más que el menor de sus problemas. Ahora sabe porque aquellos dos se han puesto de esa manera, porque decidieron atacarlo y marcarlo como una vil presa; ellos ahora saben de aquel secreto que solamente el señor Oscuro, Tomura y la abuela sabían.
El poder de viajar por los espejos.
Las leyendas de su mundo, hablaban de los pocos brujos que sabían cómo viajar por los espejos, ya que la creencia era que existían universos más allá del propio. Y los espejos eran la forma de conocerlos y viajar a ellos. Todos conocían al menos una leyenda rural sobre eso.
Aunque si le preguntaban a Ren, él no conocía a nadie más que pudiera hacerlo que él hacía. Nadie además de su hermano, claramente. Y por lo que entendía también, nadie más lo sabia a excepción del Señor Oscuro.
Lo cual fue motivo de su secuestro a una edad temprana y su posterior cautiverio años después donde el Señor Oscuro trataba de encontrar los ingredientes necesarios para contactar con su otro yo, y poder reunirse, unir fuerzas y gobernar cada respectivo universo. Pero sus planes se fueron a las fauces de un dragón cuando Ren fue tomado como rehén por el Dalfa dragón, quien después lograría convencerlo para unir fuerzas.
Debido a que jamás han existido registros claros más que en las Islas viejas, sobre lo que se necesitaba exactamente para viajar al otro universo, el Señor oscuro no tenía de otra que creerle a Ren cuando decía sus ingredientes, además de eso, era esperar la edad apropiada para que el brujo pudiera usar su poder. Porque de niño no servía, y de adolescente solamente era un despertar.
—¿Tienes hambre? —dijo Dabi, caminando hasta el encadenado brujo que, con aquella mirada triste, eludió la del otro. No quería aceptar la precaria comida que le darían.
—No... —simplemente negó. Fijo su atención a sus pies, y se quedo mirando ahí.
—Es una lástima. Igual voy a alimentarte, incluso si es a la fuerza. Porque necesitamos que estés en las mejores condiciones si queremos que abras ese portal—añade Dabi, permitiendo a Ren escuchar cómo es que coloca algunas cosas cerca de él. Un olor suave llega hasta su nariz y ese aroma basta para que su hambre se delate con un gruñido proveniente de su estómago.
Un suave olor a sopa de champiñones con especias frescas.
—Parece que si tienes hambre—dice Dabi—. Por lo que tenemos dos opciones; o te alimento como un dulce y regordete bebé, o te meto la comida a la fuerza tapando tu nariz y sientas como te ahogas mientras meto la cuchara hasta el fondo de tu garganta.
Aquellos ojos azules de tono turqués del azabache le perforan el alma con una facilidad que agobia al brujo. Ren puede sentirse como un niño pequeño, aquel niño de siete años que estuvo al cuidado de Dabi durante al menos cuatro años. Años donde su mente inocente fue lavada por el azabache para su obediencia absoluta a base de maltratos y dosis de amor. Lo educo vulgarmente dicho como a un perro.
Y sabiendo que la paciencia de su verdugo es poca, decide abrir la boca como señal de que quiere ser alimentado como un bebé obediente y sumiso.
—Espero que valores bien esta comida, no fue fácil conseguir los ingredientes—una vez dicho eso, Ren decide posar su atención sobre Dabi, en quien ve unas pequeñas manchas de sangre que salpican su cuello. Muy pequeñas y borrosas.
Hasta donde entiende, las rutas por Jisuberi no son muy transitadas. Y pobre de aquel desgraciado viajero que pase cerca, porque al parecer, los monstruos de la abandonada torre lo devoraran. Como a él.
Dabi se le acerca y comienza a alimentar al brujo con una cuchara. Sabe que no lo hace por ser una buena persona o porque verdaderamente le importe, lo hace para jugar y confundirlo con una amabilidad falsa e inapropiada para alguien como él. Era algo que siempre solía estar jugando con él desde que era un niño.
Mientras la cálida sopa pasaba por su garganta y los exquisitos sabores danzaban sobre su lengua, el brujo pensó en que habría sido su día si hubiera tenido más cuidado de lo que decía. Cometió la imprudencia de hablar con su gemelo cuando no debía y su mayor secreto quedo al descubierto. No pensaba que realmente eso bastaría para encender la última chispa de malvada.
—¿Vas a decirnos que necesitas para abrir ese portal? —habla Dabi, dejando la cuchara en el aire, cerca de la boca del brujo.
Ren de verdad no quiere hablar, no quiere que ellos crucen al otro universo. La herida en su espalda comienza a arder, la magia de fuego de Dabi es activada para torturarlo mientras come. Siente como si la quemadura deseara expandirse por su espalda, el brujo se queja y gruñe, obligado a responder por el puro dolor.
—No importa si consiguen todo, necesitaran la lagrima de un dragón para completar el ritual—miente audazmente, utilizando a sus enemigos naturales como la llave. Ren sabe que ese ingrediente no es vital, pero sirve como un poderoso estabilizador mágico.
—Interesante ingrediente secreto, brujito—sonríe Dabi—. Y quizá en nuestras condiciones si sea difícil obtenerlo, pero no imposible. Todavía nos quedan muchos trucos debajo de la manga...
La cuchara cargada de sopa entra en la boca del brujo, con brusquedad que choca contra la campanilla de su garganta y lo hace toser.
Es entonces cuando Dabi deja el plato de sopa delante de Ren, junto a la cuchara. Le suelta de la cadena de su brazo derecho para que el mismo brujo sea capaz de comer por su cuenta. Mientras que, por el contrario, el otro se pone de pie para hablarle a Toga y a Twice.
Minutos después, ambos bajan. Toga tiene una dolorosa unión con hilos gruesos y notorios de color negro, a unas piernas y brazos con una piel pálida y que a leguas se notaba que no eran suyas. Ni siquiera la piel que tenía parecía estar viva. Resaltando enormemente con unos brazos que desencajaban de su cuerpo femenino y delgado.
Los ojos del brujo se abren, asustado y obteniendo la reafirmación de donde fue que consiguieron todos esos elementos para su comida.
—No es lo mismo, pero admito que tener extremidades se siente bastante bien—dice la mujer viendo y moviendo las piernas y brazos— Aunque, si alguien no hubiera quemado al más joven de ese grupo, probablemente mis nuevas extremidades no se verían tan aberrantes.
—Al menos ya tienes como moverte, no te quejes—regaño Dabi con desinterés.
—¡¿Cómo se supone que una hermosa joven como yo obtendrá la atención de Izuku si me veo tan mal?!
—Después de lo que nos hizo, me sorprende que sigas deseando su atención.
—Si logramos nuestro objetivo, a puesto que lo hará.
Ren sabia lo poderosa que era su mentora, y el enorme conocimiento que poseía ella sobre la magia no solo de sangre, sino de toda la rama de la magia oscura que utilizaba cuerpos. Algo que Magne, otro de los integrantes de la Orden, sabía hacer. No debía sorprenderle que Himiko consiguiera unir piezas de otros cuerpos al suyo para cambiarlo, o en este caso, para arreglar su precaria condición de ser solamente un torso. Aquello solo significaba que estaban planeando algo grande, porque Toga no arriesgaría utilizar sus habilidades ni artefactos que requerían de días de planeación en algo simplón.
La magia que utilizaba cuerpos humanos o que solicitaba de cualquier sacrificio vivo, no era tan bienvenida ni tan abiertamente enseñada. Solo unos pocos estaban dispuestos a aprenderla y dominarla, pagando con la sanidad de sus mentes y la pureza del alma que corrompía al resto de la magia que utilizaban.
—¿Cuánto tiempo va a durarte? —hablo el azabache de nuevo.
—Según el tono de piel, probablemente una o dos semanas. Podría durar más, pero mi cuerpo no puede generar la sangre necesaria para mantener viva la piel y el musculo de todas las extremidades, debe ir poco a poco, pero no quiero esto unido a mi cuerpo por siempre. Se ira pudriendo progresivamente. Si vamos a ir, que sea rápido—Toga camina hasta donde esta el brujo, sonriendo alegremente al verlo encadenado— ¿Te gusta tu sopita, Ren? ¡La hicimos con mucho cariño como tú nos cocinaste!
—No lo molestes mucho, debemos terminar de arreglar las cosas. Si lo que dijo es verdad y los dragones lo buscan, no tardaran mucho en dar con nuestro sitio.
—Le quitas lo divertido a la vida, Dabi—regaña Himiko.
—¿A dónde se supone que...? —habla Ren, mirando de uno a otro, no sabiendo si de verdad quería saber la respuesta.
Las sonrisas cómplices que se dan los otros dos no le dan una buena señal al brujo. Siendo sinceros, cuando la guerra estaba en su punto más alto de conflicto, Ren había dejado de participar por una herida. Por lo que no estaba seguro de cuantos cabos sueltos habrán quedado por ahí, esperando la oportunidad perfecta para hacerlos explotar.
Esas sonrisas y miradas, de verdad lo ponen mal. Su corazón se agita, y por la mirada insana de Toga, junto a las palabras de Dabi sobre conseguir los materiales, una duda le surge y lucha por controlar los temblores de su cuerpo ante el anticipado miedo de lo que eso significa.
—¿Recuerdas a Machia?
—No... esa cosa... No... —Ren tartamudea por el simple miedo que eso le causa. Aquella criatura era enorme, era fuerte y su aterrador rugido hacia temblar incluso los cielos. No había humano conocido que pudiera hacerle frente. Solo los dragones eran capaces de pelear contra esa cosa como si fueran en iguales condiciones. Ni los orcos o los gigantes. Ni siquiera los brujos más experimentados y fuertes podían enfrentarla sin pensarlo dos veces. Y siendo sinceros, a Ren le creaba mucho pánico esa cosa.
—¡Los dragones lo mataron!
—Los dragones solamente lo arrojaron a una brecha en la tierra por la ayuda de la Guardia Real, pero hace falta más que un simple empujón y un par de rocas para acabar con Gigantomachia.
Ren no sabe en que problema se ha metido, y el peligro inminente a su mundo estaba en el fondo de una grieta, esperando a la oportunidad adecuada para arriesgarlo todo y regresar una fracción del dolor que le han causado a los Villanos.
Es la primera vez que un deseo inocente de un amor correspondido ha desatado una posible resurrección de la Orden de la Sombras. Aunque no podía culparlo de todo, él también carga con la culpa por huir con ellos primero, y creer que no pasaría nada malo al no tener nada que ofrecerles.
—¿Qué he hecho?
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Todoroki siempre gustaba de quedarse mirando al horizonte. Lo recuerda a cuando era pequeño y él y Natsuo, junto a su Madre y hermana, comían mirando ese mismo horizonte desde uno de los balcones del palacio.
Escuchaba a su hermano contar grandes anécdotas sobre lo que era el mundo fuera de las paredes del palacio. Su hermana narraba sobre las ricas comidas de los pueblos ocultos entre la espesura de las montañas, y finalmente, su Madre cantaba suavemente algunas baladas que escuchaba de las Tribus bárbaras cuando a ella y a Enji les tocaba viajar por cosas burocráticas.
Y ahora, para él, su historia con los horizontes tenía que ver con cierto dragón que volaba hacia ese cielo anaranjado. Como una pequeña manchita de tinta negra que podía apreciarse sobre todo el lienzo del cielo. Para él, eso significaban los horizontes, la espera de quien amaba y en quien pensaba cada vez que miraba el cielo.
Pero las cosas no siempre estaban siendo tan fáciles para ellos. Él, como príncipe, siempre tenía muchas responsabilidades que atender. Pocas veces podía escapar de sus ropajes reales e irse a internar en el bosque con Kirishima y pasar el rato con él. Con Kirishima también pasaba el mismo caso, este también tenia sus propias responsabilidades dentro de su tribu, como ayudar a los nuevos dragones o cumplir con misiones que la Matriarca Bakugō le ordenara hacer.
Sus mundos eran tan complicados y tan diferentes... No era fácil.
—Toma, te traje algo de cenar. Has estado aquí casi desde que llegamos—Inasa, amable como se esperaría de él, llega hasta con Shōto, sacando al mismo de su ensimismamiento con una bandeja que tenía dos platos de comida y dos tarros de cristal. Inasa le da uno de los platos que tenía unas ricas bolas de arroz con carne. Acompañadas por una deliciosa salsa verde que hacía Kendo.
—Oh, muchas gracias—Shōto toma el plato que le corresponde, y después se aparta un poco para darle espacio a Inasa de sentarse a su lado. El más grande de los dos deja la bandeja con los dos tarros de deliciosa cerveza de barril tan fría que creaba gotas entorno al cristal.
La fortaleza de los Dragones que han montado sobre la línea divisora de Jisuberi y Erde, está rodeada por altos y reforzados muros de piedra volcánica. Trincheras y torres de vigilancia posicionadas en cada esquina de aquel sitio de forma pentagonal. Varios guerreros estaban en su interior entrenando o patrullando por las murallas. Otros más, y las Familias que ahí habitan, realizaban actividades campesinas como continuar con las plantaciones de sus alimentos o cuidar su ganado. Habían hecho un pequeño pueblecillo ahí dentro. A excepción de que, a diferencia de la demás tribu dragón, esta no contaba con el tipo de dragones normales o con mucha variedad de dragones, ellos utilizaban mayormente a águilas para comunicarse, aunque eso no descontaba a los otros dragones, entre ellos estaban los llamados wyverns; Dragones pequeños que solamente tenían dos patas y las alas. O los llamados dragones de Fae, que eran la raza más pequeña de dragones, a los que se les confundían con hadas.
Prontamente la noche terminaría por caer, y Shōto pensaba que, si tenia razón, los Villanos se moverían apenas la profunda oscuridad se apoderara de las tierras. Porque una vez que la noche cae sobre Jisuberi, es como tratar de encontrar algo con los ojos cerrados. No existe una oscuridad peor que esa en todo lo ancho y largo de la tierra.
Sería difícil moverse una vez cayera la noche, pero confiaba en las habilidades de Inasa y Kendo para ayudarlos en avanzar y atrapar a ese brujo y los villanos. Sabe que las águilas con los mensajes que indicaban su avance fueron enviadas, pero estas tomarían un tiempo en llegar a la verdadera aldea de dragones de esa zona y más todavía el moverse por los volcanes para avisarle a todas las tribus y estas puedan centrar su atención en esa zona.
Estarían solos hasta ese entonces. Si alguno de ellos tuviera la magia de Tamaki o los conocimientos de cuarzos brillantes de Uraraka o Camie, podrían tener un poco de ventaja para moverse sobre Jisuberi cuando la noche cayera.
—¿Y bien? ¿Cuál es el plan? —pregunto Inasa, no sin antes darle un bocado a su comida. Todoroki no había dudado mucho en comenzar a comer por su cuenta, ya tenia la boca llena antes de responder.
—Thengo uhm plham—dice con las mejillas rellenas de comida. Pasa la comida y después sigue—. Nos vamos a dividir en tres grupos. Kendo y Sero se quedarán en la frontera junto a uno de los grupos de guerreros, en caso de que nosotros no demos, ellos serán quienes sean la última defensa; Hawks e Ibara irán por el cielo usando al dragón que trajeron, por palabras de Kendo, sabemos que su olfato es de los mejores así que eso ayudara. Finalmente, tu, Mina y yo nos internaremos por las tierras para movernos. Llegaremos hasta el campamento y haremos salir a los villanos si es que no lo han hecho ya. Teniendo en cuenta lo que ese brujo ha hecho, es mejor no perder el tiempo.
—¡Excelente plan! —sonríe.
—Me gustaría que Midoriya estuviera aquí, su opinión con respecto a mis planes siempre los hace mejores... Sobre todo, ahora.
—Bakugō es fuerte, si lo tienen preso o atrapado en algún sitio, no será fácil derrotarlo o hacerlo obedecer. Sabemos como es él—Inasa trata de dar algo de consuelo. Para todos, Katsuki siendo el Dalfa dragón, era la línea máxima de fortaleza dentro de las tribus. No a cualquiera se le daba ese título.
Él, así como muchos dentro de las tribus, saben que su Dalfa estará bien. Aunque el mismo Yoarashi tiene sus dudas y sus preocupaciones guardadas solamente para él.
—Por cierto... ¿Dónde están los demás?
—Yaoyorozu está en la búsqueda del brujo de la luna Tamaki, Iida fue a solicitar apoyo al castillo y los permisos burocráticos necesarios, y finalmente Midoriya fue a ver a los dragones de las Islas viejas por una situación de la espada...
Inasa se sorprende.
—¿La espada? ¿La legendaria espada de All Might tiene algo?
—Es lo que sospecha.
Las preocupaciones aumentan y se nota en la forma en la que el calvo sujeto toma el tarro para beber un poco. Todoroki no pasa por alto ese detalle, conoce a Yoarashi desde hace años, y puede distinguir sus emociones, incluso aquellas que no suelen salir con tanta facilidad como muchas otras que siempre muestra tan abiertamente. Entre ellas, las preocupaciones por su pueblo.
—Pero nosotros no debemos preocuparnos por eso. Midoriya lo solucionara. Nuestro objetivo ahora es atrapar a ese brujo y obligarlo a decirnos donde esta Bakugō.
—Sí... tienes razón. ¡Hagamos entonces nuestro mejor esfuerzo para atraparlo y encontrar a nuestro Dalfa! —Inasa recupera, casi por obra de la misma magia, su habitual entusiasmo y energía que siempre resultan tan contagiosas para Shōto, quien no reprime una sonrisa.
Poco después de su respuesta, un silencio los invade, y realmente Yoarashi no esta seguro de como más continuar la plática. Él mismo admite que sus ánimos son muy fáciles de levantar si en la formula estaba Todoroki. Y si bien no era cuestión de magia, sabe a que se deben.
Amor.
Inasa estaba enamorado de Todoroki. El príncipe que había conquistado su corazón poco antes de comenzar la Guerra. Y aunque intento por todos sus medios llamar su atención y conquistar su corazón, al final, no fue suficiente para hacerlo y cuando menos lo espero, Shōto estaba enamorado del hibrido dragón de las tribus centrales.
Su amor no correspondido dolió mucho, y es algo que no ha terminado de sanar si era sincero. Pero era muy difícil para él no aprovechar esos momentos que podía tener al lado del Todoroki.
—¿Cómo van las cosas con Kirishima? —pregunta sin muchos ánimos, realmente no estaba seguro de querer escuchar una respuesta, pero la curiosidad era mucha.
—Van bien—Shōto es simple con sus respuestas, sobre todo aquellas que tienen que ver con sus emociones—. A veces es algo complicado por la distancia y las responsabilidades de cada uno...
No sabe si Todoroki conoce sus sentimientos.
—¿Y tu has encontrado a alguien? —pregunta Shōto. Sabe que hablar de su misión de más tarde es mucho más importante que ponerse al día con una comidita y mirando al sol ocultarse detrás de las montañas, pero es algo que no puede evitar. Le gusta su compañía y las charlas ocasionales. Ha a aprendido a querer esas charlas cada que esta con Inasa.
—Bueno, lo encontré... Pero no fue correspondido.
—Eso es raro, eres una persona grandiosa. ¿Quién no querría estar contigo?
Lo mismo me pregunto yo. Fuiste el único que no cayó a esos encantos— pensó Inasa, sonriendo y riendo simplemente por el comentario de Todoroki ante lo cómico y triste de la situación.
—¿Dije algo gracioso?
—¡Siempre tan divertido, Sho! —Inasa le da un pequeño golpe a la espalda.
El medio pelirrojo no estaba seguro de que fue lo que dijo. Hasta donde él sabe, ha dicho un cumplido. ¿Quizá a Inasa a le dan gracia los cumplidos?
El resto del momento, son solamente ellos dos mirando el horizonte, terminando de comer y charlando un poco más. Disfrutando de lo que es, y lo que no puede ser.
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La noche ha caído. Y la profunda oscuridad consume cada rincón de Jisuberi.
Dabi sabe que utilizar algunas antorchas o u algo similar que diera luz para moverse por lo que ha llamado su hogar durante los últimos años, no era lo más conveniente. Llamaría demasiado la atención. La oscuridad es terriblemente densa, pero un poco de luz los volvería puntos llamativos dentro del rango de visión de cualquiera, sobre de los dragones si es que ya estaban sobre su posición.
El sitio era perfecto para moverse, pero Jisuberi es un arma de doble filo que también los va a limitar a ellos. Por suerte solamente eran cuatro, un grupo especialmente pequeño que esperaba lograra moverse por las arenas negras sin llamar la atención.
Toga termino de guardar sus cosas en la mochila. La cargo sobre sus hombros y esperando junto a Dabi a que Twice terminara de cargar a Ren sobre su espalda y llevara sobre el pecho las cosas del brujo.
—Me alegra que por fin dejaremos este asqueroso sitió—dijo Toga.
—Si todo resulta bien o resulta mal, recuerda que fue nuestro ultimo hogar—menciona Dabi— Tiene su encanto después de todo.
Himiko le mira incrédula, por lo que prosigue a salir de la torre. Lleva una linterna de cera que apenas alumbra lo suficiente su espació. La luz del fuego azul, cortesía del azabache, es pequeña y débil, pero apropiada para no volverla algo que llamase la atención.
Twice sale con un Ren sobre su espalda, atado de manos y sujeto al cuerpo del zombi con telas rancias y viejas. Los brazos de Jin sostienen las piernas de Ren y la cabeza del brujo descansa sobre el hombro ajeno.
—Bien, parece que ya tenemos todo—menciona el de ojos azules.
Himiko ríe.
—Cómo si tuviéramos más.
Apenas salen, el Lobo de Ren que continuaba a la espera de su dueño se levanta. Su olfato de inmediato distingue que algo no está bien, los animales detectan el miedo, y Ren estaba completamente aterrado. Desde el momento en que sabía lo que ellos planeaban, el miedo no dejaba de estrangular su corazón.
El Lobo los ve y les gruñe por su mero instinto de protección a su Amo. Su hermoso pelaje se en crispa cual gato furioso, dispuesto en atacarlos justo cuando deja ver sus fauces que serían capaces de destrozar cada hueso. Ren podría dejarlo atacar y con suerte lo liberarían, pero para su desgracia, el conjuro de Toga sigue activado y con la maldición sobre su espalda no sería capaz de utilizar sus poderes, porque un conjuro como ese, solamente puede ser roto por otro brujo que conociera los principios de la magia oscura.
Dabi permite que el fuego azul sea invocado por todo su brazo derecho, apenas el lobo decida atacar, lo calcinara. Himiko lleva en sus manos postizas una espada, lista de igual modo para atacar al animal.
Una palabra basta, dicha por Ren, hace que el animal se tranquilice un poco.
—Por favor, no le hagan daño—dijo el brujo— Estará caminando a nuestro lado, pero no hará nada...
—Haz que se vaya—ordena Dabi—. No pienso arriesgarnos.
Ren sabe que alejar a su lobo reduce las posibilidades de que pueda usarlo para huir, aunque esas habilidades ya de por si eran pocas antes. El brujo no quiere, pero el fuego y la espada que amenazan la vida de su fiel mascota, lo hacen decidir.
Ordena entonces, y el animal muestra su habilidad obediente a su Amo, termina por correr y perderse en la oscuridad. Ren se contiene un suspiro, y simplemente cierra los ojos.
Es entonces cuando ellos comienzan a moverse, liderado por Dabi y su pequeña lampara de cera, seguido del zombi Jin, y finalmente Toga, el camino se torna mucho más tranquilo el resto del viaje. El brujo mantiene los ojos cerrados con la intensión de dormir, aunque bien no haría mucha diferencia si decidiera mantenerlos abiertos. La profunda oscuridad de aquel lugar no dejaba ver absolutamente nada, ni de montañas o riscos, las nubes o la luz de la luna.
Se sorprende cuando escucha que Dabi da ordenes hacia donde moverse y donde deberían tener cuidado. Es fácil supone que todo el tiempo que han estado viviendo en aquel sitio, les ha permitido conocer lo suficiente para que puedan caminar, incluso si es de noche.
Todo es calma por un rato, solo el sonido de los pasos sobre la arena, algunas corrientes de viento y pequeñas platicas entre Himiko y Dabi.
Hasta que repentinamente, el fuego azul de Dabi reacciona y este sale disparado de las linternas en un fuerte oleaje azul que es repelido por otro ataque de fuego.
Ren abre lo ojos, y lo primero que distingue es una llamarada de fuego que pasa demasiado cerca de ellos.
Un fuego azul lo contrarresta, haciendo que ambos fuegos choquen y se entrelacen en un remolino cuando uno de los salvajes vientos de Jisuberi aparece en el momento justo. El desastre de fuego les da una brecha para correr a un desnivel de tierra que esta cerca.
Él sabe que se trata de los dragones, o de amigos de ellos, y por un instante esta por gritar por ayuda para que los encuentren. Prefiere ser hervido en lava por dragones, que participar en la resurrección de aquella bestia. Toma una bocada de aire para gritar con todas sus fuerzas, hasta que el peso en su espalda aumenta y una mano masculina y helada le cubre la boca.
Un suave aliento cálido le sopla en la mejilla.
—Usemos tu linda vocecita para algo más divertido, Ren—susurra Toga sobre su oído.
Los sonidos de pisadas suenan por toda la arena, pero después se detienen. Hay un silencio tenso sobre el área, y es gracias a ese sonido que Toga distingue, que hay algo sobre ellos. El sonido de algo aleteando sobre ellos es suficiente para que la rubia alerte a su compañero.
A base de señales, los tres comienzan a moverse lentamente por el desnivel que los oculta perfectamente de la vista de los demás. Está siendo una pelea que no se ganara con fuerza, sino con quien es capaz de encontrar a su enemigo en medio de la nada y el silencio.
La forma en la que Inasa era bueno para moverse por las tierras de Jisuberi, incluso si era de noche, se debía a las corrientes de aire. Se descubrió que existía un patrón que creaba una especie de caminos que guiaban por los caminos correctos para moverse, nadie estaba completamente seguro de cómo o por qué es que se creaban estas corrientes. Las leyendas tras su descubrimiento decían que se trataba de las voces de los caídos en las múltiples guerras que han existido a lo largo de Musutafu, y que, por ello, los muertos guían por un camino que ellos mismo no pudieron seguir para salvarse. Eso era lo que se contaba.
El como cambiaba la temperatura de ese aire y como las inhóspitas tierras con sus rocas u abismos, con sus desniveles y llanuras, creaban a lo que los aldeanos de esa zona llamaban "la elegía del vació". Esto claro, por las leyendas. Evidentemente solo a los mejores y más entrenados les funcionaba dicha habilidad de distinguir las corrientes de aire, como Inasa Yoarashi.
Todoroki se quedó quieto por señal de su compañero al igual que Mina, quien, utilizando la habilidad de sus ojos que lograba ver en la oscuridad, buscaba cualquier rastro que les indicara el rumbo que han tomado sus adversarios cuando lograron verlos. Diferente de Dabi o Toga, ellos se movían por la oscuridad guiados por Inasa y la elegía. La oscuridad los cubrió y sus silenciosos pasos fueron su primer movimiento hasta que el fuego enemigo los detecto. A ultima hora habían cambiado de planes, y Shōto se alegra enormemente de haberlo hecho o de lo contrario no habrían tenido la oportunidad de interceptarlos. Puesto que su primer deseo era llegar directamente al campamento abandonado.
El silencio del lugar no hacía más que crecer los nervios de todos, porque, si perdían el rastro ahora, desperdiciarían días en encontrarlos de nuevo, y a como estaban las cosas, no tenían tiempo que perder. Sin saber si Bakugō estaba bien o no, el tiempo les jugaría en contra de todas las formas posibles.
Es entonces que Mina lo detecta. Las marcas de pisadas a su derecha, el aire del desierto ha hecho bien su trabajo en taparlas lo suficiente pero no lo necesario para desaparecerlas por completo. Ashido logra ver las ondas de pisadas ya casi borradas. Señala a Todoroki e Inasa la dirección de a donde se han movido.
Comienzan a caminar lentamente para ocultar el sonido de sus pisadas y sus enemigos no sospechen que los han encontrado.
Shōto ve al cielo, pero las nubes negras evitan que pueda ver si el dragón esta sobrevolando. Kendo y Sero están más lejos, por lo que algo de apoyo esta descartado. Ahora mismo eran solamente ellos tres contra los tres que alcanzo a ver que eran.
Un paso más, y el suelo comienza a estremecerse.
Mina grita, Inasa igual y prontamente Todoroki también, todos han sido atrapados por manos que salen de la arena negra. Las huesudas manos que arañan sus piernas y tiran de sus ropas, como queriendo hundirlos o usarlos para salir de donde quiera que están debajo de la tierra.
Comienzan a golpear las manos de huesos que salen y salen sin parar. Detrás de ellos salen más manos que logran abrirse paso para elevar sus cuerpos a la superficie. Esqueletos con petos de hierro, con ropas destrozadas por el tiempo y armas oxidadas se despiertan de las tierras muertas y se arrastran hasta donde ellos están.
Es ahí cuando más al fondo, de donde esta el desnivel que oculta a los villanos, distingue un par de ojos que brillan y voces que recitan una especie de conjuro. Dos voces, una femenina y otra masculina se unen y comparten su poder, a conjunto de los ojos brillosos en color rojo.
A pocos segundos, la amenaza de los muertos que han sido sepultados por las arenas de Jisuberi durante las guerras que condenaron a su tierra se levantan, convirtiéndose en un problema que esta amenazando en ponerlos en aprietos a los tres. Shōto lanza una llamarada de fuego, quien junto al viento que genera Inasa, crean un torbellino como anteriormente se creo para elevarlo hasta el cielo y este sea capaz de enviar la señal que acordaron.
Pero el fuego es peligroso entrando en contacto con el viento salvaje de Jisuberi, y el torbellino se descontrola a media que sube. La señal es reconocida por Hanta e Itsuka que estaban alejados junto a otro pequeño grupo de guerreros.
—¡Es la señal! ¡Tenemos que ir! —dice el azabache.
—No. Recuerda lo que dijo el príncipe. Si lanza una señal, no será por ayuda.
Sero no había estado en total acuerdo con esa parte del plan. Porque sabe que si la señal es lanzada quiere decir que hay problemas y por eso deben estar listos para interceder a los villanos que iban a pasar la línea divisora donde ellos estaban, no para que vayan a auxiliarlos según indico el medio pelirrojo en su última reunión antes de salir.
Todo el grupo se divide por orden del líder de guerreros y se apoyan del resto de las torres de vigilancia que hay cerca para estar completamente listos en detener a los villanos, dejando la responsabilidad de apoyar al príncipe únicamente al dragón. Mismo que, al ver el destello de luz se acerca hasta él, manejado por Ibara y siendo acompañada por Hawks.
—El Príncipe debe estar en apuros, deprisa, baja—ordena el rubio a la mujer de cabello verde, que señala a la bestia a bajar. El dragón ruge, y desciende en picada.
Hasta que otro rugido de dragón suena desde el interior de la tierra. Otro temblor abre las arenas, y deja salir el esqueleto de un dragón que todavía llevaba una pechera de hierro oxidada y una lanza que fue la causante de su muerte atravesando sus costillas.
Este se eleva de inmediato atacando al dragón donde Ibara y Hawks viajaban. El golpe logra desorientar al dragón vivo, casi haciendo caer a los dos que iban sobre él, de no ser por los reflejos de ambos, seguramente ya estarían cayendo.
Los esqueletos se levantaban sin cesar, pero ya no solamente cerca del pequeño grupo, sino también de la frontera de Jisuberi.
—¡Se acercan! —grito uno de los vigías, mientras que pasaba el catalejo a su compañero— ¿Qué demonios son esas cosas?
—¿No habían dicho que era un grupo pequeño?
—¡jefe, se acercan hordas de enemigos! —grito otro de los vigías.
—¿Hordas? — es el pensamiento que pasa por las mentes de Itsuka, el Jefe y Sero. Confundidos por lo que pasa.
Las antorchas de la muralla son encendidas para dar un poco de luz al ambiente. Y la visión se torna aterradora. Cientos y cientos de esqueletos se alzan desde las arenas. Las campanas de emergencia suenan por toda la muralla, todos los guerreros corren de un lado a otro para alistarse, los pocos arqueros se posicionan, los cañoneros se alistan.
—¡¿Qué no habían dicho que era un grupo pequeño?!—regaño el Jefe a los dos jóvenes.
—Tiene que ser obra de un brujo—dijo Sero.
—Creía que ese brujo no sabía de estos conjuros. Solo la magia oscura puede...
—¡No hay tiempo para eso! ¡Nosotros no podremos contra todo ese ejercito! Sino hay otra opción, retirare a mis hombres a proteger la fortaleza.
Kendo sabe que no lo hará cambiar de parecer. Sero se preocupa mucho por la gente que esta en esa fortaleza, pero también está preocupado por no poder atrapar a los enemigos. Jamás pensó que ese tal Ren tuviera un poder tal, o que su conocimiento en magia abarcara los conjuros más bajos de la oscuridad.
Una especie de pequeña guerra es lo que se comienza una vez que el ejercito de huesos a alcanzado la muralla.
Todo se volvió un caos en cuestión de minutos, y todo gracias al poder de Ren, manipulado por Himiko y Dabi. Prontamente una pequeña pelea se desato contra los guerreros que cuestionaban el lugar, contra los soldados de huesos que salían y se regeneraban una y otra vez. Lo que provoco que, en medio de todo el ajetreo, el pequeño grupo de villanos pudiera moverse y alejarse lo más pronto posible del lugar. Incluso si fueron reconocidos por otros guerreros, estos caían calcinados por el poder de Dabi.
Resultando la misión completamente fallida por atraparlos.
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Una vez lo más lejos que pudieron llegar, Toga casi se desmayaba. Usar su poder en su condición no era una opción viable, y menos después de haberse puesto brazos y piernas y que peor, reafirmar el conjuro que mantenía con vida a Jin. Y si bien, abuso de su maldición sobre Ren para que este cargara con todo el peso del esfuerzo mental mágico para que ese conjuro de invocación funcionara, igual para ella fue un golpe bastante agotador. Menos mal que el brujito estaba casi perfectamente bien para haberlo invocado, de haberlo hecho ella sola, estaba segura que habría sufrido un colapso mágico que la guiaría a la muerte.
—La verdad tenia mis dudas sobre si iba a funcionar—admitió Dabi, ayudando a la rubia a caminar. Esta venia apoyada sobre los hombros del azabache cuando sus piernas dejaban de responderle. Incluso crearse prótesis era un desgaste.
—Te dije que había muchos cuerpos cubiertos por la arena gracias a las guerras. Despertarlos tenia que haber sido nuestra ultima opción, idiota.
—Esos tipos salieron mucho antes de lo que tenia pensando. Al menos logramos huir. ¿Cuánto tiempo van a durar?
—Ren sigue con el conjuro, probablemente unas horas... —Ambos entonces giran para ver al brujo, en cuyos ojos brillaba de forma intensa un color rojo mientras sus labios se movían recitando sin parar el mismo conjuro— Dejara de hacerlo una vez nos hayamos alejado lo suficiente.
—Bien— Y así, sin más, los villanos se han salido con la suya después de tantos años en el exilio, y llenos de resentimiento y con un fuerte deseo de venganza, es que continúan avanzando.
Habiendo esperando este momento por años, nada sería capaz de detenerlos ahora.
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Notas:
HOLAAAA. Ya sé, ya sé... Me tarde un montón y lo lamento muchísimo, de verdad que sí . Aparte de tardarme, les traje un capítulo que parece más relleno, pero debía meter esta situación porque la trama lo necesitaba. Esta historia es capaz de dar más de si misma que solamente un drama amoroso entre Bakugos de otros mundos. :(
No la he estado pasando tan bien, han sucedido cosas malas y cosas buenas, pero al final de cuentas las malas son las que siempre terminan agobiandome más. Lo lamento mucho por las demoras.
Pero saliendo de cosas tristes, ¿qué pensaron? ¿creían que solamente habría drama amoroso? ¡Pues nanai! Se nos viene tremendo desmadre encima y la posible resurrección de uno de los enemigos más fuertes de todo BNHA. ¿Lograran detenerlo a tiempo o será demasiado tarde cuando todo el asunto se resuelva?
¡Lo averiguaremos después!
Como siempre, agradezco mucho su apoyo, sus comentarios y sus votos. Y no conforme con eso, también quiero agradecer enormemente su apoyo, porque gracias a eso, han seleccionado a este humilde y lento fic para los BNHA Awards. (Honestamente no sabía hasta hace unas horas kdlfsñkd)
♥♥♥♥♥♥♥¡Muchísimas gracias por eso! ♥♥♥♥♥♥♥
Esta nota se alargo mucho. Lo siento.
¡Nos leemos!
Att:
🧡 D'Sae 💚
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