Capítulo 1: Magia y Quirk
El Izuku de la época actual, estaba en su habitación. Era una noche tranquila de domingo. Había terminado sus tareas, y estudiado un poco. Así que decidió descansar por el momento sobre su cama hasta la hora de ir a cenar.
Revisaba su móvil y sus cuentas de redes sociales, viendo algunas cosas que le desanimaban demasiado. Sabía que podría ver más fotografías de Bakugō con Camie, y aun sabiéndolo no dejaba de ver la red social. Se considero un masoquista en ese momento.
Creía que podía usar el mismo principio de su quirk. Dañarse y reventarse los huesos hasta el punto en que su resistencia al dolor fuera elevada. Algo así, pero aplicado al plano sentimental.
Lo que lo llevaba a ver esas publicaciones donde Katsuki era etiquetado por la chica rubia, quien alegremente siempre mencionaba en sus notas: "El Novio más guapo del mundo." U/o otras cosas como: "Baku-chan siempre tan guapo", "Saliendo al cine con el mejor novio", "Camie & Katsuki", seguido de muchos corazones y emoticones con ojos de corazón.
Su pecho se contrajo más cuando vio una fotografía de esas cliché que han estado saliendo recientes, las llamadas #Los20besoschallenge, y el corazón le pesaba de nuevo al ver la fotografía donde ambos salían de perfil besándose.
Un suspiro tembloroso se le escapo.
Deseaba ser él a quien Katsuki abrazara, cuidara y amara tal y como veía que hacía con Camie. Pero si algo había aprendido en toda su vida, es que siempre debería luchar por lo que deseara hasta literalmente romperse en pedazos. A veces quería intentar pelear por su amor, pero se retenía por sus propios ideales y pensamientos nobles. Una parte quería pelear por él, y la otra simplemente quería alejarlo de su vida. Quería ver a Kacchan feliz, y si verlo en brazos de alguien más así era, así lo dejaría.
Eso es lo que hacen los héroes, ¿no? Anteponer sus necesidades y deseos sobre otros, procurar la felicidad y bienestar de otros antes que la suya propia. Los Héroes siempre debían sacrificarse.
Suspira una vez más, recordando y dejando escapar algunas lágrimas. Debía dejar de torturarse así.
Giro sobre la cama de nuevo, dejando el celular sobre la mesita al costado de su cama. Había llegado al momento donde ya ni siquiera podía llorar después de tantos días y noches haciéndolo. Parecía que al fin se había quedado sin lamentos para llorarle a Bakugō.
Se levanto de la cama, quedando sentado. Busco una de sus pesas y comenzó con el ejercicio mientras pensaba en que otras cosas podría añadir a sus ejercicios diarios. Ya estaba siendo suficiente de tortura mental.
O en eso estaba cuando repentinamente una flecha paso a través del balcón de su habitación. Una flecha dorada, brillante y hermosa que se quedó clavaba en medio de la nada dentro de su habitación, como si hubiese dado al punto de algo invisible.
La flecha comenzó a girar y girar tan rápido que creo un circulo casi perfecto de su hermosa luz dorada.
Midoriya se levantó y de inmediato sale por su balcón, con poco cuidado de no cortarse con los vidrios que había de paso, todo para ver quien ha sido el causante. Encima de la copa del árbol más cercano a su habitación, ve una persona con una larga túnica negra, con una máscara de zorro que le cubre toda la cabeza evitando que le reconozca.
Aquella persona, que llevaba un arco extraño, le hace una seña de silencio y aunque Midoriya quiere salir y enfrentarlo, no puede hacerlo por la flecha que sigue girando en su habitación.
El hecho de que sea peligrosa le evita irse.
Se queda mirando como el circulo casi perfecto que hace la flecha se abre y de ahí sale algo, o, mejor dicho, cae algo. Lo que cae, es bulto envuelto en una tela roja, con una mochila y una enrome espada, se retuerce y queja por su caída brusca.
La flecha desaparece en pequeñas esferas de luz, que van desvaneciéndose a medida que caen.
Izuku activa su quirk, y observa de nuevo hacia fuera de su habitación, notando que no hay nadie. Con el quirk activo, se acerca hasta el bulto que de nuevo reclama su atención al moverse, con los puños en alto y el ceño fruncido, está listo para atacar. Piensa veloz, en tomar su celular o llamar a alguno de sus compañeros para que le ayude, pero en lo que tarda pensando y lo que sucede, el bulto se mueve de nuevo.
La capa roja que lo envolvía se quita, dejando a su vista algo que lo deja congelado, que le deja sin aliento y sin alma de paso.
Un Bakugō Katsuki que se levanta y lanza su capa roja hacia atrás para darse un toque único y casi épico a su presentación cuando todo el cuerpo del cenizo se endereza completamente. Con aquella sonrisa ladina y arrogante que se posa sobre sus labios le acompaña de igual modo. Al verlo, Izuku queda en blanco sin saber que hacer. Su cabeza quedo en shock y apenas si es consciente de que su alma ha abandonado su cuerpo y que su quirk se ha desactivado.
Incluso sus brazos han caído a cada costado de su cuerpo como peso muerto.
Aquel Katsuki es más alto que el que él conoce. Puesto que parece tener más años que él. Le calcula más de 17, pero no más que 20 y algo. Su cabello cenizo seguía casi igual, quizá un poco más largo. Su complexión es más musculada y marcada, y lo sabe porque aquel hombre no tiene nada que le cubra el pecho excelentemente trabajado. Tiene una cicatriz que le va de la última costilla hacia el ombligo. Sus brazos son más anchos al igual que sus hombros. En uno de ellos tiene un tatuaje y en el otro una cicatriz que nace de su hombro derecho y toma camino por su brazo hasta poco por encima del codo.
Sus hombros están cubiertos por hombreras de cuero y metal con distintos diseños en tribal.
Tiene muchos collares de piedras preciosas que parecen colmillos. Pantalones de lana azul y rodilleras de cuero y metal también. Lleva botas blancas y mangas naranjas que iban desde su muñeca hasta por encima de sus codos. Noto la espada larga y grande, así como la mochila de cuero que Bakugō dejo caer con un poco de cuidado.
Midoriya esta seguro que aquel ruido atraerá a sus compañeros, sin embargo, no sucede nada después de unos pocos minutos.
Apenas Katsuki dejo que Izuku le analizara, se acercó hasta él, sujetándolo por los brazos y plantarle el beso más apasionado en que su vida virginal le habían dado. Aquel Bakugō había tomado su primer beso sin saberlo.
El shock era demasiado que segundos después de tener la lengua de Bakugō en su boca, reacciono, empujando al cenizo.
—¿Q-Quien eres tú? —Izuku pone toda la distancia que cree prudente. Sin dejar que sus mejillas sigan rojas y que sus nervios lo hagan sudar un poco. Siente que la pregunta es bastante estúpida, puesto que sabe más que de sobra de quien se trata.
—¿Cómo que quien soy nerd? ¡Soy Bakugō Katsuki! ¡Hasta la puta pregunta me ofende! — Se presenta en medio de gritos, llenos de orgullo por cierto.
Midoriya no sabe si quiera por donde comenzar. Sabe que esa aparición se debe por la flecha que aquel individuo lanzo a su habitación. Lo segundo es que no encuentra palabras para responder a la fuerte declaración que ha dado Kacchan. Es malditamente idéntico, aunque este sea una versión mayor.
No existe una sola pregunta vital, sino muchas preguntas que se le ocurren y pasan tan rápido por su cabeza que ni siquiera puede formular alguna.
—¡S-Se que eres Kacchan! ¡Pero me pregunto...!
—¡Así es! ¡Soy tú Kacchan ahora! ¡Y tú eres mi Deku! —El cenizo volvió a lanzarse sobre él, empujándolo a la cama y cayendo sobre ella. Vuelve a besarlo, e Izuku desea apartarlo, pero simplemente no puede.
La apariencia le engaña a su roto corazón que se aferra a ese Bakugō y por un instante su cabeza simplemente le deja ir el pensamiento de: "¿Así se sentirá besarlo?"
Aquellos labios son ligeramente más gruesos, pero no podría decir demasiado ya que nunca llego a besar a Bakugō de verdad. No sabe si se sienten así de agradables y con ese sabor a hojas de menta. Y durante algunos minutos su mente simplemente se deja consentir por esos labios que devoran su boca.
Pero se obliga a volver a la realidad casi de inmediato. Vuelve a hacer una separación entre ellos, y Katsuki gruñe. Se parece tanto a su Kacchan. Se ven a los ojos, y antes de que nuevamente Bakugō quiera besarlo, Izuku le frena.
—Tú... ¿Quién se supone que eres? —La pregunta hace que el cenizo vuelva a gruñir.
El brujo Ren le advirtió que no sería tan fácil que las cosas se dieran, aunque también añadió que las cosas se complicarían o facilitarían dependiendo de cómo él tratara todo, le sugirió que fuera honesto con ese Izuku y que no le guardara ningún detalle. Probablemente lo tacharía por loco, pero, si conocía a Izuku e Izuku le conocía tanto a él, sabría que no le mentiría. Independientemente de que Bakugō fuera.
—Bien... si tanto quieres saber, te diré todo, Deku. —Los dos se sientan sobre la cama, y Bakugō comienza a narrarle su historia, sin rodeos ni tapujos. Siendo sincero en todo detalle que pueda, pese a que suena como un demente.
Le conto su origen; un guerrero de las tribus del Norte de Kuuzen. Príncipe Guerrero mitad dragón, con la magia no solo de transformarse en una de estas míticas criaturas, sino también la magia explosiva que salía de sus manos. Le conto donde venia, que papel tenía él como príncipe de sus tierras y todo lo que sucedía y sucedió en su mundo y su época.
Todo para que finalmente llegara a la parte del por qué estaba ahí. Le conto que el Izuku de su universo estaba enamorado de Uraraka, y él no quería pasar sus días sin la compañía de esa ratita de biblioteca y espadachín que tanto amaba.
Le conto de Ren y su magia, e incluso añadió el cómo podría regresar a su hogar. Le mostro el cuarzo verde que tenía una especie de luz en su interior de color blanco. Aunque esta era muy pequeña para verse sino se prestaba la atención correcta.
Midoriya va procesando palabra por palabra, hecho tras hecho, y lo va hilando todo en su cabeza de un modo que no sienta que está escuchando una completa locura o que sea un sueño que su roto corazón está creando para salvarle de un colapso depresivo.
Conoce a Bakugō, de toda una vida lo conoce, y sabe que este jamás le mentiría ni le haría una broma tan cruel en caso de que se tratara de eso. Katsuki en esos días ni siquiera le hablaba. Si bien ha sido blanco para las bromas de Mineta o Kaminari, estaba seguro que ninguno le haría una broma de tan mal gusto, ni que Katsuki se prestaría a algo así.
Admite que Bakugō se ha burlado muchas veces de él, pero jamás le haría una broma. Siempre ha sido directo y muy astuto cuando se trataba de molestarlo.
Mientras escuchaba las palabras de ese Kacchan, llego a una teoría sobre que quizá, estaba bajo los efectos de algún quirk. Pero en ningún momento algo le golpeo.
Nada impacto su cuerpo para generar alucinaciones. No había humo misterioso, ni había escuchado la alerta de algún peligro.
¿Entonces ese Katsuki era rea?
Esa palabra, a juego del ligero sudor que ve descender de los músculos del pecho de Bakugō, junto a los labios que lo besaron antes y ese aroma dulce de nitroglicerina. Potencian que todo lo que le esta contando Katsuki es verdad.
Descontó incluso la idea de que se trataba de Himiko Toga y una tetra por parte de la Liga de Villanos. Ya que el comportamiento no concordaba y estaba casi seguro de que quizá el quirk de Toga no podía imitar el aroma natural de Bakugō. Además de que ella ya le habría saltado encima para cortarlo y verlo desangrarse. Sin embargo, el punto más fuerte que le hacía dudar de todas las teorías y respuestas que ha pensado, eran sus ojos.
Los ojos de Katsuki siempre han sido ventanas abiertas para él. Capaces de mostrar y decirle todo lo que piensa. Y viendo a ese Bakugō, sabe que no miente. Pero, sobre todo, sabe que no es falso.
Ese Kacchan es tan real... Incluso su mano a media narración, se fue hasta el pecho de Bakugō, y ahí sintió los latidos de su corazón. Acelerados. Lo cálido de su piel. Tan real.
Katsuki en respuesta le sujeta la mano.
—Soy real, Deku— dice —. Creme.
Midoriya suspira. Y su mente permite que toda la información que le ha dado Katsuki pase y se instale en su cabeza como la verdad. Ya no hay más explicaciones y él por cuenta propia ya no puede poner más muros de excusas para no creerle.
Podría inventarse cualquier otra razón para no creerle y salir corriendo de su habitación a buscar ayuda. Pero sinceramente, no quiere hacerlo.
Todo rastro de dudas, lo ha ocultado en el suave toque de la mano de Bakugō sobre la suya. Ya no quiere poner más muros, e incluso con las alertas en su cabeza, simplemente decide ignorarlas.
De donde viene ese Katsuki, lo llaman magia, y de donde él es, le llaman quirk. Son mundos completamente distintos, pero que de alguna manera seguían manteniendo su similitud en muchos aspectos.
Como si hubiesen sido hechos por el mismo Dios que buscaba experimentar con ellos.
—Así que hiciste tantas cosas... ¿por mí? —Deku no evita llevarse una mano al pecho, sintiendo que el dolor de días anteriores menguaba. Ahora su corazón latía emocionado y desprendía una agradable sensación de calidez que no había sentido antes.
¿A eso le llamaban amor correspondido?
—El Deku de mi universo y época, no me amaba como yo a él si... —el hombre de cenizos cabellos hizo puño las manos, con su ceño fruncido y dejando ver los resquicios de su corazón roto en aquella mirada triste. —Ren me dijo que tú sufrías por un amor no correspondido por el Katsuki de aquí. Y si él no te ama, yo lo haré.
Las palabras derriten más su pequeño y dañado corazón. La historia de aquel Bakugō era de esas que solía leer en cuentos de hadas y magia; el lugar de donde venia y la habilidad que le dijo de poder convertirse en dragón, le causan tantas cosas que no sabe por dónde comenzar a trabajarlas. Ha aceptado sus palabras como verdaderas, y si bien eso puede ayudarle, continúan las dudas.
Su corazón ama a Kacchan, y están malditamente confuso. Ver a ese Kacchan con él, escucharlo decir lo mucho que lo ama y quiere, le enternecen y sanan aquella herida del rechazo. Una parte de él debate que aquel no es el Kacchan que ama y la otra alega que sí es el mismo Kacchan. Solo con algunos años más encima y que proviene de otro sitio muy, muy alejado al suyo. El mismo lo dijo, ambos son de mundos distintos, pero iguales a la vez.
Sabe que está mal no reportar el incidente de la flecha, o aquel enmascarado, pero por ahora tiene demasiado en que pensar, en que analizar y en que sentir.
Las manos de Katsuki le sujetan de nuevo por las mejillas, acercándolo para besarlo de nuevo.
—Deja de dudar nerd, si quisiera hacerte daño ya lo habría hecho—dice de nuevo Bakugō, dejando sus frentes pegadas después del beso. —. Sabes que jamás te mentiría.
Izuku no se aleja, y simplemente se deja hacer, ya que aquellos labios, aquel contacto y lo bien que se siente ser correspondido y amado, nublan el juicio hasta hacerlo olvidar de un posible y muy grave problema.
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Esa noche de domingo, Izuku se lleva doble ración de su cena a su habitación. Quizá no habría sido tan sospechoso sino hubiese usado dos platos distintos, ya que otras veces comía un poco más, pero siempre sobre su mismo plato y aunque sus amigos y compañeros cuestionan aquel extraño comportamiento repentino o por la simple curiosidad de ese detalle, este simplemente menciona que tiene mucha hambre.
Huye de ellos y come con el otro Katsuki en su habitación. Al ser Katsuki, supone de inmediato que le gustaría picante en su comida, así que antes de irse esconde una botella de salsa en el bolsillo de su pantalón.
—Esto es raro... —escucha que dice Bakugō, mientras enciende y apaga la luz de su habitación. Pareciendo un niño curioso que busca saber cómo funciona aquello.
—¿Qué usan ustedes para iluminar?
—Antorchas o lámparas de cera. Lo que se pueda encontrar. Aunque en nuestras cuevas se usan cuarzos brillantes. —Responde Bakugō, quien ahora curiosea un poco más por la habitación, mirando la lámpara de noche la cual enciende y apaga igual.
—Interesante... —le escucha decir de nuevo.
Izuku sonríe al verlo.
No conforme con ver como juega a encender y apagar luces, le ve tomar uno de los muñecos de su colección de All Might. Katsuki lo toma, y la sensación le resulta extraña. Pese a que la figura es dura, no es de madera como piensa y suelen ser los juguetes de su mundo.
Es un material extraño. Incluso lo acerca a su nariz, olfateando.
—All Might es aquí un héroe, según dices. —Ciertamente la decoración del cuarto de Izuku no pasa desapercibida para Katsuki, quien al no saber que es específicamente lo que huele, deja el muñeco de nuevo donde estaba. Podría incluso añadir que se siente incómodo con todas esas pinturas y carteles, en las paredes. Si antes tenía dudas sobre aquel Deku, con ver su colección de objetos ya no le quedaba duda.
—¡A-Así es! E-Es un gran héroe...—responde Midoriya, dejando los platos de comida sobre su escritorio. —¿Cómo es All Might de tú universo?
—Fue un héroe y un guerrero muy fuerte. —La mirada de Katsuki se concentra en uno de los posters. Izuku nota aquella mirada terriblemente sería y decaída para los estándares de Katsuki. Quizá la respuesta pudo haberla pasado por alto, pero ese "Fue", le hizo pasar saliva ruidosamente. Sintió un nudo en el estómago, porque intuye que fue lo que paso con All Might.
—De hecho, mi espada... —Señala hacía el arma que Katsuki dejo apoyada contra la pared, al lado del escritorio. —Le perteneció a All Might. Pero cuando fue el momento de heredarla, la partió. Dejando un lado para mí, y otro para Deku.
—¿A mí? —Izuku analiza velozmente, y de inmediato piensa en las dos posibilidades de lo que aquella espada significa en el universo de ese Bakugō.
¿Se trataba del legado de All Might? ¿O se trataba de OFA?
—Sí. Llevamos el legado de All Might con nosotros cuando él... —Las palabras mueren en la boca de Katsuki, quien guarda silencio repentinamente.
Las palabras de Bakugō, generan un hueco en su pecho. Recordando aquella vez que tanto él como Kacchan habían peleado y All Might hablo con ellos. Diciendo que ambos eran la representación de un verdadero Héroe, y que juntos lograrían superarlo. No evita sonreír, y sentirse orgulloso y alegre por saber que al menos en un Universo ellos dos se han llegado a llevar lo suficientemente bien para cumplir con el legado de All Might y pelear lado a lado.
Ergo, las palabras incompletas de Katsuki le obligan a bajar la mirada. Las ultimas charlas de All Might, su grave condición... Si ambos mundos son tan iguales...
Solo esperaba que no se repitiera el mismo destino de su mentor.
El olor de la comida hace rugir el estómago de Katsuki, olvidaba que no había probado bocado desde la noche pasada y sin mediar más toma uno de los platos. Espera que su actuar sea suficiente para distraer la tensa situación.
No quiere ver a ese Izuku sufrir de nuevo.
Ambos deciden sentarse en el piso, y comienzan a comer. Deku ve como Bakugō come con las manos. No había podido decirle que usara los palillos que llevaba para él cuando el cenizo ya se estaba devorando el pedazo de carne. Debía suponer que, si Kacchan venía de una tribu, no estaría tan acostumbrado a usar cubiertos o lo parecido a ellos para comer.
Mientras Midoriya saca la botella de salsa. Le ofrece a Bakugō y este deja caer algunas gotas sobre la carne. Dio unas mordidas, esperando que el picante hiciera su aparición.
Extrañado de no sentir ni cosquillas, leyó lo que decía la botella. Y no evito soltar una carcajada.
—¡Ja! ¿La mejor salsa de este lado del mundo? ¡Que estupidez! ¡Mi vieja prepara una mejor salsa con los frutos de Kahayas rojas! —Menciona el orgulloso joven quien sigue poniendo más salsa a la carne.
—¿Kahaya?—Deku ladea un poco la cabeza, tratando de averiguar si entendía que era eso que dijo Katsuki.
—Es un fruto que crece en unos árboles cercanos a las aldeas de los Dragones. Podrías compararlas con... con... con melocotones. Aunque solo en la forma. El sabor y color son distintos. —Katsuki da la mordida a la carne, si bien la salsa le da sabor, no está ese emocionante piqueteo en su lengua que le gusta. —Traje algunos conmigo.
Katsuki entonces se acerca hasta su mochila de cuero y saca de otra bolsa un fruto rojo. Idéntico a un melocotón, pero rojo como una manzana.
—Estas son las Kahayas.— Midoriya lo observa, y mientras Katsuki rebusca entre sus cosas de nuevo, sostiene aquel fruto en sus manos.
La textura es igual a la de un durazno, e incluso tiene cierto aroma dulce.
—No puedo hacer la salsa que hace la vieja, me faltan más cosas. Pero la Kahaya como tal es picante. — Dice Katsuki, tomando la fruta de nuevo en sus manos, pero esta vez, lleva un cuchillo de cazador.
Deku le observa partir la fruta por la mitad, y el interior se muestra una sustancia espesa y de un rojo más oscuro.
—Vamos, huele. —Katsuki toma un poco con la punta del cuchillo y lo acerca hacia Deku, quien, al olerlo inmediatamente se aleja y frota su nariz.
—Pica mucho. —dice Izuku, y de inmediato comienza a echarse aire con las manos y toser. Incluso los ojos le han lagrimeado un poco ante la fruta.
—Es rico. — Y sin más, el cenizo deja caer un poco de la sustancia en su comida para mezclarlo.
Parte de nuevo la fruta para sacar todo el contenido, dejando solamente la piel del fruto que es ligeramente más gruesa.
—Puedes comer eso. La cubierta de la Kahaya es dulce, solo el interior es lo que picante. —Seguido, come un gran bocado de la comida ya con la salsa del fruto mezclado.
Izuku toma un pedazo. Su mirada variando del fruto a Bakugō.
—Andha, cohmhe. —Ordena con la boca llena Katsuki.
Un suspiro sonoro escapa de los labios del chico de verdoso cabello. Y sin más, procede a morder. Al enterrar los dientes y jalar para arrancar el pedazo, la textura se siente suave. Y de inmediato un sabor dulce y picante se mezcla en su boca. No pica demasiado, pero no es tan dulce tampoco.
Es una mezcla deliciosa.
—¡Que bien sabe! —Celebra, mordiendo de nuevo.
—Lo venden como dulces típicos en mi Tribu. —Dice sin mucha importancia.
Otros bocados más que da Bakugo, Izuku observa como es que las mejillas del contrario se van inflando cada vez más y más, hasta tal punto que Katsuki suelta todo como eructo que escupe fuego.
Katsuki se relame los labios. E Izuku, anonadado, no evita reírse.
—¿De qué te ríes nerd?
—¡Es que jamás te imagine haciendo algo así! ¡E-Es decir, sé que escupes como fuego cuando hablas estando molesto, pero jamás imagine el fuego así! —Izuku no evita seguir riéndose en escandalosas carcajadas, que hacen que Katsuki encarne una ceja, pero que muy en el fondo, goce de escucharlo reírse así.
De esa manera, la comida avanza con una extraña calma y normalidad en medio de algunas preguntas y anécdotas.
Izuku se encarga de irle enseñando poco a poco las novedades y tecnologías de su mundo mientras comen, y tal y como esperaba de Kacchan, este aprende a un ritmo casi anormal.
Le enseño que era un celular, una laptop, la energía eléctrica y los funcionamientos de su baño, el internet. Le explico de su mundo, sus habilidades y todo lo que sabía. Resumiendo, ciertas cosas y explayándose en muchas otras que a Katsuki simplemente no le importaban, pero ver a Izuku hablarle de esa manera tan alegre y con tanta emoción, le evitaban callarlo, aunque usaba otros métodos para hacer que avanzara en sus explicaciones. Como fruncir un poco más el ceño, hacer varios gestos, o simplemente resoplar.
Con ello, Deku entendía y Bakugō no evitaba sentirse terriblemente contento por ello. No cabía la menor duda de que ese Deku era igual al Deku que debió ser suyo.
Bakugō escucha con atención el resto de las cosas que dice el otro, porque sabe que es vital que conozca ese mundo. Guarda sus dudas para el final de la charla que tiene con Izuku.
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Al terminar de comer, Izuku regresa los platos y los friega con normalidad. Nadie al parecer se ha percatado de los ruidos de su habitación. Nadie pregunta nada ni nadie menciona haber visto algo sospechoso fuera.
Incluso se atreve a preguntarle a Aoyama o Mineta si no han escuchado nada cerca de su habitación.
—Estuve en la habitación de Kaminari con Kirishima y Sero jugando a REC23: Los hombres pez zombi. — Explica Mineta.
—Yo estaba limpiando mi habitación con mis audífonos puestos, no escuche nada. — Respondió Aoyama.
Fuera de esos dos que son sus compañeros más cercanos, nadie parece haber escuchado nada dentro de su habitación.
Entabla conversación con Ojiro que está ahí mientras este guarda los platos limpios. Su charla es sencilla e informal, y aprovecha en preguntarle sino ha escuchado algo sospechoso o visto. A lo que el chico rubio responde que tanto él como Kota creyeron ver algo extraño en los árboles hace un rato, pero solamente se trataba de un pájaro peculiar.
Después de la limpieza procede a irse a su habitación.
Nota la presencia de alguno de sus compañeros en la sala después de la cena. Ve a Kirishima sentado, mismo que al verlo de regreso, el pelirrojo le invita a unirse a ellos a ver la película de "Masacre del Destino Final" junto a Todoroki, Iida, Yaoyorozu, Kaminari, Sero, Mina y Mineta están ahí también, y evidentemente también estaba aquel chico de ojos rojos que ni siquiera le observa.
—¡Anda Midoriya! ¡Únete a ver la película con nosotros! —Habla Eijirō.
—Quizá el titulo no sea tan llamativo, pero hasta ahora todo ha ido bien. —Añade Todoroki.
—Las muertes son muy graficas. — dijo Momo.
—E ilógicas... —dice Mina.
—¡Jamás imagine que un cable matara tan bien a una persona! —Exclama Sero ante la imagen que salió en la película.
—Me encantaría, pero...—Su mirada se pasea velozmente hasta donde esta Bakugō, y aunque su corazón se oprime en su pecho, recuerda que alguien le espera en su habitación. —L-Lo siento, será la próxima. Tengo... tengo unas cosas que hacer. —Hace una pequeña reverencia antes de alejarse, no sin antes desearles buenas noches a sus compañeros.
El resto le despide de igual manera, y sin más Izuku regresa a su habitación. Aunque su comportamiento de ese día no pasa por alto por cierto cenizo que le ve irse.
Quizá no le hizo caso cuando estuvo cerca, pero eso no significaba que no estuviera atento a lo que hacía.
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Una vez de vuelta en su habitación, Izuku y Katsuki pasan la noche hablando de como es el mundo del que pertenece Bakugō y más cosas del mundo al que pertenece Izuku. Hacen comparaciones de sus mundos, de sus compañeros e incluso de los enemigos cuando la conversación se ha desviado a ese punto.
Ese Katsuki le cuenta la historia de cómo fue que vencieron al mal de su época. Le cuenta sobre la terrible guerra que devasto a uno de los reinos completamente. Las pérdidas de sus hombres, de compañeros y amigos. De maestros y familias. Pero en todo momento evito tocar el tema de lo que le ocurrió verdaderamente a All Might.
Deducía, por la mirada curiosa de Izuku, que estaba esperando a que dijera algo de ese momento. Sabe que Deku no le preguntaría tan directamente que había pasado, ya fuera por miedo o porque no estaba preparado para saberlo.
Pero nadie esta preparado para la muerte.
Siendo algo turbio que ni el mismo Bakugō quería recordar, terminaron por hablar de películas y cine. Dejando la promesa de que irían a esos cines o de que saldrían para conocer más el mundo al que pertenecía Izuku.
Charlan así hasta la hora de dormir.
—¿Cómo vamos a dormir? —Habla Izuku, retirando las cobijas de su cama y mirando a Bakugō.
—Juntos. —Sencilla su respuesta mientras deja su capa sobre la silla giratoria del escritorio. Palpa los collares que lleva, y poco a poco procede a retirarlos con cuidado para dejarlos sobre la mesita de noche.
—¡¿E-Eh?! ¡¿D-Dormir juntos?!
—Puedes dormir en el piso sí eso quieres. — Responde Katsuki, quitando sus botas y sacando su cinturón después para finalmente sacar sus rodilleras.
—¡No quiero dormir en el piso!
—Entonces duerme conmigo.
Izuku le observa. Con las mejillas rojas y el ceño fruncido que titubea. Por más que trata de sostenerle la mirada a Katsuki y forzarlo a obedecerle, su experiencia en el terreno Bakuniano, le asegura que no lograra convérselo de lo contrario.
Bakugō tampoco cede en la competencia de miradas, y al final, Izuku termina vencido y suspirando. Con una sonrisa de triunfador, Katsuki se inclina un poco, le besa y después le empuja a la cama.
Mientras Midoriya se acomoda, Bakugō apaga las luces como ha aprendido a hacerlo, para moverse después en medio de la oscuridad y acostarse con Izuku.
—Coloca esta almohada en tu... ahm, entre pierna. —Pide Izuku, sin atreverse a verlo.
— ¿Por qué?
Midoriya no responde. Tiembla de nervios, y procura ocultarse.
—¿Le temes a mi anaconda? —escucha la clara burla de Bakugo, e incluso en la oscuridad percibe aquella sonrisa burlona. —Solo no frotes tu lindo trasero y todo estará bien.
Izuku jamás en su vida había dormido con Katsuki así... Bueno, quizá cuando eran niños, pero en esos momentos nada se tomaba en doble sentido y la inocencia les permitía compartir un espacio demasiado íntimo.
—Tú alguna vez... —Izuku se retracta antes de si quiera preguntar. Teniendo en cuenta que aquel Bakugō es mayor, ciertas posibilidades se le han cruzado por la cabeza, pero son tan vergonzosa que no puede si quiera puede pensarlas. Solo se cubre con una cobija y deja a Katsuki con la segunda.
—¿Yo alguna vez qué, Deku?
—N-Nada.
—Deku... —Pronto sintió como el cuerpo de Bakugō empujo contra el suyo, queriendo acorralarlo contra la pared. — La última vez que dormí contigo, fue en una cueva y necesitábamos de calor muto para no morir...
Es entonces como los brazos de Katsuki le atrapan, incluso estando envuelto cual rollo de canela entre las mantas. Siente el rostro de Bakugō en su cabello, respirando su roma.
Ninguno dice nada entonces, y solamente se dejan consentir en ese momento.
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Notas:
Me alegra mucho que este fic tuviera un bonito recibimiento ;v; ¡Me hizo muy feliz!
Este fic lo estoy llevando mucho más calmado, así que probablemente los capítulos no sean tan largos. O sí, quien sabe :0
Les comparto estos dos hermosos Fanarts que le han hecho a este fic. jfkdls MUCHAS GRACIAS POR ELLOS AAAAAAA ;AAAA; 💚💚💚💚💚💚💚💚💚💚
MUCHÍSIMAS A DemonDreamerEyes POR ESTOS BONITOS DIBUJOS DEL FIC AAAA ;A;
Muchas gracias por leer, por votar y comentar.
¡Nos leemos!
Att:
D'Sae 💚
PD: El fic también será subido a otras plataformas. 👀
PD: No he podido hacer separadores para este fic ;-; /cries in taco
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