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Yeonjun se removió incómodo observando por la ventana de la habitación de Lia, Soobin se paseaba por el patio cortando el césped, mientras mantenía sus cascos firmemente anclados a sus oídos.
Él estaba usando una camiseta blanca sin mangas muy ceñida al cuerpo, a Yeonjun le pareció que lucía extremadamente caliente y despreocupado, tal vez él debería usar igualmente una.
Él definitivamente lo haría, si tuviera un cuerpo como el suyo y si los brazos de Chaeryeong no estuvieran más tonificados que los suyos propios, causándole una enorme vergüenza.
—Alguien está totalmente flechado por los encantos Choi —comentó divertida Yeji desde la cama— deberías arriesgarte y pedirle una cita.
Una cita en el Gym con su maestro, esa era una idea brillante, tal vez a Soobin no le importaría enseñar a Yeonjun su rutina para conservar en buen estado semejantes armas, las cuales tenía por brazos o tonificar su torso.
—Soobin está tardando en hacer su movimiento contigo, sin razón aparente —comentó despreocupada Chaeryeong, tendida sobre la alfombra de la habitación mientras hojeaba una revista— tal vez él espera que tomes la iniciativa.
—Estoy muy seguro que Soobin no está interesado en mí de esa manera —comentó Yeonjun— ¿Él sale a correr por las mañanas? —preguntó a Lia, quien lucía muy interesada buscando algo de música en su ordenador.
—¿No te gusta despertar solo? —preguntó ella volteando con una sonrisa cómplice plasmada en su rostro.
—Me gustaría saber cómo hace él para lucir así de bien —eso sonaba muy gay en la mente de Yeonjun, pero considerando que para las hermosas chicas él lo era, no tenía problemas con ello.
—Lo confirmo, Soobin está entre mis top 3 —mencionó Yeji.
—¿Beomgyu aún está en primer lugar? —preguntó interesada Ryujin —sabes que no tienes oportunidad, ¿verdad?
—Que no tenga oportunidad no significa que no pueda estar en mi top —mencionó con obviedad.
—Necesito conocer tu top 3 —comentó Chaeryeong a Yeonjun— confío ciegamente en tu buen gusto para elegir hombres, dame algo con que fantasear —hizo aspavientos con una de sus manos.
—Ummm, sinceramente no he visto a muchos chicos desde que llegué —él tragó saliva sintiéndose acorralado al ver a Chaeryeong alzar una ceja en su dirección, y a las demás chicas verlo esperando por una respuesta— pero supongo que Soobin está en mi top 1.
—Como ya dije, siempre se quedan con los mejores —suspiró Chaeryeong.
—No puedo esperar para verlos en pareja —comentó Lia— serás parte de mi familia, apruebo esto totalmente.
—¿Apruebas algo sin mi autorización? —una nueva voz resonó en la habitación llamando la atención de Yeonjun.
Un tipo que parecía sacado de la casa de verano de Barbie Malibú hizo acto de presencia en la habitación de Lia.
—Te ves tremendamente pálido para haber pasado tus vacaciones en el Caribe —comentó Chaeryeong sentándose en posición de india, sobre la alfombra.
—Obviamente, no podía exponerme de otra manera al sol sin arruinar mi piel —mencionó el exageradamente afeminado, según Yeonjun, nuevo invitado.
—Espero hayas traído contigo lo que te encargué —comentó Lia.
—Por supuesto que sí —mencionó con obviedad.
Yeonjun permanecía inmóvil en su lugar, como esperando que aquel tipo no notará su presencia, sin demasiado éxito.
La mirada del recién llegado se detuvo sobre él rápidamente, su inquietud creciendo aún más al ver al más bajito de entre los dos bajar sus lentes de sol en reflejos amarillos, sólo lo suficiente para escanear a Yeonjun de pies a cabeza al menos un par de veces.
—¿Y tú eres...? —preguntó interesado.
—El chico nuevo —lo presentó Ryujin— es Yeonjun.
—El futuro padre de los hijos de Soobin —aclaró Lia.
Ella lucía tan entusiasmada con emparejar a Yeonjun con su hermano, que el antes mencionado estaba dudando sobre las buenas intenciones de la chica, al permitirle sumarse a su grupo cercano de amigas.
—¿Soobin? —comentó curioso Beomgyu— ¿Es el novio de Soobin?
—No aún, pero se tienen ganas —comentó Chaeryeong regresando a su lugar sobre la alfombra.
—Soy Beomgyu —se presentó el recién llegado.
—Yeonjun —se presentó igualmente, a pesar de que Ryujin lo había ya hecho con anticipación.
La expresión perpleja en el rostro de Beomgyu, sumada a su mano que la cual había subido automáticamente hasta su propio pecho, le hicieron verse aún más afeminado, según el punto de vista de Yeonjun.
—Apariencia de cachorrito y voz de tigre —comentó, una sonrisa traviesa tirando de sus labios— las voces gruesas son mi debilidad —admitió.
—No sólo las voces —agregó Chaeryeong haciendo reír a Lia, quien aún no conseguía apartarse del ordenador.
—Eso no parece ser un problema tampoco —finalmente él se quitó las gafas, deslizando sus dedos por entre su alborotado cabello, peinando este hacia atrás, como si fuese un modelo de pasarela.
Yeonjun se hizo pequeño en su lugar, sintiéndose de pronto terriblemente acechado por aquel pequeño homosexual, quien parecía querer atravesar su pantalón con la mirada, intentando comprobar su teoría de que no era lo único grueso que el portaba.
Para Yeonjun él era alguien completamente irrelevante, no era el tipo de persona a quien le hubiese dado una segunda mirada.
Al menos no estando de frente, porque luego al verle inclinarse para espiar el ordenador de Lia.
Todo el aire abandonó sus pulmones;
¡Virgen Santísima!
Sus ojos parecían a punto de escapar de su lugar viendo la retaguardia del pequeño homosexual, ese culo no podía ser real, definitivamente el estaba usando relleno o se había hecho la cirugía.
—¿Ves algo que te guste? —escuchó la voz de Yeji, llamando igualmente la atención de los demás quienes voltearon igualmente viendo a Yeonjun— amo ver a los chicos gays repasándose entre sí —suspiró— ¿es normal que eso me excite?
Yeonjun estaba al borde de babear por la imagen mental de aquella hermosa mujer totalmente excitada.
Importándole muy poco si fuese por su falsa homosexualidad.
Todo lo que él había escuchado, es que la chica estaba excitada por algo que tenía que ver directamente con él.
Yeonjun tenía un serio problema con las mujeres, era enfermizo, claro que sí.
Pero él no tenía la culpa de que ellas fueran tan hermosas, el sólo admiraba la belleza.
Y tal vez un poco más, pensó para si mismo al recordar el glorioso culo del pequeño homosexual.
Cogerlo debía sentirse muy bien, el necesitaba con urgencia una novia con ese culo.
No se había sentido tan desesperado desde aquella vez en que se masturbó con una tarta, luego de haber visto esto en una película.
Es una suerte que nadie en su casa lo haya atrapado como a aquel infeliz protagonista, bueno, nadie a excepción de su vecino quien lo vió por la ventana de su habitación la cual estaba frente a la suya propia, pero nadie había salido lastimado y él obtuvo algo muy bueno.
Desde aquel día Heeseung no volvió a dirigirle una sola palabra, pero bueno su vecino nunca fue un tipo de muchas palabras, así que Yeonjun podía vivir con eso.
Yeonjun podía ser un sucio, pero Heeseung era un fetichista aún peor por ver las obscenidades que él hacía con algunas de sus compañeras, con un calcetín, con algún peluche de felpa o con su tarta.
Él jamás iba a delatarlo o se hundiría junto a él, esa era la pseudo ventaja que tenía Yeonjun sobre su vecino.
—Ya estamos a la par, me había sentido un poco mal por ser el único en repasarte —comentó Beomgyu— no es cierto —aclaró chasqueando la lengua— la verdad no me arrepiento de nada, estoy bastante conforme con lo que he visto y es tu día de suerte, hoy estoy totalmente soltero y disponible.
—Los estoy envidiando tan mal —se quejó Chaeryeong— debí nacer siendo un hombre gay, soy un hombre que gusta de otros hombres, en el cuerpo de una mujer.
—Eso en teoría, te convierte en una mujer heterosexual común y corriente —aclaró Ryujin.
—Me opongo totalmente, Gyu —comentó Lia— ya tengo todo un futuro creado para Yeonjun y Soobin, deja de tentarme.
—No estoy tentando a nadie —aclaró Beomgyu— o bueno, tal vez a él sí, pero solamente estoy tomando una oportunidad, estoy muy seguro de que ustedes lo harían también.
—De hecho, yo no —aclaró Ryujin
—No serías tú, si me hubieses seguido la corriente —suspiró frustrado Beomgyu— me pido al chico nuevo hasta que Soobin se anime a hacer su movimiento.
—Eso no es justo —se quejó Chaeryeong— no puedes pedir a alguien del Grupo.
—No va contra las reglas, y si no lo había hecho antes, es porque ninguna de ustedes es mi tipo —aclaró.
—No es justo —se quejó Yeji.
—Entonces me pido a Ryujin —señaló Chaeryeong, la aludida miró totalmente espantada a su amiga.
—No quiero, ¡Lia haz algo! —suplicó.
Yeonjun tenía una erección a punto de reventar su pantalón sólo imaginando a Chaeryeong y a Ryujin en una situación más íntima.
Aunque aquella creciente erección se desinfló como un globo en una fiesta para niños, al recordar que aquel pequeño homosexual quería hincar sus dientes en él.
Yeonjun estaba a punto de proponer una orgía, antes de escuchar a Lia interrumpir su sugerencia.
—Chaeryeong tiene razón, no puedes pedir a alguien del Grupo —aclaró Lia— a cualquier otro mortal insignificante si, pero todas incluyendo a Yeonjun, estamos fuera de tu alcance.
Yeonjun no sabía cómo interpretar el haber sido considerado como "una más" en el grupo, aunque decidió omitir comentarios al ver que Beomgyu parecía ceder respecto a hacer su movimiento con él.
Una serie de suaves golpes en la puerta, hicieron que todo fuera silencio en la habitación, siendo Beomgyu el más cercano a esta y quien decidió atender.
—Soobin —comentó en reconocimiento— por fin alguien se preocupa de atendernos en esta casa —comentó de manera mordaz, probablemente buscando ser oído por Lia, y permitiendo a la vez a Choi mayor entrar en la habitación.
Probablemente todos han vivido ese incómodo momento en que entra a algún lugar alguien, a quien tus amigos creen es tu interés romántico, y voltean a verte de la manera menos disimulada posible.
Yeonjun tuvo que vivir aquella horrible situación, y para colmo con quien consideraba su maestro.
Pudo oír el cuello de Chaeryeong crujir al alzar la cabeza para mirarlo, como si quien fuese entrando fuera Yeonjun en lugar de Soobin.
Yeonjun se preguntaba si su maestro llevaba siempre una linterna encendida en su bolsillo trasero, o tal vez había un ventanal tras él en el pasillo, porque estaba seguro de que verle prácticamente con un resplandor cada vez que aparecía en su campo de visión, no podía ser considerado algo normal.
—Esperaba una fiesta de bienvenida en lugar de leche y galletas, pero siendo tu leche no puedo quejarme —comentó divertido Beomgyu a Soobin.
—No es tu leche —aclaró Lia.
Yeonjun ya se sentía mortificado, solo pensando en que aquella hermosa chica mencionaría frente a su hermano que toda su leche sería para él.
—Por supuesto que sí, es para cada uno de ustedes —aclaró la inocente e ingenua palomita a quien Yeonjun tenía por maestro— también las galletas
Yeonjun quiso lanzarse por la ventana al escuchar el siguiente comentario de Yeji.
—Soobin, justamente Yeonjun esperaba poder hablar contigo a solas.
¡Ohhh, esa pequeña infeliz traidora!
Yeonjun quería asfixiarla con una almohada, casi con la misma intensidad que deseaba ser su novio.
Él era tan malo con las excusas, y su maestro le intimidaba demasiado como para ser un descarado e intentar engañarlo.
—Claro, ¿salimos al pasillo o vamos a mi habitación? —le preguntó Soobin directamente.
Yeonjun comenzó a sentir unas terribles arcadas y comezón en el cuerpo producto de la ansiedad, probablemente Soobin estaba creyendo que Yeonjun era un gay platónicamente enamorado de él por culpa de los comentarios mal intencionados de sus amigas.
—El pasillo está bien —respondió Yeonjun, aunque la mirada desaprobatoria de sus amigas le hizo reconsiderar esta opción— o tu habitación, como tu quieras.
Yeonjun le rogaba a los dioses no dejarse en ridículo, el creía fielmente en que Soobin jamás fue bisexual y Lia únicamente deseaba desesperadamente emparejarlo con alguno de sus amigos homosexuales.
Pensar en ello estaba dando resultado, el estaba mucho más tranquilo al llegar a la habitación de Soobin
Al menos hasta oírle cerrar la puerta
Y pasar el seguro;
Para luego sentir sus manos tomarle por la cintura, presionando su amplio torso contra la menuda espalda de Yeonjun, y sentir su entrepierna presionar de manera descarada contra su culo, a la misma vez que su cálido aliento, al susurrar sobre su oído
—Me hago una idea bastante clara de lo que necesitas.
Él lo había arruinado tan mal, ya no estaba tan seguro que valiera el dolor seguir pretendiendo ser gay.
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