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Yeonjun relamió sus labios por décima vez, observando en detalles la hermosa vista que le otorgaba el paisaje.

Finalmente había accedido a tener su jodida cita aquel día, más que nada por miedo a quedarse sólo en el campus estando Taehyun allí que por deseos de ser toqueteado por Soobin en cualquier descuido por su parte.

Su cita había sido un desastre para Yeonjun hasta ahora, pero según Soobin, le estaba garantizando el éxito total con aquel pasivo.

Lo había llevado al cine, a ver una jodida comedia romántica.

Él había tomado su mano, y le había rodeado con uno de sus brazos por su hombro al pretender estirarse mientras bostezaba.

Esa era la clave, según Soobin.

El pasivo no se había negado, y eso a sus ojos, era un avance bastante impresionante.

Luego de eso lo había llevado a un restaurante por algo de comer, para Yeonjun fue imposible no ver a las hermosas chicas que estaban sentadas a unas mesas de distancia.

Ellas dejaron escapar varias veces algunos sonidos y comentarios dulces al ver a Soobin  sostener su mano sobre la mesa.

Las chicas en general parecían adorar a los homosexuales, relacionándolos a algo muy dulce, cliché y adorable. 

Soobin le dió a probar la fresa del postre con sus propios dedos, consiguiendo una ola de suspiros soñadores por parte de su pequeño fan club, quienes parecían no conseguir apartar sus ojos de ellos. 

Yeonjun estaba seguro que aquella sería una cita de ensueño para muchas chicas, sin embargo para él, era lo más parecido a pasar la tarde viendo dormir a su abuela tendida sobre el sofá con un programa de cocina al azar, viéndose en la tv encendida. 

Él creyó que podría morir de aburrimiento, al menos hasta que Soobin le brindó algo con lo que lidiar al llevarlo al último destino de su cita: un mirador, en el cual se encontraban actualmente. 

Él sabía que esto eran malas noticias, ningún hombre llevaba a su cita hasta un mirador casi cayendo la noche sin esperar obtener su parte del trato. 

Él no estaba equivocado, lo confirmó al verle detener el auto en el mirador y quitar su cinturón de seguridad, acomodándose sobre su asiento. 

Sólo podía suplicar a los dioses no cabrear a aquel infeliz, o terminaría sólo y varado en medio de la nada con aquel tipo alejándose en su auto. 

—¿Te has divertido? —preguntó Soobin.  

—Sí —respondió de manera automática Yeonjun—. Fue una cita perfecta 

—Aún no termina —aclaró. 

—¿Tienes algo más en mente? —balbuceó sin querer oír la respuesta que sabía que vendría. 

—Claro que sí —admitió—. No podría ser la cita perfecta, sin cerrar con un broche de oro, ¿verdad? 

Yeonjun suspiró rendido al verle extender su cuerpo sobre el suyo, viéndole algo desorientado al abrir un compartimiento en la guantera. 

—Esto es para tí —le ofreció una pequeña y elegante caja. 

Yeonjun rogaba internamente que el quisiera adoptar un perro y pedirle alguna sugerencia y no fuera algún objeto en señal de compromiso entre los dos. 

Al abrir la caja, se encontró con un pequeño pendiente de brillantes. 

Él debía admitir que era lindo, en comparación con el suyo que ya llevaba demasiado tiempo siendo utilizado sin tener un reemplazo. 

Le alegraba recibir algo, pero le mortificaba pensar en cómo sería cobrado el obsequio. 

Él tendría que, como mínimo, besar a Soobin  y eso no era algo que estuviera en sus planes. 

—Es hermoso —comentó—. Muchas gracias. 

La sonrisa engreída de Soobin le hizo saber que se sentía totalmente realizado por su hazaña. 

Él debió imaginar desde un principio que aquel infeliz deseaba comprarlo como si fuese una prostituta. 

El tipo parecía esperar algo y Yeonjun sabía muy bien lo que era, ellos no dejarían el mirador mientras él no lo besara y se dejara toquetear al menos por algunos minutos. 

Estaba odiando tanto a su maestro en esos momentos;

Intentando animarse a sí mismo quitó su cinturón de seguridad, inclinándose ligeramente sobre su asiento y atrapando los labios de Soobin entre los suyos. 

La caballerosidad de Soobin llegó hasta allí, en solo cuestión de segundos sintió la lengua de su cita empujar entre sus labios, colándose en su boca y una de sus fuertes manos presionar uno de sus muslos. 

¡Maravilloso! 

La cita sólo podía mejorar para Yeonjun.

Un gemido áspero y complacido escapó de entre los labios de Soobin, perdiéndose en la boca de su acompañante. 

Yeonjun se removió incómodo al sentir una de las manos de Soobin escalar por su muslo hasta quedar peligrosamente cerca de su entrepierna, sentía sus nudillos rozar aquel lugar, por lo que no tardó en posar su mano sobre la del menor y guiarla nuevamente por su muslo hasta dejarla cerca de su rodilla. 

Sintió a Soobin morder suavemente su labio inferior, sin inmutarse por haber sido rechazado. 

La respuesta a esto llegó sólo segundos después al apartar Yeonjun su mano de la del pegajoso hombre, quien nuevamente hizo su camino hasta el mismo lugar. 

Yeonjun quería abofetearlo y escapar de aquel vehículo, pero no sería una idea muy brillante considerando que no tenía cómo regresar a casa. 

Le mortificaba la idea de tener que corresponder solo para regresar a casa, pero si intentaba ver el lado positivo.

Al menos el infeliz era atractivo, y no un viejo horrible, medio calvo y con mal aliento. 

Sintió la respiración irregular de Soobin  sobre sus labios, al finalmente cubrir su pene con una de sus manos.

Él le sintió presionar aquel lugar, masajeando de manera pausada todo lo que estuviera a su alcance. 

Los labios del menor bajaron por su mandíbula, dejando algunos rasposos besos por culpa de su mentón mal rasurado, y algunas traviesas mordidas. 

Yeonjun continuaba preguntándose: ¿Qué mierda estaba haciendo con su vida? 

El fuerte aroma a loción de Soobin parecía impregnar el auto en su totalidad, mientras Yeonjun se mantenía tan rígido como una estatua, permitiéndole al menor tocar a su antojo. 

Soobin por su parte, no podía estar más conforme al sentir a su cita responder el beso. 

Él sabía que aquello no podía fallar, el tipo no podía ser tan difícil de seducir y tarde o temprano cedería. 

Las alertas de Yeonjun se dispararon al sentir su asiento inclinar hacía atrás, notando que Soobin parecía haber sido el causante, y en menos de un minuto el enorme cuerpo de aquel hombre estaba sobre el suyo 

—Espera —gimió asustado Yeonjun.

Aquella posición lo dejaba totalmente indefenso, él no podía escapar del auto y mucho menos burlar el cuerpo de su cita 

—No hay nadie más aquí —comentó sobre sus labios Soobin—. Tenemos suficiente privacidad. 

Yeonjun estaba a punto de sufrir una crisis de pánico al verle tirar de su cinturón, y bajar su cremallera.

—Pero no podemos —balbuceó—. Así no puedo —arrastró las palabras intentando pensar en algo creíble—. Quiero tomarte en mi boca —dejó escapar llamando la atención de Soobin.  

Sentía sus mejillas arder en vergüenza al dejar escapar semejante estupidez, pero era eso o inventar que tenía alguna enfermedad de transmisión sexual, y él no podía confiar en la discreción del sujeto. 

Luego él podría correr el rumor, y entonces la vida sexual de Yeonjun estaría completamente acabada. 

—Vaya, que travieso —una sonrisa tiró de los gruesos labios de Soobin, quien relamió su labio inferior luciendo complacido—. Si es lo que quieres no podría negarme. 

Vió a Soobin apartarse, sintiéndose profundamente arrepentido de su decisión al verle bajar su ropa interior lo suficiente, para dejar a la vista su grueso pene erguido frente a sus ojos. 

Tragó saliva en repetidas ocasiones, intentando no pensar en que tendría que chuparlo para poder mantener su culo a salvo.  

Soobin regresó a su asiento, luciendo completamente despreocupado  mientras acomodaba esta vez su asiento ligeramente inclinado. 

Ya no había salida para Yeonjun, él debía bajar por los refrescos para volver a casa y no tenía escapatoria. 

El estaba muy seguro de que no podía ser tan horrible, Soobin parecía un hombre muy limpio y que cuidaba de su apariencia. 

Pero lo que tendría que chupar no dejaba de ser un pene sólo porque el tipo estuviera tan limpio y perfumado como un bebé de pocos meses. 

Él se inclinó por sobre el regazo del menor, respirando profundo antes de envolver sus labios en torno al pene de su cita. 

Se sentía como una mujerzuela por estar haciendo algo como esto en una primera cita, pero su dignidad ya venía lo suficientemente maltratada de antes como para sentirse tan humillado. 

El era tan malditamente malo en esto, probablemente una felación hecha por una muñeca inflable se sentiría mejor, sentía arcadas cada cinco segundos y estaba seguro de haber mordido al menos dos veces por culpa de lo mismo. 

Una maravillosa idea vino a su mente siendo muy efectiva, el arremolinó su lengua en torno al pene de su menor recibiendo un jadeo en aprobación.

Fue entonces cuando Yeonjun tuvo la enorme revelación de lo que debería hacer, él solo tenía que hacerle a Soobin lo que a él le gustaba recibir de alguna chica. 

El cambio fue totalmente abrupto, y muy notable por parte de Soobin, quien enredó sus dedos en los desordenados rizos rojos de Yeonjun, alzando sus caderas y empujando su pene aún más profundo en su garganta.

Mordió su labio inferior con fuerza al ver a Yeonjun ahuecar sus mejillas, chupándole de manera ansiosa y entusiasta.

Soobin podía ver detalladamente la cabeza de Yeonjun subir y bajar sobre su necesitada erección, buscando tomarle aún más profundo si es que eso era posible.

Un gemido escapó de sus labios al sentir a Yeonjun tomar sus testículos en una de sus manos, masajeando estos a la vez que le tomaba por completo y hasta la empuñadura 

Sentía la nariz de Yeonjun rozar su pelvis en cada empuje, haciéndole prácticamente jadear por lo bien que se sentía. 

Yeonjun por su parte se preguntaba por qué el infeliz no hacía siquiera un amago de mencionar que estaba próximo a su orgasmo. 

Su mandíbula comenzaba a doler, y el sabor amargo del líquido pre seminal en su boca no ayudaba demasiado con el poco control que tenía sobre su estómago para dominar la arcadas. 

Él debería ya estar por sobre el borde, pero no podía estar totalmente seguro. 

Su respuesta llegó de la manera más desagradable posible, al sentir la pelvis del menor alzarse sosteniéndole aún por la parte posterior de su cabeza y comenzar a derramarse a borbotones en su boca.

Yeonjun comenzó a golpear uno de los muslos de su menor con insistencia, como si estuviera sobre un ring de lucha libre, dándose por vencido. 

Intentó contener la respiración tragando sin pensar gran parte del espeso semen en su boca, morir ahogado con un pene en su garganta no era algo que estuviese en sus planes. 

Cuando creyó que no podía ser peor, consiguió apartarse sintiendo salpicar igualmente su rostro.

Yeonjun dió gracias a los dioses, que nadie además de ellos estuviese cerca, él no podría sentirse aún más mortificado. 

El sabor del semen en su boca y su rostro salpicado mientras aquel hombre lucía tan complacido al haber sido chupado por él, era algo que esperaba llevarse a la tumba y no mencionar jamás con alguien más.

Soobin por su parte, lucía tan complacido como se sentía, con sólo pensar en que cogerlo podría ser siquiera la mitad de bueno que coger su boca, sabía que había sido una maravillosa elección ligar con aquel apático y poco demostrativo pasivo. 

El tipo tenía cara de pocos amigos y siempre hacía un gesto muy inquietante, pero Soobin  sabía que era sólo cuestión de tiempo antes que comenzara a ceder.

Él conquistaría de una manera u otra a aquel pasivo de rostro angelical, y por lo visto sería incluso mucho antes de lo que había imaginado. 

—Deberíamos regresar —mencionó incómodo Yeonjun limpiando parte de su rostro—. Aún debo organizar una noche de chicas —balbuceó. 

—Claro —le dió la razón a Soobin  reposicionando su asiento y acomodando su pantalón—. Espera —detuvo el movimiento de Yeonjun quien continuaba frotando su rostro con tanta fuerza, como si le hubiesen salpicado ácido en lugar de semen—. Ya está —aclaró retirando un pequeño rastro desde el mentón de Yeonjun con su dedo pulgar.

—Graci... —cualquier palabra murió en la misma boca de Yeonjun al sentir a Soobin  empujar ese mismo dedo entre sus labios.

Por lo visto a Soobin no le gustaba desperdiciar nada, y eso no era algo que Yeonjun estuviese disfrutando. 

Los labios de Soobin nuevamente se apoderaron de los suyos, sin darle tiempo a presionar por su regreso a casa. 

—Es la mejor cita que he tenido —comentó Soobin sobre sus labios—. Deberíamos salir más seguido, ¿no crees? 

—Ajá —fue todo lo que recibió en respuesta por parte de su cita, mientras Yeonjun observaba por la ventanilla de su lado del auto, intentando no pensar en lo ocurrido, y sintiendo su pene empujar furiosamente contra la bragueta de su pantalón.

Por lo visto estaba yendo demasiado lejos con este asunto de ser un pervertido, y su lado lascivo ya no parecía hacer siquiera distinciones de género. 

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