Nos quedamos unos días más en mi casa, para reponer fuerzas antes de emprender el camino hacia el zoo de Central Park. Fue en uno de esos días, en el que descubrí a Skipper sentado en la ventana de mi cuarto, en silencio, mirando pasar las nubes. Decidí acercarme a él, los chicos aún seguían durmiendo, acababa de amanecer.

Sarah.- Skipper...

Skipper.- ¡Ah! ¡Buenos días soldado! —respondió de buena gana—. Dime, ¿cómo es que no sigues allí con Kowalski?

Sarah.- Te he visto aquí y me preguntaba si te sucedía algo. Al fin y al cabo, eres mi amigo.

Skipper.- Lo sé Sarah —hizo una pausa—. Tengo la sensación de que nos espera algo. Una misión importante... no es que esta no lo haya sido, no me malinterpretes... Pero creo que nos espera una misión a la que no estamos preparados aún... algo que ni siquiera nos hemos planteado. Y sabes que mi instinto nunca falla.

Sarah.- Lo sé, pero, ¿una misión como qué?

Skipper.- Algo completamente diferente a lo que estamos acostumbrados. Algo fuera de lo corriente y algo... muy grande. Quizá fuera de este mundo. Sé que es descabellado, pero mi instinto me lo dice y si lo dice... no falla.

Sarah.- Fuera de los límites de este mundo... —dije volviendo la cabeza para mirar el amanecer—. Ojalá tengas razón. 

Y... ¡Fin!

¡Muchísimas gracias por leer y darle una oportunidad a esta historia! ¡Me hace muchísima ilusión!

Nos vemos en próximas y quién sabe, quizá en un futuro haya parte 3 de esta historia, parece que Sarah tiene algún presentimiento...

Si queréis ver más de mí...