>>De repente algo saltó sobre mí y me pilló de sorpresa, por cómo reaccioné, me contaron. Era Rico. Empecé a brincar de un lado para otro, mientras Rico me enroscaba una cuerda al cuello y trataba de mantenerse en mi espalda, como si tratara de doblegar un caballo. Eché a correr con Rico aún sobre mí, tratando de dirigirme con la cuerda al lugar al que quería que fuera. 

Y tras una serie de brincos, patadas al aire y gruñidos, Rico acabó consiguiendo dirigirme al lugar por el que supuestamente quería que fuera. Dijeron que la estrategia fue muy rápida. Rico saltó de mi espalda, Skipper me ató una cuerda a las dos patas delanteras y una pesada red cayó sobre mí. Me enredé en la red por mi afán de salir de allí, hasta el punto de no poder moverme. Fue ahí cuando me di cuenta de que mis dos patas estaban atadas juntas, y la cuerda a su vez, estaba enroscada alrededor de un pesado yunque. Sin embargo, había otro extremo de la misma cuerda, al otro lado. Y allí descubrí otra bestia igual que yo, que parecía haberse dado por vencido hacía ya rato, al haber quedado terriblemente enredado en la red. Y entre su pelaje pardo, descubrí unos brillantes e inteligentes ojos color zafiro. Me quedé mirándolos un momento, y ellos me miraron también. Era muy extraño... parecía que poco a poco recuperaba el sentido común, empezaba a sentir lo que hacía, a verlo todo como siempre... podía pensar con claridad. 

<<Tenga la forma que tenga, siempre te querré a ti, Sarah. Y tengas la forma que tengas tú. Eso me dará igual.>> Me había dicho Kowalski momentos antes. Y ahora lo estaba recordando.

Traté de acercarme a la otra bestia que una vez fue Kowalski, y él lo intentó también. Y cuando estuvimos juntos, un destello púrpura nos iluminó a ambos.