🔪Level 21: Amenazar con objetos y armas🔪

LEVEL 21
READY, PLAYER TWO?

Ninguna resaca digna de haber bebido como el mismísimo Dionisio toda la noche, ni siquiera el golpe que se dio contra los casilleros hace tiempo... Nada de eso se comparaba a la migraña aguda que estaba sufriendo ahora.

Todavía cerraba los ojos, abrirlos era un esfuerzo mortal que prefería evitar por ahora hasta que la consciencia terminara de venir a él, porque parecía que esta solo volvía a él tenuemente, trayendo con ella algunos recuerdos de antes de terminar desmayado.

Estaba sobre una cama, podía sentirlo en su espalda y en su golpeada y adolorida cabeza hundida en una almohada. A su alrededor todo se escuchaba muy silencioso. Lo único reconocible que percibió fue el aroma que lo rodeaba, era una mezcla de... Hierba, sí, y también del típico perfume masculino de... ¿Michael?

Michael... Oscuridad... El golpe... ¡EL GOLPE!

Un miedo tardío nació de golpe en su pecho y lo energizó para levantarse automáticamente como hubiera hecho un choque eléctrico. Fue tan impulsivo y veloz que solo recuperó algo de su perspicacia cuando algo duro se cerró sobre su garganta tirando de él y haciendo un sonido de golpe seco, como de madera. Llevó las manos a su cuello y palpó, sintió un aro metálico y luego la cinta que rodeaba su tráquea continuaba y... Mierda, llevaba puesta una puta correa de perro.

Trató de seguir con la mirada para ver en dónde terminaba, sin embargo era detrás del respaldar de la cama, cual estaba pegada a la pared. Aun así suponía que tendría que estar sujetada de alguna de las patas del mueble o algo debajo, como sea que fuese, no es como si pudiese darse el lujo de la racionalidad ahora.

Sollozó frustrado, tirando de la correa como si su vida dependiera de ello—Y sí, de hecho así era—sin mucho más resultado que el mismo sonido seco. Tiró, lo hizo hasta que le dolieron las manos y sus palmas empezaron a tener marcas rojas, hasta que sus brazos perdieron la fuerza y en su último intento el impulso volvió a ahorcarlo. Trató de arrancarse el collar, pero estaba agarrado a él, tan ajustado que cuando intentaba quitarlo se quedaba sin aire o se rasguñaba. Ni siquiera el estúpido aro de metal cedía, sin dudas eso tenía alguna alteración porque hasta donde recordaba era sencillo soltar los collares de perro de las correas.

Se tiró del cabello, quería gritar, salir corriendo. Las cuatro paredes que lo rodeaban lo sofocaban más que el mismo collar. Esto tenía que ser solo un horrible sueño y nada más, quería creerlo con todas sus fuerzas, pero no podía ignorar que cada detalle era exacto en la habitación. El sótano de Michael siempre estuvo plagada de cosas y no recordaba algunas a veces, era imposible para su mente recrear tan bien algo que no podía memorizar.

–¡Jer-Bear, por fin te despiertas!

Jeremy creyó que si su corazón no estuviese sujeto a su cuerpo, hubiese atravesado su carne con su peso solo para caer al suelo como una bola de boliche. Su respiración nunca se había acelerado tanto como lo hizo al ver a su ex novio observarlo desde las escaleras con esa sonrisa amplia y ese brillo en sus ojos de falsa inocencia. Su cuerpo respondió por sí solo al terror que lo inundaba y volvió a seguir tirando de la correa como maniático, es lo único para lo cual pudo reaccionar mientras Michael bajaba sin prisa y se acercaba cada vez más. Parecía que el desgraciado avanzaba tan lento solo para ponerlo nervioso, y funcionaba, el corazón estaba por estallarle y cada latido resonaba en sus oídos con tanta fuerza que cubría el de los pasos de su captor.

–Cariño, ya ansiaba verte.

Ese susurro tan cerca de su oído le arrancó un grito horrorizado antes de caer sentado en el colchón, justo frente a él. No quería mirarlo, odiaba hacerlo, y aun así sus ojos no se apartaron de él ni con su respiración irregular y las lágrimas como torrente nublándole apenas la vista.

Michael no se movió, al principio no hizo mucho más que analizarlo con la mirada fija y tranquila, sonriendo tan apaciblemente que era irreal. Jeremy reaccionó tratando de alejarse y de agachar su cabeza al ver que acercaba su mano a su rostro, y aunque no pasó a algo más que una caricia en su mejilla y a sostener ese lado de su rostro delicadamente. Empezó a temblar con los ojos cerrados, ahogando su llanto como podía, rezando a quien quiera estuviese ahí arriba para que lo sacaran de ahí, para que alejasen el tacto de ese demente, pero nadie aparecía y seguía sin despertar de ese espantoso sueño.

Qué puta humillación... Se sentía como un perro maltratado de la calle asustado del cariño de cualquier persona que intentaba acariciarlo, bajando la cabeza ante cualquiera que atreviera a alzar su mano frente a él. Solo que él no era ningún puto animal, y la persona frente a él no era cualquier persona compadecida por un perro callejero sin hogar, era un enfermo mental con ansias de dañarlo.

–Me estaba preguntando si el golpe te mataría y temí por un momento ¿Sabes? Pero me alegra ver que pude controlar mi fuerza. –Explicaba animadamente, casi inconsciente del contexto y de sus propias acciones. Viendo aquello como algo natural, siguió sonriendo mientras frotaba cariñosamente la mejilla de Jeremy. –Llevabas mucho tiempo dormido, lo cual se me hizo complicado para moverte. Evan vino a preguntar por ti y lo dejé pasar adentro, pero tuve que esconderte en la cajuela del auto para que no te viera. Lamento eso ¿Pero lo crees? ¡Hubiese sido un desastre que te haya visto, Jerry! Te habrían llevado lejos de nuevo.

Su garganta se secó y miles de dudas surgieron ¿Qué día era? ¿Cuánto llevaba inconsciente? ¿Su familia y amigos lo estaban buscando? ¿En serio su presencia había pasado de largo por sobre las narices de la persona más ansiosa que conocía?

–Fue un poco complicado, ya sabes... No planeé esto mucho tiempo, para ser sincero no se me ocurrió hasta que bajé a buscar tus cosas y vi ese bate. Quizá de haber elegido otra cosa no hubiese tenido que ser tan violento, Jeremy. –Inclinó su cabeza a un costado, cambiando su expresión a una más decepcionada. –Lamento mucho haber tenido que llegar a esto, es que... No me quedaba otra alternativa. Y créeme que pensé en muchas a lo largo de nuestra relación, tú sabes muy bien que intenté deshacerme de Christine. Me descubriste, lo sabías... Pero tuve que callarte, no quería que nos causaran muchos problemas.

Jeremy falló en seguir ahogando su llanto, todo se acumuló en su pecho y se soltaba ahora. Él trató de ignorar tiempo atrás cuando despertó su Squip aquella obvia teoría de Christine, no porque no creyera en ella, sino porque no quería hacerlo y estaba asustado. Ahora lo veía, tendría que haberlo dicho, debió hablar y no quedarse callado.

Esto no podía estar pasando, simplemente no podía. Se había perdido la propuesta de matrimonio más importante de su vida, había sido arrebatado de su vida común y de sus amigos y familiares, y fue por la persona que más amó. "Pajarito" le dijo una vez ¿Acaso previó encerrarlo en una jaula alguna vez? ¿Cómo es que no pudo verlo? ¿En qué momento debió pararlo todo? ¿Cuando le hizo esa broma? ¿Después de su engaño? ¿Tras esa humillación? ¿Luego del primer golpe? ¿Por qué fue tan tonto?

No podía culpar a nadie más que a él mismo.

–Oww, Jerry... Por favor no llores. –Trató de consolarlo llevando su otra mano a su otra mejilla, apartando las lágrimas con su pulgar solo hasta que notó que no pararía pronto. Lo vio volver a sonreír tras haber fingido muy bien su aflicción al verlo así. –Mírame, Jeremy. Todo estará bien. Te lo prometo.

Creerle sería de estúpidos. Jeremy solo podía llorar, balbucear rezos inentendibles, lo que sea menos creer o seguir mirando a su captor. No quería esto, nunca deseó esto, ni siquiera merecía esto ¿Cierto?

Se ve que Michael no aceptaría que siguiese llorando en su cara, porque sentía que continuaba limpiando su rostro y apartando los mechones de su amoratado ojo derecho.

–Mírame, Jeremy.

Ni siquiera él supo cómo logro obedecer, intentando acallar de nuevo su llanto, temblando atemorizado ante esa mirada ida pero pacífica y el tacto supuestamente cariñoso que se desvío a su labio inferior.

Michael mantuvo su sonrisa y entrecerró los ojos, que pronto se fijaron en la zona que sus dedos acariciaban. Eso debió ser suficiente para prever el peligro, pero no para apartarlo cuando se acercó más y antes de sellar sus labios susurró:

–Ahora solo tienes que mirarme a mí.

El aire se le escapó de los pulmones tan pronto los labios ajenos se apoderaron de los suyos sin aceptar el "No" como respuesta.
Era insistente para acercarse, apoyando una de sus rodillas en el borde del colchón, justo entre sus piernas, manteniendo su rostro ahí con una mano y usando la otra para abrazarse a su cintura a la vez que se inclinaba hacia él.

Él solo se quedó ahí, añadiendo el sabor de sus lágrimas al beso, temblando entre los brazos ajenos. Sus dedos se aferraron al cuello de su hoodie queriendo apartarlo, pero... Mierda, estaba tan asustado que su fuerza no respondía ni para un empuje suave.

Todo su miedo era desapercibido, Michael parecía fingir que no existía y todo iba de acuerdo a su enferma imaginación. Para él este era otro arrumaco acogedor y cariñoso, no era forzarlo, no estaba mal.

Se preguntaba cuánto más duraría eso. Cada segundo se sentía como un eterno minuto, cada movimiento contrario sobre su cuerpo lo estremecía con una sensación de desagrado que nunca había sentido, ni siquiera cuando Chloe trató de acostarse con él en la fiesta de Halloween. No, esto era mil veces peor, Chloe al menos no lo había secuestrado.

Reaccionó finalmente. Michael había intentado avanzar más allá de lo que en este estado podía permitir. No había sido la gran cosa siquiera, lo único que hizo fue acariciarle la cadera por debajo de la camiseta, mas sin embargo ese roce directo activó toda su euforia y energía para empujarlo lejos.

Michael con suerte no se tambaleó tanto como para caer al suelo, aunque eso no lo detuvo para detenerse a observarlo como si esa acción fuera inaudita.
Jeremy se cubrió la boca y no lo soportó más. Volvió a llorar, a lanzar gritos ahogados y alaridos, a temblar del asco y la impotencia. Su ex novio por otro lado no se veía muy molesto por lo de hace rato aunque el de rizos se pegó el susto de creerlo al apartarle él las manos del rostro sujetándolo fuerte de las muñecas.

Dolió, el agarre era firme y descuidado. Aun así no se quejó, ahora mismo ningún tipo de dolor superaba el que su pecho sentía al oprimirse de la angustia.
Bajó los brazos de nuevo hasta la cama, con las manos apoyadas en el colchón tal cual Michael las acomodó antes de rebuscar en su bolsillo algo.

–Me prometí que trataría de no lastimarte, Jeremy. Por favor abstente de provocarme, ni siquiera yo sé qué haría si me enojo contigo. –Advirtió, no como una amenaza sino como un consejo, borrando su expresión triste para volver a sonreír y a besarlo de forma corta.

Algo lo hizo sobresaltarse. Un objeto frío y fino lo rozó en el lado derecho del cuello y luego se presionó contra él sin hacerle daño, pero sí dándole a entender que se trataba de algo como una navaja o un cuchillo de cocina.

–Odiaría tener que herirte, Jeremy. Eres muy lindo como para seguir arruinándote con cicatrices o moretones. –Él habló con pena sin apartar el arma blanca y acariciando con su dedo índice libre la zona más pecosa de su rostro. –Esos hermosos ojos azules tuyos no podrán verse más si vuelves a hacer que te golpee, esas tiernas pecas no aparecerían si te dejo más moretones, ni siquiera podré seguir escuchando tu dulce voz si haces que te calle con insultos. No quiero eso, Jeremy. –Inclinó la cabeza sin dejar de observarlo nostálgicamente. –Quiero seguir observando tu belleza mientras estés dormido como solía hacer antes. Quiero seguir amándote sin herirte, y tenerte solo para mí es la única forma. Espero que lo entiendas.

El de rizos volvió a respirar al dejar de sentir el filo amenazante del cuchillo abandonar su piel. No lo tranquilizó lo suficiente, pero sí le permitió volver a inhalar y moverse.

Ese jodido lunático lo había amenazado con un puto cuchillo, maldita sea. Ese demente seguía sonriendo como si nada y le miraba como si fuera otro objeto de su colección vintage. Como si fuera suyo. Ese psicópata era su ex novio, su mejor amigo, el mismo niño que conoció hace años y que ahora no podía reconocer tras esa máscara maniática y obsesiva.

–Verás que las cosas serán mejores incluso con estos altibajos, Jeremy. –Amplió de forma tétrica su sonrisa y de pronto su mirada no era ida ni calmada. Era fija, demente, la que revelaba con totalidad el monstruo enloquecido que escondió siempre en su interior. –Lo entenderás... Lo hice por nosotros.

Tiró de nuevo del collar, de la correa que seguía sin ceder. Michael empezó a reírse sin molestarse en detenerlo, supo entonces que su falta de preocupación se debía a lo que tanto había temido: No podía escapar.

LEVEL 21 COMPLETE!
L o a d i n g . . .

FILE SAVED!

CONTINUE, PLAYER TWO?
Yes                                        No <

YOU HAVE NO CHOICE NOW =)
IT'S TOO LATE, JEREMY~

-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-
Me quedó corto, lo sé, pero prometo compensarlo en los capítulos más fuertes, tesoros <3

Y sí, estoy planeando dibujar algunas escenas para ponerlas en las fotos del multimedia. Tanto aesthetic aburre 8(

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