⚠️Level 19: Patear⚠️

LEVEL 19
READY, PLAYER TWO?

Cuando Jeremy estaba así de indeciso como ahora, la situación más exacta que se le ocurría para describir lo confundido que estaba era a él mismo sobre una balsa en medio del océano.

Sin tormenta, sin sol, sin un mar bravo que lo ahogara. Solo un movimiento calmo de las olas arrastrándolo a quién sabe dónde y a qué velocidad, unas nubes grises pero inofensivas en el cielo y ni un rastro de tierra a lo lejos.

No sabía qué hacer, no sabía a dónde ir, pero tampoco estaba tan seguro de si esto se fuese a poner peor. El mar lo empujaba despacio y sin apuro como si tuviese todo el tiempo del mundo y las nubes parecían la advertencia de una tormenta, sin embargo se mantenían como un simple adorno más del cielo por días enteros.

No tenía sitio exacto al cual navegar, y el panorama aunque era calmo también era amenazador ¿Tenía que dejar que la naturaleza hiciese su trabajo y lo llevara según sus deseos a donde ella quisiera? ¿Tenía que remar con las manos o lanzarse al mar para arrastrarse con la balsa? ¿Tenía que pensar en alguna señal de auxilio para cualquier barco que se le cruzara? No sabía. El mar era frío y estaba lleno de peces peligrosos que podrían devorarlo, no tenía esperanza de encontrar un barco o tierra.

Ahora que se pusieron en ambiente... Sí, así es como Jeremy se estaba sintiendo ahora que su relación con Michael se había transformado en un ciclo sin fin del cual no podía huir.

Primero todo estaba bien y Michael era cariñoso con él a más no poder, luego él hacía algo que lo enojaba, seguido a eso recibía algún tipo de agresión variando entre físicas o verbales, y finalmente su novio se sentía culpable y lloraba disculpándose, prometiendo que las cosas mejorarían próximamente, solo para que todo se volviese a repetir una y otra vez.

Para ser honesto... Se estaba acostumbrando lentamente a esta rutina. Había aprendido a esconder sus emociones de todos, aprendió a vivir lejos de sus otros amigos, a abandonar por un tiempo a sus compañeros de teatro en la obra de "The guy who didn't like musicals", a ponerle excusas a su padre, a maquillarse los moretones y cubrir heridas al salir a la calle.

Jeremy había aprendido a amar al monstruo, a cortar las rosas hermosas sin fijarse en las espinas. Había aprendido paulatinamente a amar el dolor, porque muy pronto entendió que esto era lo que merecía, esta era la forma en la que debían amarlo. Su corazón roto era lo único que pagaba por otro que él mismo había destrozado tiempo atrás.

Su teléfono uh... Ya casi no tenía que cargarlo, puesto que apenas lo usaba ¿No es genial? Aunque de nada sirve tener un teléfono con carga duradera si no lo usas, igualmente lo olvidaba casi siempre en casa de Michael.

Puede que hoy también lo olvidase allí, se supone que se quedaría a dormir.

–Por eso estaba pensando que ustedes... Uh ¿Jerry? ¿Todo bien, querido?

Jeremy despertó de su letargo cuando Lisa le llamó la atención. Automáticamente puso la sonrisa más natural que podía esbozar y dejó de jugar con la comida de su plato. Puede que no se notara, pero intentaba guardar apariencias con las madres de Michael. –S-Sí, todo bien ¿Qué estaban diciendo?

–Bueno, Lisa estaba contando que mañana iríamos temprano a tomar un avión a Filipinas. Queremos visitar a su familia por unas dos semanas. –Explicó Tania, muy atenta a que su hijo se comiera los vegetales que había dejado en su plato cuando estaba distraído.

–Y yo estaba pensando en que podrías quedarte cuanto quieras con Michi a cuidar la casa. Ya están lo suficientemente grandes para eso... Además Michael no quiere acompañarnos.

El aludido gruñó largamente, ya estaba muy fastidiado con todo ese asunto del viaje. –Mamá, ya.

–Yo solo digo que tus abuelos no te ven hace tiempo, Michi ¡No es muy cortés de tu parte hacerlos esperar hasta navidad!

–Uh... Es una pena que no quieras ir, Michael. Yo no veo a mis abuelos tan seguido como tú. –Jeremy murmuró por lo bajo sin pensar, confiando en que no pasaría a ser más que otro comentario en el aire, pero Tania retomó.

–¿Ves? Hasta Jeremy cree que estamos en lo correcto. –Insistió Lisa, dirigiéndole una mirada de reproche a su hijo, cual reaccionó solo para mirar hacia su dirección con molestia. –Espero que al menos hagas las tareas que te dejamos cuando nos vayamos. Aun así sigo pensando que deberíamos dejar a Jeremy cuidando la casa para que vayamos los tres.

–Mamá, basta. Jeremy con suerte puede asear su propio cuarto, si lo dejamos a cargo de la casa encontraremos que un huracán pasó aquí.

Jeremy se hundió en su asiento sin decir mucho, le parecía más apetecible tragarse la lechuga del plato que hacer algún otro comentario, al menos eso era hoy con Michael tan malhumorado. Pero Tania no dejó pasar esa respuesta. –Oh, yo creo que él podría cuidar bien de las plantas. No es la gran cosa.

–Ya, ma. Déjalo. –Cortó Michael, haciendo un gesto de agotamiento apoyándose los dedos en el puente de la nariz. –Jeremy es un inútil ayudando, no lo fuerces.

–¡Michael! –Lisa saltó enseguida, de más estaba decir que se veía muy disgustada. –¿Qué es esa forma de referirte a tu novio? Discúlpate.

–N-No te preocupes, Lisa. Él... Solo está bromeando. –Murmuró el de rizos. No estaba de ánimos para lidiar con un Michael más encabronado que tendría que acompañar toda la noche, mucho menos unos cuántos días, sin embargo ella no lo veía así.

–Nada de eso. Michael, discúlpate.

El de gafas frunció el ceño rodando los ojos. –Bien. Lo siento, Jeremy.

–Está bien... N-No estoy molesto.

Luego de eso decidieron cambiar de tema. Las adultas ya habían aceptado que Michael no las acompañaría a su viaje, y en cuánto a él... No sabía si era su mirada fija y fría o la forma en la que le hablaba cada vez que le pedía que le pasara algo, pero algo le decía que había abierto la boca de más otra vez.

No estaba equivocado, Michael se quejó mucho cuando estaban en su habitación. Extrañamente no le dijo nada a él, solo seguía argumentando que ya estaba muy grande para tener que acompañar a sus madres de sus abuelos solo porque ellas no querían dejarlo solo.

Le aburría un poco escucharlo. Ya se sabía al derecho y al revés las razones de Michael para odiar el lado Mell de su familia, y tenía mucho que ver con un tío homofóbico suyo. Nada de lo que decía era nuevo para él.

Bostezó estirándose un poco, retirándose el Cárdigan mientras Michael estaba más entretenido revisando la computadora portátil en la mesita de enfrente.

–Ya, tranquilo. Escucha, traeré agua ¿Tú quieres algo? –Preguntó, agachando un poco la espalda para abrazarlo por los hombros y dejarle un beso en la mejilla.

Michael se removió más tranquilo. –Uh... No, descuida.

Tuvo que esperar un minuto para retirarse, Michael había volteado apenas la cabeza para besarlo, y esos eran gestos que Jeremy muy difícilmente se permitía rechazar. Más aún considerando el humor pasado de Michael... Mejor mantenerlo así.

Tenía el presentimiento que algo se le olvidaba cuando dejó la habitación y se metió en la cocina, pero no le prestó tanta atención.

Deseó hacerlo.

–¿Necesitas algo, Jerry? –Lisa le habló atentamente cuando lo vio entrar. Hoy ella se estaba encargando de lavar los platos y Lisa los secaba para guardarlos en la alacena.

–Solo venía a buscar agua, descuiden. –No quería interrumpirlas, se veían concentradas en su labor.

Tania asintió. –Está bien. Y... Lamentamos lo que Michael dijo en la cena. No sabemos qué le pasa últimamente que anda tan malhumorado pero... No suele ser así de grosero, menos contigo.

–No se preocupen por eso. En serio, él solo... Ha tenido un día difícil. –Hasta dónde el recordaba no había ocurrido nada malo que mereciera ser señalado, sin embargo lo excusaba para evitar cualquier problema.

–Dímelo a mí, ese muchacho merece que le tire de las orejas a ver si con eso aprende modales.

–Lisa, amor, ya hablamos de eso. Michael no tiene seis años. –Su esposa trató de serenarla, notoriamente divertida por la risa que ocultaba. Jeremy tenía en cuenta que Tania era consciente de lo molesto que era para Michael que lo trataran como un niño.

Se rió por lo bajo negando con la cabeza, listo para irse cuando ya hubo servido con agua el vaso.

–Lo sé, lo sé ¡Pero sabes lo mucho que me enfada que él...!

Casi dejaba el vaso caer cuando escuchó a Lisa chillar. De hecho creyó haberlo hecho por el sonido del cristal roto, sin embargo no fue nada que él había roto. Tania había dejado caer un plato cuando estaba secándolo, mas no se debió a una distracción o una mala maniobra.

¿Habían visto un ratón tal vez? Iba a preguntar por ello, pero el notar que era a él a quien miraban horrorizadas lo hizo descartar esa opción, además de asustarlo un poco.

–¡Jeremy tus brazos...!

Sudó en frío y entonces se dio cuenta. Se había olvidado de dejarse el Cárdigan cada vez que estuviera cerca de Lisa y Tania hasta que los últimos rasguños cicatrizaran.
Quería excusarse con algo tan creíble y simple como hablar de un gato rabioso que encontró en la calle, pero se le había cerrado la garganta de la impresión. Tania y Lisa no dejaban de preguntar qué le había ocurrido mientras lo sentaban en la mesa de la cocina y él no dejaba de sentirse un imbécil.

–¡¿Qué te pasó?! ¡¿Quién te hizo esto?!

–¡Fue otro de esos matones en tu escuela! ¿Verdad? ¡Voy a llamar ya mismo y...!

–¡N-No! Esperen. Esto solo... T-Traté de rescatar un gato y yo...

–¿Y qué me dices de estos moretones? ¡Jerry, parece que te hubieran golpeado!

–Y-Yo...

El nudo en la garganta lo enmudeció. No sabía cómo excusar esos golpes con algo más creativo que no hubieran escuchado antes, y tampoco es como si Lisa y Tania se fuesen a tragar esos cuentos de entrada. Lo único que podía hacer era respirar pesadamente mientras los ojos azules y calmos de una de las adultas se concentraban en él y sus heridas para curarlas, y la de mata enrulada buscaba en el botiquín algo que fuese útil.

Su mente divagó, perdiéndose en la memoria en la que Michael le había hecho el moretón más reciente, tirando de su brazo mientras lo sujetaba demasiado fuerte mientras le reclamaba por haberle "hecho ojitos" a Melanie cuando ensayaban y lo lanzaba contra la puerta del auto.

Eso... Había sido un accidente ¿No? Sí, Michael solo quiso soltarlo para que anduviera por su cuenta, pero el impulso lo traicionó. No fue su culpa, no fue su culpa.

–É-Él no quería...

–¿Quién, Jeremy?

Despertó del trance, limpiándose rápidamente los ojos. No lo parecía pero... En serio había quedado algo asustado en ese momento. Joder, por poco se desnucaba con la entrada del auto y Michael no dejó de zarandearlo por la camiseta preguntándole en qué mierda estaba pensando.

No quería que las madres de Michael lo supieran. Nadie más que él tenía que lidiar con este problema, pues era algo de pareja ¿No? Algo de dos personas nada más. Era embarazoso entrometer a las suegras en esto aunque pareciera algo grave, sin contar que Michael no estaría feliz por eso.

Pero no podía contra las miradas de ambas. Y parte de él pensaba... ¿Sería tan malo decirlo? No se le ocurría nada mejor, su cerebro iba a mil, ellas no dejaban de insistir y... No, era mejor si no lo decía, podía inventarse algo como...

Michael m-me...

Se cubrió la boca por reflejo, sintiendo que el aire se le iba ¡¿Qué mierda había sido eso?! ¡¿Por qué?! Su Squip lo miraba con reproche detrás de Tania y Lisa, cuáles horrorizadas no parpadearon ni para seguir preguntando, más histéricas que en el segundo anterior.

–¿Michael te hizo esto...? Jeremy, responde ¿Michael lo hizo? ¿Cómo?

–Jeremy, o se lo dices tú o se lo digo yo por ti. No creas que estuve practicando el volver a acceder a tus cuerdas vocales solo para que dejes esto así ¡¿Sabes cuándo me tomó esto?! ¡Con suerte puedo hacer que digas más de cinco palabras!

Ajenas al otro presente, las dos adultas seguían exigiendo explicaciones, preguntando cómo es que su hijo había hecho algo así.
Por un momento sus manos abandonaron sus labios.

–M-Me empujó contra el auto.

Eso fue todo, para cuando pudo volver sus manos a su posición anterior Lisa ya se había levantado.

–¡P-Pero fue un accidente! ¡Él no quería...!

–Ese jovencito me va a escuchar ¡Y me va a escuchar bien! ¡Michael George Mell Salazar!

–¡F-Fue un accidente...! ¡Lo juro, fue un accidente, Lisa!

Pero ella no lo escuchaba, ya había ido a paso pesado a escaleras arriba, gritando el nombre de su hijo con pura rabia. Tania también se veía furiosa, pero se había quedado a su lado tratando de tranquilizarlo de alguna forma, solo que Jeremy no la estaba escuchando ni le prestaba atención.

Su mirada se había congelado en la dirección por donde se había ido la mayor.
Quería que lo tragase la tierra, quería agarrarse a golpes con su Squip pero el desgraciado no tenía forma física, quería escapar de la casa y no presentarse hasta nuevo aviso, sabiendo que esto no terminaría bien para nadie de los presentes.

Cuando Lisa trajo a Michael con suerte lo dejaba hablar entre cada regaño que le daba sobre "Ser más cuidadoso" y que "La gente a tu alrededor no tiene la culpa de que estés enojado", y no estaba tomando en cuenta ninguno de los "Fue un accidente" o "Él no quiso hacerlo a propósito" que intentaba sobreponer para bajar la marea de ira.

Se rindió unos cinco minutos después, notando que antes de que ambas lo mandasen a dormir en el sótano, Michael le clavaba la mirada sobre los moretones, probablemente pensando cómo más adelante los empeoraría.

Durmió con miedo ¿Cómo se iba a excusar de esto con su novio? ¿Lo golpearía? ¿Lo volvería a insultar hasta hacerlo llorar? Para ser honesto... No esperó que nada de eso ocurriera.

Cuando despertó eran las dos de la tarde, la casa estaba silenciosa y por lo visto Tania y Lisa ya habían dejado la casa. Claro que la noche anterior se despidieron de él.
Michael le dio un buen susto, y un casi infarto al aparecerse en la cocina junto a él para ofrecerle algo de comer ¿Saben? No se veía enojado, es más, estaba... ¿Tranquilo? Era casi como si lo de ayer nunca hubiese ocurrido ¿Lo había imaginado? No, demasiada suerte incluso para él.

Le sorprendió que pudieran entablar una conversación normal y agradable durante la tarde, sin embargo él mismo se decía que eso no duraría tanto. En algún momento su Michael-bestia tenía que despertar, y creyó que así fue cuando una vez vestido y listo para que su novio lo llevase a un ensayo, este no quiso moverse del sofá y le pidió algo.

–¿Jeremy? ¿Podemos hablar?

Se le erizó cada cabello del cuerpo y su estómago se hizo un nudo, mas acató al pedido sentándose tímidamente en el otro extremo del sofá. –¿Q-Qué pasa?

–Lo estuve pensando y... Quiero terminar contigo.

Jeremy juró oír algo romperse, pero no fue ningún plato o vaso, sino su propio corazón. –¿Q-Qué dijiste? –Preguntó, en parte esperando que esto se tratase de una broma cruel para burlarse de él y hacerlo sufrir por haberlo delatado, y oh... Muy desafortunado se sintió cuando él volvió a afirmar seriamente.

–Tenemos que terminar. –Repitió. –Esto no... Esto no puede seguir, lo sabes ¿No?

Jeremy atinó a levantarse rápidamente del sofá sintiendo que las lágrimas nublaban sus ojos y su juicio. No quería escucharlo más ni aguantarse esta vil jugarreta. –¡Si vas a hacerme otra broma no es gracioso, prefiero irme y dejarte pensando!

–¡Mierda, Jeremy, no es una puta broma! ¡¿Crees que yo quiero esto?! –Lo detuvo antes de que cruzara la puerta al gritar aquello más alterado. Jeremy volteó hacia él, también estaba llorando. –Yo solo... Míranos ¿Qué es esto? ¿Qué nos pasó? –No fue capaz de decir nada, no sabía qué decir ¡Ni siquiera sabía qué contrariar porque no entendía de qué hablaba! –Jeremy yo... E-Estar contigo ya no me hace bien como antes.

–¿Qué quieres decir?

–Quiero hacerte daño. –No supo cómo reaccionar a ello, tampoco a lo siguiente que Michael decía, notándose más alterado y nervioso, forzando una sonrisa. –Y-Yo... Yo creí que podría hacerlo ¿Sabes? Perdonarte... Empezar de cero... Pero no puedo ¿Sí? No puedo olvidarlo, no puedo superarlo. Te amo, pero también te odio al mismo nivel... Y mierda, te amo demasiado, es increíble que también te odie así de tanto.

–N-No puedes estar hablando en serio.

–En serio quiero... No, tengo la necesidad. –Lo vio mirarse las manos y luego volverse hacia él con la misma mirada enloquecida e inestable. –Quiero hacerte mucho daño, Jeremy, y me estoy volviendo un monstruo para los demás, hasta para mis madres. Yo... N-No puedo seguir así, esto se tiene que terminar ahora antes de que haga algo peor.

El joven Heere se tragó las lágrimas. Se sentía extraño, había querido esto hace un tiempo pero ahora ya no estaba tan seguro. Sí es verdad que las cosas no eran como antes, que todo se había vuelto un poco complicado pero... ¿Había que llegar a este punto cuando había aprendido a soportarlo? Pensarlo más hacía que se soltara a llorar escandalosamente, sin entender cómo es que aunque la mitad de Michael lo odiara él ya no podía hacer más que solo temerle y amarle como nunca había amado a nadie, ni a sí mismo. Oh, Jesucristo ¿Qué es lo que Michael le había hecho?

–E-Está bien, yo... Creo que es lo mejor. –Respiró hondo, intentando no volver esto más difícil. –Supongo que volvemos a ser solo amigos.

–No. Esto ya se arruinó, Jeremy. Incluso si somos amigos seguiré intentando dañarte. Lo nuestro tiene que cortarse de raíz, no podemos ser más que desconocidos ahora.

–Q-Qué... ¿Quieres tirar a la basura los doce años que estuvimos juntos? S-Somos amigos desde los cuatro años, Michael.

–Tomé una decisión, Jeremy. –Declaró fríamente, pasándole de largo para abrir la puerta de la salida. –Ahora deberías irte.

–¡Tú no puedes hacerme esto! –Gritó muerto de rabia, desesperación y un dolor irreconocible que lo obligó a tomarlo del cuello del hoodie. No quería esto, no podía creer que esto estuviese pasando. –¡Después de todo lo que pasamos juntos...! ¡Después de haberme convencido a intentar esperar que mejoraras! ¡Después de que me hicieras todo esto! ¡¿Solo vas a dejarme y fingir que nada de esto pasó?! ¡¿Cómo puedes hacerme esto?! ¡¿Qué clase de mierda desechable te parezco?!

–Jeremy...

–¡¿Es en serio, Mell?! ¡¿Valgo tan poco para ti?! ¡¿Qué quieres de mí?! –No dejaba de llorar, sentía que estaba muriendo de la indignación. Lo único que pudo hacer fue caer de rodillas todavía agarrado a su ahora ex novio, derramando sus lágrimas sobre sus pantalones. –¡¿Quieres que te suplique?! ¡¿Eso quieres?!

–Jeremy, basta.

–¡No puedo creer que creas que soy tan patético! ¡Que seas tan malditamente cobarde para dejarme y decirme "No podemos ser amigos ni siquiera"! ¡Y yo que lo intenté, y te amé! ¡Te amé, te amé tanto, te amo tanto! ¡Pero ahora lo veo...! ¡Tú no me amas! ¡Solo mientes para sentirte mejor contigo! ¡No me amas! ¡NO ME AMAS!

Lo único que lo calló fue la pérdida de aire que le provocó un golpe conciso en el estómago que lo hizo aterrizar en la madera del pórtico de entrada y por poco más debajo de las escaleras. Soltó un quejido, adolorido cerca de las costillas, podía saborear la bilis junto a la amargura.

–¡Se acabó, Jeremy! ¡Tú y yo no somos nada ahora! ¡Estar con alguien como tú solo me arruina! ¡Ya no somos nada! ¡NADA!

Y cerró de un portazo, eso le había dolido más que la patada en sí.

. . .

–¿Christine? Cariño, alguien te busca afuera, es un amigo tuyo.

La chica levantó la vista de su guion y alzó una ceja con curiosidad antes de levantarse para atender a la puerta ¿Era Rich de nuevo? El tonto no dejaba de olvidarse cosas en su casa y no estaría sorprendida de que esta vez hubiese dejado algo como su cepillo de dientes aquí.
Miró por la ventana de la sala para comprobarlo pero...

–¿Ah? –Sin creer lo que veía, abrió rápidamente la puerta y se acercó al pórtico donde él estaba. No lo veía hace tanto... Creía que era un fantasma que estaba por desvanecerse ahí mismo. –¿Jeremy...? ¿Qué haces aquí?

–C-Christine, yo...

La joven Canigula casi chilla del susto cuando su amigo se tiró a sus brazos a largarse a llorar desgarradoramente. –¿J-Jeremy...?

–¡Christine, Michael terminó conmigo!

LEVEL 19 COMPLETE
L o a d i n g . . .

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Eh, volví xd
Pienso ampliar un poco más en el siguiente capítulo porque creo que este quedó algo simple, pero... Sé que me extrañaban, ohsi

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