⚠️Level 18: Cachetear/Golpear⚠️

LEVEL 18
READY, PLAYER TWO?

Christine había empezado su día como siempre en la mañana del lunes, sin embargo estaba más animada de lo habitual. Esperaba algo bueno de ese día, nada relevante, solo poder pasar tiempo con su querido amigo Jeremy como hacía desde hace tiempo.

Su emoción no era de menos, pues el viernes de la semana anterior había ido a hablar con la profesora Verónica y su esposa, la psicóloga escolar con el fin de resolver los problemas entre Jeremy Michael de raíz. A decir verdad no esperaba que todo se diera tan rápido, pero el fin de semana recibió mensajes de Jeremy desde su cuenta principal como siempre hacía antes, todos diciéndole que las cosas parecían mejorar y que se tomaría esos dos días para resolver sus problemas con Michael de forma madura.

A decir verdad estaba muy aliviada de que no terminase en desastre. Sabía que entre las muchas reacciones que habría a esta decisión suya habría negativas, por lo que ser consciente de este progreso le alegraba. Existía la posibilidad de que todo volviese a ser como lo era antes, cuando todos eran amigos y no había tensiones entre ellos.

Cuando llegó a la escuela no encontró a Jeremy la primera clase, después de todo no la compartían. Sin embargo llegó a verlo en la segunda, solo que no pudo hablar con él apenas lo vio porque llegó justo a tiempo para que la maestra entrara y la clase comenzara.

Se sintió un poco decepcionada cuando él no le devolvió el saludo que hizo con la mano, pero luego lo observó mejor.

Lo más notorio de él era que sus ojeras habían desaparecido. Llevaba el cárdigan azul que tanto adoraba usar y tenía un... Peinado bastante particular. Siendo sincera no se veía mal con esos mechones cubriéndole el ojo derecho. Sin embargo no había expresividad alguna en sus gestos, tenía la misma mirada perdida que tenía al entrar al salón. Por mucho que se viese mejor que antes no estaba completamente bien.

Cuando sonó la campana para salir de clases se levantó de su lugar para acercarse a hablarle, pero Jeremy literalmente tiró todas sus cosas dentro de la mochila y salió del salón a paso rápido, como si estuviese llegando tarde a otro sitio.

Eso la extrañó, pero no pudo ir tras él porque no podía irse sin sus cosas, así que decidió que hablaría con él en algún recreo pero... No importaba si era espontáneamente al caminar, o si estaba con sus amigos hablando en un rincón de los pasillos, Jeremy siempre los evitaba desviando el paso con una caminata rápida, agachando la cabeza para no mirarlos.

Esto la estaba impacientando demasiado. Una vez fue algo ¿Pero por qué mierda Jeremy los estaba evitando así? Lo peor es que ni siquiera lo disimulaba bien, era demasiado evidente cuando su expresión se ponía tensa al pasar por al lado, casi era como si quisiera dejarles en claro que trataba de ignorarlos. Casi, porque no creía que ese fuera el caso. El de rizos siempre fue un asco mintiendo y actuando fuera de una obra.

Suspiró frustrada cuando luego de haber intentado hablarle en el almuerzo este salió corriendo en dirección hacia al patio, dejándola hablando sola en el pasillo. Estaba decepcionada de este día, y aunque sonaba egoísta le irritaba que Rich y Jake no respetaran eso y se pusieran a hablar estupideces.

Al final decidió meterse en la conversación, necesitaba distraerse. Y por más extraño que fuera, resulta que ellos también estaban hablando sobre Jeremy, solo que con otras ideas en mente. –Y entonces cuando salgamos de teatro...

–¿Le tirarán el globo con agua? –Chloe se adelantó a Rich, este sonrió ampliamente y asintió. –¿Así es como quieres llamar su atención?

–¡Oye! ¡Es una buena idea! Si queremos que el larguirucho se anime y nos dirija la palabra hay que compartir con él un momento agradable de amigos ¿Qué es mejor que tirarnos globos de agua en el patio de la escuela? Con este calor de mierda le haremos un favor.

–Richie, bebé, no estoy segura de que sea una buena idea. Podrían mandarnos a detención.

–No te preocupes, Brookie. Si eso llegase a pasar solo nos daría un motivo para pasar más tiempo juntos, quizás hasta podamos escaparnos si eligen al profesor Frank para vigilarnos. Él siempre se duerme después de las 3 de la tarde.

Christine enarcó una ceja pensando al respecto. –Uhn... Jake ¿Trajeron suficientes globos de agua para todos?

–Por supuesto ¿Por qué? ¿Te quieres unir?

Más de uno se extrañó ante esa suposición, pero solo Jenna habló, posando su mano sobre la de Christine con una expresión preocupada. –¿En serio quieres hacerlo? Nos meteríamos en problemas.

–Si esto sirve para que Jeremy al menos nos maldiga, estará bien. Solo... Me gustaría hablar con él.

No tenía muchas ideas para acercarse a Jeremy más que esta. Sí, era algo completamente estúpido, no debería estar aceptando propuestas de Rich y Jake, pero no le quedaba de otra. Jeremy ni siquiera le dirigía la palabra cuando ella intentaba acercarse, si lo que necesitaba para eso era molestarlo un poco... Bueno, que así sea.

No les costó tanto ponerse de acuerdo. Decidieron hacerlo durante los descansos de clases de teatro, cuando el señor Reyes iba a comer Hot Pockets y Jeremy salía afuera. En efecto, la monotonía de la semana no se hizo esperar y apenas el señor Reyes dejó el salón, Jeremy y unos cuantos salieron afuera.

Se dividieron en dos grupos para cargar algunos globos. Las chicas en su baño y los chicos en el otro. Christine empezaba a sentirse contagiada por la emoción y picardía de los demás cuando se acercaron sigilosamente a la puerta que daba al patio. Sino estaban equivocados, Jeremy tan solo estaría parado apoyado en la pared de la derecha sin hacer nada.

No se equivocaron.

–¡SORPRESA, LARGUIRUCHO! –Rich se adelantó y fue el primero en tirarle a Jeremy un globo justo en la cabeza, mojándolo hasta los hombros y un poco el torso. Poco pudo reírse Rich antes de que Jake le aplastara su globo en la cabeza a él. –¡Oye!

–¡No es justo, Rich, yo quería darle a Jeremy primero!

–Yo siempre puedo darte el primer puesto, tesoro. –Habló Chloe antes de tirarle un globo al pecho. –¡El primero en ser mojado por mí!

–Q-Qué... ¡¿Y eso qué carajos fue?!

Christine sintió que no se equivocó al pensar que lo único que lograrían con esto es alterar a Jeremy, pero lejos de estar molesto, parecía más asustado que cualquier otra cosa.

–¡Te retamos a una batalla de globos de agua, Jeremy! ¡No puedes negarte al placer de mojar a tu enemigo con esto! –Exclamó Brooke, notoriamente inspirada antes de acercarse rápidamente y reventarle el globo en la cabeza con un gran salto. –¡Es la guerra!

–Broh, creo que estoy más enamorado de ella que ayer. –Murmuró Rich recibiendo unas palmaditas de parte de su amigo.

–Vamos, Jeremy. Solo diviértete un poco con nosotros. No seas amargado. –Insistió Jenna jugando con su globo, mostrando una confiada sonrisa.

–Sí, será divertido. No te pongas en ese...

Pero Christine no pudo terminar de hablar, antes de eso Jeremy los hizo a un lado y se alejó a paso pesado y tembloroso hacia la puerta. –¡Váyanse a la mierda!

Todos se quedaron anonadados al verlo tan agresivo, aunque no demasiado. No tendrían que haber esperado una reacción positiva de su parte luego de haberle encajado dos globos de agua en la cabeza, aunque Rich no pensaba igual. –¡Oh, vamos! ¡¿Cuál es tu problema?! ¡Nos evitas en todos lados y ni siquiera vas a aceptar pasar tiempo con nosotros aunque sea esta vez! ¡Cuando específicamente planeé esta estupidez que nos meterá en problemas solo porque a ti te gustan esa clase de pendejadas!

–¡Yo nunca te pedí nada, deja de tratar de echarme la puta culpa a mí, Rich!

Christine se acercó, sabía que llegaban demasiado lejos cuando escuchaba la voz de Jeremy quebrarse. –Lo sentimos, solo queríamos... Ya sabes, ponerte de buen humor y divertirnos juntos.

–Pues yo no quiero, ahora déjame en paz, Christine.

Su corazón se encogió al verlo darse la vuelta y cerrar de un portazo. No es lo que planeó, no es lo que estaba esperando hoy... Ni tampoco lo que Jeremy le había hecho creer luego de hablar con ella el fin de semana.

(...)

Esto es una mierda.

Sollozó sobre el lavabo sujetándose del borde. Le dolía la cabeza, le dolían los brazos, le dolía absolutamente todo como si lo hubiesen hecho pedazos como un florero de cristal.

No paraba de lamentarse por haber tratado de ese modo a sus amigos, pero entró en crisis en el peor momento posible y tuvo que alejarlos de la manera más simple posible para que no lo vieran en este estado.

Rebuscó en su mochila a ciegas sin dejar de llorar. Le ardía el ojo derecho y el izquierdo estaba nublado de lágrimas como para permitirle una visión decente, pero aun así logro dar con su estuche de lápices, cual apoyó en el lavabo seco de al lado mientras se retiraba el mechón sobre su ojo derecho hacia atrás y se inclinaba para lavarse la cara.

El maquillaje muy pronto se despegó de su piel y se diluyó en el agua, las lágrimas cedieron un poco cuando se secó para retirar el resto de maquillaje, encontrándose con su lamentable rostro amoratado cerca de la comisura de la boca, sus ojeras oscuras y el moretón brutal en el ojo derecho que trató de ocultar estúpidamente con su cabello.

Se contuvo para evitar llorar de nuevo y estropear el secado, buscando con pulso tembloroso la base que había comprado a último momento en una farmacia, junto al resto de maquillaje barato de mala calidad. Necesitaba ocultar rápidamente los daños antes de dar la cara al mundo.

¿Por qué...?

(...)

Cuando despertó en casa de Michael creyó que todo lo sucedido en la escuela fue un horrible sueño, pero el dolor en la parte posterior de la cabeza le confirmó que no tenía tanta suerte.

Creía saber qué pasó. Era probable que se hubiese dado de lleno con la manija de uno de los casilleros, dejándole un sangrado bastante feo aunque no mortal. Suponía que el desmayo que vino luego fue una consecuencia de su estrés, falta de sueño y presión alta.

Es un maldito animal, te pudo haber matado.

Miró a su lado, ahí estaba su Squip observándolo con una mueca molesta y los brazos cruzados, listo para darle un regaño colosal. Ya era costumbre escuchar lo mismo, por lo que no le hizo mucho caso y trató de incorporarse sobre la cama. El dolor en su cabeza todavía era punzante, sin embargo lo aguantó y se puso de pie buscando con la mirada la presencia de alguien más en la habitación.

No había nadie.

Se rió por lo bajo pasándose una mano por el cabello. Quería llorar como nunca, pero de preferencia en su casa, una vez que tomase sus cosas y se largase al demonio. Así era él, escondiendo su patética miseria de los ojos de los demás.

No tenía esa fortuna, ya que al bajar las escaleras se encontró con Michael en la sala. Sin embargo no mostró ninguna reacción ante él, solo lo miró sin expresividad y continuó bajando con la mochila al hombro y el coraje acumulado en un nudo en la garganta mientras él le hablaba.

–Qué bien, te recuperaste. Me asustaste mucho cuando empezaste a sangrar así, por un momento creí que te habías muerto.

Jeremy, lejos de sentirse relajado por ese tono aliviado suyo, soltó un bufido de fastidio y siguió su paso.

Le fastidiaba que estuviese tan tranquilo después de aquello. Llegó a soportar los daños en los brazos pero esto ya era demasiado hasta para él ¿Cómo se atrevía a estar tan tranquilo? Hasta le daban ganas de patearle las pelotas, pero prefería irse en paz. Necesitaba descansar de todo esto.

–Oye, espera ¿Te vas tan pronto? ¿Así como así? –Lo llamó preocupado y él volteó con el ceño fruncido.

–¿Por qué debería quedarme? –Respondió agresivamente. –¿Quieres que te dé las gracias? Bueno, gracias por curarme la puta herida que tú mismo me hiciste. Listo, me voy.

–Quería disculparme.

Se detuvo cuando estuvo por tocar el picaporte y se odió por ello ¿Es esto lo que haría? ¿Volver a caer en disculpas baratas para que luego lo mismo volviese a ocurrir? Ya no lo sabía, ahora se sentía más capaz de no ceder, luego de casi presenciar la charla general de su profesora pero... Algo le decía que lo escuchara.

Algo que le hacía imaginar que cosas peores podrían pasarle más adelante si cruzaba la puerta.

Jeremy, no seas estúpido, vámonos de aquí.

–No debí comportarme así y... Me precipité un poco. Realmente creí que te iba a perder, Jeremy, no... No quiero sentirme así nunca más.

Un escalofrío recorrió su espalda al sentir a Michael abrazarlo. No se movió un milímetro, solo se quedó ahí, quieto, expectante y nervioso ante su humor y su siguiente accionar.

¿Cómo es que Michael lo hacía? ¿Cómo pasaba de ser un monstruo incontrolable a su Michi tierno y amoroso? ¿Cómo es que ahora eso le provocaba malestar en el estómago? Quería salir corriendo de ahí, pero sus pies no respondían y sus manos temblaban evitando tocar los brazos que lo rodeaban.

–¿Podrás perdonarme por eso, Jer-Bear?

–Y-Yo... No lo sé.

No sabía si podría. Esto iba más allá de lo que había imaginado antes, y presentía que iría más lejos apenas su novio apretó ligeramente el abrazo, cambiando su tono de voz al mismo que lo aterraba.

El mismo tono de voz calmado y grave para ponerle los pelos de punta y presionarlo.

–Oh... Es solo que creí que podríamos resolver las cosas más calmadamente. Ya sabes... Tú me perdonabas y yo te perdonaba.

–¿Tú... A mí...? Yo no hice nada que merezca que te pida disculpas. –No se contuvo en contestarle de una forma tan altanera. Hasta donde él recordaba, había estado cumpliendo su parte en todo. Bueno... Casi todo, pero ese detalle era algo que muy difícilmente Michael descubriría. Al menos... Eso quería creer.

–Mentiroso... ¡Incluso en este momento eres un puto mentiroso!

Jeremy chilló del susto sintiendo que Michael lo empujaba al otro extremo de la sala, lejos de la salida. La caída retumbó en su cabeza y ardió en sus brazos heridos, haciéndolo soltar uno que otro quejido mientras trataba de alejarse de su novio apegándose a una pared cercana. Sentía la sangre helarse del miedo ¿Qué había hecho mal ahora? ¿Por qué otro motivo Michael lo culparía? ¿Por qué lo escarmentaría esta vez?

Michael casi se abalanzó sobre el como un animal salvaje, apoyándose de la pared con una mano y alzando el teléfono con la otra. Su corazón casi se detuvo al verlo, era su cuenta secundaria, la que hizo a escondidas de Michael para evitar que siguiese controlando sus conversaciones. Lo único que tenía para comunicarse con sus amigos más cercanos como le diese la regalada gana, para escapar de todo este horrible tormento.

Era lo único que lo liberaba de la presión del filipino y él lo había descubierto.

Todo ese coraje y fastidio de hoy cayó desde Jeremy como lágrimas, dejando que el miedo y arrepentimiento volviese a cernirse sobre su corazón frágil e incontrolado. No podía creerlo, tenía que haber un error, tenía que ser un malentendido, pero ahí estaba su chat abierto con Christine, lleno de corazones y apodos amistosos.

Sollozó, no porque se sintiese culpable, sino porque no sabía qué esperar ahora más que un final poco agradable. Lo cual era decir demasiado poco.

–Tú... Tienes las agallas para molestarte conmigo por una idiotez pero me haces esto. Diría que no me lo creo de ti, pero a estas alturas sería mentirte.

–P-Puedo explicarlo, puedo...

–No, no puedes. Lo único que haces es mentirme, y lo volverás a hacer. –Michael saboreó la frustración en cada palabra, pasándose una mano por el rostro. –¡Es lo que siempre haces! ¡Mentirme! ¡Tomarme como idiota! ¿Crees que soy un idiota, Jeremy? ¿Crees que me gusta que me veas la cara de tonto? Eres un maldito desconsiderado de mierda.

Me cago en Dios, esto ya fue suficiente. No puedes dejar que te hable así. –El Squip se quejó, señalando a Michael. Ya estaba hasta la mierda de todo esto. –¡Dile a este bastardo que no puede empujarte como bruto hacia unos casilleros y luego reclamarte por esto!

–Tú... T-Tú no puedes reclamarme por esto.

Michael se quedó en silencio por un instante, sus manos temblaron sobre el teléfono y su cabeza se inclinó a un costado, observando como su pareja se levantaba con cuidado y cautela. –¿Disculpa?

Jeremy dudó, pero ver el gesto firme de su Squip lo impulsó lo suficiente. Estaba asustado pero... También cansado de callarse. –Lo hice porque no dejabas de controlarme.

Eso es, dile toda su mierda. Lo animó el holograma de Keanu Reeves, sonriendo con orgullo.

–Dónde estaba, con quién... La gente con la que hablo, cómo les hablo... ¡Estaba harto! –Vociferó. Ya no podía guardar más lo que sentía. –¡Dices que yo no confío en ti, pero es todo lo contrario! ¡Tú no confías en mí! ¡Tú eres el que quiere saber en cada momento del día qué hago porque tienes miedo de que te vuelva a dejar!

–Jeremy, ya cállate.

–¡Ciérrale la boca a ese estúpido, Jeremy! ¡Hazlo!

–¡Me trataste como la mierda y todavía me acusas a mí de ser peor que eso contigo! ¡Estás enfermo! ¿Y sabes qué? ¿Sabes por qué sigo soportando esto? ¡Porque te amo, maldito estúpido! ¡Te amo, no te dejé antes y no te dejé cuando empezaste a portarte como un malparido!

–E-Eh, Jeremy... Creo que ya fue suficiente con eso.

–¡Eres un imbécil conmigo pero soporto tu mierda porque quiero estar bien contigo! ¡Te amo más que a nadie pero eso te sigue importando una mierda! ¡Aún no sé por qué sigo haciéndolo, sabiendo lo mal novio que eres!

¡Mierda, Jeremy, ya cállate! ¡Fue suficiente!

Fue tarde cuando calló. Michael lo miraba con los ojos abiertos de par en par y la mandíbula tensa, notoriamente shokeado de la rabia.
Muy pronto la sangre le bajó a Jeremy, había cometido una estupidez sin reparo, aunque no se arrepentía de nada de lo que había dicho.
Lo único que lamentaba es haberlo soltado de ese modo y en este momento.

–Eres un... ¡Eres un...!

–¡No me toques!

Michael estuvo por sujetarlo del brazo, pero si instinto de defensa fue más rápido y lo alejó de sí, pero a un precio alto del cual fue consciente cuando escuchó ese sonido hacer eco en sus oídos.

Lo había abofeteado.

La mandíbula casi se le cayó de la impresión y sus piernas temblaron amenazando con dejarlo desplomarse en el suelo. Mierda... Mierda ¡Mierda! ¡¿Qué es lo que había hecho?!

Si novio no reaccionó, se quedó congelado y solo se movió para llevarse la mano a la zona del golpe, temblando en el lugar al tiempo que lágrimas empezaban a emerger de su rostro.

Jeremy se volvió a sentir como la peor persona que puso un pie en el mundo, y esta vez con razón.

–L-Lo siento, yo no quería... M-Michael, yo no...

Balbuceó tratando de pedirle perdón, sin embargo no hizo falta disculparse, Michael tenía otros planes para arreglar esto.

Cuando menos lo esperó, Jeremy se encontraba en el suelo después de haberse estrellado contra una de las mesitas de adorno de la sala. Le dolía la cara, había recibido un puñetazo, pero no tuvo el tiempo para procesarlo, Michael estaba listo para lanzarse sobre él y seguir repartiendo golpes y bofetadas.

Su mente se perdió por un instante, y luego... Luego fue consciente del horror que estaba viviendo. Lo sintió en cada golpe conciso que le mandó el rostro a volar de un lado a otro, en cada bofetada que hizo sus mejillas arder, en cada palabra que acuchilló hasta el más profundo lugar de su corazón.

–¡Tú, malagradecido de mierda! ¡¿Cómo te atreves?! ¡¿Cómo mierda te atreves a levantarme la mano, Jeremy?!

Jeremy gritó, tratando de quitar a Michael de encima fallidamente y luego de detener sus manos sujetándolo de las dos muñecas. Casi nada lograba con eso, pues su novio era más fuerte que él y lograba aun así apretarle las mejillas hasta hacerle doler por la presión. Se removió como pudo, pero eso tampoco sirvió, el peso del cuerpo de Michael lo superaba.

–¡L-Lo siento, lo siento, lo siento! ¡N-No quería...! ¡Lo siento...!

–¡Por supuesto que lo sientes, y lo vas a sentir, pedazo de mierda! ¡Tú...!

Jeremy gritó esperando el puñetazo que Michael hizo amargue de dar, sin embargo no lo recibió. Lo único que escuchó fue llanto y no era el suyo.

–Qué... ¿Q-Qué es lo que estoy haciendo...? Yo... Yo... Jeremy, yo...

Lo siguiente que sintió fue a su novio desplomarse en llanto sobre su cuerpo, no supo cómo reaccionar a ello ni como sentirse. Sus sentidos se sentían idos, su corazón latía desenfrenadamente ante el miedo que aún no se desvanecía, pero se calmaba ante la desaparición de la adrenalina.
Y seguía dolido, destruido, hecho pedazos.

Michael le pedía perdón entre un río de lágrimas, abrazándolo como si fuera lo último que le quedaba en la vida. Jeremy lloraba escurriendo con sus lágrimas la sangre que salía de su nariz, sin saber qué hacer.

Sin saber... Cómo es que había escalado a esta situación y cómo salir de ella.

(...)

Forzarse a no llorar le cobraba a su cuerpo un dolor agudo en el pecho, mas no lo detuvo en seguir maquillando cuidadosamente los moretones más evidentes de su rostro hasta desaparecerlos por completo, al igual que sus ojeras.

Sería un buen momento para ver tutoriales de maquillaje, pero Michael no le devolvió su celular desde ese día. Lo había visto usándolo un par de veces, pero suponía que no era más que su chequeo constante.

Suspiró una vez finalizado su trabajo, volviendo a acomodar el mechón de cabello sobre su hinchado ojo derecho. Pues por más que lo maquillara no podía ocultar ese detalle.

Se sentía tan idiota... ¿En qué momento creyó que hacerle caso a su Squip sería una buena idea? ¿Cómo se creyó tan valiente para decirle tantas cosas horribles a Michael y esperar que saliera ileso? ¿Por qué tuvo que cagarla levantándole la mano? ¿Por qué era tan estúpido? ¿Por qué era tan cobarde? ¿Por qué seguía vivo?

–B-Bueno... No leí el paquete de todos modos.

Nunca lo hacía, nunca pensaba en las consecuencias y ahí estaba el precio.

–¡Eh! ¿Tú qué haces aquí? ¡Eres una chica!

–¿Y? ¿Qué tanto me ves? Lárgate si no quieres que te meta un rollo de papel higiénico por el culo, metiche de mierda.

Jeremy volteó hacia el par que estaba discutiendo una vez guardó sus cosas, encontrándose a un chico molesto saliendo del baño y a... ¿Christine? Tenía que admitirlo, escucharla amenazar a alguien de ese modo era lo último que necesitaba en la vida antes de morir pleno. Era realmente una pena que no fuese el mejor momento para reírse de ello y tocarle la moral.

–¿C-Christine...? Q-Qué... ¿Qué haces aquí?

Ella se cruzó de brazos con una mirada firme y determinada. –Vine a hablar contigo. Si tengo que entrar al baño de chicos para que me hagas caso entonces eso haré.

Jeremy se encogió de hombros bajando la mirada con recelo. –Yo no quiero hablar contigo.

No quería despreciar a su más cercana y adorada amiga, es solo que... Joder. Estaba asustado. Si Michael lo golpeó a él que era su novio... ¿Qué le pasaría a Christine si seguía hablando con él? Bastante tonto era al no cortar el problema de raíz para cuidarse a sí mismo, no quería afectar a los demás, a la gente que amaba.

–No me importa ¿Qué demonios te pasa? Tú... ¿Acaso Michael te amenazó o algo así?

–N-No sé de qué estás hablando, déjame ir. No tenemos nada de qué hablar.

–¡Jeremy...!

La voz de Christine se cortó cuando, al tratar de tomar a Jeremy del brazo, este reaccionó erráticamente con un chillido y se echó hacia atrás, tropezando de manera que cayó apoyado de espaldas a la pared.

La joven contuvo la respiración, observando horrorizada a su amigo llorar mientras la miraba como si se tratase de un monstruo.

–J-Jeremy, qué...

–¡Solo déjame en paz!

No pudo alcanzarlo, él fue bastante rápido como para salir del baño esquivándola y perderse en los pasillos. No le quedó más que gritar su nombre, sin embargo él no se detuvo ni para escuchar.

–¡Jeremy, espera! ¡JEREMY!

No se detuvo, siguió corriendo hasta que llegó al cuarto del conserje y se encerró ahí. Lloró, lloró y lloró hasta que fue la hora en la que tenía que irse a casa con su novio. Lloró sintiendo que nada terminó todavía, sintiendo que no estaba a salvo de nada, que no podía mirar a nadie, que el amor que tan feliz lo hizo hace un tiempo encadenaba sus pies ahogándolo en el mar.

Y ese mar era el amor de Michael.

LEVEL 18 COMPLETE
CONGRATULATIONS, PLAYER TWO!

L o a d i n g . . .

FILE SAVED!

CONTINUE, PLAYER TWO?
Yes <                                  No
Are you sure, player two?
Yes <                                  No

-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-
¿Alguna vez escucharon Two time? Bueno, me ayuda mucho a inspirarme para este libro.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top