⚠️Level 16 & 17: Golpear "jugando" & Empujar/Jalonear⚠️

LEVEL 16
READY, PLAYER TWO?

Si Jeremy era completamente honesto, Michael ya lo había golpeado antes.

Pero especifiquemos, fue cuando solo eran amigos, hermanos, bros de toda la vida, de esos que podían darse golpes fuertes y reírse porque solo era una broma. Claro que solo lo habían hecho un par de veces y sin tanta fuerza porque tampoco querían matarse entre ellos, pero aun así había ocurrido.

Pensaba mucho en eso últimamente, más ahora que tenía que aplicarse gasas y cicatrizantes en los brazos porque se había vuelto una costumbre horrida de Michael descargarse en sus flacuchentos brazos cuando estuviese molesto con él y tratase de reprimirlo.

Pensaba en eso siempre que cerraba los ojos en su rutina mañanera, recordando esos golpecitos suaves pero amistosos que más tarde venían acompañados de una disculpa ligera, extrañando cuando no dolía, cuando no había rencores entre ambos. Luego despertaba cuando se tocaba muy fuerte un rasguño y maldecía por lo bajo volviendo a su labor.

Desde su regreso a Florida tenía una nueva agenda llena de comentarios sarcásticos, control de mensajes, preguntas acusatorias sobre su horario, nueva elección de guardarropa y siempre un intermedio de cariño y disculpas que, a decir verdad, ya se estaban repitiendo tanto que se las sabía de memoria. Todo se resumía en Michael y nada más que Michael, ni siquiera cuando estaba lejos de él podía librarse porque estaba clavado en su cabeza, y no en el buen sentido.

Ya no era inusual no poder dormir por las noches preguntándose qué podía hacer para arreglarlo todo, repasando mentalmente todos sus pasos en falso del día para mejorar al día siguiente, aunque muy en el fondo sabía que no sería posible y solo continuaba infligiéndose el mismo daño en los brazos para calmar su ansiedad y equilibrar la culpabilidad que ya lo arañaba desde adentro.

Su Squip, silencioso pero presente, volvía menos humillante el llorar hasta el agotamiento. No por costumbre, sino porque cuando podía verlo, su mirada no mostraba frialdad, sino pura lástima y compasión. Como la compasión que le muestras a un conejo herido y moribundo en la carretera, pues sabes que no puedes hacer nada por él.

Se sentía como uno.

Cansado de todo, solo deseando poder cerrar los ojos y dejar el dolor atrás.

Una pierna le golpeó por accidente, o al menos eso supuso porque la dueña pidió disculpas y volvió a lo suyo por unos segundos, hasta que volvió a fijarse en él y se agachó a su altura. Esperaba que no se tratase de una de las conserjes diciéndole que se moviera de lugar de nuevo. -¿Jeremy? ¿Qué haces aquí?

Jeremy murmuró algo para sí mismo antes de levantar la mirada hacia Christine. Le ardían los ojos del cansancio, apenas y podía mantenerlos abiertos o mantenerse a sí mismo consciente en plena clase de ciencias. Normal que la profesora se haya enojado tanto como para sacarlo del salón, y ya era la sexta vez de este mes.

Volvió a acurrucarse con la mejilla sobre sus rodillas, sus brazos descansando alrededor y la capucha del abrigo cubriendo la luz. Quería aprovechar al máximo el largo tiempo que quedaba de clase para dormir hasta el recreo. Luego de eso tenía que dejar que Michael lo arrastrara de la mano a donde sea quisiera ir, al igual que todos los días.

-La maestra me echó del salón. -Respondió secamente sin darle mucha importancia.

-¿Otra vez? -Cuestionó ella. Jeremy no podía verla pero imaginaba su expresión angustiada y su mirada entristecida. -¿De nuevo te dormiste? -El de rizos apenas se dignó en asentir. Era un milagro siquiera seguirle el hilo de la conversación a Christine con el sueño que tenía y lo hacía imaginar el suelo como una perfecta opción de cama nueva. -¿Qué es lo que te pasa?

-S-Solo me quedé viendo una película.

-Lo mismo dijiste la vez pasada... Y la vez pasada, y la anterior a esa. -Reprendió ella, pero enseguida volvió a ablandarse tras un corto silencio. -¿Qué tal van las cosas con Michael?

De haber estado más consciente, Jeremy se hubiese ahogado con palabras que no hubiesen alcanzado siquiera su garganta, en vez de eso se quedó callado un momento y habló. -Bien, todo va bien.

-¿Por qué llevas puesto eso? Dijiste que odiabas ese abrigo.

-Michael dijo que lo usara.

-Sí, en definitiva las cosas van perfectas entre ustedes. -Masculló con notorio sarcasmo.

Jeremy bufó agotado. Christine no era ni idiota ni ignorante, no podía pretender ocultar lo mal que iban las cosas con el joven Mell con su estado desastroso y la mala disimulación del mismo con el resto de la gente. En serio, a veces su actitud era como gritar con un megáfono a toda la escuela que su relación estaba en la mierda y que todo era culpa del larguirucho con ojeras y mangas lo suficientemente largas como para jugar a saltar la soga con ellas.

No lo malentiendan, quería hablar de esto con Christine y llorarle como un buen mejor amigo en crisis haría, pero estaba asustado de que Michael se enterara de alguna manera y se enfadase tanto que tendría que usar vendas en los brazos un mes entero ¿Cómo mierda no podría enterarse? Últimamente era como si el hijo de perra lo tuviese controlado al 100% como si le hubiera puesto un chip rastreador, como si le pudiese leer la mente ¿Qué le garantizaba que no se enteraría tarde o temprano de lo mucho que odiaba en lo que se transformó su noviazgo? Porque sí, Michael parecía no percatarse de ello y seguía pensando que todo iba de maravilla.

¿Cómo podría atreverse él a pensar lo contrario? ¿Cómo podía osar creer que su relación no era hermosa y perfecta? Jeremy no tenía los huevos ni espacio sano en los brazos para decirle a Michael lo mal novio que creía que era.

-Jeremy, ya ni siquiera me hablas por mensajes si no es por la cuenta secundaria ¿Qué demonios te pasa últimamente? Creí que éramos amigos pero ya ni siquiera confías en mí para...

-No sé qué hacer.

Lo dijo bajo pero claro, levantando apenas un poco el rostro. Los ojos le ardían el doble ahora que las lágrimas aparecían, así que los mantenía cerrados. No le importaba, no sería la primera vez que lo vieran tan patético y dramático, mucho menos Christine.

-Y-Yo... No sé... Qué hacer. -Volvió a repetir entrecortadamente entre hipo y llanto, a lo cual su amiga no tardó en abrazarlo fuertemente contra ella. -Y-Yo solo quiero... Quiero que todo vuelva a ser como era antes.

Ya no podía seguir así mucho más tiempo sin considerar un puto suicidio. Todo lo que había mejorado tras el incidente del Squip se había ido a la mierda, de hecho hasta podía decir que estaba mil veces peor que antes de eso. En ese entonces al menos dormía bien, nadie de carne y hueso se tomaba las 24 horas del día para recordarle que era un desastre, y claro que tampoco tenía un posesivo histérico por novio.

Su indecisión terminaría con él ¿En serio tenía que dejar a Michael? Jeremy lo había considerado muchas veces, pero eso no pasaba de ser un simple pensamiento que trataba de borrar sin éxito.
Tenía muchos motivos para terminar con Michael, así como tenía unos muy poco racionales para no hacerlo.

Muy en el fondo esperaba que Michael cambiase para bien, que todo quedase en el olvido como un mal sueño y volver a tener a su lado al mismo chico que adoró desde que apenas era un niño.
Pero... También estaba aterrado. No sabía qué haría él si lo dejaba. Ya había visto muchos casos en televisión de asesinatos pasionales con ese índole, y tampoco le apetecía una tortura psicológica llena de acoso y tormento hasta que lo encontraran cinco metros bajo tierra.

Prácticamente Jeremy sentía su corazón dividido entre el miedo y el odio, y entre su aún latente amor por Michael. Porque... No podía ser otra persona ¿Verdad? A veces costaba asimilar que el mismo chico que lo insultaba hoy, era el mismo que hace mucho tiempo prometió protegerlo y hacerlo feliz.

-Tranquilo... Todo saldrá bien, solo... -Quiso seguir hablando, pero la campana del recreo sonó repentinamente, haciendo que Jeremy la empujase lejos por reflejo. Apenas pudo reaccionar a tiempo antes de verlo levantarse rápida pero temblorosamente con intenciones de irse. -¡Jeremy, espera! ¿Qué demonios...?

-L-Lo siento, no quiero que Michael me vea contigo.

-¿Qué...? Pero... ¿Por qué?

-Simplemente n-n o me gusta que se enoje, mucho menos contigo.

Christine se levantó dispuesta a detener a Jeremy. -¿Por qué se enojaría conmigo?

-Ah, aquí estabas. -El de rizos se movió lejos de su amiga con un respingo nervioso y atinó a agachar la cabeza. Ella no se inmutó y se quedó mirando a Michael, observando detalladamente en busca de algún gesto molesto de su parte. -Creí que me esperarías fuera de mi salón.

-S-Sí, es que... La maestra me sacó del salón porque me quedé dormido y...

-¿Otra vez? ¿No puedes ni prestar atención a una clase aunque sea un día? Cómo sea, vámonos.

El más alto asintió apenado y dejó que su pareja le tomase de la mano para llevárselo con él. Christine tan solo los vio alejarse, pensando en alguna forma de poder estar lo suficientemente cerca de ellos para registrar adecuadamente los verdaderos problemas tras esta relación.

Segundos después se le prendió el foco.

(...)

-¿Estás segura de que deberíamos ir? -Brooke murmuró, no muy segura de la propuesta de la joven Canigula.

Al otro extremo de la cafetería estaban Jeremy y Michael sentados en una mesa, no se veían muy comunicativos aparte de uno que otro par de comentarios que el de gafas soltaba y tampoco parecía que esperaran más gente.

-Sí, ninguno de los dos come con nosotros hace mucho. -Agregó Jenna.

-Siguen siendo nuestros amigos y no nos vendría mal tomar la iniciativa esta vez. -Insistió Christine sin detener su andar hacia la mesa del par, quienes apenas los vieron reaccionaron diferente, aunque igual de desagradados. Michael hizo una mueca fastidiada alzando una ceja, Jeremy por otro lado se puso tan nervioso como cuando tenía que hacer una exposición oral y se miró los zapatos.

-¡Mis amores, hola! -Saludó Chloe animadamente, acomodándose junto a Jeremy de una forma bastante pegota y cariñosa. No la culpen, extrañaba al par de geeks. -Vimos que estaban muy solos y decidimos venir.

-Oh... Genial. -Michael murmuró sin interés, aunque con una mirada homicida sobre Valentine.

-Sí, tenemos muchas cosas de las que hablar. No nos han contado como estuvo su viaje a Florida, par desgraciados. -Se quejó Jake. -Fueron a visitar el paraíso al otro lado del país y ustedes ahí como si... ¡Mierda, Rich! -Exclamó interrumpiendo su propio hablar cuando el aludido le dio un puñetazo en el brazo y se largó a reír.

Brooke rodó los ojos y suspiró antes de explicar. -Perdónenlos. Rich le ganó una apuesta a Jake ayer, se supone que ahora puede golpearlo cada vez que le dé la gana pero Jake no puede responderle hasta que lo haga diez veces. Han estado así todo el día.

-Oh... ¿No te duele, Jake?

-No te preocupes, Jer. Rich pega como bebito. Además eso me recuerda. -Pausó antes de arremeterle a su amigo un puñetazo en el brazo. -¡ESA YA ERA LA ONCEAVA VEZ, ANIMAL!

-No me arrepiento. -Masculló Rich entre risas, sobándose en el golpe.

-No entiendo qué le ven de divertido a eso. -Comentó Christine. A veces se sentía la niñera de un par de mocosos de diez años con esos dos cerca.

-Chris, no hay nada más divertido que pegarle a tu cuate. -Respondió Rich adoptando un tono autosuficiente, al igual que un profesor vanidoso. -Hasta "Un show más" te lo demuestra.

Michael se quedó pensativo tras fijarse en lo habladora que estaba Chloe con Jeremy y luego decidió decir algo. -Suena interesante, yo quiero intentarlo.

No hace falta decir que Michael cumplió y le asestó un golpe a Jeremy en el brazo, sin embargo había sido lo suficientemente fuerte como para que el impacto hiciera que Chloe casi se cayera del banco, de no ser porque se sostuvo del borde de la mesa.

-Ups, se me fue la mano. -Se limitó a decir alzándose de hombros.

-N-No creo que sea así como funciona. -Murmuró Brooke, notoriamente preocupada por su amiga, quien se acomodaba sin señales de estar molesta, y también por Jeremy quien se estaba sobando el golpe silenciosamente. -¿Están bien, chicos?

-Estoy perfecta, solo me despeiné un poco ¿Tú estás bien, Jerry?

-S-Sí, estoy bien. Michael... G-Golpea como bebé.

-Qué bien que lo digas porque... ¡Sorpresa! -Exclamó el aludido para dar otro golpe, que probablemente no fue más fuerte que el anterior pero aun así dejó al de rizos con una expresión adolorida tratando de ser disimulada.

-Michael, creo que ya fue bastante. -Anunció Christine seriamente. -Jeremy no aguanta tanto los golpes como Rich o Jake. Estos dos tarados se golpean todo el tiempo.

-¡Lo que no te mata te hace fuerte! -Se defendió el joven Goranski.

-Ugh, no seas aguafiestas. Solo estaba jugando ¿Verdad, Jer-Bear?

-¿A-Ah? S-Sí, claro... Un juego.

Pero Christine no se lo creyó tan fácilmente.

(...)

¿Saben? Cuando se está del otro lado del escritorio la vida no se vuelve más fácil, le constaba desde que se había graduado y decidió empezar a trabajar en secundarias llenas de adolescentes descontrolados y hormonales. Por un lado le recordaban melancólicamente a su juventud y por el otro quería darles con una pala a más de uno.

Afortunadamente tenía el día libre por hoy, y solo estaba perdiendo tiempo en la oficina de la psicóloga escolar con un café negro, un crucigrama y la linda vista que era ver a su adorable esposa organizar algunos papeles antes de tomar sus cosas para irse. Tenían planeado gastar este fin de semana yendo de citas en citas, pero todavía tenían que organizarse bien.

Bueno... Al menos ese era el plan hasta que tocaron a la puerta. Le dio una mirada a su esposa como preguntando si esperaba a alguien a estas horas, pero esta se alzó de hombros como diciendo que no sabía quién era.

Decidió abrir por curiosidad, tal vez era uno de los conserjes que querían apurarles para poder hacer su trabajo, pero en su lugar se encontró a una de sus estudiantes; Christine Canigula.

-Uhm... Hola ¿Se encuentra la señorita McNamara aquí?

-Sí, tesoro. Pero... Ya estábamos por irnos ¿Necesitas algo?

La más joven se mostró avergonzada. -Oh... N-No, si están por irse tal vez debería hablarles mañana.

-No, no. Por favor, pasa. -Insistió, a lo cual Christine suspiró aliviada, sonrió y pasó a la oficina.

-Gracias, señorita Sawyer.

-No hay de qué.

Heather levantó la mirada de su trabajo apenas las vio entrar. -¿Canigula Christine? ¿Qué te trae a esta oficina del saber?

-Perdona a Heather, se le subió a la cabeza la vanidad por haber pasado otro mini-juego de Cube Escape. -Comentó cómicamente, recibiendo una mirada fastidiada de su esposa. -Siéntate, por lo seria que estás imagino que vienes a hablar de algo importante. -Christine era una alumna habitual que destacaba por su inteligencia y sonrisa animada, era extraño verla decaída.

-Sí, de hecho sí. -Suspiró agotada, sentándose frente a Verónica mientras Heather hacía lo mismo arrastrando una silla cerca de ambas. -Verán, tengo un... Un amigo.

-¿Cómo se llama? -Preguntó Heather curiosa.

Christine pareció retraerse. -Prefiero no decir nombres, si es posible.

-Por supuesto, no hay problema.

-En fin... Él está saliendo con otro chico y...

Verónica no hizo más que quedarse en silencio mientras la joven estudiante les explicaba detalladamente toda su situación, ocasionalmente su esposa hacía preguntas, pero ella no abría la boca más que para seguir bebiendo el café. A medida que Christine relataba, su preocupación se hacía más fuerte y recuerdos de cuando era joven surcaban su mente.

-Y... Me preocupa mucho. Sé que yo podría estar exagerando todo pero...

El sonido de la taza acomodándose sobre la mesa la interrumpió junto a la voz de su profesora de literatura. -No estás exagerando nada. Tu amigo está en una muy obvia relación tóxica ¿Estoy en lo cierto, Heather?

-Completamente. -Asintió ella con una expresión afligida. -Es maravilloso que nos hayas contado a tiempo, querida.

-Pero yo... De todos modos no puedo ayudarlo. Ni siquiera puedo acercarme a él para hacerle entrar en razón. Y aún si pudiera no sé si me haría caso ¡Pero ustedes son adultas! S-Seguramente saben mucho del tema., incluso si no lo entienden...

-Por supuesto que lo entendemos, querida. -Murmuró la de cabello rubio, mirándose de soslayo con su esposa. -Cuando éramos jóvenes también nos involucramos en relaciones de ese tipo, tanto amistosas como amorosas.

La joven alzó una ceja con curiosidad. -¿Se refiere al ex novio criminal del cual la profesora Sawyer habla en sus clases?

Inmediatamente Heather se dirigió a Verónica con reproche. -¡Verónica!

-Lo siento, sabes como soy. Me encanta contarles las historias de mi vida a los estudiantes. -Se excusó con una sonrisa sinvergüenza para luego volverse hacia Christine. -En fin, Heather tiene razón. Entendemos cómo es estar en una relación así.

-Waw, yo... No sabía.

-Bueno, hay muchas cosas que no sabes de nosotras, linda. -Sonrió traviesamente. -De todos modos... No podemos hacer más que aconsejarte a ti para ayudarlo, nosotras como ajenas no podemos intervenir directamente. Aunque...

-¿Aunque?

-Hay algo que siempre quise hacer en una de mis clases. -Explicó. -Siempre quise informar a los jóvenes sobre los peligros de la toxicidad en una relación. Para informarlos y que puedan prever ese tipo de cosas antes de que sea tarde. Tal vez este viernes sea un buen día para eso. Y ya que no quieres decirme quién es tu amigo... No me molestaría hablar con el director para que me permita llamarlos a todos al salón teatral para que todos estén presentes. Vendría bien, hace poco amenazaron a la señorita Duke para que se alejara de un estudiante que ella adoraba mimar y sospechamos que fue su pareja. En definitiva tenemos qué.

-¿En serio ustedes harían eso?

-Claro que sí. Puede que esto ayude a muchos a despertar. -Dijo Heather, ampliando su sonrisa. -Yo creo que cuatro días y una noche de trabajo duro e investigación serán más que suficientes.

-No me atrevería nunca a subestimar a la ingeniosa reina del Cube Escape, amor.

Ambas rieron, y en ese momento Christine respiró tranquila. Puede que no fuese demasiado tarde para salvar a su amigo.

(...)

Cuando llamaron a todos los alumnos de tercer año hacia arriba a asistir a una reunión en el salón teatral, Jeremy no sabía que esperar aparte de una aburrida conferencia llena de gente mayor que les hablaría sobre su futuro en la universidad o quizás cosas aún más aburridas de ese calibre, pero se sorprendió cuando alcanzó a ver a la profesora Verónica Sawyer y a la psicóloga escolar, Heather McNamara, esperando de pie frente al micrófono mientras algunos profesores ayudaban a preparar un proyector.

Puede que esto fuera interesante, pero no podría saberlo con seguridad porque Michael lo hizo sentarse con él en las filas de atrás, donde le costaría un poco alcanzar a ver las diapositivas.

Michael no dejaba de quejarse de lo innecesarias que eran estas reuniones y que si querían quitarles horas de clases deberían dejarlos salir temprano ya que era viernes, y aunque estaba de acuerdo con él en la mayoría de cosas, tenía que admitir que estaba bastante interesado en lo que tuviese que decir la señorita Sawyer, solo que prefirió no decir nada para no llevarle la contraria a su novio.

Un rato después cuando ya todos parecieron haber llegado, la psicóloga golpeteó sobre el micrófono para asegurarse de que funcionaba y prosiguió a hablar. -Los reunimos todos aquí porque los profesores hemos hablado y estamos de acuerdo en que tenemos que hablar de algo muy serio con todos ustedes. -Todos comenzaron a murmurar entre ellos preguntándose qué habría pasado ahora, pero se callaron cuando Heather siguió hablando. -Hemos recibido quejas sobre esto, así que... Hoy hablaremos de las relaciones tóxicas, pero haremos más hincapié sobre la violencia en el noviazgo.

De nuevo estalló la angustia general, volviéndose a preguntar entre ellos quien podría ser la supuesta pareja a la que se refería la señorita McNamara.

-Chicos, por favor. Se nos pidió no decir nombres, y de todas formas eso no es lo importante aquí.

El nudo que se le hizo a Jeremy en el estómago pudo haberlo hecho vomitar en ese preciso instante ¿Por qué justo ahora...? ¡Él nunca le dijo nada a nadie! ¡Ni siquiera se lo había dicho a Christine! ¿Cómo es que...? No, no. Podría tratarse de cualquier otra pareja en la escuela ¿No? Él no era el único con problemas en el noviazgo, y nunca definiría su relación como "violenta". Michael nunca lo había golpeado, al menos no en serio.

Bueno... Se supone que solo los golpes cuentan ¿No? Podría haberlo averiguado quedándose a escuchar, pero Michael no planeaba lo mismo.

-Nos vamos.

Jeremy no pudo reaccionar, tuvo que observar cómo Michael se levantaba de su asiento. Si las miradas mataran... Probablemente todos en el salón estarían bajo tierra en este preciso momento y Michael sería el único en pie.

Trató de mantenerse calmado, pero le costaba, se hacía una idea para el por qué reaccionaba así. -P-Pero...

-¡Dije que nos vamos!

A Jeremy no le quedó otra opción más que hacerle caso sin objetar nada, aunque Michael fue más rápido que él al agarrarlo del brazo y levantarlo bruscamente para arrastrarlo a la salida con él. Dolía, sus heridas seguían frescas y su novio no tenía delicadeza o consideración para sujetarlo, y pudo ignorarlo un momento porque creyó que se detendrían al cruzar la puerta, pero el de gafas siguió caminando apresuradamente por el pasillo.

-Como si yo necesitara esto... ¡Como si nosotros necesitáramos esta mierda!

-M-Michael, ve más despacio, eso duele. -Habló tratando de frenar sin éxito, solo logrando que le doliese más el tirón ajeno. Él no lo estaba escuchando, estaba inmerso en su propia ira, quejándose de todos.

-¡Esto es una estupidez! ¡Necesitaba esa clase de matemáticas para el siguiente examen pero nooo! ¡Nos llaman a esta estúpida charla!

-Michael... E-En serio, suéltame, puedo caminar por mi cuenta.

-¡Romperle la cara! ¡Eso es lo que debería hacerle al hijo de puta que pensó en esto! ¡¿Para qué lo necesitamos?! ¡¿Para qué...?!

El de rizos no pudo más cuando el agarre se hizo más firme y bruto. -¡Michael, por favor, me lastimas!

Luego todo fue silencio.

Jeremy contuvo el aire y reprimió una queja, dándose cuenta de que ahora su novio lo observaba horrorizado y pálido como si hubiese visto un fantasma. No se dio el lujo de creer que lo hizo reaccionar, pues muy pronto su expresión se volvió una mezcla entre furia, confusión y sorpresa.

Tenía miedo, le dolían los brazos y no podía apartarse de él porque lo superaba en fuerza ¿Qué más podía hacer que pedirle que se detuviera?

-Tú lo hiciste.

Fue cuando lo entendió todo que Jeremy sintió que se iba a desplomar desmayado en el suelo. No se equivocó, Michael sí pensaba que había sido él quien fue a hablar con las profesoras. Quería negarlo, no debería temer de hacerlo pues tenía la consciencia limpia en ese sentido, sin embargo le temblaba la mandíbula de lo aterrorizado que estaba.

-Y-Yo no... Yo n-no...

-¿Por qué lo hiciste? -Masculló. Jeremy se doblegó con un chillido cuando Michael presionó más su brazo y lo obligó a agacharse. -Jeremy ¿Por qué lo hiciste?

-¡N-No lo hice, lo juro, lo juro! ¡Por favor...! ¡Michael, por favor, lo juro!

-¿En serio crees que nuestra relación está así de mal?

Jeremy no pudo controlarse cuando empezó a llorar histéricamente. Ya no sabía qué decir porque Michael no le creería, solo deseaba que alguien apareciera pronto a detenerlo pero los salones a su alrededor estaban vacíos y nada escuchaban más allá del retumbar que salía del salón de teatro. -¡Y-Yo nunca...!

-¡Eres un...!

¿Desesperación por no poder encontrar el adjetivo correcto? ¿La furia contra él? Jeremy no tenía la cabeza donde debía para analizar eso, ya que esta chocó contra uno de los casilleros después de que Michael lo lanzara contra ellos.

Ya le costaba pensar antes por el sueño pero... Ahora la migraña se volvía más fuerte e intensa, robando cualquier pensamiento coherente y limitando su comunicación a simple llanto y balbuceos de disculpas que ni siquiera debería estar pidiendo, pero que le podrían ayudar a salir de esta.

-¡Después de todo lo que hice por ti! ¡Después de haber aguantado tus desastres...! ¡No! ¡Después de haber aguantado el desastre que tú eres! ¡¿Es así como me lo agradeces?! ¡Sin mí no serías nada, Jeremy! ¡Desde que estamos juntos soy yo el que se hace cargo de ti y mírate! Tú nunca... Nunca sabes cómo dar las gracias, ni siquiera sabes cómo no arruinar las cosas.

No pudo responder a eso, no solo porque no podía elaborar respuesta, sino porque ya sentía que estaba perdiendo conciencia. El sueño, el golpe, el estrés y el miedo, todo estaba sobre él y le explotaba en la cara, lo adormecía entre lágrimas como una pastilla para dormir.

Era probablemente lo mejor, su cuerpo rogaba un descanso, y su mente también. Fue suertudo en ese entonces de no entender por qué la expresión de Michael de repente cambiaba a una angustiada y aterrada.

-M-Maldita sea... ¡Jeremy...!

Puede que... El líquido caliente que sentía en su cabeza tuviese algo que ver.

WOW, DOUBLE COMBO!

LEVEL 16 & 17 COMPLETE
CONGRATULATIONS, PLAYER TWO!

L o a d i n g . . .

FILE SAVED!

CONTINUE, PLAYER TWO?
Yes < No
Are you sure, player two?
Yes < No

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No tienen idea de CUÁNTO disfruté escribiendo esto y de lo mucho más que disfrutaré escribiendo los siguientes capítulos 8)

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