⚠️Level 14 & 15: Caricias agresivas & Pellizcar/Arañar⚠️
LEVEL 14
READY, PLAYER TWO?
Jeremy no tenía tanta suerte como para visitar a su primo favorito muy seguido. No porque su padre quisiera mantenerlo alejado del lado materno de su familia, sino porque Justin vivía al otro lado del país. New Jersey no estaba muy cerca de Miami que digamos y era inusual que su padre tuviera tiempo para ir con él de visita unos días.
Pero... Esta era una ocasión especial. Su primo los había invitado a quedarse una semana, y aunque Paul tuvo que esforzarse por no dar su brazo a torcer en el trabajo, logró que le dieran unos días libres para asistir. Puede que se haya separado de Shannon hace tiempo, y que nunca la hubiese vuelto a ver, pero sabía cuánto significaba ese lado de la familia para Jeremy, además de que él todavía guardaba cierto cariño.
Heidi y Evan también decidieron ir, no por compromiso, sino porque estaban todos de acuerdo en que conocer más a la familia del otro ayudaría a hacer que su relación prosperara más rápidamente. Jeremy estaba encantado, se moría por presentarle a su futura madrastra y hermanastro a sus numerosos primos, segundos y primeros.
Michael y Connor también venían con ellos de colados. Connor... Pues, Evan se sentía más cómodo con alguien de su edad cercano a él rondando cerca, y la familia Murphy insistió en que unos días bajo el sol de Florida le darían más color a la piel de Connor, ya que según ellos era "color morgue" o una estupidez así.
Michael... A él le bastó con avisarle a Jeremy que iría y pedirle permiso a sus madres. Jeremy no sabía si alegrarse por su compañía ahora que estaba más tranquilo que antes o preocuparse al pensar que era otro gesto de posesividad de su novio. Tampoco es que lo haya pensado tanto, realmente, estaba muy emocionado para eso.
Tras bajar del avión, conducir hasta el hotel para instalarse y luego visitar a la familia Laboy, todos se acomodaron en el sofá para conocer o ponerse al día con todos.
La madre de Justin, Lydia, era una señora ya mayor de edad. La recordaba por ser muy mimosa, dulce y paciente, y no había cambiado mucho a pesar de tener canas y un rostro agotado.
Tenía entendido que su primo aún vivía con sus padres y su numerosa familia de tíos, tías, unos cuantos primos y abuelos—Sí, la casa de los Laboy era grande, y hasta tenía una extra al lado—mas no era un vividor, ya que tenía trabajos de medio tiempo mientras se encargaba de su propio taller familiar.
–Me alegra que hayan decidido visitarnos, pensamos que no tendríamos más contacto con ustedes desde el divorcio. –Anunció Lydia antes de beber algo de café de su taza. –¿Cómo han estado las cosas? ¿Y quiénes son estos encantadores jovencitos y mujer que los acompañan?
–Oh, es verdad. Lydia, ella es Heidi, es mi... Uh...
–Es su novia. –Completó Jeremy, ignorando la reacción sorprendida de su padre al empinarse otro par de galletas de limón. No entendía por qué el drama con este asunto, Lydia era prima mayor de su madre y siempre estuvo consciente de que sus decisiones como mujer de familia no le concernían a nadie más que a ella.
–Es un placer, Lydia. –Sonrió Heidi, posando la mano derecha sobre la de su pareja para transmitirle algo de calma.
–El placer es todo mío, querida. –Sonrió ella también, dándole una mirada de reproche a Paul. –¡Paul! No te avergüences, ya eres muy mayorcito para tener pena de presentar a tus novias. Creo que hasta Jeremy tendría más valor para hacerlo alguna vez.
–Hablando de eso. –Tomó la palabra el aludido, señalando a Michael. –¿Te acuerdas de Michael? Ya sabes, mi mejor amigo.
–No podría olvidarme del niño que te ayudó a poner patas arriba el taller de tu primo.
–Bueno, sí... Él es mi novio.
–Cariñín... Ya sabía, te está agarrando la mano desde hoy. –Soltó ella, divertida. –Me alegra que sea él. Nadie mejor para compartir su vida que una persona que conoces desde hace tanto. Me recuerda tanto a lo que tuvimos Charlie y yo. –Suspiró nostálgica. Jeremy recordaba a su tío muy poco, pues había muerto cuando él tenía 14 y no los visitaba desde niño.
Michael todavía con una sonrisa de autosuficiencia por las palabras de Lydia, señaló a Connor y Evan. –Él es Evan, el hermanastro de Jeremy. Y el de greñas de vagabundo es su novio Connor. Sus padres lo obligaron a venir para que tomase sol y no pareciera un vampiro ermitaño.
–¡¿A quién le dices "greñas de vagabundo"?!
Lydia ocultó una risa entretenida. –Es un placer conocerlos a ustedes también.
La conversación se alargó entre trabajo, estudios y más novedades triviales y significativas. Aunque a Jeremy le encantaba hablar con su tía, estaba impaciente por ver a su primo. Se preguntaba desde que estaba en el avión qué podía ser tan importante para que Justin quisiera decírselo en persona y no explicarle en una llamada.
Rato después apareció una de sus sobrinas, Emma, cual ni lenta ni perezosa escaló por el sofá para subirse a su regazo. –¡Tío Jeremy!
–Emma, cuánto tiempo. –El de rizos no se negó a abrazar a su sobrina, cual también saludó efusivamente a Michael. Ninguno de los dos la había visto desde que ella tenía 5 años, pero por lo visto los recordaba bien. Nota mental; no subestimar la memoria de una niña pequeña. –Has crecido mucho ¿Te acuerdas de Michael?
–Hey. –Saludó el de gafas. Era un alivio verlo tranquilo al verlo tan pegote con la niña, al parecer Michael todavía no estaba tan celoso como para detestar a su familia.
–¡El primo Justin me pidió que te buscara! Está en casa de mi mamá. –Jeremy entendió que se refería a la casa de al lado y ayudó a su sobrina a bajarse para incorporarse con su novio.
–Tía, iremos a ver a Justin. Luego regresamos.
–Vayan con cuidado, tesoros.
Sí que lo harían. Jeremy dudaba que alguien pudiese asaltarlos en el patio de la casa, recorriendo la distancia de menos de diez metros, pero no dijo nada solo porque sabía que diez segundos más tarde de responderle sarcásticamente a su tía se sentiría de lo peor.
Ni siquiera tuvieron que entrar a la casa, Justin estaba afuera acomodando algunas cajas llenas de objetos random, como paletas de tenis, revistas, juegos de mesa, muñecas, un par de tazas y algunas prendas de ropa de adorno como bufandas, sombreros y gorras. Tampoco fue necesidad llamarlo, él fue más rápido al visualizarlos cuando levantó la mirada y sonrió animadamente.
–¡Tío, te traje a Jeremy como me pediste! –Anunció con orgullo la pequeña, cruzando los brazos detrás de la espalda.
Justin se rió por lo bajo y le palmeó la cabeza. –Bien hecho, Emma. No te molestaré más por hoy, ya puedes volver a jugar.
–¡Está bien! ¡Nos vemos, chicos! –Y así como llegó, la niña entró a la casa y se perdió en el pasillo a las habitaciones.
El chico más alto de matas enruladas ni siquiera esperó antes de abrazar a Jeremy, quien se sintió medianamente estrujado por el abrazo, pero no se quejó. No es como si hubiese podido con los pulmones aplastados. –¡Primo! ¡Me alegra tanto verte!
Solo cuando lo soltó Jeremy pudo respirar. Tomaría nota al respecto; ser mecánico te vuelve muy fuerte. –C-Cada día eres más fuerte... Jesucristo.
–¡Y mi casi cuñado, ven acá!
Michael se adelantó y dio un paso hacia atrás con una sonrisa nerviosa. Por más que le agradase Justin no le apetecía ser estrujado también. –¿Y-Y si mejor solo nos damos la mano?
–Oh, claro. –Se sintió extrañado ante ese pedido, mas no se negó. –Lo siento, me emocioné un poco.
–Pero si no ha pasado tanto tiempo desde la última vez que nos vimos. –Le recordó Jeremy, aun tratando de acomodarse la columna vertebral después de semejante muestra de cariño.
–Sí, lo sé. Pero realmente quería verte. –Hizo una seña para que lo siguiesen adentro de la casa, y una vez ahí con ambos adolescentes frente a él, unió las palmas de sus manos dramáticamente frente a su rostro e inhaló como preparándose para el impacto de sus palabras. –Primo mío, lo que quería contarte te encantará.
–Más te vale que así sea. Jeremy no ha dejado de suponer que embarazaste a alguien. –Masculló Michael, notoriamente fastidiado.
El aludido se ruborizó de vergüenza. No necesitaba que su novio le mencionara a Justin sus suposiciones paranoicas. –¡Michael!
–Sin rencores, yo siempre supongo que estás cometiendo los mismos errores que yo. Ya sabes... Como comprar drogas por una chica. –Hizo énfasis en la última frase con una mirada acusatoria que Jeremy prefirió evitar.
–¡Ya te dije que lo sentía! Solo dime qué es tan importante para haberme hecho venir desde el otro lado del país.
–De acuerdo, de acuerdo. Escucha... Sé que te gusta todo esto de los musicales ¿Cierto? Sobre todo las obras de Hamilton, In the highs... Ya sabes.
–Espero que hayas conseguido boletos para ver una de esas en vivo o sentiré que me trajiste hasta aquí para nada. –Murmuró por lo bajo.
–Primo mío, es aún mejor que eso ¿Recuerdas que subí mi historia con Naomi a This American Life? Bueno, resulta que un escritor de musicales famoso lo escuchó y me habló porque quiere hacer un musical corto con eso ¡Y eso fue hace mucho! Se estrena dentro de tres días y quería que estuvieses aquí para verlo en vivo.
Por unos segundos Jeremy simplemente se quedó con cara de estúpido y la mandíbula caída. Michael no estaba mejor que él, pero al menos mostraba más consciencia que él volviendo su mirada de Jeremy hacia Justin de forma repetida.
–T-Tienes que estar bromeando. –Dijo por fin el de gafas en vista de que a su novio le habían roto el cerebro. –¿Quién es el tipo que te habló?
–Lin Manuel Miranda.
–¡¿LIN MANUEL MIRANDA?! –Ese fue el momento donde Jeremy reaccionó, tomando a su primo de los hombros para agitarlo con una fuerza bestial que ni él sabía de dónde había sacado. Justin se quedó medianamente atónito al verlo con los ojos casi como a punto de salírsele de las órbitas y su semblante incrédulo. –¡¿El rey de los escritores de musicales quiere hacer uno con tu experiencia?!
–B-Bueno, sí. Eso dije, pero será corto, dijo que duraría como diez minutos y... Realmente no parece que es la gran cosa.
–¡¿No parece la gran cosa?! ¡Justin, no bromees! ¡Estamos hablando de Lin!
–Creí que esto te emocionaría, pero no tanto. –Admitió el de rulos, esbozando una sonrisa más alegre. –Sabía que estarías feliz.
–¡¿Feliz?! ¡Primo, soy el chico más feliz del puto mundo! –Chilló sin poder contenerse a darle un abrazo, quizá no al nivel del anterior que Justin le dió, pero si uno bastante fuerte.
No podía creerlo. Su sonrisa quería salirse del límite de su rostro y sus talones no dejaban de impulsarlo de arriba a abajo de la emoción.
No solo su primo había captado la atención de Lin Manuel Miranda, sino que él estaría presente en el estreno del musical.
Jesucristo, se arrepentía de no haber traído a Christine con él para ser testigo de este milagro, pero grabaría con la calidad más alta que se podía permitir para mostrárselo.
El resto del día transcurrió normalmente. Siguió pasando el tiempo con su familia, más que nada con Justin y Michael, hasta que tuvieron que partir al hotel porque estaba haciéndose tarde.
Su ansiedad no tenía un límite, pero no en el mal sentido. Culpaba a Christine por esto ¡Ella fue la que volvió su obsesión por los musicales algo más férreo!
Pero no todo era felicidad en su cabeza. Resulta que desde la noticia Michael había estado algo apagado. No podía decir triste o decaído, pero sí se comportaba como si estuviese agotado o aburrido y no hablaba mucho. Le había preguntado ya si le pasaba algo, pero pasaba del tema diciendo que estaba bien.
Sería más insistente por lo general, son embargo... A Jeremy ya no se le daba por indagar profundo con Michael y sus emociones, pues estas últimamente le aterraban bastante. No sabía cuándo podría decir las palabras equivocadas y provocar el caos.
Por una mierda... Ahora mismo debería seguir destilando felicidad, pero el solo ver la cara larga de su novio se lo impedía. No era muy justo que digamos.
No fue hasta que se recostó con él para dormir que hablaron tanto.
Las habitaciones del hotel no eran muy grandes, por lo que reservaron dos habitaciones. En una dormían Heidi, Connor y Evan, y en la suya dormían ellos dos y Paul, quién ahora mismo estaba buscándose algo que beber en la tienda de afuera.
Michael había dejado sus auriculares de lado y Jeremy vio la oportunidad para acostarse a su lado.
–Hey. –Le llamó en voz baja y suave, tan solo para hacerle saber que estaba allí, pero él apenas se limitó a mirarle y hacer una leve sonrisa que luego se esfumó tan rápido como apareció.
Jeremy se sintió... De una forma extraña, no sabía cómo describirlo bien ¿Nostalgia quizá? Él y Michael dormían juntos desde que tenían cuatro años y tenían las siestas en el jardín de niños, incluso hasta su adolescencia lo hicieron sabiendo que para otros era algo súper gay.
Cuando empezaron a salir no fue diferente, pero ahora el de gafas era más distante con él desde el incidente en la sala de música.
Ya no lo buscaba para abrazarlo, ya no lo abrazaba por la espalda ni le besaba la nuca cariñosamente, ya no jugaba con su cabello como le gustaba hacer, a veces hasta se olvidaba de desearle las buenas noches. Y no es que Jeremy no tomaba la iniciativa, sino que Michael no se molestaba en seguirle el juego y lo único que hacía era darle un beso seco antes de dormirse de su lado. A estas alturas a Jeremy la falta de sexo le parecía lo menos alarmante.
Suspiró desanimado cuando al acurrucarse cerca, no hubo gestos de parte de su novio. No le sorprendería que este no tuviese ganas de acompañarlo al estreno.
–¿Sabes...? Si te parece aburrida la idea de ir a ver el estreno no es necesario que vayas. Conozco arcades cerca que seguramente pueden gustarte, y...
–¿Puedes contarme más a detalle lo que le pasó a tu primo?
Jeremy se quedó atónito ante esa pregunta inesperada. –¿Justin? Pero ya sabes...
–Nunca me lo cuentas con detalle, me gustaría oírlo antes de ir a ver el musical. De lo contrario estaría viendo algo que puede que no me interese.
El de rizos asintió para sí mismo, pensando detenidamente. No sabía por qué esto de repente le resultaba interesante a Michael, él siempre estuvo feliz con el resumen de "Compró drogas porque le gustaba una chica, pero resulta que ella era policía y fue preso". Pero cuando inesperadamente sintió que lo rodeaba con un brazo, decidió comenzar a relatar tal cual Justin le había contado.
–Bien... Justin la conoció en su último año. Él era estudiante modelo e iría a la mejor universidad de todas. –Sonrió apenado, Justin realmente pudo haber sido un profesional en cualquiera sea el campo que eligiese para estudiar. –Naomi llegó casi a mitad de año y Justin se interesó en ella cuando le dijo que era puerto riqueña.
Enmudeció por unos segundos, no porque no recordase más, sino porque de la nada Michael estaba acariciándole el cabello y apenas moviendo su otra mano sobre su brazo.
–Continúa.
–O-Oh claro... Este... Empezaron a hablar seguido, Justin la invitó varias veces a su casa a jugar videojuegos y le pasaba su tarea cuando ella no la hacía. Incluso llevaba dos tareas copiadas por si acaso. –No se detuvo con la historia, aunque en cierto modo estaba algo abstraído porque de pronto a Michael se le daba por volver a ser cariñoso con él. –Justin me dijo... Que ellos se contaron cosas que no solían decirle a otros. Cosas privadas, personales... Y ya sabes, él sintió que Naomi confiaba en él, por lo que él hizo lo mismo.
Volvió a callar, solo que esta vez fue porque Michael le besó.
Quedó estático por un momento, pero luego se apresuró a corresponder suavemente apoyando una mano en el espacio del pecho entre el cuello y el hombro de Michael.
–¿Y eso? –Preguntó confundido, aunque no por eso menos animado.
Michael sonrió de lado haciendo un gesto con una mano de restar importancia. –Las historias de amor me conmueven.
–Me alegra saberlo. –Rió por lo bajo, decidiendo continuar. –Y bien... ¿Debo continuar o quieres esperar hasta el jueves?
–Creo que podré esperar. Me gustan los spoilers cuando los pido, pero no demasiado.
Jeremy asintió, sonriendo cuando su novio lo acurrucó contra sí al igual que como siempre solía hacer.
(. . .)
Cuando el día del estreno llegó, Justin no estaba seguro de si el más nervioso aquí era él, Jeremy o los actores esperando tras el escenario a que llegase la hora de su aparición.
Ambos podían concordar en eso. El de rizos no había dormido tanto como quiso estos últimos dos días, era como si la emoción se hubiese transformado en cafeína en su sangre o algo así. Agradeció que Justin pronto se fuese a su sitio asignado, no quería transferirle sus nervios, Michael parecía soportar mejor eso que él.
–Y... ¿Crees que salga bien? –Murmuró el de gafas observando escéptico el escenario donde tenían preparados unos bancos escolares, casilleros y un escritorio.
–Tiene que salir bien. No quiero que hagan ver a Justin como un criminal o algo así.
–Eres tan exagerado a veces, Jeremy.
Acallaron cuando las luces disminuyeron su brillo y el presentador anunció al público.
–Acto uno. 21 chump street el musical. –La audiencia soltó una ligera risa al escuchar el nombre. –¿Saben? Siempre me he preguntado cómo sería hacer un musical sobre historias de la radio. Me llevaron a tantos musicales cuando niño... Por eso mi percepción de qué hace buena a una historia se basa en los musicales más que en la T.V. o en las películas. Si piensas en los clásicos musicales; El violinista en el tejado, A Chorus line, es como... Son divertidos al principio, luego hay algo emotivo, y hay algo en esas ideas que te llevan a ese mundo. Amo eso. Y lo que van a ver es el primer intento de musical basado en el periodismo.
–Y en adolescentes emocionalmente inestables. –Susurró Michael por lo bajo, riéndose de su propio comentario.
–Probablemente un 70-80% de lo que van a oir son citas literales de entrevistas. El resto es invención artística, lo digo desde ahora. Y es basado en una historia real que quizá recuerden por nuestro programa de radio en mayo del 2011. Ya saben, de un montón de alumnos en Palm Beach, Florida. Un grupo de policías jóvenes fueron enviados encubiertos para actuar como alumnos. Iban a clase, comían en la cafetería, tenían cuentas falsas en facebook, por supuesto.
–¿Tan en serio se lo tomaron? –Michael volvió a hablar, tratando de llamar la atención de Jeremy, pero este le shusheó insistente. –Ugh, ok, me callo.
–Hubo reclamos de que se estaba vendiendo droga en las escuelas a las que los mandaron. Y lo que pasa después en esta escuela es lo que se transforma en musical por un grupo de personas que usualmente hacen esto en Broadway. Casi todos los involucrados: el cast, el coro, los músicos, el director Michael Meyer, todos de Broadway. Letras y música por Lin Manuel Miranda. –Automáticamente la audiencia viroteó en aplausos. –Probablemente el más conocido por escribir y protagonizar In the heighs. Él será el narrador.
El aludido hizo su aparición en escena, sentándose en el escritorio frente al público. Jeremy supo que el show comenzaba cuando él habló.
–El plan se llamaba "Operación D minus" y una de las escuelas incluidas era la preparatoria Park Vista Community. Dónde un chico llamado Justin Laboy...
–¡Ese soy yo! –Exclamó entre los chicos ubicados en los bancos escolares, aquel actor que reconoció como Anthony Ramos.
Jeremy intentó dominar su emoción dejando que su espalda se apoyase completamente en el asiento. Escuchó la risa burlona de Michael a su lado y solo le miró con una sonrisa de lado.
–Actúas como los adultos cuando ven fútbol.
–Oh, cállate.
Volvieron a reír, pero ahora Jeremy apoyaba su cabeza sobre la de su novio, y este cariñosamente frotaba su brazo izquierdo. No quitaban la mirada del show, les parecía simplemente genial y apenas estaba comenzando.
–Un estudiante ejemplar de 18 años.
–¡Siempre saco A's!
–Estaba en el último semestre de su último año. Justin no pudo creer su suerte cuando apareció una chica muy bonita.
Si Jeremy hubiese sabido lo mal que la pasaría luego de este momento... Tal vez lo hubiese pensado dos veces antes de sentarse al lado de Michael.
La actriz de Naomi Rodríguez apareció en escena. Era una mujer adulta con ropas de adolescente, con cabello negro atado en una coleta. No había nada sensual ni encantador en su caminar, era simple y llanamente normal, pero su simple presencia bastó para que el actor de Justin cantase su nombre melódicamente al igual que una princesa Disney o... ¿O él mismo?
–Naomi~
A Jeremy le parecía divertido el detalle de que tanto él como su primo hicieron locuras por una chica que les gustaba y hasta decían su nombre de ese modo, de hecho quería comentárselo a Michael pero... Cuando volvió su mirada hacia él, lo encontró absorto y serio mirando el escenario, y la forma en la que cariñosamente le frotaba el brazo empezó a volverse lenta.
–No solo en una, sino en dos de sus clases.
–Naomi~
Ok... Quería reírse de esto, quería comentarle a Michael que esto era irónicamente divertido, sin embargo empezaba a creer que él no lo veía de ese modo.
Tragó en seco sintiendo que no solo sus, antes, caricias se volvían lentas, sino que las uñas ajenas rozaban su piel. No al punto de hacerle daño pero... Era alarmante con solo observar el semblante congelado en pleno disgusto de Michael.
–Se sentaba frente a él, cambiaron puestos.
–Naomi~
Se mordió el labio tratando de prestarle atención a la obra. No quería empezar a suponer tonterías en un momento como este ¡Tenía que disfrutar del show! ¿No es así? Tal vez a Michael no le hacía mucha gracia esta escena porque... Digamos que le traía recuerdos y eso pero... No debía ser gran cosa, solo era una pequeña coincidencia.
–El apellido que usó era...
–¡Rodriguez!~
Ahogó un chillido, arrepintiéndose de dudar.
Michael no estaba feliz, no estaba para nada feliz.
(. . .)
–¡Oh, Jeremy, no tienes idea de lo feliz que estoy!
–Y-Ya puedo imaginarlo.
La noche caía en Florida, Justin conducía en auto para dejarlos a él y a Michael en el hotel donde ni Heidi ni Paul los esperaban, ya que habían ido a cenar por ahí en compañía de Evan y Connor—Aunque era más probable que ellos hubiesen decidido ir a jugar al pool en el salón principal del hotel—cosa... Conveniente ¿No?
Una eterna sonrisa estaba pintada en el rostro de Justin. El musical había sido un excelso éxito digno de admirar, desde las canciones hasta la actuación de los personajes, incluso cuando le permitieron subir al escenario a dar algunos detalles de su experiencia y halagar a Anthony por su trabajo.
Sin duda Justin lo había disfrutado como nunca, y él... No podía decir exactamente lo mismo con exactitud.
Claro, fue todo un éxito y las canciones fueron tan preciosas como se esperaba de Lin Manuel Miranda, pero no pudo apreciarlas tanto como quiso ni darle a la obra la atención que merecía, y la causa estaba en sus brazos doloridos, cuáles sobaba con cuidado para aliviarlos sin quitar la vista del suelo del auto.
En efecto a Michael no le hizo gracia ver al niño ingenuo y enrulado cortejar a una chica azabache al punto de comprar droga por ella y cantar su nombre tan melosamente.
No, no le hizo gracia ver a un calco suyo prestarle atención a lo que él suponía se vería como un calco de Christine.
Le fue imposible ignorar cómo sus brazos eran rasguñados y pellizcados solo para calmar las ansias y enojo latente de su novio, sin embargo no había dicho palabra y no intentó alejarse. Simplemente se quedó ahí toda la obra, sufriendo como nunca cada vez que Anthony pronunciaba "Naomi".
Ya sabía, fue un completo estúpido pero... Tenía miedo.
Todavía lo tenía al ver de reojo a su novio malhumorado.
Y más lo tuvo cuando Justin los dejó por fin en el hotel tras una afectuosa despedida, y él se vio obligado a caminar adelante cuando se dirigían a la habitación solo porque él tenía la llave.
Tembló con un suspiro al cerrar y entrar al baño para ver el estado de sus brazos. Tal vez se hubiese sentido mejor de no hacerlo, ahora solo estaba horroridado encontrando moretón tras moretón y rasguño tras otro, algunos incluso sangrando un poco.
Tragó en seco como quien se traga una píldora enorme y se limitó a lavarse en silencio, teniendo cuidado de que no le ardiera más de lo que ya lo hacía cada vez que entraba en contacto con el agua fría o cuando una lágrima ocasional caía en su piel herida.
Maldita sea ¿Cómo es que estaba sufriendo por esto? Se supone que estaría feliz, feliz porque la historia de su adorado primo sería reconocida bajo la mano de uno de los mejores escritores de musicales de su época, feliz porque lo vería en vivo... Feliz porque con él estaría su novio acompañándolo.
Lo peor de todo es que no se sentía mal por el daño físico, no estaba enojado. Se sentía culpable, tenía remordimiento, siempre lo hacía en cada ocasión que Michael demostraba el rencor que todavía le guardaba por lo ocurrido. El suficiente rencor para tener un ataque de ira controlado.
–Jeremy ¿Ya vienes?
Al aludido le dió un respingo escuchar ese pedido serio desde el otro lado de la puerta, pero estaba tan aturdido que no dudó en salir de ahí. –S-Sí, ya voy.
Para lo único que se detuvo fue para mirar con detenimiento la inexpresividad en el rostro de Michael y la impaciencia de su mirada, con lo cual solo se apuró más a recostarse a su lado, a pesar de que en el fondo estaba muerto de miedo y prefería dormir en el suelo, cosa que ya no podría ser ahora que el de gafas lo había rodeado con el brazo para atraerlo hacia él.
No se miraron a la cara, él tenía la cabeza apoyada cerca del pecho del más bajo, y este pues... Parecía querer retomar sus "mimos" tirándole lentamente del cabello en mechones pequeños y tanteando con los dedos sobre su brazo.
–Odié la obra.
Jeremy asintió con un solloso ahogado, sintiendo su pecho oprimirse mientras su brazo se marcaba segundo tras segundo.
–Pero sobre todo odié a Justin.
Jeremy volvió a asentir.
No era capaz de negar sus acciones porque se sentía tan culpable que creía merecerlas.
No se molestó en opinar lo contrario sobre sus comentarios porque sabía que Michael no hablaba realmente de la obra, así como no hablaba realmente de Justin.
Eso le rompió el corazón.
WOW, DOUBLE COMBO!
LEVEL 14 & 15 COMPLETE
CONGRATULATIONS, PLAYER TWO!
L o a d i n g . . .
FILE SAVED!
CONTINUE, PLAYER TWO?
Yes < No
Are you sure, player two?
Yes < No
-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-
Decidí combinar estos niveles porque para mí eran parecidos(?)
Tengo esto escrito hace semanas pero nunca pude terminarlo porque la escuela me consume como cigarrillo 8) Solo quedan dos meses, dos meses y me voy a la reverenda concha de la lora
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top