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— Está despertando — fue lo primero que escuchó, una suave voz distorsionada, cuando comenzó a abrir los ojos.
— Déjalo descansar, hijo, seguro se siente mal. Quédate aquí por si necesita algo.
— Sí, tranquila.
Poco a poco, todo a su alrededor comenzó a aclararse. Taehyung abrió los ojos y se incorporó de golpe. Inmediatamente, sintió unas manos notablemente más pequeñas que las suyas en su pecho, impidiéndole levantarse.
— Taehyung, calma... respira.
Siguió el consejo al instante y observó detenidamente la habitación mientras respiraba con calma. Allí había algunos peluches, un estante repleto de libros y cuadernos, un colgante adornado con fotografías de Jimin, su novio, y sus amigos, un pequeño escritorio con una computadora y notas adhesivas pegadas, una ventana con hermosas cortinas blancas con un pequeño balcón...
¿Jimin, su novio y sus amigos?
Sus ojos dieron inmediatamente con él. Ahí estaba Jimin, mirándolo con preocupación, aún con sus manos en su pecho.
— ¿Estás mejor? — Lentamente retiró sus manos y acomodó las almohadas detrás de Taehyung, quien ahora se encontraba sentado —. Debes mirar antes de cruzar, Tae. ¡¿Te imaginas si no hubiera estado aquí?! ¡Te pudo haber pasado algo mucho peor! ¡Ese camión pudo arrollarte! ¡¿Es que no aprecias tu vida?!
Taehyung lo siguió mirando sin decir palabra alguna.
Oh, Jimin me está a mi lado... Jimin me dijo Tae... Jimin...
¡Estoy en la habitación de Jimin!
— ¡Perdón! ¡Perdón, yo... estaba distraído! ¡Quería acercarme a ti porque te vi aburrido, pero me dio miedo, lo siento! ¡Estaba nervioso, debió ser eso, no sabía qué hacer, lo lamento! ¡Miraré mejor la próxima vez, lo prometo, solo... solo estaba pensando! ¡No creí que terminaría así, yo...
El vómito verbal de Taehyung provocó que callara de golpe, dándose cuenta de la cantidad de información que había revelado.
Mierda.
Se sonrojó y con miedo, casi temblando, su mirada se fijó en el rostro de Jimin, quien poco a poco comenzaba a formar una sonrisa en su rostro.
Su risa resonó en la habitación, cada vez más fuerte y divertida. Había un hermoso sonrojo en su rostro que lo había ver mucho más lindo de lo que ya era.
— ¡Si querías ser mi amigo, me lo hubieras dicho! ¡Creí que me odiabas! — Exclamó con facilidad, mostrándole una pequeña sonrisa.
Y le dio un abrazo.
Jimin... me dio un abrazo.
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