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Como mi agenda estaba muy apretada aquella semana, el día anterior a mi viaje me lo tomé completamente libre.
Había aprovechado para ir de compras con JungKook y JiMin, que los convencí de dejarme regalarles lo que quisieran, eligiendo el rubio una nueva funda para su arma y el castaño sólo se dejó guiar por una recomendación mía y terminé comprándole el libro "37 horas" de Jodi Compton.
No es el mejor libro del mundo, pero es del tipo que le gustan.
Llegando a casa, Tim salió corriendo disparado sin decir nada, así que yo simplemente tomé una ducha y me puse ropa cómoda para andar. Con JungKook y JiMin también mejor acomodados pero sin dejar sus amadas pistolas, los puse a ayudarme a recoger mi despacho, prometiéndoles luego una buena merienda.
Me gustaba archivar los casos en los que había participado, pero habían papeles de borradores y documentos que jamás usé que perfectamente podían ser botados pero por vagancia y un poco de falta de tiempo había dejado que se acumularan.
Entre JiMin y yo le habíamos quitado el Mp3 a JungKook y en la pequeña bocina, que suelo llevar conmigo cuando me da por hacer ejercicio o en mis visitas a la playa, habíamos colocado su música.
Ashes de Stellar era la canción que estaba en ese momento.
-Wow. Este hombre cada día me gusta más-comenté y dejé los papeles que estaba leyendo para voltear a verlo. Estaba sutilmente sonrojado pero mantenía su expresión común-. Tienes muy buenos gustos musicales. Deberías expresarlos más en tu rostro. Mira que nuestra boda será en una discoteca y te voy a poner a bailar.
Como de costumbre, JiMin se reía de mis barbaridades y JungKook pasaba de mí olímpicamente.
-Sarah, de veras que te gustan los retos.
-No es mi culpa que mi mente y corazón se hayan puesto de acuerdo para quererlo a él-fruncí mi ceño, señalando al castaño a mis espaldas que recogía los papeles que había estrujado y dejado caer al suelo-¿No crees que yo también hubiese deseado gustar de alguien más normal? Pero en mi vida nada es normal y aunque me moleste en ocasiones, adoro su manera de ser. Es el hombre que más me ha interesado románticamente hablando ¿crees que lo voy a dejar ir sin intentarlo?
-En primer lugar, han sido cuatro años-señaló el rubio-, y en segundo, él está oyendo todo eso.
-¿Y qué? Por mí como si me demoro quince años, y lo otro...pues que escuche lo que tengo que decir. Mis sentimientos no son un secreto para él. Es bueno que tenga conocimiento de eso.
-Definitivamente eres especial.
-Diciendo eso me haces lucir como que tengo algún tipo de retraso mental-bufé risueña y seguí registrando los papeles en mis manos.
Cantando en voz baja We Belong de Dove Cameron estaba cuando las puertas de mi oficina se abrieron de par en par, asustándome y colocando en estado de alarma a los chicos.
Pero no, no hacía falta el uso de la agresividad. Era sólo Leiah.
Una destrozada Leiah con las mejillas llenas de lágrimas y el maquillaje corrido.
Solté de inmediato los papeles que tenía sin importarme si se regaban o no y corrí a abrazarla.
Sus manos se hacían puño junto a mi blusa y su llanto mojaba mi pecho.
Mordí mi labio inferior y parpadeé lo más que pude para eludir las lágrimas que amenazaban con salir.
Habían sido muy pocas las veces que había visto a Leiah llorar, y cuando lo hacía de esa manera y buscaba consuelo en mí, era porque algo malo estaba sucediendo.
A nadie le gusta ver sufrir a su mejor amiga, su hermana de otra madre.
Logré sentarnos a ambas en el sofá bajo la preocupada mirada de los chicos y con mi mano alcé su mentón.
-¿Qué ocurre, preciosa?¿Quién o qué te ha hecho daño?
-Orland-hipó. Hacía su mayor esfuerzo por no dejar que los sollozos le ganasen-. Estaba metido y endeudado hasta la coronilla con varias pandillas-jadeó-. Hoy llegaron varias amenazas de muerte debido a supuestas deudas y revisando el despacho de Orland lo encontré todo-volvió a sollozar-¡A esas personas no les interesa si él está muerto!¡Quieren mi dinero o no les importará acabar con mi vida y la de mis hijos!¿¡Qué hago, Sarah!? Mi empresa está al llegar a los números rojos ¿¡Cómo se supone que pagaré tantas deudas!?
-Ya, ya. Tranquila. Todo estará bien-otra vez la dejé recostarse en mi pecho y acaricié sus espalda, la cual vibraba debido a su constante llanto-¿Los niños están con Tim? Lo vi salir corriendo así que supongo que le avisaste antes de venir para acá-ella asintió-. Bueno, para empezar, pondrás tu casa en venta y vendrás a vivir para acá con los niños. Timothy no tendrá problemas con eso, JungKook y JiMin tampoco, y yo mucho menos. Luego te cederé parte de mis acciones en la empresa de Charles para que se haga una unión entre su empresa textil y tu agencia de modelos y con un dinero extra que según voy calculando va a quedar, irás pagando algunas de las deudas-sabía que se iba a negar cuando intentó reincorporarse, pero se lo impedí y la abracé más a mí-. Quiero que tú y los niños tengan protección, así que te cederé a uno de los chicos para que te cuide. No te preocupes por lo que puedan decir mis superiores. Tengo más labia que Rasputín, así que estate tranquila. Todo se va a resolver ¿sí?
Ella finalmente se apartó un poco de mí y me sonrió apenas.
-Gracias. No sé qué hice para merecer una amiga como tú, pero estoy muy agradecida con quien te haya puesto en mi camino.
Acariciando sus mejillas, buscando limpiar un poco ese maquillaje, negué con la cabeza.
-¿Recuerdas aquella canción que siempre cantamos cuándo estamos tristes?-su sonrisa, ya un poco más amplia, me dió su respuesta-. La empezamos a cantar a los doce porque según nosotras, teníamos el corazón roto por unos chiquillos que supuestamente eran el amor de nuestra vida y al final no eran más que unos hormonales que aún les gustaba comerse los mocos.
Su risita casi silenciosa me contagió. Su cabeza se recostó al borde sel sofá y comenzó a murmurar a mi par Love of My Life de Queen.
-Love of my life, you hurt me. You've stolen my heart and now you leave me. Love of my life can you see? Bring it back. Bring it back. Don't take it away from me because...you don't know, what you mean to me~.
Murmurando la canción y acariciando su mejilla, logré hacer que sus ojitos se cerraran al término del improvisado cantar.
Dormirla es un método muy efectivo cuando se trata de calmarla y hacerla recobrar la esperanza.
Por suerte nunca me ha obligado a drogarla y con una canción es suficiente.
Y también por suerte su sueño es inmediato y bastante profundo...por lo menos luego de que llora hasta casi deshidratarse.
Con cuidado, la recosté en el sofá con un cojín bajo su cabeza y quité sus zapatos.
-JungKook-murmuré, acercándome a él-¿Podrías traerme una de las sábanas que están en el sofá de mi habitación? Leiah es muy friolenta y no quiero que se ponga a temblar.
El castaño asintió y pronto salió a cumplir con mi petición.
-Yo me quedo con ella, Sarah-apartándonos para no incomodar a la rizada con nuestros murmuros, JiMin comentó en su idioma natal-. Tengo mejor relación con ella que JungKook.
-Está bien-accedí con una sonrisa y le dí un rápido abrazo-. Gracias, JiMinie. Te lo compensaré con lo que desees y prometo hablar con tu empresa para que comprendan la situación y no recibas ningún regaño.
Ciertamente mi decisión no sería del agrado de muchos, pero mientras la agencia de escoltas que entrenaba y rentaba a los chicos estuviera de acuerdo, no habría problema incluso si la paga de JiMin debía salir de mi propio bolsillo.
Lo mejor para mi amiga y sobrinos.
JungKook llegó con la sábana en manos y yo se la extendí a JiMin.
-Comienzas a partir de ahora-él asintió con una sonrisa-. Deja el desastre como está. Cuando ella despierte o yo regrese del viaje me pondré en función de eso.
Sin más, salí de allí jalando del brazo a JungKook...aunque diría que fue algo casi innecesario puesto que él ya me seguía.
Casi...porque el contacto físico con este hombre para mí es muy importante y necesario.
-JiMin se quedará con Leiah y los niños. Ya sabes, ellos en este momento lo que más necesitan es empatía y tú de eso no muestras mucho-suspiré una vez nos encaminamos a la cocina que quedaba en el otro extremo del pasillo-. Sé que este viaje quizás te resulte odioso debido a mis constantes coqueteos hacia tu persona, pero tendrás que aguantarte. Leiah, Liam y Jeremy necesitan de este sacrificio.
Increíblemente, me mostró una media sonrisa cerrada e hizo un movimiento de cabeza.
-Entiendo, Señorita Cain. Eso es muy generoso de su parte. Comprendo el amor que le tiene a su amiga y sobrinos así que no tengo problemas con la decisión que ha tomado. Después de todo, es mi deber protegerla bajo cualquier circunstancia.
Y luego aquella sonrisita pasó a ser una completa que me dejó petrificada.
En cualquier momento se me saldría la baba.
-Joder, necesito agua antes de que muera por un ataque de Stendhal.
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