12

Un día...

Dos días...

Cinco días...

Diez días...

Catorce días sin sentir el aroma a madera quemada, catorce días sin ver siquiera la sombra de aquel cambiaformas león que aún a distancia le hacia sentir una extraña seguridad, catorce días desde que había desaparecido sin dejar rastro alguno, casi como si se lo hubiera tragado la tierra. Nadie lo había visto y nadie parecía interesado en encontrarlo, excepto, quizás, por una persona.

Unos suaves pasos se escuchaban por el pasillo, en el interior de la residencia Ishigami, era Senkuu que deambulaba a altas horas de la madrugada por toda la casa, olisqueando al aire en un vago intento de rastrear al alfa que desapareció misteriosamente sin siquiera despedirse o tratar de hacerlo, pero a donde quiera que iba solo olía a betas comunes, omegas y otros activos; frunció el entrecejo enfadado por no tener un sentido más desarrollado.

Pero en primer lugar ¿por qué lo buscaba?

Detuvo sus pasos cuando se dio cuenta de ello, no lo necesitaba ya tenía la protección y el apoyo incondicional de su padre, en realidad era al revés, era Shishio quien le necesitaba. Exacto, es él quien va a morir.

- Morirá.

Algunos simplemente comienzan a tener problemas para respirar y posteriormente se ahogan en una tos excesiva, otros comienzan a vomitar sangre o tener hemorragias nasales sin ninguna razón y finalmente sus pulmones se llenan de ese líquido vital, si tienen suerte éstos explotan y mueren al instante, mientras que otros solo comienzan a dormir mucho y les es más difícil despertar para posteriormente caer en un "coma".

De las pocas veces que le vio nunca se percató de una tos, le habría escuchado; no había sangre, lo habría visto; entonces ¿está durmiendo? ¿Ya no va a despertar? Quizás la noche del día que lo vio por última vez el alfa solo se fue a su cama con el pensamiento de que el día siguiente iría a verlo y cuidarlo desde la lejanía pero eso ya no pudo ser, quizás esa noche soñó algo lindo y ese fue el último ápice de alegría en su vida.

¿Shishio en un coma?

¿Así acabó todo?

¿Así?

Y si realmente es así, ¿él tuvo la culpa? Pudiendo darle la marca no lo hizo ¿eso significa que lo dejó morir? No, no lo dejó morir, él nunca haría eso, él siempre busca la manera de ayudar a las personas pero...

- ¿Qué haces despierto? - la voz de Byakuya le hizo saltar y girarse a verle, el mayor solo tenía el ceño fruncido y parecía enfadado - ¿no vas a contestar? - ¿por qué le hablaba así?

- No tengo sueño.

- Amor, ve a la cama.

- Quería preguntarte algo.

- No me veas así y ve a dormir.

- ¿Cómo estaba Shishio? ¿Parecía cansado?

- Senkuu no me mires así, te digo que regreses a la cama - ¿lo estaba ignorando? ¿Ignoraba sus preguntas?

- Papá.

El mayor suspiró y le tomó del brazo llevándole casi arrastras a su recámara donde le hizo entrar de un empujón.

- ¿Qué es lo que te pasa? ¿Por qué me tratas así?

- No te preocupes, ya me encargué de Tsukasa, no volverá a molestarnos y no conocerá al bebé, nunca lo verá - sonrió de una manera extraña dando la vuelta y siguiendo su camino, arrastrando un lazo que al parecer no tenía fin. Senkuu achicó los ojos no comprendiendo aquello, caminó a la puerta para detenerle pero justo llegó el otro extremo de la soga que el mayor jalaba, era el cadáver del alfa león.

El omega abrió los ojos de par en par encontrando como única imagen frente a él el techo de su habitación, la alarma sonaba con la estación de radio programada, se levantó lentamente mirando todo el cuarto a la vez que se ponía de pie y se dirigía a la ventana, miró a la calle avistando algunos vecinos y unos cuantos autos; regresó su atención dentro del lugar intentando no pensar mucho en el sueño que acababa de tener, pero un aroma llegó a sus fosas nasales haciéndole voltear con rapidez a la ventana encontrando a la lejanía un montón de hojas secas y ramas siendo quemadas por uno de los cortadores.

- Ya despertaste - volteó a ver en la dirección de donde provenía la voz - buenos días.

- Byakuya...

- El desayuno está casi listo, ve a cepillar tus dientes y lavar tu cara ¿si? Te hice un postre que, no es porque lo haya hecho yo pero, está delicioso.

- Byakuya.

- Dime.

- ¿Por qué cojeas?

- ¿Cojear? - su rostro mostraba confusión - no cojeo.

- ¿Pasó algo que no me has contado?

- Sí.

El omega se estremeció por la posible respuesta del otro, pero solo esperó a que éste continuara

- Estoy feliz de verte mejor - se acercó a paso lento hasta donde estaba y tomó su rostro entre sus manos - ahora hablas y ríes, me siento muy bien por ello - sonrió y besó su frente pero el menor no parecía feliz - ¿qué pasa?

- ¿Has... Has visto a Shishio? - el alfa tigre le miró en silencio por largos segundos, logrando impacientar al omega - viejo.

- Han estado desapareciendo muchas personas, ¿ya viste?

El mayor se fue sonriendo y a paso lento con dirección a la cocina, el omega miró a todos lados ¿dónde estaba Shishio?

Taiju escribía en su cuaderno bajo la mirada atenta de Senkuu, o eso creía el castaño; el cambiaformas guepardo le miraba de reojo de vez en vez siendo consciente de los orbes rojos sobre él.

- Taiju - el de iris caoba saltó en su lugar por la alegría de escuchar su nombre salir de los labios del omega, le miró con una sonrisa mostrando su blanca dentadura.

- ¿Si, Senkuu?

- Los alfas son agresivos - aquello no había sonado para nada a una pregunta sino más bien una afirmación - y aunque a veces son tranquilos... Incluso un poco pasivos... ¿Pueden llegar a perder el control?

- Sí... Sí muchas veces, como Ukyo ¿lo recuerdas? - el omega tigre asintió y el castaño continuó - siempre ha sido tranquilo, cuando aún no sabíamos nuestras categorías todos creímos que él sería omega pero bueno, resultó alfa... Hace poco un alumno de un grado superior quería pelear con Ryusui pero él no quería así que le acorraló junto a sus amigos y le dieron una gran paliza, no conozco los detalles.

- ¿Qué tiene que ver Ukyo?

- A eso voy, cálmate. Ukyo perdió la razón, se volvió totalmente loco, parecía una especie de bestia intentando masacrar a esos alumnos... Todos los omegas estaban asustados.

- ¿Crees que pasa lo mismo con los padres alfas? - Taiju le miró incrédulo ¿desde cuándo Senkuu pedía segundas opiniones en temas que dominaba?

- ¿Pasó algo?

- No lo sé... El gato no ha venido - el castaño quedó desconcertado por el comentario.

- ¿Cuál gato? ¿Tienes un gato? - Senkuu rodó los ojos.

- Él... Desapareció... - el alfa soltó un "ohh" en muestra de que entendió.

- ¿Crees que el señor Byakuya le hizo algo a Tsukasa?

- No lo sé.

- Me estás preocupando, acabas de decir "no lo sé" dos veces en la misma conversación - en otro momento el menor quizá hubiera reído o lanzado una mirada cansada pero justo en ese momento solo tenía una expresión afligida - no lo creo, él debe estar bien, dudo mucho que el señor Ishigami le haya hecho algo.

- La marca-

- Ese tipo es fuerte y no hay que preguntarle si lo es, se le nota a leguas además dudo que una tos o el sueño le ganen.

El menor miró al suelo pensando en lo que el cambiaformas guepardo le decía.

- ¿Dónde está Yuzuriha?

- Tuvo unas cosas que hacer, tiene trabajo de medio tiempo en una cafetería - luego de eso el lugar quedó nuevamente en silencio y Taiju miró la hora en su celular - se me hace tarde, ya debo irme. - miró al omega y le sonrió - vendré otro día, te lo prometo.

Se levantó tomando sus cosas y guardándolas, ahora se dirigía a la puerta acompañado del omega que aún parecía inquieto por el tema; una vez en la salida ambos se miraron y Taiju no pudo evitar abrazarle con calidez, cosa que tomó desprevenido a Senkuu.

- Gracias por explicarme el tema.

- Igual no entendiste - el más alto rió por lo bajo, era verdad, no entendió.

- Al menos pude hacer que hablaras... Me gusta cuando hablas... Me gusta escucharte - el castaño hizo el abrazo más cercano apegando al más bajo a su cuerpo, sintiendo el abultado vientre entre ambos.

Taiju sonrió y besó la mejilla del omega quien se le hacía tan lejano el recuerdo de esas muestras de afecto que el alfa solía darle cuando estaban a solas, no iba a admitirlo en voz alta pero extrañaba eso. El de orbes caoba arrugó el entrecejo y se apartó del más bajo para mirar su vientre.

- ¿No te parece que es muy grande... Para ser solo uno? - lo último lo guardó para sus adentros, dejando la pregunta incompleta.

- ¿Ah? - miró también y solo ladeó la cabeza - no, no creo, es por mi complexión física.

- Creo que solo es mi imaginación - alzó la mirada y le regaló una amplia sonrisa para volver a depositar un beso en su otra mejilla y finalmente irse de la residencia Ishigami.

Quince días...

Veinte días...

Veinticinco días...

¿Cuánto había pasado ya?

Casi un mes.

El cambiaformas tigre se encontraba en el sillón de la sala leyendo un libro titulado como "Men after Men", al parecer era interesante pero demasiado fantasioso para alguien de esa época, pero no imposible del todo.

- Con una médula... Puede ser... ¿Alteración del ADN? - daba pequeños golpes con sus uñas a la tapa del libro intentando descifrar una forma de lograr crear una quimera humana que respire bajo agua y soporte la presión de los océanos - con un cuerpo fuerte y resistente quizá... Como el de Tsuka-

Paró su análisis al darse cuenta de que estaba intentando buscar lógica a la creación de algo como un humanoide capaz sumergirse a las profundidades que ningún humano ha sido capaz de llegar y no solo eso, sino también metía a Shishio en cada comparación; miró los dibujos que hizo en los margenes de las páginas del libro, cada modelo para cada quimera era un cuerpo similar si no es que directamente era Tsukasa.

- Es porque su complexión es perfecta para soportar la presión del agua... También podría mantenerse estable en la gravedad cero del espacio exterior - se explicó asimismo, intentando escudarse de sus propios reproches.

Largó un suspiro y tomó la goma para comenzar a borrar los dibujos en las páginas, cuando hubo terminado dejó el libro en el estante de su padre junto con los demás ejemplares, se dirigió a su cuarto con la intensión de dormir, había estado dándole tantas vueltas a la desaparición del alfa que se había olvidado que él necesita descansar puesto que su energía ya no era solo suya sino también del bebé en su vientre.

- Estoy exagerando - quedó en silencio con la opaca luz de la lámpara como única guía en la habitación, sonrió para después carcajearse de sí mismo - el grandullón tiene razón.

Apagó la lámpara quedando en completa oscuridad, caminó sin prisas en dirección a la ventana posando sus orbes intensas como brasas sobre la luna.

- ¿Qué pensaría Lillian...?

Negó con la cabeza repetidas veces, él no era de pensar en gente que ya no estaba, pero entonces ¿por qué sentía tanta melancolía al ver la foto de la mujer con la que nunca tuvo contacto directo? ¿Por qué le hace falta la fastidiosa presencia de Shishio? ¿Por qué añoraba con tanto deseo el cariño de Taiju?

- Son las hormonas en un diez mil millones por ciento.

Dedujo finalmente, pero reconocerlo también le conllevaba a que, sí o sí, estaba siendo muy sentimental en algunos aspectos y muy a su pesar habían cosas que no le caían nada en gracia, como de que posiblemente Tsukasa decidió tirar la toalla y abandonarle con su hijo.

- Me dejó... ¿Nos... Dejó...? - volvió a negar frustrándose más, no lo haría, el mayor parecía interesado en saber más del bebé, eso lo ha comprobado varias veces.

Confiando en las palabras de Taiju de que una enfermedad no podría acabarlo y no se pudo haber ido por su propio pie entonces ¿dónde está?

El omega largó un suspiro cansado sintiendo un fuerte mareo, se sostuvo del marco de la ventana cerrando los ojos e intentando mantener la compostura, para empezar ¿para qué lo quería cerca? No lo quiere cerca pero tampoco lo quiere lejos ¿verdad?

- Agh - pasó las dos manos por su cara, no sabía que hacer con sus sentimientos, ¿cómo tratar con algo que ha ignorado toda su vida? Abrió los ojos como platos cuando un pensamiento alocado se apoderó de su mente.

«Ukyo perdió la razón, se volvió totalmente loco, parecía una especie de bestia intentando masacrar a esos alumnos...»

Su padre no haría eso, él sabia controlarse además es imposible, por muy enfurecido que estuviera no sería capaz de matar a una persona. Salió de sus pensamientos y miró el reloj en la pared que mercaba la 1:00 a.m. era muy tarde como para ponerse a pensar en esas cosas, quizá esa era la razón por la cual estaba teorizando sandeces tan grandes como esa.

- ¡Kukukuku! Suponiendo que fuera así ¿dónde guardaría él un cadáver? ¿En el garaje?

Sonrió y se giró en dirección a la cama dispuesto ahora sí a descansar cuando de la nada, el sonido del portón eléctrico del garaje de su casa se escuchó en medio de todo el silencio de la noche, detuvo su andar y se giró mirando hacia abajo avistando a su padre, jalando una bolsa negra alargada, dejando un rastro rojo tras de sí.

El más viejo seguía tirando de la bolsa hasta el basurero del otro lado de la calle y con mucha dificultad lo tiró dentro del contenedor más grande; al regresar a la casa, sacó la manguera lavando todo rastro que pudiera haber en el suelo. Senkuu permanecía inamovible por lo visto, se giró lentamente y se dirigió a la cama donde se acostó de lado con un extraño dolor en su espalda y el vientre.

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