4. Imprevisto
La semana pasó volando y antes de que pudiera darme cuenta, eran mediados de Enero. Lunes 13 de Enero, para ser exacta. Faltaban 20 días para la semana de la moda. Había estado tan atareada que ya no dormía: durante el día me encargaba de la campaña y a la noche me dedicaba a estudiar, aunque siempre terminaba quedándome dormida arriba de los apuntes.
Los preparativos para las intensivas dos semanas de trabajo con One Direction estaban listos, y gracias al cielo yo no iba a ser partícipe. Era algo ilógico ya que teóricamente yo misma había planeado una gran parte de todo, pero al menos obtendría tiempo libre y podría sacarme los exámenes finales de encima.
Eran las 10 de la mañana y yo aún no había desayunado, mi estómago rugía tan fuerte que temía que Meredith lo escuchara.
-Hey Mer, vamos a comer algo por favor, muero de hambre. -le pedí haciendo los apuntes a un lado. Estábamos "estudiando" en su casa desde la noche anterior.
-Termino esta página y vamos -dijo levantando su dedo índice.
Después de unos eternos diez minutos -sí, tardó diez minutos en leer una simple página- emprendimos camino hacia la cafetería donde yo solía trabajar antes de empezar la pasantía en Daisy Knights. Mi cuerpo podía resistir la caminata sólo porque quedaba a 3 cuadras, si hubiese sido más lejos me desmayaría.
Mi celular comenzó a sonar a mitad de camino y deseé con todas mis fuerzas que no fuera Daisy. Ser suertuda no es algo por lo que me caracterice.
-Hola, D. ¿Cómo estás? -pregunté al atender, dejando salir un largo suspiro.
-Bien, Ronnie. Pero te necesito -Maldita Daisy- verás, la chica que iba a supervisar la sesión de fotos tiene no sé qué cosa, está enferma, y no puede estar. ¡Y es hoy! La mataría, bueno, está enferma, pero igual... porque la necesitaba. ¿Por qué me hacen esto? No era muy complicado y-
-Al punto, Daisy -la interrumpí y me reí por la cantidad de vueltas que le estaba dando al asunto- ¿Quieres que vaya yo, verdad?
-Sí. Por favor. Te mando la dirección por texto y también las tareas. Gracias, eres la mejor.
¿Qué clase de persona trabaja en su receso? Yo, nadie más que yo.
Recibí el mensaje de texto y no sólo tenía que ir hasta la otra punta de la ciudad si no que también debía estar ahí en una hora.
-Al menos verás a los 5 bombones, Ron. -Carcajeó Meredith- mándales un saludo de mi parte.
-Lo haré -revoleé los ojos- luego paso por tu casa a buscar mis cosas.
Volví a lo de Mer para buscar mi auto, así podría ir a mi casa más rápido. Tenía que asearme, no iba a ir de ninguna manera vestida como estaba: en pijama.
Me quedaban veinte minutos para llegar a tiempo al estudio en el que estarían los chicos, apenas había tenido tiempo de elegir ropa y agarré lo primero que vi; unos simples jeans, sweater rayado y converse blancas, junto con un gran abrigo y también una bufanda. El día estaba más frío de lo normal, comenzaría a nevar pronto y no quería que me agarrara desprevenida.
Sentía un ligero mareo, pero hice caso omiso ya que estaba más tarde de lo que había calculado. De todas maneras necesitaba comer algo y eso era lo primero que haría cuando llegase.
Al llegar al lugar lo reconocí de inmediato: había sido el primer estudio que había pisado en toda mi vida, la primera semana que hice la pasantía con Daisy, hacía ya 6 meses. Me había divertido como nunca, y eso era exactamente lo que esperaba de esa mañana también. Es decir, ¿cómo no iba a divertirme mirando a los 5 chicos más deseados de toda Inglaterra posar y modelar ropa de mi marca favorita?
Abrí la puerta desesperadamente y casi me caigo al entrar. Me encontré con las mismas 5 caras del otro día, sólo que esta vez me miraban riéndose por lo torpe que era. Ya estaba empezando a gustarme: nada de formalidades. Colgué mi cartera y mi abrigo y volví mi atención hacia ellos.
- ¡Alguien ha llegado tarde! -escuché exclamar a uno de los chicos con una profunda y rasposa voz, soltando una pequeña risita. ¿Cómo se llamaba?
- ¡Hey, no llegué tarde! Son las... 11.45. -comprobé al chequear mi reloj- Vale. Lo siento, em... -tragué en seco a causa de los nervios. ¿Por qué rayos no me acordaba de su nombre? Veronica Baldwin, ¿cómo es posible que no te acuerdes del nombre de semejante galán?
-Harry, Harry Styles -sonrió revoleando los ojos, como sin poder creerme que de verdad no recordaba su nombre- ¿Necesitas que nos presentemos devuelta, Veronica?
Al escuchar esas palabras salir de su boca quedé embobada. Al escuchar mi nombre salir de su boca quedé embobada. Simplemente no podía creer que una persona pudiese llegar a ser tan atractiva y cautivante como él lo era.
Saludé a los demás chicos analizándolos uno por uno otra vez. Se veían mejor que nunca, radiantes. Comenzaba a entender el por qué de la obsesión de miles y miles de adolescentes -y Meredith-; parecían ser así de perfectos sin siquiera tratar de serlo.
-No, lo siento, estoy algo mareada -me excusé y se me nubló la vista, como si estuviese a punto de desvanecerme.
-Veronica, necesitas sentarte -me ordenó Niall, tomándome suavemente por el brazo y vi a Louis acercar una silla hacia mí- ¿Lou, puedes traer agua?
No escuché nada más después de eso. La última imagen que recuerdo es la de los 5 abalanzándose hacia mí y al parecer luego cerré los ojos ya que no veía nada más que negro.
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Subo los martes, jueves y sábados!
Por favor no se olviden de mirar el gif de multimedia. ¡Mirenlo! Traten de mirarlo sin derretirse. Please.
Mar♥
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