1. Casi un sí

Entré al enorme edificio a paso acelerado procurando no llegar ni un minuto tarde, considerando que mi carrera dependía de mi puntualidad. Literalmente.

—Buen día, ¿en qué puedo ayudarla? —me preguntó la recepcionista, probablemente sólo unos años mayor que yo, al verme caminar hacia ella.

—Buen día, soy Veronica Baldwin y tengo una cita con Rachel Whitmore.

—Mmm... —murmuró mientras miraba la pantalla de su computadora—. Daisy Knights. Perfecto. Rachel te llamará en unos minutos, puedes esperar allá —sonrió, señalándome una especie de sala de esperas.

Mientras caminaba hacia allí, observé la pantalla de mi celular. 8:59. Me felicité a mí misma por haber llegado exactamente a la hora que había predicho y me senté en una de las sillas, dispuesta a esperar lo que sea con tal de que eventualmente me llamen.

Rachel Whitmore era una de las tantas managers de publicidad de la tan reconocida banda, One Direction. Me encontraba en su oficina para contarle cuál era exactamente la campaña que queríamos que los cinco chicos más famosos del mundo entero realicen para nosotras. Como supondrán, era algo bastante complicado y ya me lo habían dicho de antemano. Los agentes de 1D eran difíciles de convencer y no se conformaban fácilmente. Todos en el mundo del marketing sabían eso.

Había conseguido la entrevista gracias a un conocido de mi tío, quien conocía a alguien que conocía a alguien que conocía alguien... y así sucesivamente. Podría seguir la lista pero sinceramente no es lo que importa. Lo que importa es que había tenido aproximadamente seis reuniones y esperaba con todo mi corazón que ésta fuese la última.

"Baldwin, piso dos, sala seis" no sé bien de dónde salió esa voz, pero me sacó de mis pensamientos al instante. Me paré rápidamente y estreché mi ropa empezando a caminar hacia el ascensor, aunque hubiese preferido ir por escaleras debido a mi ligera fobia -pero fobia en fin- a los elevadores.

Sala dos, Sala cuatro, ¡Sala seis!

Me detuve a arreglar nuevamente mi camisa antes de tocar la puerta y escuchar un "adelante" desde adentro.

Tomé una gran bocanada de aire, tratando de convencerme a mí misma de que podría hacer esto. Daisy contaba completamente conmigo y no podía fallarle, mucho menos fallarme a mí misma.

—Señorita Baldwin, un gusto —estreché su mano y tomé asiento enfrente de ella—. Espero no haberla hecho esperar mucho, tengo una mañana algo agitada.

—No es ninguna molestia —sonreí.

—Bueno, soy toda oídos. Cuéntame la propuesta que tiene Daisy Knights para hacernos.

Inhalé profundamente y comencé el discurso que había ensayado unas mil veces frente al espejo, procurando no trabarme ni tartamudear. Traté de ir analizando las expresiones de Rachel mientras yo hablaba, con el fin de deducir si me estaba yendo bien pero su rostro no demostraba absolutamente nada.

"Es buena para esto" pensé.

Le entregué la carpeta con fotos de la línea a la que, si firmábamos el contrato, pasaría a llamarse "One Knight by Daisy Knights" y Rachel las hojeaba una y otra vez, sin sacar la vista de la carpeta.

Cuando terminé de hablar ella parecía seguir pensando, como reproduciendo una y otra vez todo lo que le había dicho. Estuvo un largo tiempo callada. Adivinen quién estaba a punto de morirse de los nervios... Sí, yo. ¿Por qué rayos no me hablaba?

—Me agradas, y me agrada la propuesta. —dijo rompiendo el atroz silencio. Me abstuve completamente de saltar sobre su escritorio y abrazarla, eso no hubiese sido para nada profesional—. Pero —mi sonrisa se desvaneció—, yo no tengo la última palabra.

¿Qué? ¿Por cuántos agentes más tendría que pasar?

—Los chicos tienen un cincuenta por ciento de opinión en lo que a campañas respecta, por lo que programaré una reunión con ellos y a partir de ahí, si a ellos les gusta la idea como a mí, armaremos el contrato. ¿Eso está bien? —preguntó levantándose y escoltándome hacia la puerta.

—Eso es genial. Muchísimas gracias por su tiempo, de verdad.

—No hay problema, mañana a primera hora la llamaré y le diré para cuándo programamos la junta. 

Estreché su mano una vez más y salí de la oficina cien por ciento aliviada, al fin alguien me había escuchado. Realmente escuchado, no como las demás personas quienes sólo me citaban para terminar "pasándome" a otro agente.

Saludé a la recepcionista con un simple gesto con la mano y salí del edificio hacia el estacionamiento en busca de mi auto. Debía ir lo más rápido que podía hacia la oficina de Daisy, para decirle de una vez por todas que finalmente alguien me había dicho que sí.

— ¡Estás jodiendo! —exclamó, saltando de su asiento para abrazarme.

— ¡No, Daisy! Tenemos la mitad de un sí. La mitad, ¿entiendes eso? Daisy Knights mantiene un pie en la semana de la moda. —contesté agitada, había subido los cuatro pisos hasta la oficina prácticamente corriendo. Sip. Nada de ascensor.

—Gracias, gracias, gracias, Ronnie, sin ti nada de esto hubiera pasado.

—No es nada. Después de todo, es mi trabajo. —le dije encogiéndome de hombros y desplomándome en el pequeño sillón que había al costado de su escritorio- ojalá todo salga como lo planeamos, D.

Ella soltó un largo suspiro, supe que estaba algo preocupada por la junta con One Direction. Yo esperaba que no fuesen los típicos famosos que pasan a todos por encima y que realmente consideraran mi propuesta.

No podía dejar de pensar en que los conocería, quería dar la mejor primera impresión. De todas maneras casi todos tenían mi edad, debíamos tener por lo menos algo en común, ¿verdad? 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top