Capítulo 1. Pasado

Los días pasaban con rapidez y la preocupación en el pecho de Jiang Cheng no se iba, es más, incrementaba.

¿Que diablos le sucedía a su hermano?

A veces estaba con él y era el mismo de siempre, reía y hacia bromas, se divertían, era el hermano revoltoso que él conocía sin embargo en otras ocasiones... Wei Wuxian se encerraba en si mismo y su mirada se perdía en algún punto de la habitación. Hasta dormir ya no era lo mismo, a veces se despertaba en la madrugada por las pesadillas de su hermano mayor que gritaba desesperado como si alguien lo estuviera atacando, que apenas lograba calmarlo dándole unas palmadas suaves en la espalda, ya que no sabía que hacer en esas ocasiones, no era su hermana mayor. Ella si sabía que hacer en esos momentos.

Pero volviendo a su hermano mayor, cuando le preguntaba que sucedía solamente le decía 》Nada, ChengCheng no es nada.《 y le daba esas sonrisas radiantes que... ya no eran las mismas.

Suspiró cansado.

Ajustó su cinta violeta en su peinado y miró de reojo a su hermano que también se estaba alistando, todavía sin poder creer el verlo despierto tan temprano aunque, tenía el presentimiento de que no estaba durmiendo en la noche ya que hasta a veces lo escuchaba susurrar, aunque no llegaba a comprender que palabras salían de sus labios era motivo suficiente para dejarlo despierto toda la noche.

—¿Estás listo?— le preguntó a Wei Wuxian con una mano en la puerta de su cuarto, teniendo la atención del mayor que lo miró.

Lo miró por bastante tiempo hasta hacerlo sentir incómodo pero no lo demostró y esperó a que hablara.

Debía hablar.

Necesitaba que hablara.

Odiaba verlo tan callado que estaba.

Y aunque parezca increíble... necesitaba verlo reír y escuchar cada estupidez que salía de sus labios, detestaba el silencio, como este caso, que daba el mayor.

Wei Wuxian parpadeó varias veces reaccionando al reconocer a su hermano menor, era el joven Jiang Cheng y no el del futuro al que había decepcionado, no era el que tenía una mirada de odio, ni de resentimiento, tampoco era ese Jiang Cheng que había reconstruido Lotus Pier desde las cenizas o el que había perdido a toda su familia, no era ese Shidi que lo miraba con desprecio y el que lo culpaba por el asedio a su hogar. No era él. A veces le costaba volver al presente o al ¿Pasado? No, ahora era éste su presente y no podía volver a cometer los mismos errores. Por eso, le sonrió de oreja a oreja como lo hacía antes y respondió.

—¡Sí, ChengCheng!

—¡Tú!— gritó Jiang Cheng y le dio la espalda, saliendo de la habitación escuchando la risa detrás de suyo.

Caminaron lado a lado hacia la dirección de la sala de enseñanza donde daba clases Lan Qiren. Jiang Cheng miraba de reojo a su hermano que notó una vez más estaba en sus pensamientos. ¿Cómo lo sabía? Porque sus ojos una vez más estaban perdidos y aunque caminaba junto a él y miraba hacia el frente podía notar que la mente de Wei Wuxian estaba trabajando más fuera de lo normal.

Aplanó los labios y volvió su atención hacia el frente decidido a sacarlo de sus pensamientos sea en lo que esté pensando y dijo.

—Hoy es tu último día de castigo.

Wei Wuxian parpadeó varias veces, volviendo una vez más en si y miró a su hermano procesando las palabras en su cabeza y reaccionó soltando una risita de sus labios y llevando sus brazos detrás de la cabeza, dijo.

—Ah si.— suspiró y sonrió ladinamente.— copiar tres veces las reglas es demasiado aburrido.

》¡Y Lan Zhan es igual!《

Sonrió con tristeza.

Se dio cuenta que antes de volver al pasado, su joven e inocente alma de ese entonces había dichos esas palabras que casi provocó que Lan Qiren escupiera sangre. Que le sorprendió al enterarse, con respecto a la línea de tiempo anterior, una pequeña diferencia. Ya que al haber debatido (según Wei Ying) sobre la energía resentida y los cadáveres, Lan Qiren al no soportar aquella "blafemia" e insulto al cultivo espiritual lo había echado del salón. En cambio, esta vez solamente le dijo su castigo de copiar las reglas en la biblioteca bajo la vigilancia de Lan Wangji y siguió con la clase.

Allí él volvió.

Según Nie Huaisang, su yo del pasado se había dormido (algo que no le sorprendía la verdad) al escuchar las aburridas clases del viejo Lan Qiren, allí fue que él despertó y volvió al pasado.

Lo que lo tenía confundido es que... ¿El alma de su yo del pasado murió y por eso logró estar en este momento? ¿O sus almas se fusionaron? ¿Que había pasado realmente? Eso debía descubrirlo por las dudas que en el futuro trajera problemas.

Pero a decir verdad... tenia tantas cosas en la cabeza, tantos problemas que no sabía muy bien por donde arrancar.

Como por ejemplo... si este era realmente el pasado, ¿Los mismos acontecimientos ocurrirían como él recordaba? ¿O era otro tiempo? ¿Este era diferente? ¿Cómo podía confiar que esta línea de tiempo es la misma que el vivió? ¿Y si cambiaba algo y se venía algo peor? ¿Y si salvaba a la gente que amaba... la muerte tomaría la vida de otras personas? ¿Y si en vez de la muerte del tío Jiang y Madam Yu mueren su Shijie y su Shidi? ¿O si en vez de morir el líder de la secta Lan fallece el viejo Lan Qiren, o hasta peor, si muere Lan Zhan?

No.

No.

No.

No podía... pasar eso.

No debía pasar eso.

No...

—El segundo Maestro Lan realmente te tuvo mucha paciencia.— volvió a hablar Jiang Cheng, causando que saliera de ese bucle de ansiedad y miedo constante a las preguntas que se juntaron en su mente para torturarlo y decidió dejar eso a un lado, para prestar atención al menor,  debía aprovechar que su hermano todavía no lo odiaba.— espero que no le hayas causado muchas molestias.

Wei Ying, se relajó y respondió.

—Te puedo asegurar que no hice nada malo.

Y era la verdad.

Otra diferencia de la linea de tiempo anterior, que está vez él tomó la decisión, determinó en no molestar al segundo Jade Lan. Cada día que fue a la biblioteca a cumplir con el castigo se mantuvo callado y copió las reglas de la secta. No iba a causarle problemas a Lan Wangji, no iba a ser aquel mocoso revoltoso que hacía bromas a todo el mundo y más al segundo Jade, aunque muy en su interior deseaba molestarlo y escuchar esas palabras de 》Ridículo《 o 》Desvergonzado《hacia el,  se contuvo.

Por eso... teniendo dudas de sus acciones y de cómo afectaría al futuro, decidió aquello.

No iba a volver a cometer los mismos errores.

Iba a mantenerse al margen.

Iba a poner un poco de distancia con todos.

Ese era uno de sus principales ítems de su plan.

Cuando lograra salvar a todos, poner a salvo a los Wen... él definitivamente, moriría.

El aún deseaba morir.

Si él salvara a todo los que amaba, él ya podría descansar en paz y no volver a molestar en sus vidas.

Ellos estarían bien sin él.

Con eso en mente, entró al salón y se sentó en su lugar para seguir escuchando la clase.





















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Lo había logrado.

Había logrado viajar al pasado.

Pero enfrentarse a la realidad era difícil.

Las palabras de su Maestra todavía estaban en su mente, como si las oyera una y otra vez en su oído.

》A-Sen murió ya hace unos años, A-Yu.《

Ella estaba muerta.

Seguía muerta.

¿Por qué?

¿Por qué no logró volver más hacia atrás?

Su objetivo era salvarla y salvar a su otro hermano.

Pero no lo logró.

¿Por qué?

Ah sí... ya lo recordó, los dioses y el Dao le impidieron volver hacia el tiempo que ella quería.

Bufó molesta y dolida al darse cuenta que ni siquiera eso logró hacer bien.

Era un fracaso.

¿Ser la discípula principal de la Maestra?

¿Que ella los superaría a los dos y hasta a su Maestra?

Estupideces.

Era ridículo.

¿Cómo llegaría a ser alguien tan fuerte si ahora se encontraba llorando en el límite de la montaña?

Se veía ridícula.

Estaba segura que cualquier persona o espíritu que la estuviera viendo se reiría por su llanto descontrolado.

Sabía... Sabía que llegaba a dar un paso más, rompiendo la línea invisible que separaba su hogar del mundo mortal, ya no habría vuelta atrás.

Ya no regresaría nunca más.

Le juró a su Maestra lo que sus demás hermanos también juraron.

Pero... no podía volver a cometer los mismos errores del pasado.

No iba a abandonarlos y aunque falló en salvar a su Jiejie todavía podía cuidar al fruto que había nacido en su vientre.

Esperaba llegar a tiempo.

Y con eso en mente, respiró profundamente, apretó sus manos en puños y se obligó al olvidar esos recuerdos de su infancia, esa pesadilla que vivió en el mundo de los mortales y dio el paso.

Salió oficialmente de la montaña.

Y no sabía que fue lo que había sentido su hermana o hermano a la hora de abandonar su hogar, pero ella, en este momento, se estaba sintiendo vacía.

Con mucho miedo.

Su cuerpo estaba temblando, tan así que perdió el equilibrio y sus rodillas cedieron cayendo al suelo. Se abrazó así misma y lloró de tristeza, tristeza por no haber logrado salvar a su hermana y a su hermano en el pasado, lloró por ser una cobarde, lloró por haber abandonado a su familia, lloró por decepcionar a la Maestra al haber tomado la decisión de dejarla, lloró por el terror que tenía de enfrentarse a las personas, a convivir con hombres y lloró porque sabía que a partir de ahora... estaba sola.

—¡Pii, Pii! ¡Pii, Pii!

Jadeó y levantó la cabeza al oír aquel chillido tan conocido. Sus orbes negros apesar de estar aguados hubo un brillo de esperanza, de calidez, de tranquilidad al ver a su pequeño amigo, Jingtin, un avecilla chiquita de tonos marrones volar desesperadamente hacia ella.

—¡Pii, Pii! ¡Pii, Pii!— chilló la avecilla, apoyándose en las manos cálidas de su maestra y agitó sus pequeñas alas.

La mujer sonrió con calidez y le dio un beso en la cabeza.

—Gracias por acompañarme, A-Tin.— susurró con cariño, derramando varias lágrimas.— Me siento segura y en casa contigo a mi lado.










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¡Emocionadaaaaa!

Acá tienen el primer capítulo :)

Por ahí mañana suba el segundo, quiero conozcan a mis bebés <3

Espero que les guste la historia.

Cuídense.

Besitos.

~M.

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