XIII: Diversos Caminos Marcados.
—¿Podré encontrar . . . un motivo tan . . . maravilloso? . . . ¿Podré ser . . . como él? . . . —Luego de terminar de hablar, Sam volteó a ver al mar—.
—Puedes estar segura de que si, Merry. Pero, procura no ser «Tan idiota» —Pensó rápidamente—. Como Bon Jovi, sé tú, sé Merry y nadie más.
Sam volteó a ver a Merry, quien le miraba fijamente con sus ojos rosados con su expresión neutral de costumbre, aunque cierto brillo en sus ojos denotaba que algo había o quería cambiar. Sam dio una media sonrisa a lo que Merry respondió con un leve movimiento en las comisuras de sus labios.
—Ya es algo tarde, recuerdo que había un lugar para comer, vamos.
Sam fue primero a subir las escaleras de mano para estar en la parte superior del crucero, una vez ahí y que Merry subiese con él, la puerta de una de las zonas al otro lado de la piscina se abrió al tiempo que se encendían las luces y una radio empezaba a tocar música clásica. No tardaron mucho en entrar.
Una vez dentro, se encontraron con un gran comedor con inclusive un escenario donde se encontraba la radio junto a unos conos para amplificar un poco su volumen.
—«Este lugar está . . . Muy solo» —Fue la primera impresión que le dio a Sam al ver el lugar. Le daba la impresión de que era justo como el barrio fantasma en el que estaba antes aunque la atmósfera ahí era ciertamente, melancólica con la increíble cantidad de mesas con mantel blanco sin nadie que los ocupase. Volteó a ver a un lado, una pared donde habían fotos de fiestas y cumpleaños de gente. La última era de Johan, pero cuando era un niño, estaba con su madre, su abuela y un adulto joven albino con cara de pocos amigos, aunque a lo mejor esa era su cara de por sí—. «La última vez que hubo un grupo de gente fue en su cumpleaños, parece aproximadamente de mi edad, ¿Ha estado aquí durante mucho tiempo, solo?»
Ciertamente no mentía, el lugar se sentía incómodo sin gente, casi como si en cualquier momento algo saliera de entre las esquinas para asustarte. Claro que este no era el caso.
Merry se acercó curioseando a una parte de donde salía algo de ruido seguido de Sam, en un estado bastante de alerta. Al abrir la puerta, dio paso a la cocina donde todo parecía estar automatizado, con platos siendo lavados en lavavajillas y otros eran secados por trapos que eran movidos por brazos que salían del techo, a su vez, a unos camarones se les quitaba la cáscara en una tabla de madera y eran lanzados en una catapulta en miniatura perfectamente a una olla donde se cocían, mientras, se preparaban un par de cangrejos, almejas, callo de hacha y un pescado era descamando y cortado en trozos.
Sam abrió los ojos maravillado. Merry se acercó con cuidado de no entorpecer el proceso, viendo el caldo que tomaba forma con todos los ingredientes.
—Es un 7 mares . . . Camarón, cangrejos, almejas, callo de hacha, pescado . . . —Dijo Sam a su lado viendo la olla y después que Honeypie sacara de un refrigerador un pulpo congelado—. A decir verdad, no me fiaba tanto de todo este tema de barco stand o stand barco pero, alguien que sabe cocinar así es de al menos un mínimo de confianza. Ven Merry, aún le queda un rato.
Sam se fue al comedor junto a Merry, sentándose en una mesa. No fue mucho hasta que en la barra aparecieron los tazones del caldo con las cucharas envueltas en un par de servilletas sobre una bandeja, siendo que a esa misma le salieron unas finas patas de metal con las que llegó hasta la mesa de Sam y Merry y le sirvió sus platos luego de hacer una reverencia e irse de vuelta a la cocina que quedó finalmente en silencio.
Sam miró la comida un momento y volteó a su alrededor, técnicamente Honeypie era todo hasta donde alcanzaba la vista así que no había un punto en específico al que centrarse.
—Hm, eh. Gracias —Hubo un sutil cambio en la música de la radio haciéndose algo más alta—.
Mientras él soplaba al caldo, Merry ya estaba comiendo del camarones del caldo aún hirviendo, aunque a ella no parecía importarle. Sam detuvo su mano de que siguiera comiendo, preocupado agarró la cuchara y la dejó reposando por un lado del caldo, Merry le veía fijamente.
—Lo estás comiendo mientras sigue hirviendo, Merry. Espera a que se enfríe un poco —Merry seguía confundida—. Cierto, casi siempre hacía il spaghetti carbonara, risotto y carpaccio frío para no preocuparme por cosas como estas. Mira —Inspiró hondo antes de meter un poco de la punta de su dedo en el caldo, sacándolo al instante con el ceño bastante fruncido a lo que le mostró a Merry como había quedado su dedo, siendo que estaba rojo—. El caldo sigue muy caliente, Merry.
Merry analizó el dedo de Sam sorprendida, al tocarlo un poco, Sam tembló un poco y Merry lo dejó, cuando estaba por morder a Sam, él retiró su mano y envolvió su dedo en una servilleta.
—¿Cómo . . . se siente?
Sam le miró un momento pero asintió asertivamente recordando su padecimiento.
—¿Recuerdas a cómo te describí el sol y por qué no te lo quedaras mirando?
—Dijiste . . . que dolía —Respondió viendo fijamente al caldo—.
—Es probable que ahora mismo no seas capaz de sentirlo pero Merry, algún día podrás hacerlo. Estoy seguro.
Ella asintió, viéndose ahora reflejada en el caldo 7 mares. Sin embargo, su reflejo fue distorsionado y borrado por ella misma por las ondas de agua que provocó al tomar su cuchara y remover el caldo. Recogió pulpo, camarón y cangrejo en una cucharada, viendo que aún echaba algo de vapor imitó a Sam, empezando a soplar con una cara ciertamente graciosa que casi hace a Sam reír pero logró resisitir las ganas como un campeón.
Luego de que la cucharada ya no estuviera tan caliente, lo comió. No sabía a nada, como lo había comprobado antes pero, Sam lo parecía disfrutar, si era así en verdad daba igual si no era capaz de sentir algo, no era la naturaleza de las cosas sino la esencia que importaba en momentos como estos, aunque Merry no era capaz de concebir esa idea en su cabeza de momento, en lo más profundo de su ser, lo sabía. Es por eso que podría decirse que, lo disfrutó. Disfrutó pasar más tiempo con Samuel Amadori.
Poco después de acabar el caldo, el barco tembló al tiempo que en sus pasillos internos, el muslo de Johan era atravesado y herido de gravedad por el Way to Paradise de Dio. Trompetas sonaron por todos lados y parecía que el barco empezó a navegar mucho más rápido. En la sala de calderas de Honeypie, la temperatura con la que el agua hervía incrementaba en unos chillidos que salían de las tuberías por encima de Johan y Dio, aunque para ellos, en ese momento no les podría haber importado menos. En ese momento de vida y muerte el mundo se había concentrado únicamente en ellos 2.
Sam y Merry salieron del restaurante para ver lo que sucedía, habiendo anochecido y todo siendo únicamente iluminado por la luna y algunas luces de Honeypie, quien estaba fuera de sí haciendo parpadear dichas luces casi como si se encontraran poseídas.
—Carajo, ¿Será por Bon Jovi?
Merry fue dio unos pasos en dirección al costado con la escalera en la que Johan se había ido pero para ese entonces, Honeypie parecía haberse calmado. Luego de unos instantes, una parte de la plataforma se abrió de par en par dejando entrar el aire fresco al interior. Cuando ambos se asomaron a ver, ahí se encontraba Johan hecho polvo pero por lo que se podía ver, respirando. Honeypie comenzó a elevar la parte del pasillo donde él y Dirisio se encontraban pero sin embargo, Merry no esperó ni un solo momento y se tiró.
—¡MERRY! —Exclamó Sam viendo como Merry caía de pie al lado de Johan—. Cazzo . . . —Murmuró entre dientes para tirarse después—.
Ella miró un momento a Dirisio pero obvió lo sucedido con él y fue directamente a morder a Johan, quien pasaba por una crisis mental en ese mismo momento. Sam cayó de forma que no se hiciera mucho daño pero igualmente la expresión de su cara hablaba de que no había sido una muy buena idea. Cuando volteó a ver a Dirisio, se sobresaltó de su estado.
—Ah, de ahí venía el olor a vómito —Sin embargo Sam no había visto su mano, al hacerlo, le dio una arcada que resistió—.
Él volteó a ver a Johan siendo mordido por Merry, quien seguía con su mente perdida. La sangre que salía de la herida de su muslo parecía ser disolvida por lo que parecían Belanovas diminutas que hacían lo máximo posible para sanar todas sus heridas.
—Sleeping at Last —Luego de que él dijera esas palabras, Johan pareció volver a sí mismo-.
Sam se rodeó de un aura azul marino al tiempo que se acercaba a Dirisio. Cuando estuvo a nada de tocar la ropa de Dirisio, una muy débil mano agarró su camisa deteniéndole, siendo Johan. Aunque al final lo terminó soltando, al caer inconsciente.
—«Está jodidamente herido por él» —Sam miró la "mano" de Dirisio—. Siendo capaz de hacer eso lo podría haber hecho en otra parte más letal como el cuello o cabeza y aún así vienes a detenerme —Merry volteó a ver confundida a Sam luego de haber usado a Belanova—. ¿Te crees que tienes el derecho de decidir sobre la vida y la muerte? ¡Si que eres un sinvergüenza, Bon Jovi!
Sam resopló hacia un lado, mientras la plataforma en la que estaba, había llegado ya a la superficie del crucero con la fría brisa soplando sobre todos ellos.
1 hora después.
Johan volvía a recobrar la consciencia poco a poco, dando un sobresalto al recordar lo último que había pasado y tocando un poco su muslo, sintiendo un relieve donde la herida había ocurrido, habiendo cicatrizado como las demás heridas. Al interpretar su alrededor, pudo distinguir donde estaba, en una de las salas de estar con una persona cerca suya. Los sillones hacían una forma de U, dejando un espacio en el centro para una mesilla. Había un calefactor haciendo alusión a una hoguera frente suyo ayudando a combatir el frío de la noche. En la mesilla había un par de platos limpios, de comida, claro. Habían restos de lo que parecía salsa de tomate y fideos de pasta restantes.
—Finalmente despiertas Bon Jovi —Decía Sam mientras se recargaba en el respaldo del sillón donde Johan había estado dormido todo este tiempo—. Eres realmente un caso. Pudiendo matar a ese americano y le dejas vivir.
Johan se recuperó un poco, siguiendo acostado en el sillón, apoyándose en sus codos.
—Dirisio Brando —Le corrigió—. ¿Qué pasó con él?
—Podría decirse que ocurrió una apuesta —Johan frunció el ceño—. ¿Te creías que tenías la jurisdicción para decidir sobre la vida y muerte siendo alguien más del montón, Bon Jovi?
—Eso se podría aplicar a ti mismo también, Amadori —Johan se levantó, haciendo algo de esfuerzo, poniendo sus pies en el piso estando sentado en el sillón—.
—Si, por eso no fui yo quien hizo tal apuesta, fue Honeypie —Johan hizo una expresión de sorpresa—. Solo hace falta verte para saber que lo que sea que haya sucedido allá abajo fue por tu imprudencia e idiotez a su máxima expresión. El propio Honeypie se alarmó cuando fuiste probablemente herido de gravedad así que, no había nadie más que pudiese decidir que hacer que él. Sobretodo porque yo y Merry no te conocemos lo suficiente como para hacer esa clase de juicios.
Sam rodeó el sillón en el que estaba y se fue a sentar a otro sillón adyacente, al tiempo de ello, Johan notó unos movimientos sutiles en el otro sillón restante.
—«Se escuchan una respiración muy profunda y tranquila, debe de ser Merry durmiendo»
—Se quedó esperando a que despertaras, de el tiempo se quedó dormida. Debería darte vergüenza —Johan se rascó la cabeza—. Sobre el americano, por cierto, Honeypie lo dejó a la deriva en una balsa con unas cuantas provisiones. Aunque respete el juicio de Honeypie, sigo pensando que la mejor decisión hubiera sido matarlo, hombres como esos solo buscan una razón para justificar sus acciones. Y, aún cuando Merry te cure porque no le parezcas alguien malo y Honeypie sea un buen cocinero digno de mi confianza, de ti aún hay cosas por las que no puedo confiar plenamente en ti.
—Bueno, si. Seguro tienes cosas por las que dudar y, como había dicho antes de ir contra Dirisio, hablemos de todo esto con libertad.
Sam asintió mientras veía dormir a Merry, recordando a Álvaro brevemente, cuando él y Álvaro habían intercambiado información luego de descuartizar el cuerpo de Elvis Presley del que salían incontable cantidad de insectos.
—¿Por qué fuiste por Álvaro? —Un sutil pero perceptible tono molesto se presentó en su voz—.
—Créeme que él no era mi objetivo principal en un principio pero dado que . . . Joaquín Richard Jordan ya no se encuentra a cargo de TKT, debía ir a por él —Suspiró—. Era y sigue siendo un asunto familiar ciertamente inconcluso.
—"Asuntos familiares" —Sam entrelazó los dedos—.
—¿También tienes una familia? —Le asaltó rápidamente Johan—.
—No . . . —Respondió dubitativo—. Tenía . . . Tenía una —Endureció el rostro—.
—¿Tenías?
Un recuerdo fugaz pero vívido se plasmó en la mente de Sam, niños en el portal de una casa llorando mientras un hombre que desprendía un aura dulce y cálida detenía a otro joven que gritaba con rabia y odio a un Sam de su misma edad mientras se alejaba. Tenía una pequeña trenza cayendo por su nuca a su hombro izquierdo, su cabello era castaño y tal vez fuera de las lágrimas que caían por sus ojos debido a la rabia que sus ojos eran plateados como un cristal precioso.
"¡STUPIDO PORCOSPINO, SEI UN STRONZO!" Le gritaba con lágrimas en los ojos al tiempo que Sam se metía en una limosina, al poco tiempo de irse, apenas fue consciente de las lágrimas que escurrían de sus ojos.
—Eso, da igual Bon Jovi —Sam respiró hondo volteando a ver fijamente a Johan—.
—Hm, okey perdón . . . Siento tu mirada muy fijamente en mí, tanto que me están empezando a zumbar los oídos.
Sam respondió a esto haciendo una V con sus dedos hacia Johan, cuando Johan le iba a devolver el gesto, Sam abrió la boca antes.
—¿Cuánto tengo aquí?
—Oh, ya veo, es eso. Tienes 2 —Sam entrecerró los ojos y puso detrás de su espalda su mano, ocultando que tenía 4 dedos levantados ahora— Y ahí son 4 —Suspiró—.
—Supongo que ya deberías saber qué es lo que te voy a preguntar.
—Si, recuerdo no haber podido darle un nombre a esto pero, leí en un libro acerca de como los murciélagos usaban las ondas sonoras para poder determinar la distancia de los cuerpos al rebotar sobre ellos y básicamente, localizarse. Sin embargo, eso no era lo que yo tengo —Johan se levantó mientras hacía aparecer una cadena de una de las palmas de su mano para luego conectarse con la otra palma de su mano, haciendo que al momento se juntaran—. Gracias a Iron Maiden, tengo este sentido que apodé como "Gravitalocalización". Tanto tú como Merry, como los platos de comida que hay sobre la mesilla como las almohadas, claramente los sillones, los componentes de Honeypie que alcanzan el rango de Iron Maiden e inclusive yo, están atados a la gravedad del planeta Tierra, sin excepción por cadenas que yo puedo sentir. Así mismo, también puedo añadir nuevas fuerzas gravitatorias artificiales para unir cuerpos o en otro caso más extremo . . . Bueno, viste a Dirisio.
—Hmm, así que era eso. Pero, ¿Por qué, cuando estábamos apunto de huir de TKT, te quedaste con el mantel? Parecías un niño en un disfraz de fantasma barato.
—Cuando use a Iron Maiden en ese mantel le había quitado su cadena natural y añadí una artificial por mi parte para que saliese disparado hacia Dirisio pero, al hacerlo, ya no era capaz de percibirlo. En el caso en que se me olvide por alguna razón que le quite la gravedad a un objeto, no será hasta que me tope con él de que sepa dónde está, en esos casos verdaderamente se podría decir que soy ciego —Rio un poco, luego de separar sus manos habiendo eliminado la cadena con la que las había juntado antes—.
—Como era de esperarse, la única debilidad de tu Stand proviene de tu falta de disciplina.
Johan hizo una mueca ofendida mientras se tocaba el pecho dramáticamente, sacando una muy pequeña sonrisilla a Sam.
—Lo dices como si tu Stand necesitase de extrema disciplina.
Sam recogió el tenedor que tenía enfrente, lo expusó a Johan.
—Sleeping at Last. Si llegase a descuidarme con un objeto afectado por mi Stand, podría matar a alguien, Bon Jovi. Este tenedor, por ejemplo, si lo llegaras a tomar con la palma de tu mano podría atravesar el túnel carpiano donde se ubica el nervio mediano y entonces, ciao mano —Lo dejó donde lo había tomado—. Debes ser exigente con tu propio Stand, Bon Jovi.
Johan asintió de mala gana.
—Siempre me dicen eso Amadori, siempre lo hacen . . .
Sam pasó a mirar a Merry durmiendo y luego a Johan recordando todo lo que había dicho tanto en TKT como luego de abordar en Honeypie.
—Aún cuando ya no eres alguien tan desconocido, sigue habiendo una duda que me atormenta —Se puso serio, con una posición centrada en Johan, con sus dedos entrelazados por enfrente de su boca—. Te refieres a Merry como "Marcada" ¿Es que acaso esto tiene que ver con el Two Pieces?
—Y tanto que tiene que ver Amadori, yo soy otro Marcado —Johan se dio la vuelta mostrando la estrella en la planta de su nuca—. No me quiero involucrar en un territorio peligroso pero Amadori, ¿No has visto alguna marca especial en Merry?
—Si, en su espalda. Al principio pensé que podría tratarse de una quemadura que algún desquiciado le había hecho con esa forma pero no, era de nacimiento, era una estrella de 4 puntas. Ahora viendo que tú tienes una marca siguiendo la serie, veo que no mientes. Aunque, tampoco dudaste de que se tratase de una Marcada.
—Realmente no es la primera vez que me encuentro a un . . . Semejante mío, ella es la segunda persona. Siendo así como están las cosas, solo me hace pensar que desde el día que vine al mundo una gran serie de cadenas han empezado a actuar en función a algún tipo de guión como el de una obra de teatro.
—¿"Semejante"? Casi parece que te pones a ti y a ella en una raza diferente a la humana, Bon Jovi.
Johan se mordió el labio inferior mientras se acercaba un poco a Sam rascándose la cabeza.
—Amadori, sin importar cual fuera el contexto, ¿Alguna vez has tocado el pecho de Merry?
Sam se quedó callado unos segundos mortales en los que estuvo apunto de apuñalar a Johan con un tenedor pero él puso las manos las manos en señal de alto.
—Si que eres un cabrón Bon Jovi, ¿Quién mierda crees que soy como para manosear a una niña?
—Dame tu mano —Sam frunció el ceño pensando en que ahora mismo si intentaba cualquier cosa probablemente Honeypie podría hacerle algo peor de lo que le podría hacer a Johan, aún así, viendo la seguridad y cero dudas de Johan, le tendió su mano a Johan sosteniendo con fuerza el tenedor en su otra mano aunque, luego de entender a lo que Johan se refería, un escalofrío recorrió su espina dorsal e hizo que dejara caer el tenedor al suelo—.
Johan había dirigido la mano de Sam hacia su pecho pero antes de hacerlo, cambió a último momento a su cuello, en específico donde estaba su vena carótida, donde se suele buscar el pulso de un individuo.
Algo que Sam sabía muy bien, lo que él no sabía era que Johan, no tenía pulso alguno.
Una gota de sudor frío se hizo presente en su frente al tiempo que Johan sonreía tétricamente. Cuando sus niveles de ansiedad estaban llegando por los cielos, Johan hace una mueca que termina estallando en una risilla traviesa.
—¡Oh, Dios! Me gustaría poder haber visto la expresión que hiciste en tu cara en ese momento —Decía mientras se secaba una lágrima de la risa—.
—Tú . . .
—Perdona Sam, el ambiente se había puesto muy tenso y, ¿Qué mejor que una bromilla?
—Pero vaya mierda de broma, ¿Cómo cojones hiciste para falsear tu pulso de esa forma?
Johan tocó el mismo punto donde Sam había tocado, ahora con una cara seria y sincera.
—Eso no fue una broma. Todos los Marcados tenemos latidos taciturnos, casi como si en verdad, estuviéramos muertos.
. . .
Las hélices del helicóptero reducían poco a poco su velocidad al tiempo que la gente dentro del mismo salían, siendo Álvaro Speedwagon, Mikhail Boyka y Sylvie Rosebelle junto a unos guardias extras. Estos eran recibidos por guardias de la prisión en la que se encontraban, era un complejo enorme de forma cuadrada en medio del mar.
Lo último que vio Álvaro fueron los ojos de Sylvie antes de ser metido a la fuerza a la prisión. Una vez dentro, un hombre chaparro de bigote y calvo le miró desde abajo para que luego un par de guardias le hicieran arrodillarse para estar por la misma o incluso más bajo que ese señor.
—Mister Speedwagon —Le anunció mientras se ponía unos anteojos con los que hacía saltones sus ojos, tenía una voz aguda y chillona acorde a su estatura y apariencia—. ¡Welcome to Maroon 5! -Sonrió mostrando los dientes, mostrando que uno de ellos era de oro-.
Las olas de la playa hacían su movimiento de vaivén como era de esperarse, haciendo el sonoro y hermoso sonido de las olas. Cosa que contrastaba bastante con los sonidos secos y grotescos de los golpes y huesos rotos ocurridos en un callejón de la isla de Cagliari, Italia. Luego del cese de la violencia, un hombre salió acomodándose la nariz. Tenía un trenza en su cabello castaño y sus ojos eran plateados. Tenía algo de vello facial en su mentón descuidado, dándole junto a sus facciones y postura violentas la apariencia de un criminal.
Al salir del callejón, se encontró con un hombre viéndole fijamente con unos ojos solamente semejantes a un par de esmeraldas en bruto en contraste a su cabello largo azabache. Tenía una cicatriz que iba de su labio superior a su nariz, producto de cuando alguien nace con el labio leporino.
Él le devolvió la mirada molesto preguntándole quién era.
Y aquél hombre le respondió.
—Joaquín Richard Jordan.
El crucero transatlántico tenía en el lado izquierdo de su rompeolas las iniciales HP, aunque un poco corroídas con el tiempo no hay nada que una buena repintada no pueda renovar. Y de renovaciones empezaba el día, en la cocina se cocía una comida que jamás se había visto en aquel barco.
—Lasaña, ¿Dices?
—Lasagna, si —Respondió Sam mientras construía los pisos de la lasagna usando un sombrero blanco y un mandil, tenía el cabello recogido en una coleta—. No puedes comer pescado todo el tiempo Bon Jovi y, a decir verdad, me sorprende que Honeypie haya tenido pasta todo este tiempo en el almacén. De verdad, no hay nada más confiable que Honeypie. De mientras, ¿Podrías echar esa pasta a la olla con agua hirviendo? —Señaló una bolsa con fideo-, digo, pasta—.
—«No sabía yo que le gustaba tanto la cocina a Amadori, me huele a que es italiano pero su acento es muy neutro . . . » —Johan sacó la pasta de su bolsa y la tomó por ambos extremos con sus manos—. «Estos fideos parecen muy largos, imagino que tendré que romperlos por la mita-»
Sam, que había visto de reojo las malévolas y satánicas intenciones de Johan Bon Jovi, fue y le dio una golpe en la cabeza con un cucharón de madera, cosa que hizo a Johan tirar la pasta en la olla para sobarse la cabeza. Sam hizo una mueca sombría mientras ponía el cucharón cerca de su cara, apretándolo con fuerza.
—Vuelves a intentar romper pasta y yo te rompo el cuello. Yo me encargaré de que de verdad no tengas pulso Bon Jovi.
—S-si, chef —Respondió Johan dolido, ante esto Sam suspiró hondo—.
—Solo no lo vuelvas a hacer, ¿Vale? Hay que darnos prisa, seguro Merry está hambrienta —Johan luego de sobrepasar el dolor, sonrió un poco—.
—«Muy en el fondo eres alguien compasivo, Samuel Amadori»
Mientras ambos cocinaban, Merry no podía quitar los ojos de encima de la foto del cumpleaños de Johan, pero no miraba a Johan, ni a su madre, ni a su abuela. Merry miraba al hombre albino con intensidad, al punto de llegar a acariciar con las puntas de sus dedos esa foto.
—Lo . . . Siento.
Disfrutando del hermoso ambiente generado en esa plaza, esa mujer de cabello rosa contemplaba embobada como ese violinista tocaba unas piezas maravillosas, capaces de llegar a lo más profundo de su corazón, metiéndose en su psique, siendo capaz de hipnotizarla haciéndola pensar perdidamente en él, como si nada más existiese en este mundo.
Algo que a corazones honestos atraparía pero, un corazón que se miente a él mismo es una jaula.
Una mesera se le acercó por si quería más soda italiana sabor cereza pero ella negó cortésmente.
—Non, merci
. . .
El mar se distorsionaba, donde no había nada, en un parpadeo, en el mínimo momento en el que el ojo dejaba de interactuar con el mundo, una isla apareció súbitamente de la nada. Dirisio pensó que podría estar delirando, se había acabado sus provisiones e incluso había cortado su mano deforme con Way to Paradise para comerla ya que, tal adefesio como mano no era propio de él.
Tal punto de delirio era el suyo que creía que la isla se movía a su dirección o, más bien su barco era atraído hacia ella. No importaba realmente. Moriría.
Esa isla no era pequeña exactamente, era grande y con una vegetación frondosa, en su centro exacto había una cabaña de la que se abrió la puerta justo cuando la balsa con Dirisio llegó a la orilla de su playa. Dirisio veía borroso, de entre lo que pudo discernir que salían de entre las palmeras fueron 2 personas, una siendo un adulto y la otra una niña.
—¡Oh wow! Mira nada más lo que las olas no trajeron . . . ¡Un juguete roto!
Two Pieces
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