I: Agujas.

Aún debajo la lluvia, el hombre seguía maldiciendo al cielo por su situación actual, pero aparte de eso, el muchacho que se le acercaba a paso apresurado y firme se detuvo justo cuando estaba al lado de su brazo derecho extendido.

Tras unos instantes de silencio finalmente, el extraño rompió el hielo.

—Vaya mierda, otro muerto en medio de la calle de nuevo.

El hombre rubio medio consciente solo podía sentir como el desconocido lo jalaba de sus brazos sin oponer resistencia a la vez que todo se volvía negro.

. . .

Al volver a abrir los ojos, se encontró con un rostro. Era la de una niña, bueno, para él lo era; la chica tenía un rostro inocente y frívolo, unos ojos rosas bastantes bonitos y un largo y despeinado cabello morado.

Ésta al ver que el hombre al fin había despertado, se apartó mientras el desconocido de la noche anterior entraba a la habitación. Traía una silla y por sin sentido que sea, una roca no más grande que su palma también.

—Ve afuera —Ordenó a la chica, la dicha obedeció saliendo lentamente de la habitación, no porque tuviese miedo o algo, parecía ser que se movía simplemente lento. Cuando salió, este cerró la puerta—.

El hombre miró aún aturdido donde estaba, era un dormitorio con paredes rosas y un tocador con un gran espejo y en él, su sombrero de copa con listón rojo. Era perfectamente la habitación de una niña, cosa que acompañada del sujeto desconocido era entre inquietante y . . . ¿Raro?

El sujeto tenía un cabello negro muy descuidado, llegando apenas a sus hombros, su piel era extremadamente clara, como si le faltase sangre por las venas. Y sus ojos, sus ojos azules eran lo más desconcertantes de todo, cuando el hombre los veía debía parpadear ya que en ellos, había un abismo tan profundo como el mar mismo.

—¿Te gusto o algo? Deja de mirarme tanto joder.

El hombre frunció el ceño asintiendo con calma mientras empezaba a frotarse los ojos.

—¿Quién eres, niño?

—Tú serás el que responda las preguntas aquí —Dijo poniendo una roca encima de la mano del hombre—. ¿Quién eres tú y qué es esto exactamente? —Al término de la pregunta, de su bolsillo derecho sacó un . . . Cigarro, bueno, los cigarros son delgados, era algo más parecido a un porro colombiano. Tenía unas extrañas líneas por su tronco—.

—No tengo tiempo para esto niño, debo irm-

Antes de que pudiese seguir, inmediatamente todos sus instintos se alertaron de una, más aún al ver que el otro comenzaba a emanar un aura intimidante, es más, unos tiburones comenzaban a recorrer los profundos océanos que se visualizaban en sus ojos en señal de peligro.

—Tú vas a contestarme aquí y ahora anciano, ¿Quién eres? ¿Qué es coñio es esto? —Refiriéndose al porro colombiano, claro—. ¿Y quién era el <<otro>> que estaba contigo ayer?

Tras unos segundos de silencio, el hombre volvió a negar con la cabeza y está vez empujando al sujeto para apartarlo y que éste se levanté.

—No tengo nada que responderte.

El sujeto miró la roca que se había caído pero decidió quedarse quieto mientras una tétrica sonrisa se dibujaba en su rostro al saber lo que estaba apunto de pasar.

El hombre tomó del pomo de la puerta y lo que pasó fue tan rápido que tardó unos segundos en darse cuenta. Del pomo había salido una gran cantidad de pinchos/agujas como las de un cactus atravesando su mano.

Los gritos de dolor que comenzaron a llenar la habitación provenientes del hombre fueron atronadores, más aún cuando más intentaba quitar su mano del pomo, las agujas se alargaban para no dejarle ir.

El hombre rubio por fin se había dado cuenta, quien estaba ahí, en la misma habitación que él, era otro Usuario Stand.

—Hah, ¡¿A dónde creíste que ibas eh, pedazo de mierda?! —El muchacho se acercó con la roca en mano, el hombre al ver esto puso su mano para defenderse de la roca que le iba a lanzar el Usuario Stand pero al hacer contacto la roca con la mano del hombre, esta también sacó unas agujas que atravesaron su mano de igual forma que con el pomo de la puerta—. ¡Vaya retrasado, no me esperaba que la fueras a tocar! ¿Qué no ves que lo que le pasó a tu mano con el pomo? En serio eres un cara trapecio . . .

—¿C-c-c-cara trapecio? ¿Qué basura de insulto es ese? —Al ver que si no se movía, aminoraba el dolor, desde el principio había sido vencido—. Supongo que me has atrapado, niño.

—Obviamente —Suspiró, volviendo a esa actitud tranquila y seria. Puso una de sus manos en su cadera, todo el peligro del océano en sus ojos se empezaba a ir, las aguas se estaban tranquilizando—. Me empiezo a cansar, de verdad, si no me cuentas de una vez quien coñio eres voy a usar ese sombrero tuyo para perforar tu cerebro —Señaló el sombrero que estaba en el tocador rosa pastel-

 . . . Mi nombre es Álvaro Roberto Eduardo Olachea . . . Speedwagon.

Continuará en "Sam" . . . 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top