04. Let go.
—Un gusto verte también, Peter. Pero ahora debemos ayudar allá—señaló con su cabeza, tratando de ocultar los múltiples sentimientos que sentía en aquel momento.
—¿Debemos?—preguntó confundido.
—Si, soy parte del equipo.
—¿El equipo?—la chica asintió sin querer entablar una conversación con él y señaló al, cómo ella quería describirlo, monstruo y a Stark—. Oh, si. Claro. ¿Qué le pasa a este sujeto, señor Stark.
—Viene del espacio. A robar el collar de un hechicero.
—Como Star Wars, Maryannick—rió.
—¿Ustedes dos se conocen?
—Ese "hechicero" no es un hechicero—acotó la chica—mientras disparaba a la criatura, buscando dar en alguna zona sensible para él.
Cuando aquella enorme criatura tomó a Peter y la arrastró por el suelo estrellándolo con el suelo y algunos árboles, Maryannick sintió algo. Quiso imaginar que fue pena, pero podía jurar que el cuerpo le dolió.
—Maryannick, muévete—le gritó el joven. Ella lo vio acercarse con la mitad del auto que había casi aplastado a Banner. Sabía a que se refería con aquel "muévete", sin embargo, ya estaba muy próximo a ella y podía que a pesar de que fuera dirigido para aquel enorme extraterrestre, se estrellara con ella primero.
Peter dejó it la telaraña, así permitiendo que aquella mitad de automóvil fuera en rápido movimiento hacia ella. Maryannick corrió aún sabiendo que aquello no era suficiente. Peter lo supo también y ayudándose de la telaraña, se apresuró donde ella, tomándola de la cintura y alejándola del auto que estaba por golpearla.
—Te tengo—le susurró.
Tal vez sonaba muy cursi, tal vez realmente era una tontería, pero volver a tener contacto con Maryannick le había enviado una carga por todo su cuerpo. Una carga que lo llenó de felicidad. Sabía que la había extrañado, pero no se había imaginado que tanto.
—Gracias—susurró de vuelta cuando estuvieron en el suelo sanos y salvos. Stark aún peleaba con la criatura, que de había levantado después del golpe ensordecedor que Peter le había dado con el auto.
Algo paso por en medio de Peter y Maryannick, ella sabía exactamente qué era y Stark pudo reconocerlo.
—Stephen—susurró corriendo hacia él, sin decirles nada más, sabía que algo andaba mal.
—Niño, ese es el hechicero. Ve con ella. No dejes que le pase nada.
—No dejaría que nada le pasara a Maryannick.
—Me refería al hechicero. Pero mientras vayas todo está bien por mi. Anda.
—¡Voy!
Peter fue tan rápido como pudo, alcanzando a Maryannick quien ya llevaba buen espacio cubierto. Noto que la chica estaba teniendo dificultad con mantenerse al mismo ritmo que su mentor volador.
—¿Necesitas ayuda?—le preguntó—. Puedo llevarte. No hay problema, además ya sabes cómo sostenerte.
—Retrocede, Peter—no podía creer que se podía escuchar tan amargo su nombre hasta que lo dijo de aquella manera—. Yo puedo sola.
—No digo que no lo hagas, yo solo quiero ayudar para que llegues más rápido con él. Parece ser alguien importante para ti.
—Lo es.
—Entonces déjame ayudarte—hubo silencio de parte de la chica. Solo se escuchaba su respiración agitada por tanto correr.
—Bien—dijo al cabo de unos minutos—. Solo, pase lo que pase, no me dejes caer—el joven detrás de la máscara sonrió y paro saltando frente a ella.
—Vale, ahora sujétate—le dijo serio y la chica se acercó abrazándolo como hacía años lo hizo por primera vez. Peter al saber que estaba cómoda, los hizo despegarse del suelo yendo con más rapidez para alcanzar al supuesto hechicero.
Por su lado, nuevamente pasó aquel otro extraterrestre al que ella hace un rato había nombrado Jar Jar, rebasándolos.
—No, no. Esto no es bueno.
—Él es quien quiere la Gema.
No tuvieron que decir o hacer nada cuando Jar Jar, como ahora ambos habían decidido llamarlo oficialmente, había decidido enviar un billboard en su dirección. Al ver aquello, el joven lanzó a la chica un par de metros sobre él, dejando que solo lo golpeara a él y la chica gritara mientras estaba en el aire sin alguien sosteniéndola.
—Eso no fue amable, Jar Jar—dijo reincorporándose y atrapando a Maryannick antes de que cayera y continuó acercándose con rapidez.
—Dijiste que no me dejarías caer. Mentiste—de nuevo, pensó.
—No exactamente, ibas hacia arriba porque te lance, no caías—Maryannick quiso reír, a pesar de todo, seguía encontrando fascinante al chico y él no había perdido su encanto en lo absoluto.
—¡Peter! ¡Atrápalo!—gritó cuando vio que Stephen ya no portaba la capa sobre él.
—Bien, pero ahora tendré que soltarte. Agárrate fuerte de mi—la chica hizo caso.
Peter lanzó su telaraña atrapando al hombre antes de que estrellara con el suelo. Parecía que ahora ellos eran quienes llevarían ventaja sobre el otro individuo sin embargo, una luz azul alumbró a Stephen y lo jaló hacia lo que parecía una nave espacial.
Aquella fuerza externa no solo se llevó a Stephen con él, sino, que también a Peter y a Maryannick. Peter trató de sostenerse de una farola que tuvo alcance.
—Peter te puedes hacer daño—dijo Maryannick.
—No se puede ir—dijo con su tono de voz cambiando a uno mostrando el esfuerzo que estaba haciendo.
No se dieron cuenta cuando por culpa de su actual enemigo, la farola se desprendió del suelo haciéndolos subir junto con Strange.
Peter nuevamente tomó a Maryannick de la cintura, esta vez de una manera más sobreprotector y después habló.
—Señor Stark, nos están teletransportando.
—Aguanta, chico—tal vez era que Maryannick estaba realmente pegada a Peter, que logró escuchar la voz de Stark y unos forcejeos por algunos minutos—Wong, te invito a mi boda—dijo por fin.
—¿Y Maryannick?—se escuchó.
—¿Papá?—dijo juntando su mejilla con más fuerza con la del chico.
—Señor Stark, ¿sigue en tierra?
—Si.
—¿Está con Wong y un hombre de cabello negro y ojos azules? Tal vez lleve una bata de médico.
—¿Cómo lo sabes?
—Es padre de Maryannick. Dígale que está bien que está conmigo.
—Descuide, señor. Su hija está a salvo esta con mi buen aprendiz.
—¡No! No con él—le gritó pero Stark ya estaba un par de metros sobre ellos.
—¡Wong! ¿Quién les dijo que podían sacar a Maryannick? ¿Dónde está Stephen?
—No podíamos dejar a la señorita sola, la podríamos en peligro.
—¡Ella está en peligro al estar envuelta con ese niño! ¿Dónde está Stephen?
—Maryannick fue por él. Estaba en peligro.
El anillo metálico seguía subiendo con rapidez. El cuerpo de Stephen había desaparecido dentro de él hace algunos minutos. Por su parte Peter y Maryannick estaban colgando de un costado de la nave.
—Solo debemos subir—dijo Maryannick—. Vamos—se giró a mirarlo, lucia débil—. ¿Peter? ¿Está rodó bien?
—¿Cómo... cómo puedes respirar tan normal?
—Después de lo de Rupert, tuve un par de cambios. Mi corazón dejó de latir y no lo ha vuelto a hacer. Nunca había intentado el perder el oxígeno, pero supongo que... es parte de lo mismo.
—Peter tienes que soltarte—escuchó esta vez solamente él.
—No puedo. Usted quiere al hechicero y Maryannick... debo cuidar a Maryannick—la chica sintió un golpe de culpa—. No puedo respirar—finalmente dijo quitándose la máscara.
Su rostro se veía más maduro de la última vez que lo vio. Había pasado un año al final de todo. Sabía que sus sentimientos por él aún estaban ahí a pesar de todo. El viento lo golpeó, llevando su cabezo hacia atrás.
—Peter...—dijo la joven buscando la forma de acercarse—. La falta de oxígeno...
—Lo sé, el señor Stark dice que me suelte pero no...
—Hazlo—sabía que el señor Stark no dejaría que nada le pasara a su joven aprendiz—. Por favor hazlo.
—Pero tú...
—Estaré bien. No quiero que mueras por falta de oxígeno, por favor.
Sin intercambiar otra palabra, el joven asintió y se soltó dejándose caer al abismo que ahora se veía desde la altura en la que estaban.
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