𔓕 . O21

Estruendos que hacen brincar a cualquiera que lo escuchase, mientras gotas golpean contra el sólido césped del exterior. Llovía como si no hiciese un mañana, clima gélido y nebuloso solo apreciándose en la ventana de esa habitación silenciosa, con el sonido de la feroz lluvia que rebotaba en ella y en las ventanas empapadas.

—Ponle seguro a la puerta, no quiero que entre alguien a  espiar el chisme —ordenó el morado sin despegar su vista de la gran pantalla de la televisión, la luz que esta desprendía apuntando a su semblante cansado; párpados levemente caídos, casi al punto de caerse completamente, no faltando su mejilla descansado en su mano apoyada en uno de los brazos del sofa.

—Entendido vieja —bromeó el rojo quién yacía en el sofa de la habitación, específicamente al lado del anterior individuo. Se levantó con energía y le colocó seguro a la entrada, así evitar alguno que otro chismoso.

La habitación carecía de iluminación, solo hallándose la luz tenue de la televisión; cual llevaba el volumen casi inaudible. Era tarde de hacer absolutamente nada siendo inútiles un delicioso y jugoso Domingo, con la compañía con su mejor amigo rojizo.

Unas masticadas se hicieron presentes; Purple había tomado un puñado de unas palomitas caseras, saladas y exquisitas, como diría él.
El rojo se dirigió a paso rápido devuelta a su lugar en el sofá.

—Despues de tanto tiempo nos vemos...¡Recuerdo la cita que tuvieron hace semanas! ¿Cómo fue? —posó sus dos manos en sus muslos propios con una sonrisa resplandeciente, ansioso de la anécdota.

—Uhm... —pensó mientras aún masticaba, luego tragar en seco—. Bieeen, la película estaba buenísima.

Ni una sola palabra reflejaba una mínima verdad, nisiquiera se molestó en ver el trailer. Estaba ocupado con otra cosa mucho relevante.

—¿Ah sí? ¿De que trató? —alzó una de sus cejas, dando inicio a su ansiado cuestionamiento.

—De los labios de King. —dijo sin despegar su atención de la televisión, formulando sus respuestas automáticamente.

—¡Lo sabía! Se mataron a besos toda la película —exclamó el rojo como si hubiese descubierto la cura de una enfermedad—. Que hornys.

—¿Hornys? —frunció su ceño en molestia y confusión por el malentendido— ¡No hicimos nada más!

—Claro, te creo —se relajó en su puesto, mirándolo con los ojos entrecerrados y una sonrisa elevada; mirada un tanto juzgadora y juguetona a la vez.

—¡Que no hicimos nada más, mierda! —explotó en su asiento, en un intento inútil de explicarse.

—Ajá... —tomó un puñado de las palomitas ajenas— ¡Mira, ya va comenzar! —apuntó la pantalla resplandeciente.

El rojo se distrajo con suma facilidad; la serie que estaban esperando por fin daba su comienzo. Se acomodaron apuntando sus vistas hacia la televisión, sin embargo el rojo no había terminado su cuestionamiento, casi ahogándose en un mar de preguntas, por lo que prosiguió.

—Pero en serio... ¿Cómo asi que no hicieron nada? —ahora entró en un pequeño estado de incredulidad, volviendo su atención hacia el morado— ¿De verdad nunca has pensado...en hacerlo con King?

Pestañeó, como si hacer esa atrevida pregunta fuese lo más normal del mundo.

—...¿No? —coloca su mirada nuevamente en el rojo, haciendo un contacto visual silencioso por unos segundos.

Red pestañeó unas veces seguidas; buscando signos de deshonestidad en las palabras del adverso.

—No te creo —finalmente se dignó a responder, dando lugar a esa clásica mirada juzgadora; que le recordaba sutilmente a King.

—¡Hablo en serio! pero... —escuchar ese “pero” provocó que Red pusiera total atención y oídos, esta vez sin pestañear ni una sola vez. —Me siento más acalorado de lo normal cuando...ya sabes. Y se siente raro... Como una sensación nueva.

Otro silencio inundó la habitación oscura, teniendo de tercer invitado las tenues gotas de la lluvia fría.

—Hmm... —no le despegó la mirada de encima, agarrando el balde de palomitas y tomando un par— Sí... Se te paró en ese momento.

Hablaba con una auténtica normalidad en su semblante y palabras, que incluso llegaba a dar miedo. Las mejillas de Purple casi explotan como un tómate al momento de oírlo.

—¿Qué? ¡No es cierto! ¿Tu qué sabes? Nisiquiera estabas ahí —su rostro explotó y frunció su ceño por la acusación repentina, sintiendo que iba morirse de la vergüenza ahi mismo.

—¿Qué más puede ser? Te excitaste al besarlo. Acéptalo, amigo. —Bufó con esa indiferencia brillante en sus ojos, disfrutando las palomitas de lo más normal mientras observaba al pobre casi desmayarse de la pena.

La conversación tomó un rumbo totalmente inesperado. Desvío su mirada violeta y avergonzada a un costado, evitando encontrarse con los ojos del contrario. De hecho, lo que afirmó anteriormente no era del todo mentira. Nunca había pensando en algo así, igual lo que relataba el rojo era una “reacción natural”, nada de que preocuparse.

No obstante, la llegada de esta conversación sin previo aviso le generó dudas. Ya había pasado mucho tiempo desde la confesión de King y el inicio de su relación. Un mes, siendo exactos. En todo ese lapso de tiempo jamás se le pasó algo así por la cabeza, pero ahora le entró curiosidad, sus ansias de experimentación subiendo como una montaña rusa.

¿Qué se sentiría tener relaciones? Nunca se había puesto a pensarlo detenidamente. En este caso, vendría siendo de una forma diferente, no era una chica y los dos eran hombres...

A pesar de poseer un buen tiempo conviviendo con el naranja, pensar en ese tema en concreto solo hacía sus mejillas colorearse de la vergüenza. No podía imaginarse un escenario así con King... ¿O sí? ...Genial, el rojo le había iniciado una duda existencial.

—Oye, psst. —pasó su palma por los ojos del morado quien se encontraba en un trance hace un buen rato mirando la pared—. Lo estás pensando demasiado, solo bromeaba —sonrió travieso, esa típica sonrisa que desprende vacilo.

Sacudió leve su cabeza reaccionando de manera torpe, colocando su atención al rojo nuevamente.

—Creo que es obvio que ahora tienes dudas sobre eso. Pero en cualquier caso, no te presiones, tu no fuerzas a que eso pase, simplemente...fluye el momento —leyó su mente y habló como si fuese un experto total en el tema, captando toda la atención del morado embobado e inexperto—. No puedes ir y pum, sacarle los pantalones al pobre de King. Hay algo muy importante llamado consentimiento que aplica a los dos. Y por como se ve tu cara nunca hablaste eso con él.

¿Este viejo era brujo? ¿Siquiera este tipo es realmente Red? Estaba hablando cosas muy coherentes como para ser él. Pensamientos impulsivos ahora atacaban su mente, ahora era un “horny” por pensar en ese tipo de cosas? No podía ocultar ese color rojizo que revelaban sus ahora cálidas mejillas del menor que se encontraba enfrente suyo.

—Qué calenturiento —soltó una suave risa y lo acusó con la mirada—. Será mejor que cuando llegues tengas una charla con él si es que la curiosidad te mata. Llevan un buen tiempo...Imposible que ese güey tampoco lo haya pensado. La comunicación es clave.

No podía adivinar, pero era lo más probable. Aunque sea difícil de creer, King no era alguien realmente horny. Conociendo cómo es, es de ese tipo de chicos que al tocarte peligrosamente, se disculpan mil veces enrojecidos. Era tierno si lo veías de esa manera, sin embargo no conocía todos los lados del naranja.

—Ya esta oscureciendo mucho... ¿Te quedarás a pasar la noche? —cambió de tema el rojo.

Las gotas lloviznas cesaron levemente y la tormenta disminuyó, cosa de la que Purple se percató mirando la ventana de reojo, dándole chance de salir.

—Mejor voy a casa, esta vez si le prometí a King que volvería, aparte el suele preocuparse mucho... —rió nerviosamente, reincorporándose del sofá. Sus prendas y cabello se arruinarían pero si corría a toda velocidad quizá la cosa no empeore.

—Bien... Ten cuidado —le sonrió y rodearon sus brazos como despedida. Dejando al morado adentrarse en la lluvia ya leve.

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Desconoce cuánto fue que duró en llegar, pero finalmente se encontraba enfrente de la entrada. Aún permanecía ese ambiente húmedo y nublado, por lo que introdujo las llaves y entró lo más rápido posible, cerrando a esta detrás suyo.

—¡Llegué! —exclamó informando de su presencia.

Dejó sus mojadas alytras en un perchero, y soltó un gélido suspiro. Echó un vistazo a sus alrededores, la casa se encontraba tan silenciosa y oscurecida, le parecía un tanto extraño.

No se dio cuenta en que momento pasó, pero la tormenta había desatado un estruendoso sonido que lo hizo hincarse de su lugar, genial, la lluvia volvió a ponerse un tanto agresiva.

Miró sus prendas; su ropa empapada y una sensación fría que le recorría el cuerpo. Será mejor que se cambie antes de que King le regañe por dos cosas:
Uno, hacer un desastre total; y dos, por supuesto, que adquiera un resfriado y King obviamente se haga cargo por voluntad propia.

Exhaló profundo. Escuchó ruidos provenientes de la sala de estar, lo más probable esque este King ahí haciendo sus cosas típicas de siempre. Debe estar algo distraído ya que no escuchó su llegada.

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La lluvia aún hacía de las suyas, relámpagos y gotas agresivas era lo único que podía captar sus sentidos, acompañado del gélido viento soplando contra las ventanas. Después de un rato hizo su aparición en la sala de estar.

—Q'hubo —saludó el menor, secando sus mechones dislocados con una toalla y tomando asiento en el sofá donde King reposaba.

—¡Purple! —exclamó el naranja y volteó hacía él, dejando su periódico a un lado—. Lo siento, no escuché tu llegada... —se disculpó breve, apartando su mirada a un costado.

—No importa —sonrió suave sin darle la relevancia suficiente. Enrealidad tenía suerte, se hubiese ganado un regaño al llegar por obvias razones. 

—¿No te resfriaste verdad? Déjame verte —se acercó y colocó su mano en la frente y otras partes del rostro contrario, buscando signos de temperatura alta. Para luego acunar sus cachetes viéndolo a los ojos —Uhm... Parece que estas bien —comentó pensativo, apreciando cada fracción del rostro el cuál sostenía.

—Claro que sí, no te preocupes —resopló inicialmente, para luego soltar una leve risilla y tomó una de las manos que aún permanece en sus mejillas, viendo esos anaranjados ojos y sintiendo la calidez de ese tacto. No pudo evitar sonreír en el proceso.

King le devolvió una suave sonrisa, segundos después plantar un beso en los labios del morado; uno dulce y adorable.

Al más bajo le gustó que prosiguió la unión de ambos labios, posando sus manos en el pecho del adverso y acercar más sus cuerpos.

De un momento a otro, el beso pasó de uno lindo y dulce a uno de intensidad elevada. Aún besándose, Purple dio un suave empujón al contrario para sentarse encima de su regazo. King bajó sus manos a la cintura del menor sujetando a esta con cuidado. Una acalorada sensación recorría sus cuerpos conforme el beso transcurría.

Este mismo subió el nivel; colando su lengua en la boca de Purple, iniciando unos leves movimientos con ella. El mencionado se le colorearon las mejillas de un tono carmín por la acción inesperada, dejando escapar un rebelde gemido suave. No tardó en seguirle en juego.

La falta del aire se presentó, y separaron en seco sus labios; revelando sus respiraciones agitadas. Un delgado hilo de saliva revelándose de sus lenguas, lo único que las unía ahora.

Ambos padecían de párpados caídos mirándose a los ojos, exhalando mientras perseguían al aire que les carecía, tratando de recuperarlo. Sin embargo eso fue lo que menos les importó. Unieron nuevamente sus bocas, esta vez más feroces y desesperados. Se sentían tan bien con este tacto íntimo como para parar ahí.

Pero King ya poseía el conocimiento de a dónde conducía un beso tan intensificado como ese. Se detuvo, haciendo contacto visual con el morado, como si le hablara con la mirada.

—Purple... ¿Estás seguro de avanzar? —cuestionó suave, queriendo oír una respuesta sólida de aquel que permanecía encima de él. Decidió ser directo, sin rodeos. A pesar de que Purple no mostró ninguna resistencia de querer parar en ningún momento, no era malo querer reafirmar. Entendería la respuesta, ya fuese negativa o positiva.

¿Qué si estaba preparado? Las palabras de Red rebotaron en su subconsciente por un momento. Las ganas de desear algo íntimo y nuevo volvieron a él. No hizo más vueltas, y sin ningún sonido salir de su cuerda vocal, asintió tímidamente.

El más alto sonrió suave, besando a este de forma repentina y aumentando la fuerza del agarre de su cintura, después, cargó a Purple y este último le enganchó los brazos por el cuello para facilitarle el trabajo. Dándose caricias y besos, el naranja se lo lleva cargando hacía la habitación.


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Soltando risitas cortas y más caricias adorables, el mayor coloca al contrario boca arriba en la cómoda. Este al tocar el colchón sintió como King le empezaba a quitarle uno por uno los botones de su camisa; revelando su pecho descubierto.

Empezaría leve con unas simples “exploraciones”.
Se acercó al desprotegido cuello del menor y le dejó un lindo camino de besos por la zona, haciendo que el morado ría nerviosamente.

Le gustaban los besos ahí, sin embargo le ponían un tanto nervioso al sentir el tacto. King dejó los besos atrás y plantó un chupetón notorio en el lado izquierdo de su cuello. Purple apoyó sus manos con algo de fuerza implicada en los hombros del mayor, y soltó un gemido placentero, generando un escalofrío por todo su cuerpo que desconocía hasta ahora, que extrañamente se sentía bien.

El naranja bajó hacía sus desnudos hombros y su cintura, dejándole marcas de mordidas suaves y notables hematomas por toda la zona. Gozaba de ese sabor que poseía la piel de Purple, sin mencionar los gemidos contenidos y exhalaciones, como este temblaba levemente por la excitación de esas lamidas  recorrer y dientes morder todo su cuerpo.

Después de terminar esa breve exploración, miró al morado; su sonrisa era boba y nerviosa, podía oír la dificultad con la respiraba. Sus párpados estaban a un pelo de caerse. Este mismo llevó sus manos con algo de pereza y lentitud hacía las mejillas de King, quién pestañeó por la acción. Plantó corto beso en sus labios antes de proseguir.

Ropas regadas por el pavimento y la misma cama, mirándose embelesados y deseo presente. Solo tomó un momento colocarse el lubricante mientras observaba un ansioso y nervioso Purple.

—No va doler... ¿cierto? —cuestionó el anterior, solo centrando su vista en la sabana al estar en cuatro contra la cómoda, sin poder ver al más alto.

—Uhm... —pestañeó dos veces y desvió su mirada—. Un poco.

Se acercó, tomándolo de las caderas firmemente.

—Qué quieres decir con un po...

Intervino en su cuestionario y sin previo aviso, penetró con lentitud con el propósito de que el dolor sea disminuido. Aún así, este abrió sus ojos en par y par por la sorpresa, dejando escapar un fuerte gemido, aferrándose de las sabanas con todas sus fuerzas, apachurrando a estas.

Empezó con movimientos leves mientras sostenía al morado por las caderas. Los escalofríos y temblores en el cuerpo menor se hacían más presentes, sintiendo una presión en su estómago.
Al inicio, esos sonidos breves y cortos tenían de autor el dolor, no obstante, se fue desvaneciendo al acostumbrar su entrada, convirtiendo esos gemidos en placenteros.

Los gemidos consecutivos cada vez se hacían más audibles conforme aumentaba la velocidad de sus introducidas, así aumentando la imposibilidad de contenerse a ellos.

Quiso dar un pequeño paseo por la espalda del morado; acercándose a esta y dejando un adorable camino de besos cortos, la melodía de los pájaros siendo los sonidos que Purple desprendía. No era el único quién hacía ruido, King soltaba suspiros y su respiración agitada por el esfuerzo.

Aunque fuese un tanto provocadora la pose en que se mantenía el menor, no le terminaba de agradar, quería verle el rostro. En un movimiento rápido puso a éste boca arriba, así revelando lo ansiado.

Miró detenidamente. El semblante de Purple destilaba simple y genuina excitación, se le notaba de lejos esa sonrisa tonta y boba que le dedicaba, mientras mordía su labio inferior en un intento de contener esos sonidos.
Al por fin tenerlo de frente, rodeó sus brazos por el cuello del naranja, así aumentar la cercanía.
Era cierto que el dolor no se había ido por completo, pero esa mezcla entre este y el placer era simplemente extraordinario.

—¡T...te amo, King! —exclamó acalorado, su voz jadeante y temblorosa.

Verlo de esa manera tan indecorosa solo le incitaba a seguir. Tomó con más fuerza las inquietas caderas, y empezó con la rudeza; dando embestidas como si su vida dependiera de ello, rápidas y veloces, teniendo de objetivo ese punto débil en el interior del menor, yendo más profundo cada vez.

Purple arqueó su espalda, todas estos sentimientos le crecían la constante necesidad de agarrarse de algo, por lo que se aferró al naranja con más fuerza, sentía que iba desvanecerse en cualquier momento. Al igual que los movimientos, los gemidos se hicieron más ruidosos e incontenibles al igual que los chirridos de la cómoda. Esa presión en su estómago aumentó, podía sentir como el naranja divagaba por su interior con suma rapidez, provocando una sensación cálida y única en este mismo conforme experimentaba esas embestidas feroces contra su delicado cuerpo.
No podría explicar lo bien gozoso que se sentía, solo su semblante y sonidos rebeldes hablaban por él.

Era incapaz de mirarle a King directo a los ojos en ese momento, simplemente su vista se nublaba y se torcía en otra dirección.
El presentimiento de que perdería el aliento en cualquier momento aún consistía, su corazón corría todo un maratón; acelerado e inquieto. La habitación totalmente inundada por los gemidos incontrolables que se escapaban del morado.
Su mente se había desvanecido por ese preciso momento, como si bloqueara todos sus sentidos y solo concentrara todo su cuerpo en la sensación placentera y desesperada por más.

King suspirando consecutivamente le robó un beso; ahogando todos esos sonidos que desprendían en él. Las mejillas del morado se encontraban calientes y coloridas, sintiendo que se iban a derretir al igual que el resto de su persona y alma.

Las embestidas cesaron, el morado finalizó con un último gemido al sentir como un líquido cálido se apoderaba de todo su interior. Hubiese admirado ese rostro excitado y aliviado mucho más tiempo, a no ser de que se había tirado al lado del morado suspirando.

... También te amo, Purp.

Ahora solo se oían sus respiraciones jadeantes, ambos exhaustos por el acto. Rodó su mirada hacía al que yacía al costado y no pudo evitar sonreir y dejar un beso en su frente; y como esperaba, Purple ya estaba descansando.

🥧

MI PRIMER NSFW ESTA BIEN?! intenté hacerlo lo mejor que pude...
Espero que al menos les haya gustado :3 (malditos calenturientos)

Broma, no tengo derecho de decirles eso, soy el puto autor

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